A Noelia le gustaba quedarse a dormir en casa de su tía Sara, hermana de su madre, porque sabía que era lesbiana y que las amigas que le presentaba eran en realidad sus amantes. Su tía era diez años menor que su madre, tenía 30 años, y las chicas que llevaba a su casa eran todas jóvenes, muy bonitas, una más sensual que la otra. Noelia no podía evitar reparar en el físico de las "amigas" de su tía, imaginándolas desnudas para luego, si se quedaban a dormir, espiarlas a través de la puerta de su habitación mientras follaban. Las espiaba por unos minutos, luego volvía a su cama a masturbarse pensando en esas mujeres que luego no volvía a ver y de las que no recordaba sus nombres. Un fin de semana, sus padres fueron de viaje a la costa a celebrar su 18 aniversario, la edad de Noelia, y la dejaron a cargo de su tía. Esa tarde, una nueva amiga llegó, y al verla, la atracción que sintió hacia ella fue mucho más fuerte que el simple anhelo de verla desnuda. Se llamaba Adela, no se veía de más de 20, el cabello rojizo y largo hasta la cintura, los ojos verde-gris y su piel de porcelana expuesta por las mínimas prendas que llevaba puestas, una musculosa roja y un short hasta los muslos. Sara las presentó, y Noelia le estrechó la mano, sintiendo la suavidad de su piel. Almorzaron en el comedor, y Noelia se sentó delante de Adela, iniciando un juego de miradas del que su tía pareció percatarse pero no le dio importancia. Estaban descalzas, hacia mucho calor, y le frotó los tobillos por debajo de la mesa, haciendo que se sonrojara. Por la tarde, Adela y su tía salieron, Noelia se quedó sola en la casa, con la imagen del rostro sonrojado de Adela en su mente. Esa chica le gustaba, y se había dado cuenta de que a Adela le pasaba lo mismo. Se tendió en el sofá, miró una película romántica que le sacó un par de lagrimas, y se entretuvo con el ordenador portátil de su tía. Entró a las paginas porno de lesbianas que su tía frecuentaba, y allí vio un video en el que una morena con cara de niña le devoraba el coño a una pelirroja casi idéntica a Adela. Se masturbó viendo ese video, imaginando que ella era la morena que le devoraba el coño a la preciosa pelirroja. Sara y Adela regresaron con bolsas de shopping, una tenía el logo Electra, una marca de lenceria erótica. Noelia supo que esa noche sería una "noche de chicas". Su tía subió a guardar las cosas en su cuarto, y Noelia se alegró de estar a solas con Adela por unos momentos. Se sentaron en el sofá, muy cerca una de la otra, y Adela le contó que iba a la facultad de medicina, que estudiaba para ser enfermera. "Una enfermera sexy", pensó Noelia, y ella le contó un poco de su escuela. En eso, bajó Sara, y Adela puso su mano sobre la rodilla de Noelia, tomando impulso para levantarse, y ese instante casi la hace volver a mojar sus bragas. Las dos prepararon la merienda y se sentaron en el salón, pero esta vez Noelia ocupó un sillón, y su tía se sentó en el sofá pegada a Adela, intercambiando miradas de complicidad. A Noelia le provocaba celos verlas así, nunca antes le había sucedido, y entonces Adela bebió un sorbo de café y la miró a ella guiñándole el ojo. Ahora la sonrojada era Noelia. Por mucho que no quisiera, Noelia las dejó a solas, pero se quedó escondida en el descanso de la escalera, viendo cómo se besaban, anhelando estar en el lugar de su tía para sentir el aliento de Adela y sus labios contra los suyos. Se encerró en su habitación, maldiciendo a su tía y deseando a Adela con toda su alma. Al rato la llamaron desde el salón, bajó apresurada y su tía le pidió que las ayudara a preparar la cena. Las tres en la cocina, prepararon la salsa de tomate para las pastas mientras estas hervían en una olla, y Sara salió apurada a comprar un buen vino, dejándolas solas de nuevo. Noelia se acercó a Adela por la espalda, ella revolvía la salsa que estaba a punto, se inclinó sobre ella, presionando sus pechos contra su espalda y le preguntó al oído: "¿Le falta mucho?", en un susurro. La oyó suspirar, y ella le respondió que solo un poquito. Noelia olfateó su pelo hundiendo su nariz en su melena rojiza. "Me gusta tu perfume", le volvió a decir al oído. La sintió estremecerse y se rió un poco. "Es mi acondicionador", le respondió. "Huele delicioso." Sintió el cuerpo de Adela temblar, apoyó sus manos en sus caderas y le dijo que era preciosa. Adela se giró descuidando la salsa por unos instantes, la miró a los ojos, sus cuerpo casi pegados, sus narices rozándose, y le dijo que era muy bonita. Noelia sintió su respiración acelerada, las manos suaves de Adela en su rostro, se acercó y creyó que la besaría pero en vez de eso le dio un beso profundo en la frente y la abrazó presionándola contra su cuerpo. Noelia se sintió como una niña asustada a salvo con su cabeza contra los pechos de Adela, oyendo los latidos acelerados del corazón, y su pecho que subía y bajaba al ritmo de su entrecortada respiración. Adela le acarició la cabeza, sintió su nariz en sus cabellos, y le dijo: "Tu también hueles bien Noelia". La abrazó con mas fuerza y casi maldice a todos los dioses de todas las religiones cuando oyó el portazo que anunciaba la vuelta de su tía. Se separaron y Adela apagó el fuego y sirvió la salsa en una fuente. Noelia no saludó a su tía cuando esta entró al grito de hola, Sara apoyó un vino tinto en la mesa, se acercó a Adela, y Noelia casi estalla de celos cuando la vio posar su mano en la espalda baja y besarle el cuello. Noelia no estaba de ánimos para probar bocado, se enfurecía cuando veía a su tía tan pegada a Adela y ella respondiendo a sus miradas de complicidad, como si lo que pasó entre ellas hace unos minutos en la cocina le importara un pepino y la mitad de otro. Las pastas se enfriaron, se levantó de la mesa anunciando que se iba a su cuarto, y mientras subía las escaleras, su tía le dijo: "Adela se quedará a dormir conmigo". "Ya lo sé... bruja asquerosa." Esto último lo dijo en voz baja. Cerró la puerta de un portazo, llena de rabia, y se tiró en la cama con la cabeza bajo la almohada y lloró como cuando era niña y se enojaba con sus padres. Las oyó subir las escaleras y cerrar la puerta. Paró de llorar, y a los pocos minutos escuchó gemidos, pero esta vez no quiso salir a espiar. Se puso panza arriba, secando sus lágrimas, cerró los ojos, se imaginó a Adela como la pelirroja del video porno, manoseó sus pechos imaginando que eran las suaves manos de Adela, deslizó sus manos por su abdomen, metió su mano bajo las bragas, y se masturbó fantaseando que era Adela quien la autosatisfacía. Se corrió dos veces antes de quedarse dormida con su mano aún bajo sus bragas. El ruido del motor de un coche arrancando la despertó, pero continuó tendida en la cama. A los pocos minutos, su puerta se abrió lentamente, y unos mechones rojizos se asomaron. "¿Adela?", "Si, soy yo, ¿estás despierta?", "Sí, claro", respondió con alegría, incorporándose y sentándose contra el respaldo de la cama. Adela ingresó a su habitación cerrando la puerta tras de sí, al verla, a Noelia casi se le caen los ojos. Llevaba una blusa roja y unas bragas del mismo color haciendo juego con su melena rojiza. "Buenos días, ¿pudiste dormir bien?", pregunto Adela. "Ajá...", respondió Noelia recorriendo el bello físico de Adela con sus ojos, como hipnotizada. "No nos habrás... oído...a tu tía y a mí esta noche...". "Lamentablemente... sí.". Noelia puso cara seria, y Adela la miró como a una cachorrita herida. "Ay, lo lamento, debes estar enfada conmigo". Adela se sentó al borde de su cama, contra sus pies. "No, descuida, no estoy enfadada". "Ah, pues menos mal". Adela dio un respingo como quien se quita la culpa de encima. "Porque anoche, en la cena parecías odiarme Noelia". "No a tí, a mi tía". "¿La odias?". "No... simplemente la envidio". "¿Por qué?". "Porque ella pudo follarte anoche". Adela la miró sorprendida y enternecida por su confesión, extendió su brazo cogiéndola de la mano. Noelia estaba a punto de brincar de contenta. "Eres una sobrina muy pervertida", le dijo Adela con una sonrisa picarona. "Gracias a Dios que no soy tu sobrina". Adela se rió, se inclinó sobre ella y le acarició el rostro. La miró con los ojos encendidos, y Noelia se sintió hipnotizada por ellos de nuevo. "Pues... se ha ido... tu tía digo... papeleo, ya sabes, esas cosas demoran mucho". "Ajá...". Se acercaron peligrosamente, estrechando sus narices, y Noelia suspiró al sentir el roce de sus labios. "Adela...", gimió con voz ronca. "¿Sí, Noelia?". "Quiero que me folles". "Y... ¿a qué estamos esperando?...". Y sin más que decirse, Adela se abalanzó sobre Noelia, y le besó los labios, metiendo su lengua en su boca, y Noelia la abrazó con fuerza, quedando bajo su dominio, con su cuerpo encima suyo apenas aplastándola, su lengua bailando en su boca y sus manos acariciándole el cabello rojizo, la nuca, la espalda bajo la blusa, sus nalgas firmes y sus largas piernas. Separaban apenas sus labios para suspirar y decirse lo mucho que se deseaban. La lívido se había encendido entre ellas. Adela manoseó sus pechos por encima de su blusa, luego metió sus manos bajo la prenda de Noelia, manoseando sus pechos hasta dejarlos duros y sus pezones erectos. Le subió la blusa y Noelia terminó por quitársela. Adela manoseó un poco sus pechos y se los lamió dulcemente, chupando los pezones duritos con sus labios, ejerciendo un poco de presión, haciéndola emitir sus primeros gemidos de placer que no era producto de una masturbación. Volvió a besarla suavemente con su lengua, mordiendo su labio inferior sin lastimarla. Se puso de rodillas ante ella y se quito la blusa roja, liberando sus pechos que ya tenían los pezones rosados erectos. Noelia le chupó los pezones acariciándolos con sus manos, sintiendo las caricias de Adela en su cabeza y espalda, mirándola a los ojos mientras saboreaba esos botoncitos rosados. Se volvieron a besar, arrodilladas y abrazadas, frotando sus pezones y recorriendo mutuamente la espalda de la otra con sus manos. Adela besó el cuello de Noelia, recorriéndolo con sus labios y lengua, acariciando su culito y metiendo su mano bajo la tela de sus bragas. Se las comenzó a quitar, y Noelia se tendió en la cama para facilitarle la tarea. Adela separó sus piernas con delicadeza, clavando su mirada verde-gris en su coño perfectamente depilado, húmedo y latente. Se recostó panza abajo con su cabeza ante las piernas de Noelia, quien gimió al sentir su tibio aliento en su rajita. Adela separó sus labios vaginales con sus dedos en V, y con el dedo gordo de la otra mano le refregó el clítoris que empezaba a inflamarse, suavecito, con movimiento circulares, y Noelia hizo fuerzas para no correrse tan rápido. "Adela... por favor...". "Ya, mi vida, no tienes porqué rogarme nada...". Adela le dio lengüetazos a su inflamado clítoris, y Noelia la observó cómo lo hacía gimiendo como una gatita. Adela pasó a chupar su botoncito con sus labios, metió dos dedos en el interior de la lubricada vagina de Noelia, quien al sentirlos extravió sus ojos y los cerró con la cabeza hacia atrás, entregándose por completo, sacudiendo sus caderas, con una mano en el pecho sintiendo su corazón a punto de estallar. Adela la penetraba despacio, aumentando un poco el ritmo, rotando los dedos, curvándolos, sin dejar de tratar el clítoris, prisionero de su lengua. Las piernas de Noelia se tensaron ante la llegada del inminente orgasmo, y Adela retiró sus dedos para saborear sus juguitos cuando terminó. Volvió a besarla con el sabor ajeno en su boca, hundiendo su lengua en su garganta. Noelia se apartó de sus labios y le dijo. "Ahora me toca a mí". Adela se tendió del lado opuesto de la cama, con su melena rojiza rozando el suelo. Levantó las caderas para facilitarle a Noelia que la liberara de sus bragas. Ella se le puso encima, con sus piernas entre las suyas, y la besó con locura. Debajo suyo, Adela comenzó a sacudir sus caderas, haciendo que sus coños se frotaran, y Noelia se incorporó, sosteniéndose de su rodilla, tijereando por primera vez. Tantas veces lo había visto a su tía hacerlo con otras jovencitas, que jamás se esperó que fuera tan maravilloso. Los labios vaginales parecían besarse, los clítoris se refregaban, los jugos de placer fluían del interior de sus vaginas, mezclándose en la salida. Los jugos de Noelia penetraban en el interior de Adela, y ella gemía mas fuerte. Se corrieron juntas, alcanzando el climax. Se volvieron a besar, mas intenso y profundo. Adela le pidió que se arrodillara sobre su rostro, y Noelia así lo hizo. Cabalgó sobre una lengua mortal que penetró en su vagina sacudiéndose dentro, haciéndola correrse de nuevo, con las manos de Adela presionando sus nalgas. Se retiró de encima poniéndose a un costado, y Adela se giró poniéndose panza abajo con su culo al aire. Noelia peinó su cabello a un costado, le besó la nuca y los hombros, lamió su espalda hasta llegar a sus nalgas, se las besó acariciándolas, Adela separó sus piernas exponiendo su rajita, y Noelia se la lamió hundiendo su cara en su culo, sobando también su ano, y luego pasando a penetrar su rajita con dos deditos, a ritmo un poquito veloz, oyendo los gemidos y jadeos de una Adela que ardía. Se terminó de correr, y Noelia retiró sus dedos, Adela volvió a estar panza arriba y la recibió entre sus brazos, contra su cuerpo, besándola con locura. "Eres fantástica, Noelia", le dijo mientras gemia rozando sus labios. "¿Soy mejor que mi tía?". "No te llegaría ni a los talones". Se rieron besándose por enésima vez. Pasaron un rato largo en la habitación, abrazadas, besándose, acariciándose... Hasta que oyeron el motor de un coche. Se despegaron de la cama de un salto, Adela cogió sus prendas y salió volando al cuarto de Sara, y Noelia se quedó en el suyo vistiéndose con acelerada torpeza. Bajaron al salón, donde Sara se tiró en el sofá como un boxeador vencido. Adela le trajo un vaso de agua, y la tía Sara se comenzó a quejar de que la fila era interminable, que la atendieron para la mierda y demás, mientras Adela y Noelia intercambiaban miradas de complicidad conteniendo la risa. "Y ustedes... ¿qué hicieron?". "Nada tía...". "Yo salí a pasear un poco, y Noelia se quedó aquí por si volvías antes", mintió Adela con gran profesionalidad. "Bueno, ¿y qué almorzaron?". "¿Almorzar?". "Son las tres y media, no me digan que no han comido nada". "Es que...". "No teníamos hambre". Volvió a mentir Adela. "Sí, claro...", exclamó Sara mirándolas con cara de a mí no me engañan. "Ok... yo me iré a descansar un poco a la habitación, Adela, si quieres te puedes ir.". "Está bien". "Y tú, Noelia... te quedas", le dijo guiñándole un ojo. "De acuerdo, tía". Después de que subió las escaleras y oyeron el portazo, Adela y Noelia se desternillaron de risa en el sofá. Se quedaron abrazadas, besándose, hasta que Adela le dijo que ya debía irse. Pero antes de irse, le dejó su número de móvil. Noelia se mantuvo en contacto con Adela, arreglaron volver a verse en el departamento que ella alquilaba en el centro, y ese fin de semana hicieron de todo menos salir a pasear. Siguen viéndose, caminan por la calle tomadas de la mano, no se percibe la diferencia de edad entre ellas, pero eso poco y nada les importa. Se aman, eso sí que importa.