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De Ronda Por Los Clubes De Striptease En Medellín

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Artículo por: El Gurú del Porno / Exclusivo para GuiaCerezaelguruxxx@hotmail.comFotos: Sitios de striptease de MedellínGuiaCereza.com Derechos Reservados - 2008rayyas.jpg

Cuando cumplí 18 años y fui reconocido como un ciudadano mayor de edad por la sociedad, como un hombre hecho y derecho, lo primero que hice al recibir mi contraseña fue lo mismo que hacen muchos hombres para celebrar su entrada en “el mundo de los adultos”: me fui para un bar de striptease con mis amigos.

Ya pasaron algunos años desde que visité mi primer club, y recordando esas experiencias, decidí revisitar los sitios de striptease, con la intención de mirar, experimentar cosas nuevas y también para ver cómo ha cambiado el negocio en estos tiempos. Hace poco vi una publicidad de un sitio en Itagüí cuyo lema decía: “Un nuevo concepto en erotismo”; sonaba prometedor, entonces decidí empezar por ahí.Acompañado de dos amigas y un amigo, llegamos al sitio con el nuevo concepto en erotismo, a media cuadra del parque de Itagüí, cerca de algunos rumbiaderos, cantinas y bares. La entrada es discreta, y desde la fachada se entendía perfectamente la promesa de las mujeres sin ropa, que esperaban adentro.Bajamos por una rampa hacia un sótano. Nos recibieron los cascos, las chaquetas y demás pertenencias y abrieron la puerta para que pudiéramos ingresar. El sitio era muy grande, con varias barras pero… nos sorprendió descubrir que no había público. Estábamos perdidos entre todas las mesas vacías, hasta que finalmente decidimos ubicarnos en una de las barras del lado derecho, porque vimos a algunas mujeres forradas en diminutos vestidos, acostadas en la barra y conversando con los pocos clientes que habían. La noche prometía, pero los ánimos fueron decayendo… ningún mesero, ninguna chica se acercaba a nuestra mesa, nadie nos preguntó qué queríamos tomar, parecíamos invisibles y a pesar de que no había mucha gente, las mujeres de la ropa diminuta, sólo hablaban con los pocos clientes que habían en la barra.Finalmente, alguien se dio cuenta de que estábamos ahí sentados y se acercó.  Pedimos media botella de ron y nos dedicamos a observar el ambiente. ¡A observar lo poco que había para ver! A pesar de ser un bar de striptease, nunca vimos ni una teta, en ningún momento, y eso que el topless lo anuncian desde la entrada… de pronto todavía no entendíamos este “nuevo concepto en erotismo”.Aquí, las niñas no hacen shows de striptease regulares, cada media hora, como en el resto de los bares; ellas atienden a los clientes acostadas en la barra, mientras ellos se toman el licor. Si un cliente quiere que alguna de las chicas baile, hay que pagarle $20.000 para que ella haga su show y muestre las tetas en algún momento. También está la opción de un show privado, en una zona reservada, y hay que pagar $30.000.Nos aburrimos en ese sitio. Entramos a las 11:30 p.m. y a medianoche ya nos queríamos ir.  Aparte de todo, al lado de una nena acostada en la barra atendiendo a un cliente, estaba sentada… ¡la señora del servicio! Con su delantal bien puesto, estaba sentada en la barra al lado de los clientes (todo un nuevo concepto en erotismo definitivamente). Y cuando nos íbamos, la misma señora estaba sentada y dormida en el sofá… tal vez estaba muy cansada, pero que busque otro sitio donde los clientes no la vean.

rayyas.jpgstripguru1.jpg"Maracaibo bar. Elegancia y estilo".rayyas.jpg

Desilusionados, nos quedamos con ganas de ver un buen show de striptease, así que nos devolvimos a Medellín, a visitar aquellos sitios de los que toda la vida hemos escuchado hablar, aquellos con los personajes parados en las puertas de los establecimientos aplaudiendo y gritando: “Sí hay show, sí hay show; sólo peluche, sólo peluche”. A pesar del temor de nuestras dos amigas, resultamos en el corazón del Centro: Maracaibo con Palacé, que es donde más abundan estos sitios. Sin pensarlo dos veces, ya estábamos en la puerta del legendario  “Las Gatas Disco Club”, al cual nunca habíamos entrado… pero hoy era el día. Todos los sitios de striptease son similares, y al parecer contrataron al mismo decorador de interiores: la luz de neón violeta en todo el lugar es infaltable, así como las bolas de espejos colgadas del techo. Tampoco falta la semi-pasarela en el centro del lugar con todas las sillas y mesas alrededor, y las pantallas gigantes transmitiendo algún canal para adultos o simplemente deportes.  En las mesas, grupos de hombres tomando cerveza y disfrutando del show, o a alguna joven con un señor de la tercera edad haciéndole gastar su pensión.Nos sentamos en una mesa al lado de la tarima, aunque lo pensé dos veces para sentarme tan cerca, todavía recuerdo el día en el que una de las niñas me dio un rodillazo en la cabeza mientras bailaba. Pedimos cerveza y nos sentamos a esperar la próxima niña que nos iba a deleitar con el baile.  El DJ anunció la salida de Verónica, según él, la mejor de la noche.  Luego nos dimos cuenta que decía lo mismo para todas, y que todas eran las mejores para él.Las strippers bailan dos canciones, la primera siempre es muy alegre, lo cual les da la oportunidad de contonearse y brincar un poco para todo el público. La segunda canción no falla… es lo que se conoce allá como una “balada americana”, con la cual desaparece la ropa y provocan a los hombres acostándose en la tarima con movimientos sensuales y hasta metiéndose algún dedo.

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Así se va la noche, una por una van saliendo, unas mejores que otras, pero todas con la misma cara de desconsuelo, de pereza, de no querer estar allí.  En este sitio no vimos ni la primera que tuviera cara de satisfacción ni de que le gustara el trabajo.  La mayoría no tienen sueldo, y viven de la propina voluntaria que los clientes les dan (la verdad, yo sólo le di propina a dos de ellas y sólo de a mil pesos). Pero mucha gente no les da nada, o sólo les dan monedas. En realidad es vergonzante ese momento, en el que se bajan de la tarima, aún desnudas, se ponen la ropita interior y pasan de mesa en mesa estirando la mano y preguntando “si les desean colaborar”. Mata-pasiones total. Así transcurrió el resto de la noche, no pasó nada emocionante ni tampoco vimos una mujer que nos llamara demasiado la atención, aunque como en todas partes, habían nenas rescatables y bonitas.

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stripguru2.jpgLa fila afuera del disco - club Las Gatas, es para tomar el bus hacia el barrio Caicedo.rayyas.jpg

Después de esta experiencia, decidí que iba a visitar todos los sitios posibles para confirmar si en todos se ve lo mismo. Llamé a un amigo y nos fuimos para el bar Las Américas, ubicado en Maracaibo (Centro). Fuimos un jueves en la noche, entramos y no había mucha gente. Nos sentamos en una mesa y pedimos dos cervezas. Una nena bailaba en ese momento, mi amigo fue al baño y una de las mujeres que trabajan allí se sentó en mi mesa y empezó a conversarme. Me dijo que quería una cerveza, que si la podía invitar y le dije que sí. Pidió una Clarita (ellas ganan una pequeña comisión por cada Clarita que se tomen o hagan gastar al cliente), hablamos un poco de lo que se hacía allí, pero no quise hablar mucho con ella porque mi amigo estaba esperando para sentarse y la verdad, yo fui a ver un show de striptease y no de consejero social y tampoco me interesaba entablar ninguna conversación en ese momento con alguien que sólo quería tomar de mi cuenta. Ella entendió el mensaje y se fue a buscar a otro que le gastara una Clarita.En este sitio todas las mujeres tenían un estilo similar, no son unas triple mamacitas, pero tampoco estaban mal. A Carlos, mi amigo, le gustó una morena delgada, así que cuando pasó pidiendo la colaboración le dio plata y le preguntó que cómo se llamaba y que si se la podía robar de allí.  Ella le dijo que iba a hacer algo y que volvía, cuando volvió le dijo que valía $25.000 mas la pieza, que si quería pues que de una.  Carlos me dijo que si le prestaba $10.000 pesos para irse a comer a la vieja que estaba muy arrecho y quería con ella, y pues en ese momento pudo más mi espíritu voyerista que de buen amigo, y le dije que se los prestaba, pero con la condición de que me llevaran con ellos al cuarto y  me dejaban observar todo el sexo que iban a tener.  Él lo consulto con ella y aceptó, pero le sumó $10.000 pesos más.Accedimos, salimos del sitio y nos fuimos a buscar una residencia de esas baratas que hay por el Centro. Entramos a una que valía $12.000, cerca a Palacé. Entramos en la alcoba de 3 x4 y levanté un rollo de papel higiénico que había en una silla y me senté a disfrutar de un show que al menos prometía ser más entretenido que un striptease. En la cama, ellos comenzaron a manosearse (nada de besos) y de ahí en adelante… la verdad es que ese fue uno de los peores polvos que he visto en mi vida. A ella se le notaba por encima que no veía la hora de terminar, para volver al bar a seguirse ganando unos pesitos, y él tampoco hacía mucho de su parte, al menos para hacerla sentir bien.La experiencia fue excitante, sí, pero nada del otro mundo: una mamada común y corriente, después él le besó los senos mientras le metía los dedos por la vagina y se los metía a la boca a ella; se terminaron de desnudar y tuvieron unos cuantos minutos de penetración, acompañados por un gemido largo y poco excitante de eyaculación precoz de mi amigo. Ella se vistió, cobró su dinero y desapareció. Quedamos iniciados, y volvimos al bar a seguir viendo los shows. Me encanta ver mujeres desnudas, con sus vaginas rasuradas y mirada provocadora, y tener esa fantasía, que es imposible, de encontrarse en estos sitios a una mujer que disfrute lo que hace, una mujer caliente, que baile por placer, exhibicionista, que les guste que la vean tocarse, acariciarse, que excite a los clientes, quienes luego la recompensarán con una buena propina.

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Es innegable que en estos sitios, a veces te sientes importante cuando ellas te miran fijamente, cuando se interesan en ti. Sí, todo es un negocio, pero aún así… la excitación se siente. Ese día no tuve sexo con ninguna, pero todas esas imágenes vinieron a mi mente, y cuando llegué a mi casa me masturbé. Por lo general así lo hago, voy y veo todos los shows, y aunque esté muy excitado, no soy capaz de tener sexo con aquellas mujeres, por eso después de salir de allí me voy a mi casa  y me masturbo, como lo hacen la mayoría de los hombres que van.  En mis “salidas de campo” para escribir esta nota, me di cuenta de que están asistiendo muchos hombres jóvenes, da gusto ver que no son lugares sólo para viejos y más gusto aún me da ver parejas… es delicioso que la esposa o la novia acompañe a su pareja a ver otras mujeres, una experiencia rica para los dos.

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stripguru3.jpgPanadería a la izquierda, accesorios para celulares a la derecha. En el centro, el bardo urbano con su canto para motivar a las tropas: "sólo peluche, sí hay show".

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Sensaciones encontradas. Estos sitios, desde la entrada, siempre huelen a sexo, a licor, a pecado, a lujuria, a mujeres necesitadas y a historias tristes de madres solteras y cabezas de hogar. Todas estas mujeres tienen una historia interesante para contar, casi todas tienen familias qué mantener. Algunas ya contaron en la casa a lo que se dedican y otras todavía tienen a la mamá con el cuento de que trabajan en el turno nocturno de un banco o en una licorera. Y aunque se supone que no son prostitutas, la necesidad a veces las lleva a acostarse con cualquiera por algunos pesos. En estos lugares del Centro, sobran mujeres para bailar, cada 5 minutos hay un show distinto, a veces shows lésbicos y sexo en vivo, pero siempre, el perfil de las mujeres es muy similar: por lo general lo que les falta en tetas, lo tienen en barriga, aunque a veces se ven algunas rescatables. Por mi trabajo, conozco varias mujeres que lo hacen, todas por necesidad, ninguna por placer.Dependiendo del sitio, mejora la calidad física del personal y sube el costo promedio de la rumba. Así como en algunos del Centro puedes entrar y tomarte una cerveza por $2.000 pesos y una jarra de cerveza por $6.000, hay otros que por esa plata no te muestran ni una teta, como el que queda cerca a San Diego, que a pesar que no hay que pagar cover, exigen el consumo mínimo de media botella de licor por cada dos personas sentadas en una mesa. En el club que queda detrás de Almacentro, el licor también es un poco más costoso, y casi todas las bailarinas están operadas y tienen muy buenos cuerpos, en la puerta se ven parqueados carros de lujo, y el asunto es a otro nivel.Y hay sitios muy interesantes y al alcance de cualquier bolsillo, como la Torre VIP, al frente del Estadio cerca al Obelisco. Me pareció un sitio económico, con una decoración sobresaliente y unos espacios físicos de lujo que se salen de todos los esquemas de los demás. Es un sitio estilo Las Vegas, allí primero funcionaba una discoteca gay, la infraestructura es muy bonita y el licor no es caro aunque fallan un poco con la iluminación, ¡no se ve mucho! Igual es rico ir allá, aunque a mí siempre me han gustado las cosas más underground, más prohibidas, más calientes, donde en verdad se sienta el pecado.Hace mucho tiempo, cuando trabajaba en el Centro, el plan de los viernes con todos los compañeros de oficina, era salir de trabajar y relajarnos tomándonos una cerveza en los bares de striptease de la zona. Íbamos a un sitio, que no sé si todavía existe, en el Palo, una cuadra arriba del Éxito de San Antonio, que se llamaba Panorama.  Este sitio tenía la particularidad de tener un hotel  en el segundo piso, no cobraban cover y las cervezas eran baratas. Todo era igual a como es ahora: desgano para quitarse la ropa, “música americana”, pasos de baile repetidos… pero este sitio tenía algo especial. 

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Cada cierto tiempo, y no todos los días, rifaban a una de las niñas que hacían show, entre los que se le midieran del público. El ganador podía subir y tener sexo con ella en la tarima, frente a todos. Fue así como vi pasar uno tras otro, los futuros fracasos de actores porno. A los hombres les sigue dando pánico escénico tener sexo en público, muy pocos lo lograban. Y las bailarinas, desnudas y en la tarima, tenían la costumbre  de acercarle la vagina al cliente en la cara y a más de una le tocó que algún cliente sacara la lengua y la lamiera en algún momento, (yo personalmente no le lamería la vagina a cualquier desconocida, cada quien con sus gustos). Y el personaje infaltable: el señor de edad avanzada, tocón y morboso, que aparte que no les da ni un peso, las quiere manosear a todas. Nada ha cambiado en estos años. Estos sitios tienen muy clara la fórmula del éxito: licor barato, mujeres desnudas, música y hombres con ganas de ver y comer. Muchos sitios ya tienen su hotel al lado, como Sonorama en la avenida Primero de Mayo, abajo del Coltejer, o en Bolívar cerca de la sala de cine XXX Villanueva, donde los clientes se pueden echar un polvo ocasional muy barato con una de las nenas del bar.  Antes me excitaban sobremanera estos lugares, ver a las mujeres bailando, desnudándose, luego metiéndose el dedo, provocando a los clientes, y ver a una cantidad de hombres con ganas de sexo y ellas con ganas de plata, era un ambiente de verdad muy excitante para mi edad en ese entonces, pero ahora, ya me excitan otras cosas, creo que en ese sentido he cambiado… no es que ya no me excite ver a una mujer bailando, sino que como alguna vez lo dije, nunca me ha gustado pagar por sexo.A las mujeres que trabajan allí, me les quito el sombrero, de verdad es que son muy verracas, pero si algún día tienen la oportunidad de cambiar de profesión, háganlo.  Mientras tanto, no hagan esas caras de aburridas cuando están bailando.

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