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Para comprobar las maravillas que nos hablaban del nuevo masturbador Hora Feliz, contamos con la ayuda del Gurú del Porno, quien se atrevió a usarlo y a escribir sobre su experiencia en GuíaCereza.
Por: El Gurú del Pornoelguruxxx@hotmail.comDefinitivamente una de las mejores pajas que me he hecho en la vida. Esta va para el álbum. No es un secreto que me masturbo desde que tenía unos 11 años, son prácticamente tres lustros y no se me acaban las ganas, ni se me acabarán. Eso sí: cuando pensé que en cuestión de masturbación me las sabía todas, después incluso de crear el Club de la Masturbación, la semana pasada conocí algo que me dejó frío. Con el avance de la tecnología, a una fábrica de juguetes sexuales se le ocurrió inventar un aparato masturbador para hombres, que fue muy popular en su momento, llamado el “Fleshlight”. Con el tiempo, la tecnología se perfeccionó y llegaron a una revolución, a un punto sin retorno llamado “Happy Hour” u Hora Feliz. Muchos se preguntarán para qué sirve o en qué puede ayudar, pues para que un hombre pueda masturbarse sólo necesita la mano, un poco de imaginación y mucho entusiasmo para tener un relajante momento de intimidad solitaria. Pues bien, eso mismo pensé yo cuando me invitaron a probarlo para que escribiera mis comentarios. Al principio, la idea me pareció un poco rara “yo para qué necesito un aparato si llevo tanto tiempo disfrutándolo al natural”… pero nunca le he dicho que no a algo que me parezca sexualmente nuevo y atractivo.
El mismo día que me entregaron el masturbador para reseñarlo, fui a visitar a mi madre (no tenía nada que ver una cosa con la otra), me lo llevé para allá y nadie supo qué era ni para qué servía. Parece cualquier cosa, excepto un aparato sexual. Mis hermanas trataron de adivinar para qué servía y sus suposiciones iban desde un tarro para llevar agua al gimnasio (al cual hace mucho tiempo no voy) hasta un frasco de vitaminas o pastillas para adelgazar, eso es un punto a favor de un juguete sexual, que pueda ser visible a todos sin ser descubierto.
E.M.A.: lo más cercano a tener una novia automática en la casa
Manos a la obraDespués de hacer todas las diligencias de la tarde y de trabajar toda la noche, contaba los minutos que faltaban para llegar a mi apartamento y estrenar juguete nuevo, que desde ese momento tendría un lugar especial en mi colección personal de juguetes. Llegué, me quité la ropa y me puse cómodo. Por lo general cuando voy a tener este tiempo de intimidad personal, no necesito ver porno, tan sólo utilizo la imaginación, quizás algunos recuerdos de buenos polvos que haya echado, algunas de fantasías que quisiera cumplir y ya está listo, duro como un tren y listo para entrar en acción, así que destapé el tarro (así lo bauticé), lo abrí y leí muy bien las instrucciones en inglés, que aunque no lo hablo ni lo escribo me gusta jugar a adivinar qué dice. Cuando abres el tarrito, descubres que tiene un frasquito con lubricante, pero como a mí nadie me explicó, pues se fue al fondo y casi que no lo saco. Superado el percance, ya el resto es sentido común: destapar el lubricante, untarlo en el pene y en la entrada del juguete y listo, manos a la obra.
Después de estar bien lubricado, lo que sigue es disfrutar de esta sensación tan placentera… meterlo allí en el juguete, me perdonan el francés, es una chimba. Esto en el interior tiene unas grietas y unas estrías de látex que estimulan demasiado, es una sensación que no se puede describir con palabras. Sé que los hombres que están leyendo esto me entienden perfectamente, es como si lo estuvieras metiendo en una vagina o culo, apretado y estimulante, con sobresaltos que obviamente ninguna anatomía humana posee y por eso es que el placer es único. El pene se siente un poco más grande, hay que probarlo y sentir de lo que nos habíamos perdido por masturbarnos sólo con la mano, cuando la variedad le da tanto sabor a la vida. La verdad no quería eyacular pronto, pero este juguete de algún modo multiplicó el placer de masturbarme por 100 y fue inevitable terminar antes de lo que tenía previsto.
Mientras lo usaba, recordaba aquellas noches de masturbación grupal que realizaba en mi casa… qué bueno hubiera sido tener este juguete en ese momento, cuando todo un grupo de personas nos desnudábamos para ver porno y nos masturbábamos observándonos unos a otros, comiéndose a los demás solo con la mirada, sentir toda la excitación colectiva de un grupo de personas reunidas con el mismo fin, ver y ser visto. No hay mejor exhibicionista que un buen voyerista y no hay mejor placer que el generar placer.
Con estas líneas no pretendo quedar como el pajizo de los pajizos (en realidad no importa), pero siempre me ha gustado hablar con la verdad y directo sobre los temas sexuales que me interesan y este en verdad me apasiona.
Una época diferente
Es increíble que aun en estos tiempos mucha gente se refiera a la masturbación como algo de la adolescencia o como una práctica poco ortodoxa o de la cual sentirse avergonzado, esto de dientes para adentro porque basta sólo con mirar las salas de chat de cualquier parte para verlos a todos y todas masturbándose por cámara para el deleite de los demás usuarios y es que con el avance de la tecnología la masturbación se ha vuelto un show erótico gratuito para todos (en el fondo queremos agradar a los demás y queremos ser admirados ya sea por el tamaño de la verga o las tetas). Claro que yo me sigo guiando por lo más simple, por la masturbación en persona o en grupo pero en vivo y en directo, con los demás al lado, sigo siendo fan numero uno de la masturbación grupal.
Menos mal que ya pasamos la época en la que nos decían que la masturbación era pecado y quedó muy atrás. Recuerdo que nos iban a salir pelos en la mano, o que nos íbamos a quedar ciegos e impotentes. Gracias a Dios superamos estas creencias y las nuevas generaciones no van a crecer con ese estigma tan pendejo que nos hicieron creer a nosotros. Esto lo noto en el creciente número de personas asistentes a las reuniones de masturbación, es allí donde puedo ver que masturbarse es una necesidad casi universal de cada cuerpo humano y que no tiene nada de malo y que si se hace en compañía, pues es muchísimo mejor.
Según los comentarios que me hacen y por lo que percibo, este espacio se ha convertido en el preferido de las personas que nos gusta que nos vean masturbándonos y también obviamente ver masturbar al prójimo. El club de Masturbación para los que no han leído algo o no saben aún que es, consiste en un grupo de personas desnudas viendo porno y masturbándose, juntos pero no revueltos. Un espacio para el exhibicionismo y el voyerismo, un espacio donde no importa qué cantidad de gente venga, ni tampoco importa si vienen mujeres o no, si vienen parejas o no… la idea es la misma y es simple: masturbarse delante de los demás, independiente de quiénes sean, aunque obviamente a veces pasan cosas que llegan más allá de una simple masturbación y es que obviamente en un momento de esos la cabeza piensa en mil cosas al tiempo y el cuerpo no se detiene ante tanta excitación.
Decidí sacar el tarrito en una de las reuniones del club. Aún recuerdo la cara de asombro y curiosidad de los asistentes… este día apenas empezábamos de nuevo con el club y sólo vinieron hombres, pero como lo dije antes la idea es pasar un buen rato y masturbarse; así que saqué mi juguete nuevo y me empecé a masturbar con él… no sé todavía qué causaba mas curiosidad, si mi cara de placer preorgásmico al utilizarlo, o ese tarro en el que todos veían que introducía mi pene. El placer que se siente es instantáneo, sentí como introduciéndolo en una suerte de hoyo de placer sin límites, como dentro de una vagina biónica, era tanta mi cara de satisfacción que todos querían probar aquel aparato y por supuesto como yo no soy egoísta, en un acto desinteresado de compañerismo se lo presté a los 5 integrantes que habíamos para que cada uno pudiera disfrutar al menos por un momento de ese placer tan inmenso (otra de las ventajas del aparato, es que se lava súper fácil). Sé que algunos dirán que es antihigiénico y lo que quieran, pero así son los momentos de calentura, pocas veces se piensa lo que se hace y así se pasa mejor, lo único que puedo decir de este primer día es eso, que todos lo utilizamos y que gracias a eso la masturbación fue más placentera para todos… un grupo de hombres que sin importar que no hubieran mujeres, cumplimos con el objetivo del club: masturbarnos en compañía.