Guía Cereza
Publicado hace 15 años Categoría: Artículos GuiaCereza 4K Vistas
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Al verme en gabán y tacones y a la luz de unas cuantas velas, el me preguntó cual era el motivo de tan romántica velada… solo sonreí y le dije que no siempre hay un motivo para disfrutar de algo romántico.

Pero mi plan no era algo romántico, era diferente.

Lo llevé hacia mi habitación y antes de que pudiera mencionar palabra alguna lo tiré en la cama y saqué las esposas, las cuales estaban escondidas bajo la almohada. El alcanzó a palpar con su mano por debajo del gabán, dándose cuenta que no llevaba casi nada puesto, su cara de sorpresa y satisfacción me encendió aun más.

Lo esposé a la cama con un movimiento brusco y le dije que ahora era mi esclavo y estaba a mi merced.

-“Sé un niño bueno y disfrutarás al máximo”, le susurré al oído. Desabroché el jean y lo bajé lentamente... Tomé su miembro en mis manos y empecé a pasar mi lengua, saboreando, sin afanes; quería que se excitara. Tomé unas cuerdas delgadas y amarré sus pies a los otros extremos de la cama. Empecé a besarlo por todo el cuerpo, sintiendo como se estremecía.

Me quité el gabán y quedé con lo que tanto había querido estrenar: el corsé negro y los tacones. Me posé casi sentada cerca de su rostro; él intentó con la punta se lengua darme placer, yo me quitaba rápidamente para que no me alcanzara. Me di cuenta cómo se desesperaba ya que estaba muy excitado...y esto me causaba mas placer.

Tomé su pene, lo pasé entre mis piernas y me empecé a masturbar con la punta, estaba dura y erguida... él hacia movimientos desesperados intentando desatarse, pero era imposible que lo lograra, ya que yo, haciendo alarde de mis experiencias scout, hice muy especiales los nudos en las cuerdas que ataban sus pies, y claro, soltarse de las esposas era imposible. Tendría que ser un gran escapista para liberarse, no sólo de sus amarres, sino de mí.

Me suplicó que lo soltara pues quería sentir mi cuerpo.-“Lo sentirás solo a medida que yo lo pase por tu piel o tu boca”.

Empecé a pasar mis senos por su pecho, por su boca... hasta que decidí penetrarme suavemente, en algunos momentos me movía de una forma mas fuerte, cambiaba el ritmo y miraba a sus ojos notando el desespero que sentía al estar atado, esclavo a mis deseos y sin poder tocarme o hacer algo. Me senté encima dándole la espalda y decidí moverme cada vez mas fuerte; cuando sentí que él ya estaba a punta del clímax lo saqué y tomé una de las velas que estaban cerca… me sentía reactuando el cliché mas conocido del libro, pero esparcir la cera caliente de vela sobre su abdomen en un momento como este, mas allá de ser una tortura fue algo totalmente placentero para el.

También tenía una hielera a la mano y decidí pasar uno de esos hielos sobre su pene; puse el hielo en mi boca y empecé a practicarle sexo oral.

Mis manos rasgaban su pecho, mientras se retorcía en la cama, quise que me penetrara de nuevo y me volví a sentar encima moviéndome rápidamente hasta que me dijo que ya estaba a punto; le dije que la orden era que terminara encima de mi cuerpo.

Llenos de sudor y deseo, lo desaté.

La noche no terminó en ese momento, apenas empezaba.

La que al final terminó esposada y amarrada fui yo.

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