Guía Cereza
Publicado hace 14 años Categoría: Artículos GuiaCereza 6K Vistas
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De vez en cuando, mi novio actual Mauricio sale de aburrido viaje laboral por unos días o una semana completa. Anoche salió por seis días para realizar unos contratos con otra compañía. No importa el tiempo que llevemos juntos, no logro acostumbrarme a este tipo de situaciones.

Usualmente invito a Luisa, mi mejor amiga, a que se quede unas noches en mi casa para no sentirme sola, me hace falta la compañía. Cuando estoy en el apartamento, a veces me asusto cuando empiezo a pensar en la soledad. Durante el día, tengo mi trabajo para mantenerme ocupada.Era mi segundo día sola y acabé de llegar a la casa del trabajo. Después de hacer un poco de tareas hogareñas, me senté en el sofá y encendí el televisor. No había nada bueno para mirar. Mi frustración crecía y sonó el teléfono. Estiré la mano para tomar el teléfono en la mesita de café y contesté, era Luisa diciéndome que no podía ir a mi casa esa noche por que se iba de juerga con uno de sus amiguitos.No alcancé ni a colgar el teléfono apropiadamente cuando sonó de Nuevo. Asumiendo que era mi amiga, pensando que había olvidado decirme algo, respondí con una voz estúpida que hacemos a veces cuando tenemos largas charlas de chicas. Para mi sorpresa, resulta que no era Luisa.Era León. El mejor amigo de Mauricio y al mismo tiempo mi ex-novio, a quien recordarán de las épocas del artículo “estrenando el bondage con mi novio” en el pasado. León sabía que Mauricio estaba fuera de la ciudad por su trabajo y me preguntó si estaba de ánimos para salir. No pude resistir la oferta, León fue un gran amante que tuve y realmente sabe presionar mis botones, además la invitación era ciertamente tentadora, entonces acepté. Me citó en la habitación 302 de un hotel de la zona rosa de la ciudad (al parecer tenía esto planeado hacía dias). La cita era a las 6:00 p.m. Eran las 5:30 p.m. cuando entré en mi carro. Quise llegar a tiempo, odio cuando la gente llega tarde a las citas. Antes de salir, tomé una ducha caliente, salí fresca y afeitada.Paré en el parqueadero debajo del hotel. En la recepción, pedí la llave del cuarto 302. Ví la llave colgada de un gancho, entonces supe que León no había llegado todavía. Subí por el ascensor, abrí la puerta y entré. El cuarto estaba oscuro, la única luz en el cuarto la creaban pequeñas velas alrededor.En una mesa, estaba un enfriador de metal, con una botella de champaña y dos copas listas. Al lado, había un recipiente con chocolates. Entré un poco más en el cuarto y noté un empaque con un sobre en la cama. Metiendo un chocolate en mi boca, abrí el sobre y decía:“Dulce Lulú,Me alegra que hayas llegado. Realmente lo pasé como nunca en mi vida cuando estuvimos juntos. Hoy, quiero devolverte el favor. Toma un poco de champaña y disfruta de los chocolates (tus favoritos, si recuerdo correctamente). Abre el paquete y ponte lo que está en la caja. Enciende el reproductor de MP3. Cuando estés lista, párate en la mitad de la habitación dándole la espalda a la puerta y disfruta”.Leí la nota un par de veces, preguntándom e con qué me iba a salir. Abrí el paquete. Había un lindo babydoll de dos piezas dentro de la caja, verde oliva, fabricado en satín. Tomé el top y lo agarré para verlo mejor a la luz de las velas. Strapless, muy sexy, y la tanga que lo acompañaba estaba fantástica. León tenía buen gusto. Incluso hasta lo compró de la marca que más me gusta, ¿cómo sabía que era mi favorita? Probablemente Mauricio le dijo.Tomé otro chocolate y me concentré por un momento en la atmósfera sensual del cuarto iluminado. Desabotonándome la blusa, dejé que la tela se deslizara por mis hombros, disfrutando el contacto de la tela moviéndose por mis brazos y espalda, y el efecto del aire tibio en mi piel expuesta. Desabrocharme el brasier fue fácil, moví mis hombros hacia delante y lo dejé caer. De momento simplemente me quedé ahí parada consciente de la situación, disfrutando del nudismo parcial, especialmente de un modo en el que parecía el espejo encendido en las velas que iluminaban tenuemente. Tomé el brasier nuevo y noté que tenía el broche al frente. Disfruté de la sensación del satín en mis dedos, deslicé el brasier en mis brazos y lo abroché. Meter cada seno dentro de su “bolsillo suave” me hizo sentir que la talla era perfecta. No pude evitar notar el incremento de mi sensibilidad, y el comienzo de un crecimiento de mis pezones. Mirándome en el espejo, recuerdo haber pensado “pero bueno, León realmente conoce mi talla” y me reí maliciosamente recordando nuestros pasados encuentros amorosos. Me quité la falda y la tanga rápidamente, pero me tomé un buen tiempo poniéndome las medias de nylon en cada pierna, anticipando sus manos encima de mi piel que pronto reemplazarían las mías. Me puse la tanga, se sentía deliciosa sobre mi piel recién afeitada, y noté que estaba un poco húmeda en los labios; me serví un vaso de champaña y miré el efecto de la ropa en el espejo. Me sentí muy sexy, empecé a sentir más que anticipación por el plan de León que por la champaña que estaba tomando. Me tomé la copa completa y presioné el reproductor de MP3, con un volumen suave. “The Dolphin´s Cry” de Live empezó a llenar el aire. Esta canción tiene un increíble efecto erótico. Puse la copa vacía en la mesa y caminé hacia el centro del cuarto. Confiando ciegamente en León, me puse el tapa ojos. Estaba completamente en la oscuridad, ciega, con mis ojos cubiertos. Aparte de la música, me di cuenta los latidos de mi corazón. Traté de bloquear estos sonidos e intentar escuchar otros ruidos. ¡Era excitante! Pensé que la situación estaba en su punto más alto.De repente, una mano suave y tibia tocó mi hombro derecho. Contuve la respiración. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Mi corazón empezó a latir como loco. Al instante, otra mano suave tocó mi hombro izquierdo. Ambas manos empezaron a bajar de mis hombros, por mis brazos, hacia mis manos. Tomó ambas manos y las puso en mi espalda. Puse mis muñecas juntas contra mi espalda, y sentía cómo usaba algún tipo de cuerda para atarme ambas manos. Mi corazón latía más rápido y mi respiración estaba siguiendo el ejemplo. León realmente sabe lo que me gusta. Sonreí.De nuevo sientí sus manos en mis hombros, seguidas de un beso suave en mi cuello. Pude sentir su respiración cerca de mi oído, sentí su respiración en mi cuello. Me dio unos besos suaves y un poco húmedos en los hombros. Cuando sus labios tocaban mi piel, temblé y me di cuenta de que estaba conteniendo la respiración. Sus manos bajaban por mis hombros, a los lados de mi espalda, hasta mi cadera. Mi excitación crecía y él parecía estar tocándome lentamente. Desesperadamente lento. Se tomaba su tiempo. Sus manos tibias se frotaban en mi abdomen.Se sentía la tensión sexual en el cuarto, y sabía que me estaba llegando el momento. Pude sentir mis pezones presionándose rígidamente contra la tela verde oliva del nuevo brasier. De nuevo, sentí sus tibios labios en mi cuello y entonces, empezó a besarme lentamente en la espalda, en la espina, bajando, hasta que estuvo besando mi trasero descubierto. Mis piernas empezaron a sentirse débiles y mis rodillas estaban temblando un poco. Dejó de tocar mi abdomen. “Toca mis senos”, pensé. Pero de repente sentí sus manos en mis tobillos. Mientras él besaba la parte baja de mi espalda y mi trasero, sus manos estaban enredadas en mis piernas, se deslizaban, lentamente, centímetro a centímetro. Sus dedos estaban sintiendo con lentitud mis pantorrillas, mientras subía y subía cada segundo por mis piernas hacia mi……”Oooh, sí, León, por favor toca mi vagina, por favor”. Y ese presentimiento de que iba a tocarme entre las piernas causó un temblor por todo mi cuerpo. ¡Estaba tan caliente!De repente, todas las caricias y besos habían desaparecido. Por un momento no sentí más a León. Sólo podía sentir mi cuerpo temblando. La idea de que estaba parado o sentado ahí, mirándome y yo sin poder verlo mientras temblaba de pies a cabeza por la excitación, era increíblemente erótica.Entonces, sus manos acariciaron mis hombros de nuevo. Pero por la posición de sus manos, supe que estaba frente a mí ahora. Sus manos se deslizaban hacia abajo y alcanzaban el satín de mi brasier. Lo sentí acariciando mi pecho. Yo a duras penas podía estar de pie, mis rodillas estaban sacudiéndose de la excitación. Presionó mi senos, los juntó jugando y pude sentir su lengua subiendo y bajando entre mi pecho. Pensé que estaba al límite. Mi cabeza estaba sobrecargada con estimulación y cada pequeña caricia o beso o lamida de León, hizo que no me diera cuenta de que ya me había desabrochado el brasier, me di cuenta en el momento que cayó al piso. Puso sus manos tibias en mi cadera y empezó a poner dedos en mi nalga mientras sentía sus labios húmedos chupando uno de mis pezones dentro de su boca. Todo esto era simplemente demasiado y supe que mi cuerpo se preparaba para un orgasmo. Mi cuerpo estaba definitivamente temblando mientras él chupaba mi otro pezón y apretaba mi trasero. Mi nariz se llenaba de varios aromas, su cuerpo, su cabello.Su boca era parte de sus movimientos, sus labios dejaban mi pecho y se desplazaban hacia mi abdomen, jugando con mi ombligo y luego hacia el sur. Besó un par de veces la tela de mi tanga. Me di cuenta de que él sabia de que estaba… muy mojada. Mi clítoris estaba hinchado y demandaba contacto. Sus dedos se deslizaron entre mi piel y la tela de la tanga, mientras lentamente, él la bajaba y me ayudaba mientras yo me la terminaba de quitar subiendo las piernas.Entonces, sentí sus labios húmedos tocándome en el interior de mis muslos. Su aliento recorriendo mi piel. Mi vagina reclamaba, gritaba ser lamida y chupada inmediatamente. Quise tomar su cabeza y metérmela entre las piernas pero mis manos todavía estaban atadas. León sabía que tenerme completamente a su disposición añadiría a la atmósfera de excitación.Traté de presionar mi cadera hacia adelante, pero él no estaba dejándome tomar control de ningún contacto. Entonces, de repente, sentí su lengua, su larga, maravillosa y fuerte lengua, subiendo y abriendo mis labios vaginales. Pude oir a León pausar para probar mi jugo antes de que lamió más profundamente en la entrada de mi vagina… jugo que estaba goteando. Lentamente, su lengua continuó hacia arriba y se posó en mi clítoris. Casi me desmayo y mis rodillas no podían mantenerse quietas.Empezó a sostener un poco de mi peso con sus manos en mi trasero, mientras su lengua lamía en todos lados y justo arriba de mi clítoris que estaba latiendo. Estaba respirando fuertemente y moviendo mi cadera rítmicamente contra su lengua. Me mordí un labio sintiendo que si seguía así, no iba a pasar mucho tiempo antes de que me hiciera llegar a un fuerte orgasmo. Y en ese preciso momento, paró. Desnuda, con mis ojos tapados y con mis manos atadas atrás de mi espalda, estoy parada en la mitad de una habitación de hotel. Mis rodillas están como gelatina, mis pezones duros como una piedra y mi vagina incendiada con el deseo y rogando por ser tocada, lamida, chupada. Pero no lo pude sentir más. Traté de afinar el oído intensamente tratando de determinar dónde estaba él o qué estaba haciendo y finalmente reconocí los sonidos de él quitándose la ropa.Un par de minutos después, sentí sus manos en la parte trasera de mi cadera y sus labios besando mi boca. Hambrienta, abrí mi boca y dejé su lengua dentro de mí. Pude oler y probar mis propios jugos en sus labios. Sus manos tibias se deslizaron de mi trasero y subieron hasta mis hombros. Me acercó a él, su lengua jugando con mi lengua, besándome apasionadamente.Mis pechos quemaban contra su pecho tibio, su estómago contra mi estómago. Su piel se sentía deliciosa contra la mía, deliciosa y tibia, suave y limpia. Me derretía en sus brazos. Presioné mi cuerpo contra el de él. Contra la parte interior de mi muslo pude sentir su pene que se levantaba caliente contra mi piel. No estaba seco y pude sentir la cabeza de su pene subiendo contra mi pierna. Su pene crecía entre mis muslos. Bajé mi cuerpo y doblé mis rodillas un poco para sentir su erección presionándose contra mis labios vaginales. Bajé un poco más y pude sentir la presión subiendo contra mi vagina, mientras trataba de empalarme. Me soltó y dio dos pasos atrás. Me paré temblando aún peor que antes. León desató mis manos y me llevó a la cama con sólo sus manos en mis hombros. Aún con los ojos tapados con la venda, me acosté. “Métemelo” estaba gritando en mi cabeza. “Métemelo y métemelo duro”. Pero no dije nada, dejando toda la situación en sus manos. Lo sentí tomar mis brazos y moverlos sobre mi cabeza y atarme, esta vez a la cama. Estoy acostada en la cama, atada a ella, totalmente rendida ante él. Nunca me había sentido tan desnuda hasta ese momento, ni tampoco me había sentido tan caliente. Sus manos se deslizaron por mis brazos, por mi pecho pausando sólo por un segundo mientras tocaba mis pezones. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Sus manos seguían sobre mi estómago y más allá, lentamente por mi vagina y sobre mis piernas y terminando a mis pies. Tomó mi pierna izquierda y la puso a la izquierda, y mi pierna derecha la movió a la derecha. Ahí estaba yo, abierta y dispuesta para él. Cariñosamente, apretó su cuerpo tibio sobre el mío. Estaba acostado encima de mí y besó mi boca. Su pene se deslizó por mis labios vaginales, la cabeza de su pene buscaba mi entrada, que estaba húmeda y caliente. Encontró el camino y lentamente su pene empezó a separar mis labios. Pude sentir cómo me penetraba. “Sí, por favor, lléname. Déjame sentirte, por favor”. Estaba gritando esto tan fuertemente dentro de mi cabeza que me impresiona que él no hubiera podido escucharlo. Probablemente, hasta pudo escucharlo y sonrió mientras se rehusaba a cumplir mis demandas.Lenta, muy lentamente me penetró más, profundamente hasta que estuvo enterrado dentro de mí. Estaba en un ángulo en el cual pudo rozar mi punto G mientras gentilmente tocaba mi vagina. Su pene estaba dentro de mí, llenándome, pude sentir su pulso dentro de mí. Lentamente apreté mis músculos vaginales y abracé su pene. Lo sacó y justo cuando estaba afuera, inmediatamente lo puso de nuevo adentro, rápidamente. “Uuuy sí, por favor penétrame”. Me di cuenta de que dije esto en voz alta, suavemente, en un susurro, de un modo que sólo yo pudiera escucharme.Lentamente su pene empezó a moverse rítmicamente dentro de mi vagina. Cada vez que lo saca, es para meterlo más profundamente. Traté de seguirle el ritmo de los movimientos, pero cada vez que lo hacía, él cambiaba la velocidad. Bombeos duros y profundos, alternados con penetraciones suaves y tiernas, nunca pude adivinar cuál sería la siguiente. Me mordí el labio de nuevo tratando de controlar y prolongar mi orgasmo pendiente. Dentro de mí todo era un infierno. Si hubiera querido pararlo no hubiera podido. Sentí mi estómago apretado, quise abrazarlo y presionarlo contra mí pero mis manos estaban atadas. Con unas ondas pesadas que fluían desde mi vagina y luego por mi cuerpo, empecé a sacudirme violentamente. Estaba teniendo un orgasmo.Presioné mi cadera hacia arriba para sentirlo aún más dentro de mí. Casi no podía respirar pero de algún modo susurré “¡eyacula, dame tu jugo, eyacula, por favor vente!” Él había estado aguantando y esperándome, y ahora con un gemido brusco y fuerte, empezó a disparar chorros pesados de semen adentro de mí. Aunque estaba demasiado mojada, aún pude sentir su erupción caliente de semen dentro de mi vagina. Aún más rápido que antes me estaba dando duro, con empujes cortos pero pesados. Todavía estaba duro y dentro de mí, rápido y fuerte. Perdí totalmente el control de cualquier parte de mi cuerpo y con un largo y desesperado grito involuntario de placer, tuve otro orgasmo. Exhausto, su cuerpo caliente se acostó a mi lado y empezó a tocar suavemente mi estómago. Un lindo gesto de ternura, era maravilloso simplemente sentir su mano en mi estómago en ese momento. Mi piel cosquilleaba, mi vagina estaba muy sensible en ese momento. Besó mis labios y puso un chocolate en mi boca. Y se fue de mi lado. Estuve ahí acostada en el post-sexo, comiéndome un chocolate. Disfrutando del momento. Creo que me dormí por un momento por que cuando me desperté, noté que mis manos no estaban atadas. Me quité la venda y miré alrededor. La música estaba apagada pero las velas aún estaban encendidas y al parecer estaba sola. Llamé a León en voz alta pero no tuve respuesta. Había una nota en la almohada a mi lado. “Te veías muy tierna dormida, no te quise despertar. Espero que hayas disfrutado de todo. Mucho amor, León”. Camino a casa, encendí el radio en el carro mientras manejaba y revivía todo lo que había pasado en las pasadas horas, lo reviví en mi mente. Una gran sonrisa se dibujó en mi cara. Miré por la ventana y las calles estaban… tan vacías. Parecía que todos estaban en sus casas, de hecho no estaba tan tarde, era solo la 1:00 de la mañana.Parqueé el carro y entré a mi casa. Dejé caer mi bolso en la mesa de la cocina y caminé hacia la sala. Camino al sofá tomé mi laptop del escritorio y me dejé caer en el sofá con un suspiro. Todavía no estaba lista para dormir. No por la hora, para nada. Por que casi siempre, a la 1:00 de la mañana mis ojos estaban sellados y mi mente está soñando cosas pervertidas. No pude dormir, porque nunca puedo dormir después del sexo. Supongo que las hormonas todavía estaban hirviendo en mi cuerpo por un momento, después de la diversión.Abrí el laptop, lo puse en mis piernas y lo encendí. Después de encenderlo revisé si alguien me extrañaba y miré mis correos. Aparte de algunos correos normales, basura, reenvíos estúpidos, cadenas sin sentido y demás, tenía un correo de dos de mis mejores amigos por internet, Camilo y Andrés. También tenía otro correo de un amigo que me quería hacer un test, el link estaba en el correo y él quería saber los resultados de mi prueba. El encabezado me hizo dar curiosidad ya que era un test para saber “qué tan perra eres”. No pude evitar sonreír e hice el test, respondí las 40 preguntas. Un minuto después llegó el resultado y para mi sorpresa, ¡era 67% perra! ¿Esto es bueno o malo? Nunca le pongo atención a estas cosas de todos modos pero aún así le reenvié el test a algunas amigas y resulta que tenían un porcentaje más alto que el mío. “67% perra”, espero que sea un poco más arriba del promedio, por que lo último que me gustaría sería ser una perra o una puta. Por triste que suene, de vez en cuando recibo correos de personas que leen mi diario y me dicen lo perra que soy, que soy una puta y hasta cosas peores.Este tipo de comentarios, aunque no hieren mis sentimientos, son un poco irritantes cuando vienen de personas que no me conocen en la vida real. ¿Quiénes son para juzgarme? ¿bajo qué razón? ¿Por que escribo historias eróticas para un diario público en internet? La gran mayoría de mis historias son verdaderas, pero algunas están basadas en mis propias fantasías. Hay una línea que las divide y al parecer algunos no entienden esto. Estaré aquí como siempre para todos y espero que sigan disfrutando de mi diario… ¡y recuerden que no muerdo!

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