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Cumpliendo Ordenes

La sóla idea de cumplir sus órdenes me excitaba. Estas habían llegado por la red, pero eran como si me las hubiera dado en persona. Llegó la noche y todos se acostaron. Cuando todo estuvo en silencio puse las botas en medio de la habitación, como si alguien las tuviera puestas. Son unas botas altas, de cuero marrón, con la hebilla a un lado, de motorista. Son mis botas preferidas. Me desnudé y cogí las esposas. Imaginé que mi Amo estaba delante mío, de pie, con las brillantes botas puestas, mirándome fijamente. Incluso a muchos kilómetros de distancia sentí entonces cómo si fuera una posesión suya, como si su poder traspasara los límites de la distancia. Mi polla comenzó a elevarse y a endurecerse. La sensación llegó al máximo cuando oí el clic de las esposas cerrarse en mis muñecas delante mía. Su frio tacto siempre me hacía perder el sentido de todo, ya no era yo, sino un puto esclavo, un perro a las órdenes de su Amo, una propiedad. Siguiendo las instrucciones me arrodillé me acerqué a las botas. Lo primero que me llegó fue el olor, ese oler tan peculiar del cuero. Mi polla creció aún más y se endureció. Quería cumplir fielmente lo dicho así que empecé a lamerlas. Cerré los ojos pensando en mi Amo, en que algún día pudiera hacer esto con su botas. Con mis manos esposada sujetaba el talón de las botas mientras las lamía con fruición´. "Eres un puto esclavo, un perro". "Eres un jodido lamebotas, puto pedazo de carne", imaginaba que decía mi Amo. Mi polla estaba a punto de estallar, me dolía de lo excitado que estaba. Siempre me sorprendía el poder que tienen las botas sobre mi, basta que vea a alguien con ellas para que no pueda quitar la vista. Y allí estaba yo, desnudo, delante de mis propias botas, esposado, más excitado que nunca pensando en mi Amo y deseando que estuviera allí para demostrarle lo servicial que soy. Seguí comiéndome y lamiendo las botas hasta que no pude soportarlo más y con mis manos esposadas comencé a hacerme una paja, agitaba mi polla arriba y abajo, de rodillas, como debía ser. Mi respiración se hizo más agitada y me resultaba difícil mantener la posición: inclinado sobre las botas y pajeándome. Las esposas hacían un rítmico sonido metálico cada vez que subía y bajaba la mano. "Sigue puto", "eres un guarro y quiero ver cómo te corres". Y entonces, me corrí. La leche salió disparada, casi de improviso produciéndome una oleada de placer que me hizo gemir, mientras hacía un esfuerzo para no gritar de gusta. Caí hacia la derecha mientras la leche seguí saliendo. Era una gran corrida. Cuando me repuse vi que parte de la leche había caído sobre las botas. Entonces las limpié con la lengua....y volví a desear que mi Amo estuviera cerca.
esclavojohn

Soy hombre heterosexual

visitas: 2262
Categoria: Sadomasoquismo
Fecha de Publicación: 2006-09-22 08:29:15
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