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POLVOS EN LAS ESCALAS Hace un año conocí en Medellín a Helena, una enfermera de 30 años que conocí por medio de una página buscaparejas de Internet. Es nativa de la Guajira Colombia, con cara coqueta, de buena estatura, un pecho hermoso con unos tetas grandes, brillantes y paradas, muy provocativas y aunque su cuerpo no es el más atlético, al menos tampoco es desforme. Después de contactarnos, mirar fotos nuestras y chatear por algunos días, decidimos conocernos personalmente y fue así como nos citamos en una estación del metro de Medellín, enseguida la llevé a mi casa y conoció a mi familia. Días después me llevó de visita a su casa, vivía en un apartamento en el tercer piso de un condominio con dos hermanas mayores que ella, dos sobrinas y su hijo de 8 años. A los cinco días de conocidos, ya nos dábamos besos y caricias, pero de aquello … nada. Una noche en la tercera visita a su casa, más o menos a las 10:30 pm, ya todos se habían acostado y solo quedábamos ella y yo, le dije que me iba, porque tenía que madrugar y ella se prestó a acompañarme y me hizo una señal para que no hiciera ruido, mientras tanto siguió conmigo hasta la puerta y con mucho cuidado siguió conmigo por las escalas, presentí que de tantas caricias, se había recalentado y quería follar y preciso. Cuando llegamos al descanso de las escalas del segundo piso, se me abalanzó con besos y caricias apasionadas, yo le correspondí, porque también estaba arrechísimo (cachondo) y le llevaba muchas ganas. Mi manjar preferido fueron sus pezones ricos y abultados, los cuales chupé con vehemencia y ternura, eso la hizo calentar más y en algún momento, tomó mi mano y se la colocó en la vagina, Yo ni corto ni perezoso, toqué su vulva mojada y empecé a masajearle el clítoris con mis dedos, ¡¡¡¡ufffffff, se puso a mil, el corazón se le quería salir, entonces agarro mi pene y después de mamármelo mmmmmm sabroso!!!, lo colocó en la entrada de sus entrañas y yo se lo empujé duró, sus paredes vaginales estaban calientes y ¡¡¡ricas!!!, ella me apretó de la cintura y se movía, como toda una diosa del erotismo, yo emocionado quería multiplicarme por dos o tres: la besaba, chupaba su pecho y sus pezones y me la culiaba (follaba) con una concentración del 100%. Ella por su parte se me movia tan sabroso, gemia y a pesar de que temíamos que alguien apareciera en el momento, nada nos importó. En un instante me dijo que le hiciera más duro y con mi verga sepultada en sus entrañas como un detector de metales, sentí sus espasmos internos como si me hubiesen vaciado dentro de ella una jarra con agua caliente. Al escuchar sus gemidos, sus quejidos y sentir sus movimientos de cintura demenciales, no pude aguantar y exploté dentro de ella en un orgasmo fenomenal y agotador ¡ufffffff!!!!!, la llené de leche y me sobró hasta para fumigarle toda su concha. Y ella me apretó más fuerte en señal de satisfacción. Se limpió con el brasier (sostén) y de pasó me lo prestó para medio limpiarme también, se subió la sudadera verde que llevaba puesta y me acompañó a la puerta del primer piso y me despidió con un beso, mientras tomé el taxi para mi casa. No fue la única vez que ocurrió este episodio…..lo hicimos como tres veces en las mismas condiciones. No podré olvidar el dolor tan fuerte en las rodillas que tuve en esos días, casi se me explotan por follar de pie. Espero les haya gustado mi tercer relato y me estimulen con sus comentarios. Los invito a leer y comentar los dos anteriores de la serie: “ POLVOS PARA ENMARCAR”. Esperen muchos relatos más de mis experiencias.