Guía Cereza
Publicado hace 16 años Categoría: Fantasías 1K Vistas
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A principios de enero de 2005 viajamos con mi mujer desde Bogotá hasta Medellin, ya que previamente habí­amos fantaseado con la idea de hacer un trí­o o simplemente ser observados por alguien en la habitación. Con ese plan en mente aproveché el buscador de contactos para detectar posibles candidatos que vivieran en Medellí­n. Me encontré con alguien que se llama Carlos, me agradó porque se define como alguien dispuesto a observar o a hacer algo más. Mientras mi esposa fantaseaba con que nos observaran, yo deseaba verla con otra verga adentro. Carlos respondió muy juiciosamente a mis correos y anexó algunas fotos de su miembro. Al cabo de unos dí­as quedamos de encontrarnos en Medellí­n. El mismo dí­a de nuestra llegada al hotel avisamos a nuestro invitado que estábamos dispuestos. En correos previos le habí­a escrito: aunque con ella hablamos de ser observados, yo deseo verla penetrada y para lograrlo simplemente me encargaré de calentarla al máximo y entregártela con las piernas abiertas. Ella es una mujer de 31 años, 161 cms, senos medianos, ojos negros grandes, cabello largo, nalgas deliciosas y que se humedece muchí­simo. Sabe chuparlo como ella sola y es muy decidida. Al dí­a siguiente Carlos se presentó hacia el medio dí­a en el hotel. Contesté el teléfono y me sentí­ un poco nervioso por las circunstancias. Bajé al lobby mientras ella se quedó en la habitación terminando de arreglarse. Fuimos con Carlos al bar de la piscina y pedimos una cerveza para conversar, le dije entre otras cosas que en el momento oportuno le pasarí­a un par de condones y que deberia colocárselos antes de penetrar. Pasados unos minutos bajó ella de la habitación con sus jeans ajustados y pidió también una cerveza. Estuvimos conversando de temas intrascendentes y después de tres Pilsen ella propuso que nos tomáramos una botella de vino en la habitación. Fuimos al cuarto y mientras llegábamos por el camino sentimos la situación un poco tensa. Ya dentro de la habitación destapamos una botella de vino y cuando í­bamos por más de la mitad le pedí­ que me lo mamara, ya que una de las cosas que siempre hemos conversado con ella es que sabe hacer sexo oral de una manera deliciosa y digna de observar. Ella se hincó y bajó el cierre de mi pantalón, cuando abrió mis calzoncillos ayudé bajando mi pantalón hasta las rodillas. Empezó por chuparme las bolas y recorrerlas con su lengua; siguió por el tronco y se ayudaba con sus manos. Introdujo la cabecita en su boca y bajaba nuevamente con su lengua recorriendo cada milí­metro de mi verga. Se la introdujo completamente en la boca, aunque no le alcanza a entrar toda. Para este momento nuestro invitado ya se habí­a abierto la cremallera y se acariciaba su verga muy erecta. Mi esposa realmente es una maestra en este arte de hacer sexo oral. Al cabo de unos minutos le pedí­ que se pusiera de pie y nos dimos un deseoso beso. Aproveché mientras tanto para acariciarle sus deliciosas nalgas de manera que nuestro invitado se antojara aún más. Empecé a aflojarle el pantalón mientras ella jugaba con mi verga entre sus manos. Le desabotoné la blusa y acarició sus senos. Aflojé su sostén y sus tetas quedaron al descubierto empezando a besárselas y saborearlas con mi boca. Siempre he tenido claro que esto es lo que más la excita a ella. En determinado momento introduje mi mano entre el pantalón y sentí­ su ranurita húmeda y deliciosa. La tendí­ en la cama y empecé a bajarle el pantalón y los cucos. Quedaron sus pelitos depilados al descubierto y sus hermosas piernas a la vista de nuestro amigo, quien para este momento ya no tení­a puesto su pantalón. Me hinqué y empecé a lamer sus labios rosaditos y toda su cuquita fresca para la ocasión. Me dediqué en especial a lamer suavemente su gallito, intentando capturarlo con mis labios. Cuando ella se encontraba todaví­a más húmeda tomé mis dos dedos de la mano derecha y se los introduje a fondo. Volteé a mirarlo a él de manera que pudiera percibir mis dedos dentro de ella. Ese era el santo y seña que habí­amos acordado: que cuando lo la supiera muy caliente, le meterí­a dos dedos y ese era el momento en el que él pasarí­a de observador a actor. Conociendo de la debilidad en sus senos, yo seguirí­a dedicado a lamer su gallito mientras él intentaba besarle los senos. Efectivamente se los chupé y ella se sintió muy excitada. Ahora él deberí­a dar el segundo paso que consistí­a en besarle su boca. Si ella le correspondí­a un beso en la boca, era señal inequí­voca de que deseaba un polvo con él. Los vi besarse y sentí­ una profunda emoción observándolos. Yo soy extremadamente voyeur y disfruté mucho observar sexo en vivo, soy un hombre alto, de 185 cms, acuerpado, bien dotado, cejas pobladas, ojos verdes, 33 años, blanco, ardiente, decidido y profesional. Ahora estaba viendo a un hombre sin pantalón tendido sobre mi mujer desnuda, besándola, chupándole los senos y tocándola toda. Me retiré del acto y empecé a observarlos. Abrí­ mi billetera y saqué el par de condones que traí­a desde Bogotá y los coloqué en la mesita. Seguí­ observando mi "pelicula porno" en vivo con mi mujer. Cuando él sintió que estaba lista la faena para dar la estocada final se aproximó a los condones, me dediqué nuevamente a mi esposa para que no se fuera a enfriar. La besé en la boca, en los senos y en su chochita humedecida. Ella sintió deseos nuevamente de chupar mi pene que se encontraba muy erecto. Le pedí­ que lo hiciera en cuatro, de manera que su cuca quedara al alcance y a la vista de Carlos. Me preguntó si él ya se habí­a puesto el condón y cuando le dije que sí­ volteó a mirar. Efectivamente se puso en cuatro y mientras ella me lo chupaba, él empezó a entrar. Sabiéndola clavada, deseaba intensamente observar cómo se veí­a mi esposa con otra verga adentro, así­ que me acerqué a su entrepierna y vi como estaba llena de verga hasta las huevas. Nuestro amigo no lo sacaba y entraba, sino que hací­a una presión constante hací­a el interior de ella. Un movimiento de penetrar en el que casi a cada instante buscaba entrar más, pero sin retroceder. ...Se veí­a hermosa mi mujer con esa verga adentro. Al cabo de unos minutos nuestro amigo se derramó y mi esposa se encontraba muy satisfecha. No dejé pasar ni un segundo entre el momento en que Carlos se lo sacó y me acerqué para tambien penetrarla. Estuve varios minutos dándole y completándole su clavada como varias veces lo habí­amos hablado con ella. Me desocupé en sus entrañas y la vi muy feliz con este polvo que le habí­amos echado con Carlos. Cuando Carlos se fue se despidió muy cortésmente y antes de cerrar la puerta no pudo evitar decir que mi esposa está muy rica. Nos quedamos con ella en la habitación y al cabo de unos minutos empezamos a intercambiar opiniones sobre la experiencia. Ella me dijo que le habí­a parecido muy deliciosa y que le habí­a encantado cómo él se la empujaba. También me dijo que le habí­a parecido muy morboso cuando me agaché a mirarla clavada y que eso la habí­a excitado mucho. Por mi parte le dije que todo estaba previamente planeado y que mi gran fantasí­a no era que él nos observara, sino que tuviera sexo con ella. Le conté acerca del santo y seña relacionado con mis dos dedos explorando su vagina, con el alistamiento por mi parte de los condones y de un correo que le envié a él cuando ya iba en camino al hotel y que textualmente decí­a: "espero que en un par de horas cuando hayas salido de aquí­, te hayas comido a mi mujer". A ella le pareció delicioso saberlo y me pidió que le avisara a nuestro amigo que cuando quiera venir a Bogotá, por cualquier circunstancia, no deje de avisarnos ya que ella encantada lo recibirá con las piernas abiertas. Espero les haya gustado este relato ya que tengo algunas historias adicionales de cosas ciertas que me han ocurrido y espero contar; agradecerí­a sus comentarios a mi correo. Autor: Hot Writes hotwrites (arroba) hotmail.com
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