Guía Cereza
Publicado hace 16 años Categoría: Hetero: General 895 Vistas
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11-07-2008, 8:35 PM. Poco a poco voy despertando, pero a�n mantengo los ojos fuertemente cerrados. Es que todo parece un hermoso sue�o y no quiero despertar jam�s. Los recuerdos se agolpan en mi mente y las nuevas sensaciones recorren todo mi ser. Recuerdo que hace una semana, a esta misma hora, me encontraba sentado al lado de una peque�a ventana que me permit�a ver un cielo hermosamente pintado, en esa hora m�gica en la que la oscuridad de la noche predomina sobre el celeste y naranja de un d�a agonizante, ve�a los motores que rug�an y silbaban, y el movimiento hipnotizante de las alas del Airbus 340 que me llevaba a una nueva vida. En segundos, todo all� afuera se oscureci�, como si alguien hubiera bajado un interruptor celestial, cerr� mis ojos y sonre�. Entonces, de verdad, empec� a olvidar. 11-07-2008, 8:38 PM. Al fin abro los ojos perezosamente y miro al techo. Mi nueva habitaci�n a�n me es desconocida, todav�a no se impregnan en mi ser los nuevos olores, los colores, ni el tacto de las nuevas texturas. Miro a mi alrededor tratando de que las pocas cosas que he comprado se me hagan cotidianas. Respiro profunda y trabajosamente el aire caliente que me envuelve y siento un perfume muy sutil. Volteo a mirar a la derecha e inevitablemente dejo escapar una sonrisa. Se llama �Lola�, de piel l�ctea, casi sin lunares, tan n�vea que se ven las azuladas venas, es como si se pudiera ver la vida fluir debajo de su epidermis. Es due�a de unos ojos de un fulgor imposible. Cuando Lola tiene los ojos cerrados, puede pasar desapercibida, pero al abrirlos, es como recibir en la mand�bula, un jab de izquierda, combinado con un uppercut derecho del mism�simo Pambel�. 11-07-2008, 8:39 PM. Sigo embelesado, contempl�ndola profundamente dormida, muestra un esbozo de sonrisa. Me incorporo un poco para detallarla a�n m�s, puedo observar entonces, diminutas gotas de sudor repartidas por toda su piel. Duerme a sus anchas, boca arriba, con los brazos encima de su cabeza y las piernas abiertas ocupando casi toda mi cama. Su actitud al dormir me parece que refleja su personalidad: Abierta, sincera, confiada, con una seguridad en s� misma que a veces me parece inventada. Sin temor a decir la verdad, a�n a riesgo de parecer antip�tica (Tiene ideas pol�ticas de izquierda �radical?, y las defiende con pasi�n, �ya hasta nos peleamos por eso JA JA!). Al mismo tiempo destila permanentemente una ternura y delicadeza tales, que la hacen ver tan fr�gil como una mu�eca de porcelana. La noche que la conoc� (Fue el mismo d�a que llegu� a Espa�a, -recuerdo que todav�a segu�an celebrando lo de la Eurocopa-), me encontraba sentado en un bullicioso caf� al aire libre, en la Plaza Mayor de Madrid, rodeado de una hermosa arquitectura rectangular del siglo XVII. Hablaba animadamente con mi hermano y su esposa Espa�ola, cu�ndo mi cu�ada grit�: -�Ah� viene Lola!-, se�alando al otro lado de la plaza, � �Quien?-, pregunt�. �Ah, es una amiga que quiero que conozcas, te va a caer bien-, replic� mi cu�ada. Al mirar hacia donde me se�alaba no pod�a distinguir de quien se trataba. -�D�nde? no la veo-. �Esa, la de vestido azul-, dijo agitando una mano para saludar. Por m�s que intentaba, no lograba distinguirla entre la gente. Hasta que ella respondi� al saludo. En la lejan�a no me impresion�, parec�a una modelo muy delgada, enfundada en un vestido azul celeste (Que color m�s extra�o para la noche), que dejaba sus hombros al descubierto, le llegaba a las rodillas y entallaba a una cintura de avispa, las piernas me deslumbraron con su blancura, sus zapatos, bajitos, sin tacones, eran de un azul oscuro indefinible y de un material que parec�a pl�stico (Ese vestido� �ser�a de su abuela? �Despu�s de viejo definitivamente me hab�a vuelto sarc�stico y antip�tico-). Sin embargo al acercarse a paso vivo y con la mirada fija en este for�neo, vi y sent� por primera vez el fuego de sus ojos, que se hab�an clavado en m� desde la distancia. Ese fuego entr� por los m�os y sin pedir permiso, encendi� las cenizas de mi coraz�n. El ardor hizo que me levantara de un salto para saludarla en cuanto lleg� a mi lado, �Vamos, �este es el famoso Ron?-, se adelant� a decir alegremente d�ndome un par de besos ligeramente perfumados en las mejillas, dejando en rid�culo mi mano que la iba a saludar formalmente. Ella me agarraba por los hombros y yo, instintivamente, o sin querer, o queriendo, la tom� por la cintura para corresponderle, fue mi segundo choque: Sentir aquella cintura tan delgada, esbelta y firme y m�s arriba sus costillas, al instante la solt� por temor a lastimarla. 11-07-2008, 8:41 PM. Sigo contemplando con deleite a esta mujer. Cada d�a que pasa, la encuentro m�s atractiva. De un momento a otro, cada detalle que veo me parece hermoso. Me doy cuenta que su cabello castaño y corto es precioso (lo tiene como Jodie Foster, y mir�ndola bien, se parece un poco a esta actriz). Advierto que su delgadez me inspira una ternura y a la vez una pasi�n inconmensurables. Veo que no es una diosa sublime, que es solo una mujer normal, con defectos y virtudes, alcanzable para cualquier mortal como yo. Esto es lo que la hace tan atractiva. Entre caf� y caf�, descubr� inmediatamente que Lola era una conversadora incansable, agradable y coherente, hablaba libre y sin tapujos, utilizando palabras soeces si era necesario. Lola insisti� en ir a bailar, se aferr� fuertemente a mi brazo izquierdo como si lo hubiera hecho toda la vida, mientras segu�amos discutiendo lo que deber�an hacer los gobernantes del mundo para combatir el hambre, las guerras, la contaminaci�n, las enfermedades, la desigualdad social, en fin, creamos en nuestra imaginaci�n un mundo maravillosamente ut�pico, mientras nuestras miradas se encontraban m�s a menudo y se penetraban por m�s tiempo (�Ella sentir�a lo mismo que yo cada vez que la miraba?). Era muy agradable sentir su piel fr�a en esa calurosa noche de verano, su perfume apenas perceptible y sus ojos por los que, a esas alturas, me dej� consumir. Mi hermano y su esposa caminaban detr�s de nosotros agarrados de la mano, casi sin intervenir en la conversaci�n, y con el rabillo del ojo vi que cuchicheaban mientras nos miraban y sonre�an p�caramente. Salimos todos por uno de los arcos de la plaza a la Calle Mayor y luego de un largo trecho con muchos recovecos, subidas y bajadas, ya no ten�a ni idea de por donde and�bamos. Por fin, llegamos al sitio que ella quer�a, all� hab�a una orquesta tocando salsa. -Ahora s� voy a bailar con alguien que me d� la talla-, grit� emocionada. Uf que alivio, que alegr�a, que coincidencia, yo pens� que me iba a llevar a alg�n sitio de m�sica electr�nica (muy buena, pero no me llena). Yo bailaba con toda mi alma, primero empec� lentamente a adaptarme a mi pareja, poco a poco los movimientos se acoplaron, los cuerpos empezaron a moverse al un�sono, en un vaiv�n que hac�a hervir la sangre, luego el movimiento se torn� fren�tico, las manos se unieron, las piernas se entremezclaron, los cuerpos se buscaron, se separaron y en una vuelta se chocaron, se acoplaron sin dejar resquicios al girar desenfrenadamente y alcanzamos las estrellas, nos quedamos ah� por un instante y al terminar (la canci�n), la mir� a los ojos y le� en ellos que hab�a quedado satisfecha, pero que quer�a que me recuperara r�pido para volver a empezar. Quer�a repetir. Y repetimos, y cada vez que la tuve entre mis brazos ella se entregaba m�s y m�s. Mi cu�ada y mi hermano, se hab�an mantenido al margen, bailando un poco alejados o sentados en nuestra mesa, pero sin perder detalle de lo que se estaba cocinando con salsa en esa pista de baile. A las once de la noche se despidieron, encargaron a Lola de llevarme sano y salvo a mi apartamento (con un gui�o y una sonrisa c�mplice de parte de mi cu�ada� �? �?). Mientras mi excelente pareja y yo, continuamos bailando a�n sin orquesta, hasta que nos echaron del lugar. -Eres tremendo Ron, ten�a a�os que no bailaba as�, me sent�a como volando-, me dijo Lola caminando aferrada otra vez a mi brazo. �Gracias por lo que me toca mi Loli, reinita preciosa-, respond� sonroj�ndome, aunque orgulloso. �Aclaremos algo-, espet� ella solt�ndome y par�ndose desafiante frente a m� (�Mier�.. y ahora que hice mal?). �Me llamo Lola, �se es mi nombre, me gusta mucho y no quiero que me llames de otra manera. �Okey?-. -Cl-claro Lola, disc�lpame si te ofend�-, respond� estupefacto (�porqu� siempre me tocan las deschavetadas?). Se volvi� a colgar de m�, y como si nada hubiera pasado, dijo suavemente: -A ver practiquemos, �c�mo me llamo? �Lola-, respond� bastante acongojado, -Otra vez, -Lola-, dije m�s alto, -Otra vez, -�LOOLAAA!!!- grit� antip�ticamente, recibiendo como respuesta decenas de ladridos furiosos de los perros del sector, empezamos a re�r a carcajadas y en varias ocasiones tuve que ayudar a Lola a levantarse del piso, desternillada de risa, mientras yo segu�a gritando su nombre y los perros me maldec�an por despertarlos, adem�s de algunas personas que amenazaron con llamar a la polic�a. Aquello fue rid�culamente maravilloso, sobre todo cuando intent� ayudarla por �ltima vez y ella no pod�a levantarse debido a otro ataque de risa. Entonces, la cargu� en vilo (algo que siempre so�� hacer en p�blico) y me sorprend� de lo liviana que era, mis manos sintieron aquel cuerpo delgado y firme, y esas piernas de piel suave y fr�a. De repente, una peque�a y c�lida r�faga de viento, levant� la ligera falda de Lola y me regal� un espect�culo que jam�s olvidar�: El bello cuadro de un abdomen nacarado, sus caderas peque�as y bien cinceladas, el nacimiento de sus delgados muslos y un peque�o panti blanco, liso, sin adornos, que me dej� adivinar su sexo depilado y esa hendidura maravillosa que los hombres siempre queremos escindir. Lola par� de re�rse y sin asomo de verg�enza, baj� su falda a lo Marilyn Monroe. Con el coraz�n a todo galope, con miedo, verg�enza, y no s� que m�s, levant� la vista hasta sus ojos, que me esperaban entrecerrados y con una mirada c�mplice. -�Te gust� lo que viste?- me susurr�. Sent� que mis piernas me fallaban, mi cabeza palpitaba al mismo ritmo que mi coraz�n, y mi cara y mis orejas se sent�an febriles. No pod�a creer lo que me estaba ocurriendo, nada m�s llegar a este pa�s extra�o �y en estas?, �yo vine aqu� fue a estudiar y concentrarme en mi carrera!, hasta me pareci� que era v�ctima de una cruel broma de mi cu�ada. No pude soportarlo m�s, le respond� lo m�s lujurioso que pude con un: -Si, eres m�s hermosa que la luna- y bes� aquella boca fr�gil (que de fr�gil no ten�a nada), me devolvi� el beso con pasi�n, se desliz� quedando de pi�, nos abrazamos y besamos con delirio mientras camin�bamos, de madrugada, esas calles a�n llenas de gente de el Madrid de los Asturias. Al llegar a mi edificio, cerca a la plaza de La Paja, abr� con la llave que en la tarde me hab�a entregado mi hermano junto con los papeles del apartamento, entramos y tratamos de subir la escalera de caracol hasta el tercer piso. En ese momento, me di cuenta que nuestra florida conversaci�n se hab�a ido apagando desde que empezamos a bailar, ahora eran nuestros cuerpos los que debat�an acaloradamente. Los besos se volvieron m�s profundos y las caricias m�s atrevidas, conoc� al tacto sus pequeños pechos, su abdomen plano, su ombligo sin fondo, y por entre el panti, su preciosa intimidad. (Primera vez en mi vida que me dejaba llevar por mis m�s bajos instintos y sobre todo en mi primera cita). Ella desaboton� mi camisa y examin� mi pecho lampi�o, abri� mis pantalones y explor� mis caderas anhelantes, mis gl�teos p�treos, sopes� mis test�culos y midi� mi enhiesta virilidad. ��Joder!, que cachonda que me has puesto-, mascull� dentro de mi boca (esas palabras vulgares en ese nuevo idioma me dispararon la libido hasta marearme). �Lola te deseo, �me est�s volviendo loco!- (O algo as� por el estilo fue lo que pude responder). Enredados como serpientes en celo, subimos esas escaleras solitarias con dificultad, hasta llegar hechos un amasijo de ropas y cuerpos a mi puerta, como pude la abr�, y en ese momento, Lola me tom� firmemente por las caderas, subi� su falda celeste, apoy� mi miembro contra su blanca barriguita y empez� a acariciarme mientras murmuraba: -�C�rrete Ron!-. Yo no sab�a si esto era un sue�o o una pesadilla, confieso que me sent�a realmente confundido y asustado (�aterrado!), pens� en terminar con esa locura, all� mismo. Pero una vocecilla interior (�diablillo?) me dijo: -Es otro pa�s, son otras costumbres, �es otra oportunidad!, �es otra vida!, �olv�date de una vez del pasado!!!-. Decid� hacerme caso. Con miedo, pensando que a la ma�ana siguiente me ir�a a arrepentir toda la vida, pero resuelto a agarrar el toro por los cuernos, la tom� firmemente por la cintura y la empared� entre mi cuerpo y la puerta �abierta!, sus ojos asustados, buscaron r�pidamente los m�os, le dije: -Conf�a en m� Lola, no te voy a hacer da�o-. Mientras la besaba tiernamente, levant� una de sus estilizadas piernas, tom�ndola por la rodilla con una mano, mientras que mi diestra, muy diestra, se deslizaba por su cintura, viajaba por entre sus nalgas, apartaba su peque�o panti y le devolv�a el favor que ella me hac�a, tocando su sexo y penetr�ndola suavemente con mis largos dedos, lentamente llegu� hasta el fondo de su vagina y luego empec� a masturbarla fuertemente. En ese momento el cerebro y la l�gica ya no me funcionaron (O yo los desconect�) y me dej� llevar por mis instintos m�s primitivos, Lola cerr� sus bellos ojos y empez� a venirse respirando muy fuerte y en silencio (que si nos pillaban, me echaban del apartamento ipso facto), mientras se bajaba los tirantes del vestido ofreci�ndome sus pechos, que yo besaba con sensualidad, al mismo tiempo que mis dedos se agitaban en su interior con la misma pasi�n con la que su mano estremec�a mi masculinidad, haciendo que ella terminara de llegar con largos suspiros entre cortados, mientras yo le repet�a: -Llega Lola, llega duro entre mis brazos, conf�a en m�, nunca te voy a hacer da�o-. Lo recuerdo como si viera una fotograf�a: Lola de puntillas sobre su pie izquierdo, con su otra pierna levantada casi a la altura de mi hombro, con una mano aplicada a su sensual faena, la otra atenazada en mi cuello, bes�ndome con delirio, y temblando como una hoja: Una bailarina en �xtasis, entregada en cuerpo y alma al ballet del erotismo y la sensualidad. Me sent� en el piso pues mis piernas flaqueaban y ya no me respond�an, todo me daba vueltas y en serio, por un momento sent� que me iba a desmayar. En medio del v�rtigo (El poquito de vodka que me tom� en el bailadero me dio duro), vi a �sta fant�stica mujer, arrodillarse frente a m� y continuar su tarea manual con gran maestr�a, hasta que le susurr�: -Lola no puedo m�s, �me vengo!-, entonces, se volte� d�ndome la espalda y recogi�ndose la falda me dijo en voz baja: -Vente Ron, c�rrete aqu� en mi traserito-. Mi segunda descarga fue algo que yo nunca hab�a visto, ni siquiera en mi adolescencia, el chorro se levant� verticalmente y golpe� el ano de Lola que se contrajo por el choque inesperado, ella exclam� algo como: -�Joder que...y-no-s�-que-m�s (Todav�a me costaba entender el nuevo idioma) y segu� llegando entre respiraciones entrecortadas y temblores incontrolables, embadurnando aquella piel alba, dejando sus nalguitas brillantes y su pantaloncito completamente mojado. Lola se levant�, se quit� su interior, se limpi� con �l los gl�teos y la espalda (�Qu� maravilla, esto sigue!), me lo entreg� y me dijo suavemente: -Me las lavas y me las devuelves ma�ana, �Okey?- -S-si claro no te preocupes- (�Y ahora que hice mal otra vez?). Me levant� trabajosamente con mi trofeo en la mano. Cerr� la puerta y al o�r el chasquido del pestillo, ella enfil� r�pidamente hacia m�, hasta quedar cara a cara, y con expresi�n lujuriosa dijo: -Eres un pillo �ah? Yo tambi�n me qued� con un calent�n que ni te imaginas� pero� (Dubitativa) ma�ana� -Nooo Lola, qu�date-� -qu�date- debo� -Qu�date Lola, �Please!- trabajar�.-, y me dio un beso largo y tierno, que interrumpi� mis suplicas y que disfrut� con el alma, pensando que podr�a ser el �ltimo. Se le subieron los colores al rostro cuando, mirando al piso, me dijo: -Gracias, eres un caballero, eres mil veces mejor de lo que me hab�an contado-. Dicho esto, abri� la puerta y sali� (parec�a una adolescente avergonzada), yo la agarr� por el brazo y le pregunte: -�Nos veremos otra vez?-, a lo que ella, luego de pensar un poco sus palabras, respondi�: -Todos los d�as, toda la vida, si lo deseas-, se ruboriz� a�n m�s, baj� nuevamente la mirada, se le escap� una c�ndida sonrisa y se alej� saltando por las escaleras, sosteni�ndose la falda para que no se levantara, mir�ndome cada vez que pod�a y a�n con la sonrisa en su rostro. Yo qued� perplejo, �ser� posible?, �la vida me est� dando otra oportunidad?, �deber�a tomarla?, �Y por qu� no? �Qu� puedo perder? �Es que a�n tengo algo que perder? Me sorprend� a mi mismo apoyado en la baranda de la escalera, a�n con los pantalones abajo y una sonrisa est�pida. Tal como lo prometi� Lola, la vi al d�a siguiente y al otro y al otro, fue una semana m�gica, fue como viajar al pasado, a mi adolescencia, y sentir el amor por primera vez, pero con la sabidur�a de los a�os. Pero en esta ocasi�n no lo forc�, vino como quiso, trastoc� todos mis planes, me revolvi� la vida y me hizo feliz. Hace dos horas pas� a buscarla de sorpresa, a la salida de su trabajo. La vi cuando sal�a del edificio muy seria (�Un mal d�a?), vestida tan sencilla como siempre: de tenis, jeans ajustados y una simple camiseta, con ese odioso y pesado bolso lastimando su delicado hombro. Al verme, sonri� alegremente, se le encendieron sus ojos de fuego, corri� como una loca, su cabello brill� al salir al ardiente sol, gritando mi nombre salt� a mis brazos sin importarle nada ni nadie, besando mi boca y mi cara como si deseara que no acabara el hoy, rodeando y estrujando mi cuerpo con sus brazos y piernas como si quisiera que no llegara el ma�ana. (Cada vez que hac�a eso, yo no pod�a creer que la vida me estuviera entregando otra oportunidad, ni que la justicia po�tica me estuviera regalando tanta felicidad). Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no caer de espaldas y r�pidamente sostenerla con ambas manos, porque ya empezaba a deslizarse hacia el piso sin la m�s m�nima intenci�n de soltarse. Como pude, la segu� cargando y estall� en risas cuando me di cuenta que se estaba acomodando como para dormirse y ronroneaba como una gatita. Di gracias de que fuera tan liviana, y con renovadas fuerzas la segu� llevando en mis brazos porque aparte del placer tan grande que me daba tenerla tan cerca, me parec�a sumamente divertido ver las caras rid�culas de los transe�ntes contemplando semejante espect�culo. Por primera vez en 39 a�os me sent�a realmente amado, atractivo, respetado y libre. Llegamos a mi apartamento con Lola sobre mi espalda haciendo caballito, mientras me susurraba al o�do toda clase de cosas: Su horrible d�a en la oficina, palabras cari�osas, cumplidos de todos los calibres, frases dulces y como ella dec�a: guarradas de todos los colores. Yo le respond�a con palabras de �nimo, poes�a, canciones de amor y� s�, guarradas de todos los colores. Con este combustible era f�cil subir tres pisos con 45 kilos a cuestas. Entramos e hicimos el amor apasionadamente sobre mi escritorio, desparramando alevosa y divertidamente libros, papeles y dem�s ch�cheres, ri�ndonos a carcajadas por los ruidos chirriantes y acompasados de la mesa apunto de desbaratarse (Menos mal el port�til estaba en la mesa del comedor). Fuimos al ba�o e hicimos el amor nuevamente bajo la ducha, entre besos empapados, con la sensaci�n alucinante de los cuerpos tachonados de espuma, las gotas de agua que acariciaban como mil dedos, los fluidos que se mesclaban y resbalaban c�lidos hasta el piso, el temblor en las piernas que presagiaba el inminente �xtasis, la fusi�n de los cuerpos, la fusi�n de los orgasmos. Salimos empapados, enred�ndonos con besos suaves y profundos, ca�mos exhaustos en la cama y no tardamos en dormirnos abrazados. 11-07-2008, 8:43 PM. A�n me encuentro a su lado contempl�ndola. Una cintura muy peque�a se desliza en curvas suaves hasta unas angostas caderas. Sus pechos se estancaron en alg�n momento entre la infancia y la pubertad, las areolas rosadas perfectas y rematadas por enhiestos pezones, adornan esas pequeñas y hermosas colinas. Su abdomen es absolutamente plano, rematado por un ombligo sin fondo y su sexo siempre lampi�o, como para no dejar nada a la imaginaci�n, para no ocultar nada, para entregarlo todo. Con sorpresa y agrado me doy cuenta que estoy dejando de hacer comparaciones. Es una nueva experiencia y me invaden multitud de emociones, algunas nuevas. Al mirarla as� y descubrir los secretos de su sencilla belleza terrenal, nuevamente siento la descarga que baja por mi espina, los caballos de mi pecho se desbocan y empiezo a temblar de deseo otra vez. Con la voluntad propia que las caracteriza, mis manos se dirigen hacia Lola, los dedos acarician con cuidado sus cabellos cobrizos, tan delgados y finos como ella misma, luego empiezan a delinear sus cejas, su nariz y el contorno de sus labios. Lola sonr�e con sus ojos cerrados y besa mi dedo travieso, suspira, se relaja y abre sus brazos, deseando que haga lo que yo quiera, queriendo que haga lo que ella desea. Con un suave: �Te amo Lola-, mi boca se dirige hacia sus delicados labios y empiezo a sentir el calor, la humedad y el delicioso sabor de los rincones m�s rec�nditos de su boca. Al sentir esta profunda caricia, Lola abre los ojos de golpe, sonr�e maliciosamente y sus largos brazos me rodean y atraen con una fuerza que no puedo comprender, siento la agradable frialdad de su piel que r�pidamente se enciende, torn�ndose la palidez en un rojo casi bermell�n sobre todo en sus mejillas y pecho al decirme suavemente: -Te amo con toda mi alma Ron-, su delicada boca responde salvajemente mir�ndome fijamente al hacerlo, sus incre�blemente poderosas piernas atenazan mi cintura y yo hago otro tanto, tom�ndola por esa delicada nuca y su talle de avispa, mientras nuestras bocas siguen haciendo el amor. Estoy sobre ella, apoy�ndome en la cama para no aplastarla, ella me agarra la cara con ambas manos y me invade con su lengua, sus piernas ya me han soltado y se han abierto invit�ndome con movimientos de cadera a entrar en su cuerpo, pero yo soy s�lo ternura. Se desespera y reclama:-Vamos t�o, quiero que me folles otra vez-. El choque en mis o�dos de ese acento y esas palabras er�ticas nuevas no hacen m�s que aumentar mi excitaci�n, -Lola, te quiero, te deseo, �te amo!- logro balbucear. Una de sus manos baja lentamente acariciando mi costado izquierdo, agarra firmemente mi hombr�a ya erecta, voluptuosamente roza y acaricia la entrada de su sexo palpitante y h�medo y con movimientos expertos, me muestra el camino a sus c�lidas entra�as. Es indescriptible lo que se siente penetrar a una mujer cuyo interior contin�a lleno de semen, el sonido chocante del aire desplazado, la cantidad de l�quidos c�lidos que salen a cada inserci�n, la tibia viscosidad que apelmaza los cuerpos y el olor afrodis�aco de la mezcla liquida hombre-mujer. Ella contin�a agarr�ndome fuertemente la cabeza mientras invadimos mutuamente nuestras bocas, el resto de su cuerpo resiste valientemente mis embates fren�ticos, hasta que la oigo decir muy quedo, como para s�: -Me corro�-, yo le respondo: -Dale, yo te hago correr- (Ya estoy aprendiendo el idioma). En esta ocasi�n, su orgasmo es muy sensual: Se contonea como una anaconda y empieza a jadear y suspirar justo en mi oreja (�C�mo adivina lo que me gusta?), acelero el ritmo porque quiero acabar otra vez junto con ella, con muy poco esfuerzo lo logro y empiezo a estremecerme de placer. Al darse cuenta, Lola empieza a susurrarme entre gemidos, con esa voz grave y profunda que me enloquece: -C�rrete� C�rrete� Ll�name hasta los cojones� Vamos� Que estoy contigo� �Me corro!... �Joder!� A estas alturas lo �nico que puedo articular, son gru�idos mientras mi cuerpo se vac�a, llenando el de ella otra vez (�Por mi vida, como amo a esta mujer!). Las palabras de Lola en mi oreja tienen un efecto m�gico, haciendo que mi orgasmo se prolongue, ya no f�sicamente, sino mentalmente, y provocando que mis embestidas arrecien por un buen rato, dici�ndole mil veces y en voz alta que la amo, hasta que Lola poco a poco deja de hablar, hasta que mi pene fl�cido y derrotado inevitablemente sale de su cuerpo diciendo: -Lo siento, ya no tengo con que sostener la erecci�n viejo Ron-. 11-07-2008, 10:30 PM. Lola se queda otra vez en mi apartamento. Al fin me armo de valor y le muestro lo que he escrito, este �diario� de mi nueva y maravillosa vida. Me la quedo mirando nervioso mientras lee con detenimiento, observo las diferentes expresiones en su cara a medida que devora las historias. Al terminar, se voltea hacia m� y me rega�a: -Pero, cu�ntas veces tengo que decirte que mi nombre es ��.�.! �De d�nde co�o has sacado eso de �Lola�?-, Aturdido, trato de explicarle la conveniencia del pseud�nimo porque la quiero publicar para testimoniar que siempre hay esperanza, y que� Me interrumpe, ri�ndose a carcajadas, abraz�ndome, bes�ndome y dici�ndome: -Venga, vamos, que era broma. Eres la hostia, una cajita de sorpresas t�o. No me hab�as dicho que escrib�as tan bien mi amor. Venga, corrijamos unas cosillas para que quede perfecto-, Respiro aliviado, corregimos unas pocas cosas, me da m�s besos, varios: �Te amo Ron- y: -Eres la hostia-, que tanto me gustan y me felicita nuevamente, se va a la cama y se duerme casi de inmediato. Mientras la contemplo dormida otra vez, pienso que esta ha sido la semana m�s feliz de mi vida. Siento que vuelan los d�as mientras Lola y yo nos vamos compenetrando m�s como pareja, compartiendo nuestros pensamientos, sentimientos y deseos, haciendo el amor con sinceridad, de todas las formas que queremos, todas las veces que deseamos, hablando con honestidad de nuestros pasados (eso espero�), acoplando nuestros presentes y so�ando con un futuro juntos (eso espero�). Siento que el amor me invade d�a a d�a y que me brota por cada poro, me parece que la gente se da cuenta cuando me ve. Siento que amo a Lola en progresi�n creciente y que soy correspondido. Una vez m�s, le doy gracias a la vida por ense�arme sus maravillosas curvas. FIN
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🍒 Pregunta Cereza

Imagina que una persona con curiosidad te dice: "Quiero explorar algo nuevo y no sé por dónde empezar ¿Qué experiencia íntima le recomendarías vivir al menos una vez en la vida? ¡Comenta!


  • Ron, hermano, que gusto leer uno mas de tus excelentes relatos con la gran diferencia que son solo cosas buenas para vos, que alegria tan grande me da que la vida este siendo justa contigo,espero que tu lola sea la mujer que estabas buscando (pues con lo que narras de seguro que si), te felicito, mandamele muchas saludes a tu Lola. Hey te confieso que tus relatos me hacen cada vez apreciar mas mi relación, reflexiono tantas cosas, caigo en cuenta de errores y pienso en tratar de conservarla por siempre, mil gracias y mucha suerte.


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