Guía Cereza
Publicado hace 16 años Categoría: Fantasías 2K Vistas
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Karen volvió a su país y yo a mi rutina, mucho trabajo y algún encuentro casual con alguna mujer, pero nada que durara más de una noche. Extrañaba a mi chica paraguaya. Finalmente luego de un mes, me llamó, yo no había querido molestarla pues sabía de su situación. Además quería comprobar si aquellos días de buena compañía, había dejado alguna huella en ella. Hablamos un buen rato, me contó que en su casa todo estaba tranquilo y nadie sospechaba nada, a pesar de que ella ya no era la misma. Karen - no puedo olvidarme de ti, de la paciencia y dulzura con que me trataste. Clara - yo me sentí muy bien contigo. Ya sabes que me gustaste desde el primer momento, pero luego además de la pasión hubo una excelente comunicación. Yo solo quería volver a verla, pero sabía que sería muy difícil. Me siguió llamando durante meses, hasta que una mañana de domingo tocaron el timbre muy temprano y allí estaba mi hermosa morocha. Nos abrazamos durante un largo rato y ella comenzó a llorar sin parar, nos sentamos. Yo no podía parar de besarla y ella no dejaba de llorar. En un momento, intenté levantarme para traerle agua, pero no dejó que me apartara de su lado. Sin dudas ella ya no podía sostener su situación, se notaba que estaba ahogada en deseos de mostrarse tal cual era. Finalmente se calmó y fuimos juntas a la cocina, bebió agua y luego tomamos café. Salimos a caminar un rato, de la mano. Era increíble el cambio que se producía en esa mujer cuando se sentía confiada y serena. No hablamos mucho, pero me contó por ejemplo que había estado muy deprimida y que por eso había subido de peso. Es cierto que tenía unos kilos más pero seguía siendo una mujer extremadamente sensual. Volvimos a casa y le dije que dejara sus cosas en mi cuarto, mientras yo organizaba la casa. Cuando fui a verla, un rato después, descubrí que se había quedado dormida, así que la dejé descansar. Pasaron como dos horas y ella seguía dormida, pero ya no pude resistir el deseo. Me paré a los pies de la cama y la observé dormida, la imagen era hermosa, su cuerpo era aún más voluptuoso, sus caderas anchas, su vientre, sus senos estaban más grandes. Solo de mirarla mi ropa interior se humedeció. La molesté un poco, para que sin despertarse se acomodara de frente. Y allí estaba mi chica, que linda era. Comencé a abrir su blusa, ¡por Dios! podría mamar nuevamente aquellos senos. Me acomodé a su lado, podía escuchar su respiración serena, percibir su perfume, estaba tan serena. Acerqué mi boca a la suya pero no la toqué, la punta de mis dedos pasearon sobre su pecho pero no la tocaron. ¡Qué delicia!! Ya casi tuve un orgasmo solamente por gozar del espectáculo, de verla allí en mi cama serena y apacible. Besé y lamí su boca, mi mano estaba sobre su seno, entonces despertó, pero estaba vez no sentía vergüenza, ni susto, no había rechazo. Ella había asumido, que eso era lo que necesitaba, lo que ansiaba, estar con una mujer. Nunca me lo dijo, pero así lo sentí, solo tuve que pedirle que se quedara conmigo todo el tiempo que quisiera. Nos miramos durante un largo rato, y así acostadas una frente a la otra nos masturbamos mutuamente, durante un beso intenso. A la noche salimos a bailar a nuestro lugar de siempre, conversamos con algunas conocidas. En la calle nos encontramos con unos compañeros de trabajo y Karen se comportó como si los conociera de siempre, estaba feliz y enamorada. Hasta me besó frente a ellos, yo no salía de mi asombro, ¿qué había pasado con esta mujer durante los meses que estuvo lejos? Karen - tú me devolviste la vida. Yo te amo y no quiero separarme de ti jamás. Clara - cariño, yo solo me sentí conmovida en el momento de conocerte y seguí mis instintos hasta que te conseguí. Así comenzó la conversación cuando llegamos a casa. Nunca pregunté por su marido, solo dije: "Quiero vivir contigo. Quiero que te quedes aquí. Quiero que seas mi mujer"Karen, comenzó a llorar, pero no era solo emoción y alegría: "Yo te adoro y quie [ Pulsa para ampliar ] [ Pulsa para ampliar ] ro ser tu mujer, pero también, tengo mucha curiosidad. Necesito salir a este nuevo mundo y vivir un poco más de mi nueva vida" Aquello era una excusa como en las películas, y yo estaba confundida, quería matarla en aquel momento, pero no quería se fuera por la misma falta de compresión que la había mantenido escondida tanto tiempo. La besé y comencé a tocarla, ella me acarició el rostro y respondió mis besos. Hicimos el amor allí mismo: nos quitamos la ropa. La luz estaba encendida y no dejé que la apagara. Le pedí que se sentara en el sofá, quería ver su nuevo cuerpo. La soledad y depresión la hicieron ganar unos kilos: sentada se notaba su rollito abdominal y sus piernas se veían más gruesas y estaban pegaditas, sus tetas eran ahora más grandes. Se sentía indefensa, pero estaba muy excitada. Me arrodillé en el sofá a su lado y comencé a tocar su vientre rollizo, una a una tomé en mi mano sus tetas y las levanté y apreté con fuerza. Ella tiró la cabeza hacia atrás al tiempo que suspiraba profundamente. "Quiero que abras las piernas, te voy a coger con mi juguete nuevo, uno que estaba guardado esperando entrar en tu vagina caliente"Ni siquiera pudo mirarme, solo sentí como su cuerpo se estremecía y sus piernas comenzaron a abrirse. ¿Quieres que lo haga? ¿Quieres que te penetre rico hasta que me des toda tu leche perfumada?Sin darle tiempo a contestar (aunque creo que no podía armar una palabra), me levanté y fui por mi juguete. Era bastante grande, de manera que tomé el lubricante y volví al sofá. Karen estaba como paralizada, sus piernas estaban algo separadas, su cuerpo estaba sudoroso, había mucha tensión y eso me gustaba. Esta era una nueva situación para ella. Me arrodillé nuevamente a su lado, le besé con lujuria, mordí sus lóbulos, lamí su cuello, y mi mano comenzó a meterse entre sus piernas. "Anda, niña dame más, abrite al placer, deja que mis dedos entren en ti primero" Se agitó mucho, su cuerpo estaba tenso, pero metí mi lengua en su orejita y mi mano despegó con fuerza sus piernas, mi dedo quería entrar pero no podía. "Un momento, por favor, no sigas."Tiró su cuerpo hacia adelante, entonces, me senté y acaricié su espalda. Clara - cálmate, que pasa, si todo está bien. Estas segura conmigo, yo sé que me deseas, ¿cuál es el problema?Karen - no sé estoy muy tensa. Cuando le dije a mi marido lo que sentía, él se puso furioso y me forzó a tener sexo. No estoy segura de soportar que me penetres. Clara - ay cariño, lo siento mucho, no tenía idea de esto. Debiste habérmelo contado. Tú sabes que esto no es importante, no es la esencia de la relación entre dos mujeres, pero a mi me gusta hacerlo. Desde luego si tu no quieres, no lo haremos. Karen - lamento ser tan complicada, tú me has ofrecido todo, me ayudaste a cambiar y necesito que lo sigas haciendo. Ayudame una vez más, no estoy preparada aún para tu juguete, pero si me tienes paciencia podrás sentirme con tus dedos. Clara - ¿estás segura?Karen - si cariño, solo dime que hacer y puedes tomarme cuantas veces me desees. Clara - recuéstate entonces, afloja las piernas, primero voy a comerte ese coñito tierno y sin que te des cuenta estaré dentro de ti. Pero recuerda que es mi amor y mi deseo lo que albergarás en tu interior. Esta vez se acostó en el sofá sus senos se expandieron, su vientre se aplanó y sus piernas se abrieron a mis deseo de comer su sexo. Presioné con mi mano su pubis, puse mi otra mano en su cola para levantarla y entonces el manjar estuvo servido. Lamí, besé mordí y cuando llegó a su orgasmo y vi brotar de su interior la pasión mis dedos entraron fácilmente. "Siéntate y mírame". Me senté frente a ella, la abracé y apreté contra mi pecho y sin dejar de mirar sus ojos negros me moví en su interior a mis anchas, hasta que un nuevo orgasmo convulsionó su cuerpo. "Ves, amor, estoy dentro de ti y te sientes bien, estas gozando. Yo sabía que podía hacerte feliz. Podrás acostarte con quien quieras pero desde hoy eres mi mujer"Me besó con desesperación y se apretó contra mí. Cuando me retiré y todo volvió a la calma, nos fuimos a la cama. No la dejé bañarse, pues el olor a sexo que nos inundaba, aumentaba mi sensación de placer. Karen, se quedó conmigo, pero la condición era que si conocía a alguien que la calentara, yo debería aceptar que tuviera una aventura. No fue fácil, pero el sexo entre nosotras era tan bueno, que yo estaba muy segura de que no se iría con nadie más.
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🍒 Pregunta Cereza

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