
Compartir en:
Una mañana de vacaciones en un pequeño pueblo sin nada que hacer, se nos ocurrió conseguirnos de bicicleta para cada uno e irnos hasta un pueblo vecino, a unos dos kilómetros de distancia. Antes de medio día ya estábamos todos listos para salir. De todos nosotros siempre pensé que yo era el único homo, pero como ellos nunca me llegaron a decir nada, nunca supe si era porque no lo notaron o porque no les importo. Aunque a veces los veía con el pequeño yimmy, nunca llegue a sospechar nada de ellos. La verdad el trayecto era bastante relajado y comenzamos a pedalear seguido pero haciendo paradas de vez en cuanto. Como hacia bastante calor empezamos a bajar el ritmo. Me fije a mí alrededor y éramos como diez, ya todos sin camisa, sudorosos y agitados. A veces me quedaba de último para poder mirar todas esas piernas y culos, viendo como se iban bronceando y como les bajaban las gotas de sudor por la espalda. Jacob se me acerca y señalo sus piernas, tenía puesto un viejo pantalón militar que yo le regale y que él había cortado por debajo de las rodillas, con el que se podían ver esas piernas gruesas y velludas. Me dijo riendo que era lo único bueno que había hecho por él y se adelanto nuevamente dando pedalazos, haciendo alarde de su buen físico. Mientras yo reparaba el culo de mi viejo amigo. Antes yo solía ser un dormido con los manes y solo pensaba en estar en el equipo y en hacer deporte. Pero después que salí del equipo empecé a tener roces con manes y esa tarde ya no podía dejar de pensar en como comerme todos esos ricos culitos que había tenido hace años a mi lado. Me adelante para contarles de un lugar que había conocido hace varios años haciendo ciclo montañismo. Varios dijeron conocerlo también y acordamos ir a terminar de pasar la tarde a ese lugar. Era algo retirado de la carretera principal, pero sabía de un camino que nos llevaría directo. Empezamos a hablar del sitio, que era una vieja estación del acueducto en la que había un tanque parecido a una piscina que se podía hacer llenar de agua. Por dios que arrecho me pongo y que pensamientos más morbosos me vinieron a la mente solamente de imaginarme a todos metidos en el agua y retirados de alguna carretera en la mitad del monte. En media hora llegamos al lugar que aun seguía abandonado y pronto pusimos a llenar el tanque de agua. Al instante empiezo a ver a algunos en ropa interior y no tarde también en quitarme la pantaloneta que traía puesta y presumirles mi paquete.. aunque sabia que no era el único con una buena herramienta. Como Jacob quien me reparaba sin ningún problema la entrepierna. El tenía unos bóxer blancos más bien gastados y se distinguía muy bien que había algo verdaderamente grande ahí. Recuerdo que tuve que mirar a hacia otro lado pues estaba allí que me arrodillaba y se lo sacaba frente a todos. Le dije que fuéramos a tirarnos al agua desde la parte más alta. No podía esperar el momento de verlo con ese bóxer mojado, aunque la verdad no era al único que quería ver así. Maldición.. no podía creer cuantos jodidos culitos juntos habían a mi lado!!! Como en las duchas, solo que sin el entrenador o mi mayor dándonos ordenes..