Pues la verdad en este relato lo que quiero es contar una de mis fantasí­as, este niño no lo conozco, chateamos demasiado y pues con sus palabras me ha cautivado. Un dí­a después de chatear con el, estando en mi cama en una pequeña pijama color naranja, algo corta, sin nada debajo, comencé a pensar en el. En todos los besos que el deseaba darme y yo a el. Pude sentir como mis manos hicieron una extensión de las suyas y poco a poco fueron recorriendo todo mi cuerpo, comenzando por mis labios, luego poco a poco siguiendo por mi cuello hasta llegar a mis senos; en ese momento pude sentir como mis dedos acariciaban mis pezones los cuales lentamente se iban colocando cada vez mas duros. Mientras una de mis manos seguí­a acariciando mis dedos, la otra seguí­a su recorrido por todo mi cuerpo, pasando por mí­ estomago y siguiendo primero por mis piernas, lo cual hizo que me dieran escalofrí­os súper deliciosos por todo mi cuerpo. Cuando por fin llegue a mi vagina la cual ya estaba bastante húmeda, poco a poco fui acariciándola de arriba a abajo, pasando primero solo un dedo para así­ poder sentir mucho mejor todas aquellas sensaciones indescriptibles. Fui metiendo mis dedos entre mis labios y así­ lentamente ir escarbando en mi vagina para así­ poder hacer mucho mejor todo aquello que me imaginada, podí­a sentir que mis labios se convertí­an en su lengua y así­ como iba acariciando mi clí­toris mas y mas rápido, hasta el punto de que mi propio cuerpo pidiera que me introdujera no uno, ni dos dedos, que me metiera tres sin pensarlo y así­ lo hice. En ese momento pude sentir como todo mi cuerpo se estremecí­a pensando en la sensación de que aquel pene fuera el que me estuviera penetrando y así­ ir subiendo la velocidad hasta el punto de no poder aguantar mas, mis fluidos brotaban tan deliciosamente rápido de mi que me hací­an pensar que no querí­a que aquella sensación terminara. En ese momento tuve mi primero orgasmo, podí­a oler, sentir y saborear como mis jugos brotaban y no paraban, como aquella cascada la cual no se sabe de donde viene ni cuando terminara. En ese momento solo pude dejar quietos todos los músculos de mi cuerpo para así­ poder relajarlos, pero no, estaba tan exhausta que todaví­a podí­a sentir como todo mi cuerpo estaba por aquel hombre el cual sin conocerlo ya me habí­a hecho sentir mujer. Ojala y algún dí­a este hombre en verdad me pueda satisfacer y así­ poder darle rienda suelta a todo aquello que me ha hecho tener mas de un orgasmo y me ha hecho sentir tan bien.