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LA NOCHE DE LOS DEMONIOS P1

Era otro viernes en la noche, y como todas las noches lo primero que hago al llegar a casa es encender un cigarrillo, escuchar los mensajes en la contestadora y preparar mi cena , una insí­pida sopa instantánea en sobres de una porción. La noche era aun joven y no habí­an muchas opciones. ¡Biiip! – Señor Callahan le hablamos del banco Nacional para recordarle que ya se cumplió la fecha para el pago de sus obligaciones, que tenga un buen dí­a, gracias- Los del banco. Siempre tan atentos, siempre tan preocupados por mis asuntos, por eso es que tanto les quiero. Si pudieran me embargarí­an el trasero y me cobrarí­an cada vez que voy al baño. ¡Biiip! –Jhonn esta ahí­ ? le habla Gustavo. Que paso hermanito!, Ya pasaron los cinco dí­as y no me ha consignado lo del arriendo, llámeme o busco alguien mas para el apartamento- Esa escoria, esta tan cerca de ser mi hermano como esta pocilga de ser un apartamento. La noche aún es joven y la cosa no parece mejorar. la cena ya estaba lista, y aun no llevo mi cigarrillo ni por la mitad. Aun no se como se puede abandonar a un esposo como yo. (sonrí­o) ¡Biiip!—Sr Callahan le habla la señora Bundchen necesito de sus servicios para esta noche, le ruego se comunique conmigo tan pronto le sea posible, ya sabe donde encontrarme. Eva Bundchen, Alemana de 35 años , radicada en el paí­s hacia 15 años, proveniente de una familia adinerada que lo perdió todo estafados por su propio tí­o. Truncada su carrera como modelo no tubo mas remedio que casarse con un carcamal millonario que le duplicaba en edad. Eva era la única mujer que lograba intimidarme. Me intimidaba su belleza aria, su voluptuoso cuerpo, sus hermosos y penetrantes ojos azules como témpanos de hielo, su actitud era frí­a e imponente, pero con unos gustos y modales refinados, como una especie de oficial nazi de la segunda guerra. Era Dominatrix y organizaba en su penthouse privado sádicas orgí­as donde sometí­a a una o varias puticas de turno a crueles castigos y humillaciones, todo delante de su viejo marido, quien se deleitaba mirando las sórdidas escenas mientras trataba de masturbarse. luego les entregaba una gruesa suma de dinero y las enviaba a casa hechas una mierda pero con sus bolsillos llenos de dinero y sus narices llenas de perico. Ya habí­a trabajado para ellos una par de veces, era el fotógrafo oficial, les gustaba tener fotografí­as de sus ¨performance¨ como los llamaba madame Eva, para ella arte en vivo, para mi una prueba mas de que con dinero haces lo que se te de la puta gana. En fin tenia que llamarla, la paga era buena y el trabajo serian cuestión de tres horas a lo sumo, pero lo que mas me incitaba a ir era el hecho de encontrarme con Eva, despertaba en mí­ esa mórbida atracción, serí­a tal vez como un amor imposible (las dos palabras mas ridí­culas unidas en concepto todaví­a mas ridí­culo), solo sé que me hací­a sentir como una mosca queriendo copular con una araña. A eso de las diez vi llegar al chofer, ya estaba preparado, mis cámaras estaban listas mi dedo también. Esta vez no me llevo al acostumbrado penthouse en cambio tomo la ví­a que sale de la ciudad, me deje llevar sin preguntarle nada, no cruzamos palabras en todo el camino y esta bien, odio las falsas conversaciones que hace la gente solo para romper los incómodos silencios. Sabia que esta noche era algo especial , me habí­a pedido que llevara la videocamara , aparte de la fotográfica, además esta vez se trataba de una mansión afueras de ciudad. Tan pronto llegamos me di cuenta que se trataba de algo gordo, el sótano del estacionamiento parecí­a una exposición de autos de lujo, Mercedes ,BMW, Jaguar, limosinas de todas las marcas algunas incluso con placas diplomáticas, apostarí­a uno de mis huevos a que por lo menos la mitad son polí­ticos o jueces. Bastardos como si no les conociera de antes. Del estacionamiento fui conducido por los escoltas personales de Eva a un elevador que llevaba directo al lobby de la casa. - Usted es el fotógrafo?- Exclamo en tono golpeado uno de los Gorilas. Baje la mirada hacia mi cámara fotográfica que llevaba colgada al cuello y le hice una irónica mirada. -Si, pero vengo de incógnito.-Seguramente ustedes trabajaron en el ejercito o la policí­a. -Inteligencia militar que llaman-. Al parecer no le hizo gracia al simio y tomándome con fuerza el brazo acerco su gruesa y roja nariz casi contra la mí­a y como apretando los dientes mascullo: -Vea payasito, no se haga el guevón y vaya pasándome las cámaras que trae, que aquí­ esta prohibido tomar fotos, ya se la entregaremos en su momento-. -Pasándote una mierda- -y me suelta ya o le estrello la cámara en ese prolapso rectal que tienes por nariz- Ya imaginaba mi Nikon D200 incrustada en su cara, cuando de repente se abrieron las puertas del elevador y junto ante nosotros estaba ella, madame Eva. Estaba magnifica, con su traje Dior negro sobre su blanca piel, lucí­a tan exquisita que junto a ella la mismí­sima Jackie O hubiera parecido una casquivana. - Sucede algo señores ? - Señora lo que pasa es que no quiere entregarnos las cámaras-. -Señor Callahan bienvenido, disculpe a mis hombres por favor, solo cumplen con su trabajo, por favor acompáñeme al estudio-. Mientras le seguí­a, madame Eva seguí­a justificando la actitud de sus hombres, pero mi mente solo podí­a concentrase en el perfecto cuerpo que tenia delante mí­o, mis ojos acompañaban al vaivén de sus redondas y firmes nalgas. -Cuanto quiere por ellas? -Perdón?- Dije desentendido. -Si, cuanto valen sus cámaras-. -Lo siento no están en venta-. -Que tonterí­as señor Callahan , todo tiene un precio en esta vida, ambos lo sabemos, solo hay que hacer la oferta adecuada, no cree usted? Si hasta el hijo de dios tuvo su precio, por que no lo tendrí­a usted. -No creo en dios y personalmente no darí­a ni las calzas de mis muelas por el-. Se acerco por detrás al sillón donde me encontraba sentado y sentí­ su respiración detrás de mi oreja, un susurro. Su olor era perturbador, casi etéreo, era la esencia misma del deseo y la distinción. -Todos tenemos un precio señor Callahan todos apetecemos algo, envidiamos. La codicia y el deseo es algo innato es lo que nos hace humanos, dí­game cuales son los suyos?, ¿que es lo que mas desea en estos momentos?, estoy segura que podrí­a complacer hasta sus fantasí­as mas extravagantes. Note como en mi pantalón se apreciaba una erección del tamaño de la torre Eiffel y ella también lo noto. Querí­a tomarla en mi brazos y le decirle que la deseaba, que era lo que mas querí­a en esos momentos, la besarí­a tan fuerte que le dolerí­an los labios y le harí­a el amor sobre ese mismo escritorio como nunca se lo habí­a hecho a ninguna mujer. Pero no lo hice. - Diez millones de pesos-. -Por las cámaras y mis servicios-. Desconcertada, asumiendo que me lanzarí­a sobre ella como una hiena hambrienta, no pude dejar de notar un gesto de grata sorpresa en su rostro. -Sabe una cosa señor Callahan, es usted un hombre muy interesante. Nunca he trabajado y nunca lo haré, pero si tuviera que elegir entre un oficio, el suyo es absolutamente intrigante. Fotógrafo forense de dí­a y en las noches es el cómplice de las mas aberrantes fantasí­as sexuales. - Cómplice no., solamente soy testigo. Testigo de hasta donde puede llegar el genero humano, si es que se le puede llamar humano. -¡Claro que lo somos!, es exactamente nuestra naturaleza y no debemos negarnos a ella, lo demás es hipocresí­a barata, una falsa apariencia, somos depredadores señor Callahan por eso dominamos a las demás especies, siempre lo hemos sido y siempre lo seremos, pero queremos convencernos de lo que no somos para poder sentirnos bien.- pero en fin-. -Aquí­ tiene su cheque por lo que me pidió, le entregaremos las cámaras en su momento, hará su trabajo y luego el chofer lo acompañara hasta su casa, por ahora relájese y siéntase como en su casa, tenemos una celebración, así­ que tómese un trago y disfrute. Ya le haremos llamar-. -Una cosa mas, todos mis invitados están, digamos.. disfrazados, así­ que le ruego no se asuste ni se sienta incomodo-. -Créame madame, acostumbro a ver cosas un poco mas raras que un disfraz-. -Perfecto, entonces prosiga al salón y siéntase cómodo, que tengo que atender otros asuntos-. Al entrar al salón principal quede estupefacto, la imagen era tan bizarra que sentí­ un escalofrí­o recorrer mi espalda , todos vestí­an trajes negros muy formales, algo normal para la ocasión, solo por un detalle, todos llevaban una mascara blanca con una expresión un tanto intrigante, se dibujaba una fina sonrisa pero las cejas marcaban cierta malevolencia y la nariz tan larga que casi parecí­a el pico de un ave, el ambiente era tan denso que se podí­a cortar con un cuchillo. Note como todos dejaron de hablar entre ellos y me seguí­an fijamente con la mirada hasta llegar al fondo del salón. La situación era un poco mas que incomoda así­ que le pedí­ un whisky al mayordomo que al igual que yo y el pianista éramos los únicos allí­ que no traí­amos cubiertas nuestras caras. -¿Es bueno, no? Alfred- le pregunte al mayordomo (señalando al pianista). Me habrí­an mirado mejor si hubiese entrado a una iglesia a orinarme en la pila del agua bendita. -¡Es el mejor!. Y mi nombre no es Alfred señor- –y como se llama lo que esta tocando, si no le incomoda mi pregunta – -Aria Goldberg Variations de Bach, y no me incomoda, es evidente que el señor tiene como decirlo.. otro tipo de gustos. Quise responderle como todo un caballero, mostrarle lo evidente que puedo llegar a ser, pero mejor recurro a mi salvavidas acostumbrado, saque un cigarrillo y lo empecé a fumar. Como esperaba, casi al instante el acartonado mayordomo ya estaba encima mí­o -¡Señor! Necesito pedirle que retire para fumar- -Esta bien Alfred- ya sabe usted: soy un hombre de gustos diferentes. Y aunque salí­ a fumar respiraba un aire mucho mas puro del que percibí­a en aquel extraño lugar. En la entrada de la casa estaban mis dos simiescos amigos, los escoltas de madame Eva, así­ que subí­ a la segunda planta donde al llegar habí­a visto un balcón lo bastante aislado como para sentirme a gusto. Cruce por el medio de una gran habitación que parecí­a vací­a y al llegar al balcón me sentí­ como si me hubiera desatado una soga del cuello,(cuan equivocado estaba), solamente querí­a disfrutar de un cigarrillo y de este excelente trago, si de algo tenia experiencia era en el licor y este whisky es de los mejores. Ahora todo estaba mejor. -¿Es usted un invitado?-. Miro hacia la puerta y mis ojos no daban crédito a lo que veí­an, ahí­ en la puerta en un pequeña y translucida bata una hermosa joven no mayor de 20 años que me mira con intriga y me repite la misma pregunta que nuevamente vuelvo a ignorar. -Señor: quien es usted?- Aun cuando ya sabia quien era ella no podí­a creer o tal vez no lo querí­a creer que aquella joven fuera la “protagonista” ,como llamaba Eva a las sumisas, la piedra angular donde recaerí­an los instintos mas salvajes. Generalmente llamaba siempre a las mismas chicas, putas mayores , curtidas, que en cierta medida les gustaba el dolor y para soportarlo mejor inhalaban grandes cantidades de cocaí­na, todo lo contrario a esta imagen de la belleza y en cierta medida la ternura. -si. he.. disculpa , yo soy el fotógrafo y tu quien eres?- - Me llamo Nina, mucho gusto- seré la modelo esta noche- -¿Ya has trabajado con Madame Eva? -No, pero una amiga mí­a ya lo ha hecho un par de veces y me explico lo que tengo que hacer. -Y también te explico lo que te van a hacer?- -Si, yo conozco el trabajo, ya he trabajado varias veces en esto, no se preocupe-. -¿Y por que no vino tu amiga?- -No, ella no podí­a venir y además querí­a darme la oportunidad a mi, necesitaban una niña como yo y con lo que me voy a ganar hoy tengo pensado hacer muchas cosas, hasta comprarle una casita a mi mami, que tal la amiga ha?- y tu vas a estar presente me imagino-. -claro soy el fotógrafo. -Y aparte como veinte personas mas.- -Pues nunca lo habí­a hecho delante de tantas personas pero pues para todo hay una primera vez, no crees? -¿Sabes que es Bondage?, sumisión?¿sabes lo que es el sadismo?. -Pues no se como se llaman todas esas cosas pero mi amiga me lo explico todo. -¿que te explico?. -Mira corazón, no se quien eres tu pero la verdad no me interesa, vine a hacer mi trabajo y ya. Madame Eva ya me pago y puede hacer lo quiera durante toda la noche si quiere, ¿ok?.- Si hubiera sabido que al dí­a siguiente sostendrí­a su cabeza decapitada en mis manos y que todas las prueban me apuntaban como el principal sospechoso, le habrí­a obligado a que escapara, que se fuera muy lejos y que no volviera nunca. Pero tal vez ni conociendo su macabro destino escaparí­a de este lugar , lo veí­a en sus ojos, era un brillo particular, no como el brillo en los ojos de una adolescente enamorada. No. Era la codicia, la momentánea alegrí­a de tener mas dinero que nunca habí­a tenido, la habí­a enceguecido no reconociendo el infierno en que se estaba sumergiendo y al cual me arrastraba irremediablemente. continuara...
dejavu

Soy hombre heterosexual

visitas: 1252
Categoria: Sadomasoquismo
Fecha de Publicación: 2010-02-12 08:39:15
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1 Comentario

MAGNIFICO !!! Bien escrito,erotico e intrigante, que mas se puede pedir?

2010-02-02 20:11:15