Guía Cereza
Publicado hace 15 años Categoría: Fantasías 708 Vistas
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Salamandra descansaba sobre una cama con sábanas de seda blanca, las cuales dejaban entrever la silueta de una mujer semidesnuda. El cabello le caí­a levemente sobre el rostro, evitando que los rayos de sol irrumpieran su sueño.. Una mano se desliza por el marco de la puerta dando paso a una figura masculina que la observa desde la distancia. Con sigilo Satiro Franco se adentra en la habitación sin poder apartar la vista del pecho que asomaba entre las sábanas. Recogió del suelo un pareo con el que con sumo cuidado ató las manos de Salamandra al cabecero de forja negra. Postrado a los pies de la cama, comenzó a deslizar la seda blanca que cubrí­a ligeramente el cuerpo, dejando al descubierto las curvas que en la sábana se trazaban. Aspiro profundamente, pues apenas podí­a contenerse.. Las yemas de sus dedos ardí­an mientras recorrí­an las piernas que se entrecruzaban sin dejar paso a su suelo dorado. Se lamio los labios y besó el pecho que habí­a estado observando desde la puerta. Un suave gemido se oyó en el silencio que invadí­a la habitación. -Tranquila princesa, sigue soñando. (Le susurro al oí­do) Aprovechó la ocasión para posicionarla boca-arriba, pero el gesto de su rostro reveló que la luz la molestaba. Abrió un cajón de la mesita y vendo sus ojos con un pañuelo que en él se hallaba. Acaricio sus pechos mientras recorrí­a el cuello con su lengua. Acorde iba lamiendo todo su cuerpo, retiro el tanga de encaje rojo que cubrí­a su más ansiado deseo. Elevo una de las piernas a la vez que mordisqueaba el entremuslo y volvió a aspirar profundamente mientras observaba el cálido rostro de la mujer que deseaba. Apoyo su mano izquierda en la pierna, evitando que cayera sobre él, con su mano derecha, ejerció una ligera presión sobre el clí­toris, deslizó lentamente la palma por todo su ser y culminó el movimiento introduciéndole su dedo mientras descansaba la palma de la mano sobre la cama. Suspiros, gemidos y leves movimiento desvelaron el sueño de Salamandra que yací­a en la cama con las manos atadas y los ojos vendados. Sin apenas aliento, del placer que invadí­a su cuerpo, consiguió exclamar: -¡Que..estas..haciendo! -Ssssshhhhhhh... mi vida... Tan solo relájate y disfruta. Y la beso apasionadamente. Recorrió con sus besos todo su cuerpo, abandonando cada rincón con una caricia. De rodillas entre sus piernas, obligándola a permanecer con ellas abiertas, metió sus dedos en la boca y los deslizo dibujando ondas desde su cuello hasta lo más profundo de su ser. Notó como se iba humedeciendo el dedo y le introdujo otro más. Los suspiros eran cada vez más constantes y en cada penetración, la respiración se entrecortaba. Sentí­a un calor abrasador cada vez que la penetraba y como si de un ataque de ira se tratase, agarro fuertemente sus pechos e inclino la cabeza entre sus piernas. Recorrí­a con su lengua de abajo a arriba y resoplaba en cada lamida..luego aprovechándose del arete que lleva en la punta de la lengua, Satiro Franco se concentro en el clí­toris jugando con movimientos mas rápidos hasta sentir como ella contraí­a cada musculo se su ser, exalando un gemido de placer... liberó sus manos de los pechos ya enrojecidos de la presión a la que habí­an estado sometidos y volvió a introducirle los dedos mientras mordisqueaba el clí­toris.. Deseosa de verse liberada, salamandra le pedí­a que la soltase para darle también placer, pero Satiro Franco corrigió: -Para eso no hace falta que te desate... Mordisqueó todo su cuerpo hasta llegar a sus labios, se incorporó, y como si a caballito estuviese montando, dirigió su miembro hacia la boca deseosa de ella. Se lo acercaba y alejaba una vez tras otra, apenas la dejaba saborear, y eso parecí­a inquietarla aun mas, elevaba su cuerpo ayudándose de las piernas en un vago intento por empujarlo hacia su boca. -Cálmate o te harás daño. Y cuando desistió de su intento, consiguió lo que habí­a estado aclamando. Lamió con ansia y cariño, lo rodeaba con su lengua como si quisiese enrollarlo y aspiraba como si de un chupetón se tratase. La euforia y el deseo les invadí­a por momentos. Satiro Franco dudo por un instante en liberarla..pero toda esa pasión se desato por haberla tenido sometida a su placer. íšnicamente la despojo del vendaje que cubrí­a sus ojos. -No conseguirás que te desate hasta que esto acabe. Se dio media vuelta y chupo con ansiedad la vagina, dejando que a su vez ella lamiera su miembro. Metí­a sus dedos y resoplaba en un intento de calmar el calor que desprendí­a mientras ella peleaba por atraparla y no soltarla. Alzando la cabeza preguntó: -¿Estás preparada? Porque yo ya no puedo resistir mas la tentación de estar dentro de ti. Se colocó entre sus piernas elevándolas una con cada mano para dejar todo al descubierto, se aproximó lentamente dejando su pene apoyado en los labios vaginales durante unos segundos sintiendo como ardí­an ellos juntos.. Empezó a introducirle su miembro poco a poco y ella quedaba sin respiración en cada centí­metro.
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🍒 Pregunta Cereza

¿Por qué crees que más personas jóvenes se identifican hoy como bisexuales? Un reciente estudio revela que 1 de cada 4 jóvenes entre 18 y 24 años se identifica como bisexual.


  • este relato es oomo un buen vino. servido a la temperatura exacta, dsifrutando su aroma y deleitandose poco a poco con su sabor embriagador.