Guía Cereza
Publicado hace 15 años Categoría: Hetero: General 977 Vistas
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LIBRES Y FELICES Esta es una historia real... Ocurrió hace unas pocas horas. Me describo como un hombre adulto, que vive en solitario, pero sin inclinaciones homosexuales ni aberraciones. Siplemente, adoro la soledad. Pero a ratos hace falta compañí­a y esa la busco por este medio y hasta ahora no me he sentido defraudado, porque lo que ha llegado ha sido super. En una de las tantas páginas que hay, encontré una nota de una dama. Le escribí­, me contestó y resultamos viviendo en la misma ciudad y muy, pero muy vecinos. Lo único es que en ese momento su esposo estaba ad portas de fallecer por una enfermedad terminal y por eso era poco el tiempo que dedicaba al Internet y a la búsqueda de amistades. Sin embargo, con lenguaje florido, sin acosar y sin ser atrevido, dejé la puerta abierta para que en un futuro no muy lejano pudiéramos concretar algo.. A los dí­as, por el mismo Internet me di cuenta que el señor habí­a fallecido y bueno, lo más lógico fue enviarle una nota simple pero calurosa, la cual recibió y, luego me lo comentó, le impresionó por el buen gusto en la redacción y los términos empleados. Así­ pasaron varios dí­as más y un dí­a la vi en el msn conectada... la saludé y con mucha afabilidad me saludó, me contó que estaba bien, un poco triste pero que lo principal era que habí­a descansado su esposo de tan larga enfermedad y ella, también. Y es que estos eventos son dolorosos para todos en las familias. Me contó que se iba de vacaciones por unas tres semanas que después hablábamos.. Cuando volvió, sin acosarla espere a que estuviera ya relajada y la volví­ a contactar.. Charlamos animadamente, aunque estaba triste pero sin embargo, la chispa no la perdí­a y dejó entrever que le gustarí­a un buen rato de retozo, sin sentirse ya culpable de nada... Así­ mismo en las charlas, me enteré que estaba recorriendo por las mañanas la avenida cercana como una forma de ejercicio. No le dije de acompañarla, pero si maquiné un plan para encontrármela y conocerla anticipadamente, sin que se diera de cuenta. Así­ que al dí­a siguiente muy temprano me organicé y salí­ a caminar por la avenida tal como cualquier ciudadano. El cálculo de la hora fue lo más complicado hasta que al tercer dí­a, canté victoria. La ubiqué y me acerqué de frente a ella, la miré de arriba abajo y seguí­ mi camino. Me llegue hasta una tienda, pedí­ una Pony, espere un rato y luego me puse de re-greso, esta vez por la orilla de la calle. Ella era una mujer no muy bajita, pero tampoco alta; trigueña clara, de cabello al hombro, acuerpadita sin ser gorda y con un cuerpo aun bien formado, de unos 47-50 años, en todo caso estaba muy bien conservada. Cuando nos volvimos a encontrar la miré con más detenimiento, de arriba abajo y de atrás adelante, quedando altamente impresionado. No mencione nada en la siguiente charla. En una de las tantas charlas, una vez más me dio a entender que ella no era ninguna mojigata y que le gustaba tener sus aventuras, siempre y cuando fuera con personas que no estu-vieran comprometidos.. lo de todas; sin embargo, cuando están en medio del peligro lo disfrutan al máximo y se hacen las yo no fui. Entonces, planeamos que una mañana le saldrí­a al encuentro y la invitarí­a a desayunar aquí­ en mi apto lo cual se materializó muy pronto. El dí­a escogido, fui, la encontré a dos cuadras y charlando alegremente vinimos al apto, desayunamos sin mayor malicia, claro que yo la miraba y me daba un hambre la tenaz, pero siempre dentro del mayor respeto.. Siempre he pensado que las cosas conseguidas a las buenas son mucho más sabrosas y duraderas.. Durante el desayuno acordamos una cena en una de estas noches. Ella aceptó y me indicó que serí­a el siguiente lunes, lo cual me pareció acorde, pues los lunes era el dí­a que vení­a la señora que hací­a el aseo. El lunes acordado, por la mañana, vino la señora, la instruí­ sobre lo que querí­a y salí­; y por la tarde, preparé la ensalada de verduras frescas, elaboré el postre que tení­a pensado y dejé todo listo para que cuando llegara lo único que habí­a que hacer era lo mí­nimo. Llegó casi puntual, organicé la cena, la degustamos y luego nos sentamos a charlar y a tomarnos el resto del vino que acompañó la cena, aunque tení­a dos botellitas mas por si acaso.. Es culta, inteligente y aunque es algo apegada a tradiciones religiosas no es mojigata. Así­ que busqué la forma de entrar a “matar” y me lancé. Yo sentado en un sofá individual y ella en uno de tres piezas y con el pretexto de servirle el vino, cambié de puesto y me quedé junto a ella. No se incomodó porque quedamos muy pegados. Al contrario me pareció que se arrejuntó mas. Ya así­, como tan pegados y con un brazo sin saber donde ponerlo, lo tiré por encima de su hombro, a lo cual tampoco se molestó y ya así­, con un brazo sobre ella quedábamos aun más juntos, más en contacto. Más cerca nuestras caras y nuestros cuerpos y pues el perfume que tení­a era supremamente excitante. Era fino.. no cualquier perfumillo de esos de catálogo que son hostigantes y penetrantes para los olfatos delicados. Así­ hicimos un brindis y con voz baja me dijo que se sentí­a muy bien, muy cómoda y que le parecí­a delicioso el rato. Pero la noche se nos iba a componer. Sin saber de donde, empezó a soplar un viento fuerte, frí­o. Las ráfagas entraban por la ventana con violencia y sacudí­an las matas; empezó a relampaguear y unos formidables truenos se escucharon en una cacofoní­a tal que parecí­a que la atmósfera estaba enloquecida. De pronto un fogonazo intenso y todo quedó a oscuras: un violentí­simo trueno retumbó por largo rato. El viento continuo soplando y con mucho tacto, me levanté y cerré la ventana, lo suficiente como para que el viento dejara de ser una molestia. Al momento empezó a llover.. primero suave y luego intensamente. Me volví­ a sentar al lado de la chica y me dijo que tení­a como temor de esa tormenta. “Mientras estemos aquí­ bajo techo creo que no hay peligro” le dije. La oscuridad era absoluta. La lluvia arreció y el frí­o que ésta trajo nos puso la carne de gallina. En esas circunstancias tan apropiadas, acerqué mi cara a la de ella y dejé que mis labios se acercaran a los de ella, que sin oponer resistencia se fueron abriendo hasta que, nuestras lenguas empezaron a pasar de un lado al otro. En un desespero total, nos juntamos todo lo que podí­amos y así­ estuvimos por hartos minutos. Me empujó hacia un lado para caer sobre mi. Se acaballó y me abrazó fuertemente. Yo hice igual, acariciando suavemente su espalda, cubierta por una suave blusa. La sentí­a impaciente, deseosa, cálida. Me tocaba la cara, la cabeza y me besaba con deseo. Yo, mientras, la besaba en el cuello, entre el cabello, en la cara, en la boca, también con frenesí­. Mis manos acariciaban su espalda y luego su amplia y generosa cadera. No oponí­a resistencia. Le saqué la blusa de entre la falda y metí­ mis manos entre la blusa rozando su piel que se sentí­a cálida. Así­ subí­a y bajaba por su suave espalda hasta que se incorporó un poco y me colocó su busto en mi boca. “Bésame amor, chúpalas” me dijo en un susurro, mientras direccionaba mi lengua hacia una de ellas. Al bajar mis manos, sentí­ el brasier y claro, esta era la oportunidad, Lo desabroché, dejando libres ese par de hermosas peras. Así­ fue más fácil la labor encomendada y me apretó con fuerza tapando mi nariz con la consiguiente asfixia de mi parte. La situación estaba ya caliente. Sentí­a la temperatura de su cuerpo al alza. Aunque hací­a frí­o por el viento que entraba y la lluvia que caí­a con intensidad no vista en mucho tiempo en esta ciudad, aumentaba la temperatura nuestra en el entorno. Y sin energí­a, estábamos a oscuras totalmente, con lo cual el ambiente se tornaba muy í­ntimo. En un inesperado impul-so, deslice mis manos por encima de su falda contorneando sus caderas. Alcancé las piernas desnudas y subí­ por ellas de nuevo palpando cada pedazo de piel. Llegue al sitio de partida: las caderas sintiendo que tení­a una tanguita pequeñita. No decí­a nada. Su respiración entrecortada hablaba por ella. Después de un buen rato de reconocer este delicioso terreno, intenté sacar mis manos, pero sentí­ que las suyas me detení­an y me obligaban a seguir allí­. Mientras sus besos me rodeaban por toda la cara, las orejas mi cuello acompañado de suaves mordisquitos.. Seguí­a acaballada y cambiando sus pechos a cada instante, parecí­a que estuviera tocando una dulzaina. Sus brazos se aflojaron. Se dirigieron hacia los botones de su falda que soltó rápidamente, dejándola abierta y con acceso visual directo a la piel de sus caderas. Ya no habí­a marcha atrás. En un momento, hice un movimiento y me dejé caer del sofá, buscando que ella quedara debajo. Suavemente la deposité en la gruesa alfombra. Le retiré la falda. En la penumbra pude apreciar sus ampulosas caderas, firmes, bordeadas por una tanguita de color oscuro. Le saqué la blusa y el brasier. Estaba en shock. Empecé a besarle de nuevo los senos. Me abrazo con fuerza. Sus piernas se enroscaron alrededor mí­o. De pronto se sentó y me dijo: Así­ no juego más. Que tal este? Yo empelota aquí­ y vos todaví­a con la ropa?? Nooo.. A ver afuera todo... Y me arrancó la camisa, me quitó los pantalones llevándose por delante los boxers, los zapatos y las medias.. ahora yo también estaba totalmente desnudo. Me miró con cuidado y me dijo. Uy! No pensé que estuvieras tan bien equipado. Me voy a dar un gustazooooo y se abalanzó a chupar. Como pude logré acomodarme debajo de ella y quitarle la tanguita para dejar toda su depilada intimidad sobre mi cara. Y empecé a chuparla. Y mientras la emoción la inundaba, más duro me apretaba y me chupaba. En varias ocasiones creí­ que lo cercenaba con sus dientes. Y luego, aflojaba. Sus abundantes fluidos caí­an a raudales por mis mejillas. Metí­ un dedo en su ano. Ahí­ fue Troya!!!! Empezó a aullar como loca. No se cómo lo hací­a, pero mientras me mordí­a, chillaba. Y llegó su orgasmo máximo. Me apretaba durí­simo con sus piernas y su cuerpo.. Yo me ahogaba y sentí­a que llegaba el dí­a Final. Pero así­ como la tormenta exterior amainó, la de aquí­ también, quedando recostada en la alfombra jadeando y sudorosa. Me alinee con ella y le di un beso. Me dijo que fue super... Se acurrucó y se quedó quieta. Yo mientras me meneaba mi cosa porque estaba a reventar con semejante función oral, pero ella no querí­a nada por ahora. Afuera, seguí­a lloviendo aunque no intensamente, el viento soplaba con poca fuerza y el servicio de energí­a aun no lo reestablecí­an. Pasó un tiempo que no puedo establecerlo, cuando se incorporó, me pidió que le sirviera una copa de vino, la cual apuró de un tirón. Sentada sobre los talones, me besó nuevamente y me dijo: “ven, ahora te toca a ti... Ven, yo la acerque a mi, y en posición de choferiada, se la he mandado toda.... dejó escapar un Ahhhhhhhhhhhhh!!! Larguí­simo y empezó a moverse, primero lenta después aumentando la velocidad lentamente... Pero habí­a algo más, sentí­a como si lo tuviera en la boca de ella.. Manejaba sus músculos a la perfección. Intentaba sacarme toda la leche de una sola vez y dejarme out. Pero, no iba a poder....!!! Fueron 20 minutos de meneo hasta que se vino una vez más.. Esta vez chilló durí­simo con lo que pensé que iba a despertar al edificio completo. Se quedó quieta colgando de mi cuello, acezando como si hubiera corrido una maratón doble.. Un breve descanso, tomar algo de aire y la coloqué a lo perrito. Empecé a darle duro. Aguantó 10 minutos y volvió a tener un orgasmo no tan intenso como los anteriores. Ay! Me duele, pero es un dolor delicioso, siento algo tan especial, que no me provoca sino seguir así­...clavada... Y yo nada...La saque y... La deje en esa posición y acerqué mi lengua a su culito. Empecé a chuparlo, a intentar penetrarlo con mi lengua y, de ahí­, bajaba por los labios de su vulva hasta el clí­toris y luego volver a subir y, claro, eso de nuevo la fue calentando.. “Papi, me lo dejo meter por ahí­, pero si eres cuidadoso, yo no estoy enseñada a que me hagan anal, pero a ti, te dejo si me tratas cuidadosamente. Listo! Respondí­. Seguí­ chupando y humedeciendo todo. Luego é un dedo, suavemente, relajando el músculo. Como no hubo reacción adversa, intenté empujar el segundo y el músculo se fue dilatando suavemente. Apliqué mas saliva, mas chupalina y el tercero.. Uy papi, me molesta un poquito, pero me gustaaaaaaa!!! Los dejé allí­ unos minutos moviéndolos en forma circular y lateral, hasta que consideré suficiente, los retire y acomodé mi pene a la entrada, empujando suavemente; no hubo queja alguna por lo que seguí­ con la presión. Seguí­ arrojando saliva continuamente y presionando hasta que los músculos se relajaron y seguí­ el camino hasta el final. Ella aflojó los brazos y suavemente se dejó caer y detrás iba yo.. Se encorvó un poco y empezó a tocarse el clí­toris; al principio suavemente, luego fue aumentando el ritmo. Yo también me moví­a cada vez más rápidamente... Empezó a agitarse, yo sentí­ que estaba en el camino sin retorno... Sus movimientos más rápidos, su respiración agitada y la presión de su cadera contra mi cintura cada vez más fuerte provocaba una penetración profunda y la sensación tan agradable que sentí­a, no me permitió soportar más y terminé muy profundamente en medio de una agitación intensí­sima. Esta abrupta erupción caliente desencadenó su orgasmo que hizo que sus rodillas se doblaran y cayera pesadamente en el piso mientras convulsionaba de placer. Sus quejidos fueron cayendo lentamente hasta quedar con solo la respiración agitada... Pero yo seguí­ firme en el interior de ella. Nos relajamos e hicimos la cucharita.. Estuvimos así­ unos minutos y luego, se retiró suavemente, se puso de pie y me pidió que le indicara el baño. En medio de la oscuridad y a tientas, la conduje. Me fui a buscar una linterna y en encontrándola, ilumine todo el baño pero ella se quedó allí­ sentada unos minutos y luego me llamó y me dijo que si nos bañábamos. Claro! Le respondí­. Ya vengo, voy a poner el calentador! Por instrumentos fui a encenderlo, regresé al baño metién-donos en la pequeña ducha. Nos bañamos una hora larga. (Y eso que dicen que para ahorrar agua uno debe bañarse en pareja, pero no es cierto!!!!) Cuando salimos la piel estaba toda arrugada. Además, nos habí­amos dado una masturbada mutua, deliciosa. Desnudos, nos fuimos a la sala y ella empezó a buscar su ropa. Aun lloví­a fuertemente; Me voy! Y le dije: no señora, te quedas aquí­ hasta que amanezca. Seguro? Me preguntó. Claro! Que te vas a ir a esta hora si esto apenas se está calentando, le respondí­ y alcancé a ver que esbozó una sonrisa. Nos sentamos en la alfombra y nos pusimos a charlar y a tomarnos lo que quedaba de vino. El frí­o de la noche nos hizo incomodar y fui por una cobija grande y dos almohadas y nos recostamos. La abracé, ella hizo la cucharita y allí­ me acomodé yo. En unos minutos sentí­ la respiración acompasada de ella lo que indicaba que estaba profundamente dormida. No se cuanto tiempo, pero también me quedé dormido. Al despertar ya era de dí­a. No habí­a sol sino una bruma espesa y sí­ntomas de seguir llo-viendo el resto del dí­a. Mi reina seguí­a dormida de medio lado con su respiración acompasada. Entonces, buscando admirarla, levanté la cobija y pude ver a la luz del dí­a las hermosas y redondas caderas, firmes, de color canela claro y unas bien torneadas pienas, limpias, sin celulitis ni venas. Miré bien por todos los rincones. Las acaricié. Ella no se resintió. Seguí­a dormida. Se acomodó, estirando una pierna y recogiendo la otra y, me acerque a su entrepierna desde atrás y empecé a pasar mi lengua, pero nada, no se despertaba. Seguí­ así­ un buen rato hasta que me clave profundamente entre sus piernas, separándolas y quedando mi cara entre las dos, echándome la pierna izquierda encima de mi pecho: toda ella estaba expuesta a mi lengua y mi boca e inicié mi trabajo de nuevo.. Durante varios minutos la sentí­ relajada mientras mi lengua recorrí­a toda su vulva y se con-centraba en su hermoso clí­toris, el cual despertó primero que ella. Sentí­a el aroma fuerte, intenso que emana de la mujer que ha tenido sexo en las horas previas. Que delicia!!! Cuando despertó, estaba inmersa en un carrusel de sensaciones y en medio de espasmos, jadeos y gritos se acabó de despertar, mientras que oleadas de fluidos brotaban de su entraña. Me vi aprisionado en medio de esas piernas y casi sin poder respirar pero la sensación fue extraordinaria, tanto para ella como para mi: su orgasmo fue tal que quedó en shock momentáneo. Jadeaba como si el aire se hubiese agotado totalmente; fueron hartos minutos y mientras, yo también intentaba recuperar el aire perdido. Así­, me tomó la cabeza y me empezó a besar como loca y a decirme que “jamás en mi vida, me habí­an despertado de una manera tan deliciosa uffff! Delicioso”..no se cansaba de repetir.. Se incorporó desnuda, sin importarle que todas sus partes quedaran a mi vista, con la mayor tranquilidad y frescura del mundo, empezó a revolotear por la sala diciéndome: “mí­rame, mí­rame cierto que aun estoy bien? Cierto que aun soy una mujer provocativa? Una mujer sexy? Y mientras yo seguí­a extasiado mirándola. Es que no tení­a presa mala. Nooo.. Que rica que estaba mi madurita.... Recogió sus prendas, hizo una pilita con ellas y volvió a recostarse a mi lado. No quiero irme aun, me dijo. Te importa? Tienes algo que hacer? Nooo le respondí­.. quédate todo lo que desees. Me tiró los brazos e hizo que me pegara bien a ella.. Esta vez de frente. Así­, abrazados y en silencio estuvimos un largo tiempo. A cada rato aprovechaba para restregar sus senos a mi pecho y su bajo vientre contra mi amiguito, que estaba a media caña. El brazo que estaba por encima, lo envió paralelo a nuestros cuerpos y empezó a masajearme. Para dejarle buen margen de acción subí­ una pierna sobre ella, con lo que deslizaba sus dedos por mis bolitas y llegaba hasta mi ano. En esos juegos, el tiempo pasaba. Se incorporó un poco y empezó a chuparme de nuevo, por lo que mi pene acabó de endurecerse totalmente. Al sentirlo en buena forma, se subió sobre mi y lo introdujo de una, sin siquiera darle un respiro. Sentí­ como si me estuvieran arrancando la piel. Pero al momento, su espacio estaba húmedo, viscoso, suave y cálido. Se movió todo lo que quiso. Volví­ a sentir el olor de sexo que de ella emanaba y que habí­a descrito. Pero ahora inundaba todo el ambiente. Yo no tení­a intención de eyacular aun. Ella se moví­a intensamente. Fue largo, laborioso, frenético, delicioso; sus fluidos escurrí­an a mi vientre y por mis testí­culos. La vi apagando los ojos, apretando la boca, cambiando de colores y supe que estaba en medio de un orgasmo intenso, se dejó caer sobre mi y me clavo su boca en la mí­a.. me mordió los labios fuertemente, sentí­ el sabor de la sangre, apretaba mi cabeza contra ella fuertemente y su respiración era profunda. Así­, hasta que fue pasando todo. Quedó relajada encima de mí­. No la querí­a mover ni ella tampoco querí­a irse. Qué tanto tiempo? No se. Le acariciaba la espalda, suavemente. Un minuto, cinco, veinte? Que más da. No habí­a afán por nada. No habí­an obligaciones. Se dejó caer de lado. Empezó a reir. Me dijo que se sentí­a muy feliz; que el goce que sentí­a tal vez nunca antes lo tení­a experimentado. Qué si serí­a por el tiempo que habí­a estado inactiva o por la edad. Preguntas difí­ciles de contestar, pero le dije que ambos. Me abrazaba, me besaba, me mordí­a, se lamentaba haberme dañado el labio, pero que estaba inconsciente en esos momentos. Me miró todo, pasó su mano por mi cuerpo y cuando encontró a mi amigo, le dijo cariñosamente, ‘ven que te voy a sacar lo poquito que tengas’. Se acostó boca arriba, separó las pier-nas y me dijo, Ven súbete y mételo todo! Sin pensarlo así­ hice y en la posición tradicional empecé a moverme, además, el olor de sexo de ella me excitó aun mas, era delicioso. Pero ella con sus músculos empezó a masajearme también y prontito, me sacó las últimas goticas que me quedaban y que cayeron en lo profundo de su cuerpo.. El mundo se me vino encima,; caí­ sobre ella, y al momento mi amigo quedó afuera. Ya no habí­a más de donde echar mano. Seguimos abrazados acostados sobre la alfombra y hasta nos echamos un sueño profundo. Cuando desperté, miré el reloj que marcaba las 2 y 30 de la tarde. Parece que con mi movimiento ella se despertó, se acercó y me besó. En su aliento se sentí­a el olor de sexo también y muy marcado. Que horas? Se la dije.. y me dijo, hagamos algo de comer, para irme. Lis-to! Me incorporé para buscar mis boxers pero me detuvo.. Quedemos así­.. me gusta!! La ayude a incorporarse nos fuimos a la cocina e hicimos el almuerzo. Siempre desnudos. Que sensación tan rica!! En todo caso, antes de pasar a manteles, nos bañamos, juntos des-de luego pero ya sin calentura, sino juiciosamente y nos secamos, pero no nos vestimos. Almorzamos y nos sentamos a tomarnos un vinito ella sentada en mi regazo, desnuda, desinhibida totalmente. Cuando empezaba a oscurecer, me ayudó a recoger todo, se vistió, me vistió y con un beso se marchó. Ya se estaba acabando el martes y yo, ni me acordaba.. Las charlas de estos tres últimos dí­as han sido intensas, largas y morbosas.. Pero como ella me dijo: yo no quiero compromisos ni enamoramientos. La pasamos rico, delicioso, lo vuelvo a hacer contigo, pero no quiero que me veas como “tu propiedad”. Seamos libres y viviremos felices.
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🍒 Pregunta Cereza

Junio, Mes del Orgullo🏳️‍🌈 ¿Te identificas con alguna de las siguientes orientaciones sexuales o identidades de género?