Guía Cereza
Publicado hace 14 años Categoría: Fantasías 799 Vistas
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Me encuentro solo en casa. Dejé mis llaves sobre la mesa y sin encender las luces tomé las escaleras rumbo al segundo piso, deseando finalmente llegar a tomar un baño. Atravesé el pasillo y entré a mi cuarto, viendo que la ventana estaba cerrada, dando una atmósfera calurosa a mi habitación, a pesar de que es un dormitorio amplio y normalmente frío. Ayer estuve con mi novia toda la tarde y sigo pensando en ella desde que la dejé en su casa… no he logrado dejar de pensar en ella y su hermosísimo cuerpo por más de un minuto. La verdad es que probablemente debería estar más tranquilo, pues al fin y al cabo ayer estuvimos juntos, solos y desnudos. Pero es que hoy en la mañana también la vi… estuvimos juntos sí… pero ni solos, ni mucho menos desnudos. El resto del día ha transcurrido y yo me encuentro agotado y hasta cierto punto feliz de llegar a casa, con la posibilidad de darme un baño y descansar. Entré a mi cuarto dejando los zapatos en el camino de la puerta a la cama y botando la chamarra en el suelo. Ya habría de recogerla más tarde. Con calor y un poco de sudor en mi frente y espalda, me lancé boca abajo sobre la cama y permanecí así durante algunos minutos, pensando sólo en ella… particularmente en sus exquisitas piernas. Mi novia es excitante, lindísima y con los ojos y la sonrisa más preciosos del mundo; pero esta noche, estando yo tan agotado y tras haber estado con ella en la mañana, sin haberla podido besar siquiera, sólo podía y quería pensar en su cuerpo… sexy y muy ardiente. Tras algunos minutos ahí tendido boca abajo, comencé a sentir cómo algo crecía bajo mi pantalón, mientras el calor subía en mi cuerpo y mente. Mi imaginación volaba… sus curvas eran camino para mis besos; decidí que era momento de quitarme el pantalón y la camisa. Cuando ayer la vi en un delicioso conjunto rojo, me costó muchísimo trabajo no desmayarme ahí mismo… ahora, poco más de 24 horas más tarde, mi memoria recorría cada centímetro de su cuerpo, cada peca de su pecho, cada vello de su pubis. Estaba demasiado excitado… ahí en mi cama en boxers negros y nada más, con mi verga dura... dura y ansiosa de mi novia, lancé todo lo que estaba en mi cama al suelo… la excitación aumentaba tras cada cosa que imaginaba. Quiero recordar su rica tanga… era tan pequeña y tan roja que no se la quité desde el principio. Antes ella me desnudó a mí, me quitó un boxer negro igual a este y se metió mi verga a su boca. Me encanta cuando hace eso… la tomó con sus manos y así, en tan rojo vestuario y con lindos tacones altos, me dio una mamada increíble como sólo ella lo sabe hacer. Empezó por tomarla y verla… con unos ojos tan abiertos que gritan deseo y me dicen que ella sabe que está a punto de recibir lo que tanto desea. Es tan rico… lo hace tan intenso, tan perfecto. Pone su leguita rica en la punta, abre luego la boca y la toma con sus dos manos de una manera tan intensa; siento su lengua, sus manos y sus uñas en mi huevos. Ahhh me hace gozar. Eso estaba imaginando… cómo la mama, como chupa, me sacude y me hace perderme. Mama rico, ¡muy rico!, me la recorre completa con la lengua, mi verga dura se ve tan bien en su boca. Fue después de que me la mamó durante unos minutos y que logré calmar el desesperado deseo de mi verga en su boca, que le hice caso a mi lengua que necesitaba desesperadamente de su clítoris. Le quité entonces su pequeña tanga roja con cuidado y pasión. Recorrí sus largas y delgadas piernas. Qué rico fue ver su clítoris, rico botón color rosa… rosita moñito tan lindo como es toda ella. Ahí estaba, totalmente húmeda de lo excitada que se pone cuando me mama la verga. La amo, somos ideales juntos. Recorrí con mi lengua su clítoris, poquito a poquito y fui viendo cómo su rostro cambiaba… su cara fue pasando de la emoción a algo más, de la sonrisa y la pasión al siguiente nivel de placer. Me gusta ver su cara cuando mi lengua empieza a tocarla, cuando la rozo poquito a poco, su cara empieza a mostrarse excitadísima, se muerde el labio, frunce el ceño, abre o cierra los ojos con toda su fuerza… sus manos, sus delicadas manos se aferran a lo que encuentre. Pero casi todo el tiempo me está viendo, me disfruta y le encanta verme ahí, lamiendo, besando, chupando, metiendo la lengua a su vagina y cambiando de velocidad… hasta que se viene en mi rostro y me doy cuenta cómo le doy el orgasmo más delicioso. Pero después logro aún más… si mi lengua consigue llevarla al orgasmo en su clítoris, cuando después meto dos dedos en ella, veo cómo su rostro parece inundarse de placer, cómo sucumbe a mí. Cuando con mis dedos ayer entré en ella y los moví como sólo yo lo logro, cuando entiendo cómo responde a mis movimientos, cuáles le llevan al orgasmo más intenso y cuando respondo superando al día anterior, cuando recorro el interior de su vagina con las puntas de mis dedos, cuando recorro simultáneamente su punto G con los dedos y su clítoris con la lengua… veo que es mía, veo que se entrega a mí y que me tiene realmente a sus pies. La amo, me ama… soy suyo y es mía… y nos encanta. Ya no podía más… mientras imaginaba todo esto, yo ya estaba frotándome contra mi cama y me giré para despojarme del boxer y comenzar a sacudir con pasión mi verga deseosa de placer. Cuál no sería mi sorpresa, cuando la vi allí… de pie en el marco de la puerta de mi cuarto, totalmente desnuda, salvo un hermoso brassiere negro y hermosos zapatos negros también de tacón alto, mismos que le dan un porte y elegancia increíbles. Tenía un dedo entre sus piernas, tocando con delicia su bellísimo clítoris y la otra mano frotaba sus pechos. - ¿En qué piensas papi? Con esa frase excitante y sensual en los labios, mientras yo yacía ahí sin entender cómo habría entrado sin que la oyera entrar, caminó hacia mi con el porte de una Diosa. No me dio tiempo de pensar, no me dio tiempo de responder su pregunta cuando subió a mi cama y me arrancó más que quitarme el bóxer, dejando libre mi verga dura y lista para el placer. Se subió en mí y sentí su abundante lubricación y vi cómo entraba en ella tan bien, tan rico, tan sexy. Toqué sus piernas y vi que era ella, que no estaba soñando, que sus muslos suaves y su hermosa cintura estaban sobre mí. Comenzó a moverse, podía sentir mis huevos libres tocando sus nalgas y cómo me apretaba con intensidad, su mirada sobre mi pecho, sus manos en los suyos eran suficientes para matarme de placer, pero no contenta con eso sus movimientos fueron incrementándose… su vagina me tenía, su belleza escultural me tenía absorto, pero el placer de la estocada crecía a cada momento.- ¿Te gusto papi? ¿te gusta cómo te cojo? - Sí mami, cógeme rico, así como sólo tú sabes. Atiné a contestar incrédulo aún. No lo podía creer, se movía, me estaba cogiendo, estaba encima de mí y me poseía con pasión. - Qué rico, qué sabrosa es tu vergaaaa - Rico, te mueves rico, me encantas, me haces gozar. Fue intenso, fue increíble… ninguna pareja en el mundo podía disfrutar tanto como nosotros; me cabalgó, disfrutó que la sujetara de las nalgas, que mis manos recorrieran su sensual cuerpo… nos fundimos en un beso rico, húmedo y en el que nuestras lenguas jugaron entre sí durante varios minutos. El beso acompañó nuestro orgasmo, nuestro intensísimo y simultáneo orgasmo que culminó de forma sublime la experiencia. Finalmente lo logré entender… si yo tenía tantas, tantas ganas de estar con ella nuevamente, era simplemente natural… que ella también deseara estar conmigo.

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