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Mi suegra me había permitido quedarme a dormir, lastimosamente no junto a mi novia, ya es muy noche me había dicho, es mejor que se quede no quiero tener en la conciencia un cargo si le llega a pasar algo, por supuesto que mi novia y yo nos habíamos alegrado mucho, era la primera vez que mi suegra accedía a dejarme pasar la noche en su casa. Bueno sigamos estudiando me dijo ellla, y continúo leyendo: El periné se encuentra en la parte más baja del tronco,-Pasen buenas noches, ya me voy a dormir, dijo mi suegra subiendo las escaleras, buenas noches respondimos Elizabeth y yo, seguido de un muchas gracias por todo de mi parte, bueno pero que no se le haga costumbre, respondió mi suegra. Mire a Elizabeth con cara de complicidad, ella solo entrecerró lo ojos y puso cara seria, NO, me dijo, tenemos que estudiar, está bien pues, le dije, tome el libro y continúe leyendo. , estás segura, mira que ya se durmió hasta acá se escuchan sus ronquidos, a parte como estamos estudiando la anatomía femenina, bien podrías servir de modelo, de nuevo me miro con ojos de estate quieto o no respondo, ya te dije que no seguí leyendo mejor, bueno, acerque mi silla a la de ella poniendo mi mano izquierda en su rodilla. Solo me miro, y dijo lee. . Ahora mi mano estaba deslizándose por debajo de su pijama, y llegando a tocar sus labios mayores, por encima de su ropa interior, que es hoy pregunte, ella ya se había rendido, también deseaba que siguiera, adivina me dijo, mi mano se movió tocando sus labios mayores, luego de regreso a monte de venus, después a su cintura y sus glúteos, por lo que mis manos sintieron, es un cachetero, Elizabeth movió la cabeza en señal de aprobación, ella sabía lo mucho que me encanta verle con ese tipo de lencería, es el cachetero azul, si, respondió ella, sacando casi con violencia mi mano de su pijama, pero ahorita tenemos que seguir leyendo, está bien, está bien, dije, y continúe la lectura. Varias veces intente seguir lo que había comenzado, pero cuando mi mano llegaba a su clítoris, Elizabeth me detenía y me obligaba a seguir la lectura. Hacía ya casi dos años que éramos novios y amantes, nos gusta mucho explorarnos mutuamente, besarnos, acariciarnos, mirarnos desnudos, bañarnos juntos, volvernos uno solo al hacer el amor… hacer el amor, eso deseaba yo, hacerle el amor, en su propia casa, en la casa de mi suegra, pero siempre había algo que nos lo impedía, si nos encontrábamos en el cuarto de ella, en nuestras acostumbradas exploraciones mutuas, o llegaba de clases su hermano o regresaba del trabajo mi suegra, o llegaba alguna visita inesperada… nunca habíamos logrado hacer el amor en casa de mi suegra, lo habíamos hecho, en mi apartamento, en mi casa, en la playa, en la casa de un amigo, pero no en la casa de mi suegra, es por eso que deseaba hacerle el amor apasionadamente esa noche, pero teníamos que estudiar… La vagina es un tubo fibromuscular hueco que se extiende desde el vestíbulo vulvar hasta el útero. En la posición dorsal de litotomía la vagina está dirigida hacia atrás en dirección al sacro, pues su eje es casi horizontal en la posición erguida. Se encuentra unida en su extremo superior con el útero, justamente por arriba del cuello uterino. Los espacios entre cuello uterino y vagina se conocen como los fondos de saco vaginal anterior, posterior y laterales. Como la vagina se encuentra unida con el útero en un punto más alto por detrás que por delante, la pared vaginal posterior mide unos 3 cm más que la pared anterior. Leyendo, estudiando, y ella luchando por sacar mi mano de su pijama cada vez que traviesamente se escurría, cual la serpiente que engaño a Eva, hasta su hermoso clítoris, pasaron las horas, y terminamos de estudiar ya por la madrugada. Elizabeth me miro fijamente a los ojos, y dijo una vez mas NO, ya te dije que no, pero ya terminamos, rezongué, si pero no, dijo ella, otra cosa más mi mamá dijo que vos durmieras en la sala, así que bajemos el colchón para que duermas cómodo, vaya pues, ante mi cara de decepción ella me respondió con un beso, sentir sus labios contra los míos, sus hermosos labios, me confirmaron una y otra vez que era la mujer de mi vida, después de los labios vino la lengua, un abrazo mutuo, mis manos y sus manos en nueva campaña de exploración, sus manos por mi espalda, las mías por sus glúteos, por sus senos, por su sexo, ella se separo dándome un empujón con sus bellas manos, me miro con cara lujuriosa y traviesa, se llevo su mano derecha a su pecho y con su mano izquierda se puso a jugar con un mechón de su cabello, después me beso nuevamente, llevando mis manos a sus glúteos. Me dijo, bajemos el colchón. Respondí con un sí y un nuevo beso. Luego subimos a su cuarto, su hermano roncaba, desde hacía ya varias horas, quitamos uno de los colchones de su cama y lo bajamos a la sala. Una vez en el centro de la sala, la ate a con mis brazos y le bese nuevamente, otro abrazo deseando unir nuestras almas, mis manos y las suyas buscado el sexo del otro… pero nuevamente ella se separo, dio unos pasos encaminándose a la escalera, y se detuvo al pie de esta, se toco sus pechos y deslizo sus manos a través de su abdomen hasta sus glúteos, después me dijo con una sonrisa picara, y subió la escalera, haciendo audible una risa picaresca. Me quede esperando, pensé que bajaría pronto, pero no bajo, a pesar de mis ganas de hacer el amor el cansancio fue ganando por fin espacio, entre mi erección, mi masturbación forzada y mi novia fugitiva en su cama, me gustaba pensar que ella estaba también masturbándose, pero como dije el cansancio, pudo más que todos esos pensamientos y me quede por fin dormido. -Amor despierte, despierte, ya es hora, hora de que pregunte, de despertarse tontito, qué hora es, las cuatro y media, uhhh, deja dormir, de verdad queres eso, y me dio un beso inocente, uhhh, Elizabeth, la abrace y la bese también, no bésame mejor, tras los besos por enésima vez en esa noche busque su monte de venus con mi mano, luego por sobre su pijama comencé a masturbarle, pero esta vez no me detuvo. Mi mano siempre traviesa quería sentir más así que se deslizo bajo el pijama y disfruto el tacto del cachetero azul en la pelvis de mi amada, deteniéndose una vez más sobre su vulva, sintiendo como se humedecía con las secreciones provenientes de las glándulas de Bartholin, mientras ella hábilmente me había despojado de mi cincho, y bajado mi zipper, con hábiles manos que ahora me propiciaban caricias en mi miembro, los besos no se detenían, mis dedos disfrutaban de los jugos de Eva, por sobre la tela azul del cachetero que me excita tanto, y vos te querías dormir, ya no Elizabeth, con su mano izquierda se quita el pantalón de su pijama mientras su mano derecha continua dando placer a mi pene. Se pone de pie sobre el colchón un pie a cada uno de mis flancos, la débil luz de proveniente de una lámpara de alumbrado público, por entre la ventana le ilumina esta radiante, casi brilla con luz propia, sus piernas blancas y bien torneadas, se elevan como columnas del Partenón a mis flancos y mis manos recorren sedientas esas columnas mientras Elizabeth sonríe y me mira con esa mirada tan suya y tan mía, esa mirada que me lleva al segundo circulo del infierno, el cachetero azul en su pelvis parece brilla, y vi con gusto que se había cambiado la camisa de pijama, y se había puesto una camisetita negra que le quedaba muy apretadita a su hermoso torso, con la inscripción “princess in training”. Movió sus caderas de manera sensual, y comenzó lentamente a quitarse la camiseta, dejando ver su piel, sus pechos, esos pechos que me encanta besar, acariciarlos con mi mejilla, sus pezones donde mana la miel de mi amor, al terminar dejo caer la camisa sobre mi cara, y se toco lascivamente sus pechos, yo solo observaba, mientras aspiraba el olor exquisito a su ser que despedía la camiseta de mi “princess in training”, con su mano derecha exploro el interior de su cachetero azul, tocándose su sexo, masturbándose sobre mí tocándose los pecho, y mirándonos con lujuria, mis manos que se habían mantenido explorando las columnas de sus piernas se dirigían ahora hacia otra columna, que estaba impaciente entre mis piernas, me masturbaba viéndole masturbarse, me excitaba la idea de que su hermano o mi suegra se despertaran, pero al mismo tiempo me preocupaba, aun así puede más el instinto que la razón. La atraje hacia mí, la acosté a mi lado, guie sus manos a mi sexo y mis manos hacia el de ella, nos dimos placer mutuamente, mientras nos comíamos a besos la boca, los cuellos, y mi boca devoraba sus pechos sus hermosos pechos, lentamente primero abriéndome camino en medio de ellos, para escalarles hasta la cima de sus pezones, que en la excitación que sentíamos estaban paraditos y exquisitos como cerezas en un postre, ella hacia lo posible por ahogar los gemidos de placer. Me obligo a dejar de comer de sus senos, acostándome de espaldas y bebiendo de mi boca, los placeres del mundo, si mediar palabras o los acostumbrados besos en descenso, bajo hasta mi área pudenda y comenzó a realizar un felatio, de una manera casi salvaje, que me excitaba aun más, con su mano me masturbaba y con su boca me propiciaba mas placer, mi pene entraba y salía de su boca, y lengua me hacia cosquillas en los testículos, lamiéndoles y luego subiendo por todo mi falo para engullir nuevamente, estaba a punto de lanzar u grito de placer, amor, dije, hagamos un sesenta y nueve. Sin dejar de hacer lo suyo mi felatriz, se quito su última prenda esa que tanto me excita, ese cachetero azul, y llevo su área pudenda frente mi cara, tenía su vulva, y mi lengua se gozaba al probar su sabor, ese sabor a sexo que solo las mujeres tienen, su sabor único entre las otras mujeres, ella no pudo esconder un gemido, y luego otro y otro, estábamos lo dos en la sala de la casa de mi suegra disfrutando el uno del otro, su boca hábil en su trabajo, mi lengua sedienta de sus jugos, amor, dijo, amor hágame suya, quiero sentarme en tu pene, ser tuya y que vos seas mio… Se incorporo, tomo mi pene, lo llevo a su introito y se poso suavemente, dejándome entrar en su vagina, ese canal del que habíamos leído, su anatomía hace unas horas, y comenzó a realizar movimientos lumbopelvicos, rítmicos, entrando y saliendo mi pene de su vagina, sintiendo uno el placer del otro, ella había comenzado a gritar, apague sus gritos con un beso, y agregue velocidad a las penetraciones, rodamos quedando yo sobre ella en la clásica posición del misionero, mi pelvis y la de ella se buscaban, mi boca buscaba su boca, pero ella gemía, nos consumíamos el uno al otro. Sigue amor, me decía con voz llena de lujuria, así, así, me encanta… Sus gemidos se hacían cada vez más fuertes, estaba a punto de acabar pero me detuve y le bese nuevamente, ella me obligo a rodar nuevamente, y comenzó a cabalgar sobre mi pene, mis manos tocaban sus pechos mientras ella subía y bajaba en mi pene dejo escapar un grito de placer, mientras los dos teníamos un orgasmo, mi semen se derramaba por las paredes de su vagina, siguiendo el principio de la gravedad, ella seguía sobre mi inmóvil con los ojos cerrados, respirando rápida y profundamente, mi manos seguían sobres sus hermosos pechos, y sus manos sobre mis manos, entreabrió la boca y se relamió los labios, parecía saborear nuevamente el orgasmo que habíamos sentido, lanzo sus brazos hacia mí y mis brazos la rodearon nuevamente. Abrazados nos dormimos, con el cansancio exquisito que se siente después de tan amorosos deportes. Desperté ella ya no estaba a mi lado, ya los primeros rayos sol comenzaban a colarse por la misma ventana de la noche. Subí a buscarle, la encontré en su cuarto, su hermano aun roncaba, y ella dormía aun pero sin pijama solo en con su cachetero y su camisita de “princess in training”, la bese y le dije “buenos días princesa”, buenos días príncipe me respondió, sabe ayer no debimos hacer lo que hicimos, porque, estoy ovulando, ni modo nos toca compra pastillas.