Guía Cereza
Publicado hace 13 años Categoría: Transexuales 2K Vistas
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Cuando desperté me encontraba en una camilla en la sala de recuperación. No sentía nada. Levante un poco la cabeza, mire y pude ver el bulto que formaban bajo la sabana mis nuevas tetas. Esas que había deseado intensamente durante tanto tiempo. Eran unos implantes de silicona de 200cc, no muy grandes, pero tampoco pequeños. Todo había salido perfecto, la operación había sido un éxito. Sentía un poco de molestia muscular, pero eso era todo. Pase diez días de reposo y retome mi rutina.

Todos los días, desnuda en el baño, miraba mi cuerpo frente al espejo. Mis tetas son perfectas. Duras, fuertes, erguidas, redondas, con sus aureolas y sus grandes pezones dispuestos a derramar leche para el amor, para el sexo. Nunca había visto unas tetas mas naturales y hermosas que las mías. Tanto así que una amiga, me llevo un tiempo después, a la consulta de su cirujano plástico, y le dijo, apuntándome al pecho: “…quiero las mismas de ella, tamaño, forma… ”.

Un día me encontraba comprando un brasier, pues tenia un evento y quería que mi busto se luciera, quería que todos los invitados me observaran y se sorprendieran de la perfección de mis tetas. Llegue al almacén y me atendió un apuesto caballero. Me sorprendió un poco su versatilidad, su capacidad de conocimiento con respecto a una prenda femenina tan exclusiva de mujeres, transexuales, shemales y travestis. Me recomendó una marca, me midió el busto con su metro, me ayudo a elegir el estilo y el color.

Me dispuse a medirme la prenda elegida para no tener dudas después, y amablemente me llevo hasta el vestier. Entre, el espacio era un poco estrecho. Colgué el bolso en un pequeño gancho que estaba pegado a la pared, me quite la chaqueta, la blusa y el br Asier que llevaba puesto. Tenia ya mis bellas tetas al aire y me disponía a medirme la prenda cuando de pronto el caballero que me atendía minutos antes estaba frente a mi dispuesto para el sexo. Me miro y en un acto de rapidez absoluta acaricio con sus manos mis senos desnudos. Sentí una descarga eléctrica por todo mi cuerpo y automáticamente mi pene se paro. Al acariciarlas mis pezones de pusieran duros como piedras. Luego besaba apasionadamente mis senos erguidos, les pasaba su lengua dúctil. una y otra ves haciéndome casi perder el aliento por la excitación que me producía. Yo solo podía cerrar los ojos y disfrutar. Las lamia, mamaba y chupaba deliciosamente con tal habilidad y rapidez que no pude concentrarme en ninguna otra cosa sino en disfrutar intensamente. Después de algunos minutos ya no aguante mas. Me baje la falda, me quite las pantymedias y los pantys y entre lamentos y gemidos de pasión le suplique que me comiera, que penetrara mi culo sediento de su verga húmeda para el sexo. Su pene estaba supremamente parado, erecto como cacho de toro y sin ninguna compasión me la metió toda. Me había penetrado, la tenia adentro, estaba clavada como una mariposa. Tomo mi pene con su mano derecha y mientras me tenia penetrada y me agarraba las tetas con la otra mano me masturbaba intensamente. Hasta que nos vinimos en un jugoso orgasmo inolvidable.

Desde ese día amo aun mas mis hermosas y duras tetas.

Gabriela Bocaccio

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