Habíamos quedado de encontrarnos en el motel a las cinco de la tarde, pero llegue un poco antes para alistarme, relajarme un poco y retocar mi maquillaje. Me quite la ropa que traía, y me puse el baby doll blanco, transparente que John me había obsequiado y las zapatillas del mismo color que hacían juego. Me sentía muy sexy. Me recosté en la cama y observe como me había quedado la depilación con cera que me había hecho el día anterior, no tenía un solo bello en mi cuerpo, me sentía plena, como una diosa lista para ser preñada. De pronto tocaron a la puerta y como un resorte me puse de pie. Fui hasta la puerta y abrí, era él. Alto, de contextura delgada, trigueño y ojos claros. Traía un pequeño ramo de rosas y cuando sonrió me las entrego, las recibí y le di las gracias con un abrazo. Se sentó y se disculpo por la tardanza. Conversamos un rato y me dijo que había tenido que ir a arreglar no se qué asunto de trabajo, pero que ya estaba aquí. Me miro, se puso de pie, se me acerco y me tomo de las manos dándome una vuelta para mirar mi cuerpo, luego me abrazo y nos besamos apasionadamente mientras me acariciaba todo el cuerpo. Me tumbo sobre la cama y paso su lengua por mi cuello, y mis tetas. Los pezones se me pusieron muy duros, mientras tanto el me quitaba el panty del baby doll, en ese momento quedo mi pene al aire, y rápidamente se desvistió. Su verga estaba completamente erecta y húmeda y con una señal me indico que se la besara y le sonreí y me puse en la tarea de satisfacerlo plenamente. Una y otra vez me la metía a la boca y pasaba mi lengua como si se tratase de un helado de chocolate, deleitándome, hasta que me dijo que ya era hora. Entonces lubrique mi ano abundantemente, me acosté en el borde de la cama y me abrí de piernas, el se agacho un poco hasta que con su verga alcanzo mi huequito y me la metió lentamente hasta lo más profundo que pudo. Me lo hacia una y otra y otra vez y yo disfrutaba en cada poro de mi piel. Paraba y me cambiaba de posición, en cuatro patas, me ponía de pie y de espaldas, recostada contra un mueble y cuando ya estaba completamente abierta no aguante más, empecé a sentir una sensación supremamente intensa en la base de mi pene que fue creciendo en la medida en que me la metía y me la sacaba y al mismo tiempo surgió una segunda mucho mas fuerte e intensa dentro de mi culo. En ese momento pensé que con su verga él había alcanzado mi punto G anal. Cuando me vine sentí como un vacío en el estómago, como si se me durmiera el cuerpo por segundos, se me fue el aire por un instante, mi cuerpo se retorcía de placer, sentía una especie de explosión placentera interior que iba desde los pies hasta la cabeza, y ya no podía mas, estaba en tal situación de éxtasis que ya no quería que me tocara mas, estaba exhausta. Me estaba viniendo dos veces al mismo tiempo, un orgasmo adelante en mi pene y otro orgasmo atras en mi culo,  el y su verga me estaban produciendo dos orgasmos en una misma fracción de segundo que se convertía en un siglo. No tuve más remedio que gritar, gritar terriblemente cuando ya se produjo el corrientoso final estaba temblando, lívida, pero muy satisfecha. Nunca antes había sentido un orgasmo tan intenso en la vida y guardo este recuerdo por siempre.