Guía Cereza
Publicado hace 13 años Categoría: Transexuales 2K Vistas
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Frecuentaba las calles del barrio Santa Fe, El Lago y el centro de la ciudad para ver a las transexuales, excitarme y si podía ligar con alguna, entrar y “hacer cositas” como solían decir ellas.

Un día fui a admirarlas y me tope con una muy bella travesti. Se llamaba Violeta, hermosísima, era toda una “yegua” de voluptuoso culo y tetas, absolutamente preciosa gracias a un tratamiento hormonal de muchos años, implantes y cirugías.Violeta siempre estaba en la puerta de la vieja casa azul de la esquina de la carrera 4a, esperando a que algún cliente excitado entrara para darse un polvo con ella. Yo la veía siempre, allí, meneando sus grandes, atractivas y femeninas caderas, era supremamente erótica. Creo que nadie se resistiría a voltearla a mirar, a no ser que fuera alguna puritana y moralista vecina del barrio que tendría que pasar por frente de ella ya que la tienda de verduras y frutas quedaba unas cuantas casas más arriba.

Un día fui hasta allí para admirar a las travestis del centro, tomaba el bus Olaya Quiroga que subía por la calle 24 desde la carrera 13 y me bajaba a la altura de la carrera 3ª. Y si no había mucho movimiento trans, caminaba hasta el barrio de la Candelaria para ver gente y edificios, calles y vitrinas y dar tiempo para que las trans estuvieran listas para atender a sus clientes. Ya a eso de las 6:30 regrese al lugar y oh!…sorpresa!, estaban todas allí, esperando en la acera y el zaguán de la vieja casa azul, a que algún caballera pasara a ser atendido.

En ese momento, vi a Violeta, desde la acera de enfrente y resuelto, cruce la calle y me le acerque; la salude de manera muy educada y le dije que era muy hermosa y le confesé que siempre venia a verla pues me sentía muy atraído por su hermosura y feminidad. Y lo más importante, le confesé que me encantaría ser algún día como ella. Sonrió y me dijo que si la invitaba a un café para charlar, le dije que sí y fuimos a una cafetería que estaba en la misma cuadra.

Al fin había encontrado a alguien a quien podía confesarle lo que estaba pasando conmigo, lo que sentía dentro de mí ser. Ella pidió un café con leche con mojicón y yo me tome un tinto. Le conté como me sentía y que me gustaría lucir como ella, que definitivamente quería ser niña. Que quería ser una niña muy femenina y atractiva, sensual y elegante; como ella. Entonces me dijo que fuéramos un momento hasta su casa. Ella vivía en una especie de inquilinato a dos cuadras de allí, me hizo seguir y entramos a su habitación. Había una cama, una mesa de noche y otra mesa con un pequeño televisor, un armario que estaba abierto con muchas prendas femeninas, zapatos de tacón alto, pantys y pantimedias por todas partes y un gran espejo. Me dijo que me desnudara. Yo sin decir nada me desnude completamente. Violeta eligió unas ropas y me fue pasando prenda por prenda, hasta quedar completamente transformada en niña.

Me instruyo en la manera de caminar con tacones y me maquillo, finalmente me mire al espejo y quede sorprendida de verme por fin como quería ser, una niña. Violeta dijo: “estas preciosa, mija, y ahora a putiar”.Inmediatamente regresamos a la casa azul y en ese momento ya estaba decidida, era mi oportunidad. Al poco rato llego un muchacho, se me acerco y me dije que si íbamos y yo mire a Violeta y acepte.

Entramos a la casa y elegimos una habitación, la habitación era muy fría y solo tenía un catre con un viejo colchón. Me quite los zapatos, me baje las pantimedias y los pantys y empecé a lubricar mi culito.

El solo bajo sus pantalones cuando lo hizo se asomo frente a mí una tremenda verga, erecta era muy húmeda y mucho más grande. Me la fue metiendo poquito a poquito, sentía como me desgarraba por dentro, era una especie de dolor y placer al mismo tiempo y yo aguantaba comiéndome todo eso y me llenaba por dentro, la tenía muy adentro, muy al fondo. Al final cuando ya estaba a punto de venirse la saco lentamente, yo sentía otra sensación de dolor y placeres indescriptiblemente intensos cuando recorría mis entrañas al salir. El con su verga me había roto el culo y yo me encontraba tremendamente excitada, la llevo hasta mi boca y lo hice acabar allí, exploto y salió casi un litro de leche, saladita y caliente. Estaba completamente bañada en su semen. El me pago y se fue muy contento y yo me sentía realizada, muy satisfecha por haberme comido tremenda verga y muy adolorida también. Más tarde vino Violeta a ver cómo me había ido, le conté y me felicito, me dijo que ese era un buen inicio y me consintió con besos mi culito herido por el amor.

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