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La siguiente historia esta basada en hechos de la vida real, los nombres de los protagonistas, lugares así como las fechas han sido modificados, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia
Era el comienzo del año 2001, un año en el que debía tener puestas las mayores expectativas por haberme graduado un par de meses antes con la ventaja de ser mayor de edad y contar con una libreta militar de segunda clase que muy seguramente sería el primer paso para encontrar un empleo que me generará algunos recursos mientras lograba ser admitido en alguna universidad pública; en el intento fallido de varias aplicaciones laborales fui rechazado por la inexperiencia.
Cierto día, recibí la llamada de una empresa a la que había llevado mi hoja de vida para desempeñarme en cualquier oficio, resultó ser que la compañía necesitaba un auxiliar de bodega, sin experiencia, honesto, responsable, ágil, etc. Fui contratado de inmediato para comenzar al siguiente día.
Aunque siempre me he caracterizado por ser una persona sociable, con buenos modales y cortés no puedo negar que esa primera jornada me sentía muy asustado, nervioso e inquieto, todos los síntomas eran la respuesta por tener el gusto de trabajar no solo al lado de modelos, sino con un equipo integrado en su gran mayoría por mujeres que se dedicaban al área comercial, talentosas, maduras, con muy buenos cuerpos, audaces y demás cualidades, empezando por la secretaria hasta la señora de los tintos que tenía unas caderas muy voluminosas.
Según transcurría el tiempo me tomaba la confianza de tratarlas con mas cercanía, llamándolas a cada una por el nombre sin el doña o doctora (para la subgerente), como era tan joven y sin mucha experiencia con las mujeres pues era muy callado, discreto, respetuoso; hasta el punto que cuando salíamos a celebrar yo era el caballero de la mesa.
Una tarde Natalia la secretaria me llamó por la línea interna preguntándome si podía subir a la bodega para almorzar porque no quería ser interrumpida en la hora del almuerzo, le respondí que si y de inmediato me movilicé a organizar un poco el desorden que había porque esta vez no comería solo.
Natalia es una mujer que tenia en esa época 32 años, casada, con un hijo, un cuerpo sin estrías, muy caderona, con una estatura de 1.70 aprox. Senos grandes talla 40 redondos como paraditos, cabello largo a mitad del dorso, y una carita que parecía mas de actriz porno que de secretaria seria. La empresa no era mas que una gran oficina ubicada dentro de un reconocido centro comercial, absolutamente todos estaban por fuera quedando la secretaria y yo cuidando del lugar.
Solo escuché cuando cerró la puerta con seguro. Ese dia ella vestia un jean super ceñido al cuerpo que hacia desear sus caderas y grandes piernas sin mencionar el detalle de la blusa escotada que no permitía tragar saliva.
Recuerdo que me pidió un masaje en la espalda porque no aguantaba la tensión, accedí ante el ingenuo masaje que rápidamente se tradujo en una fuerte erección con solo colocar mis manos sobre los hombros descubiertos, luego sentí como ella acercaba de una manera sutil su espalda contra mi pecho queriendo recostarse, obviamente sintió mi erección y solo exclamó con un aire de picardía es “huy” me sentí algo apenado porque pensaría de mí quien sabe que cosas. La sorpresa fue mayor cuando ella se recostó de pecho contra el escritorio estando de pie dejándome solo su gran culo contra mi pene. Ya no masajeaba su espalda, solo la acariciaba y asentaba un beso tímido esperando una respuesta negativa, respuesta que no llegó porque solo dijo: “dale con toda confianza, aprovechemos que no hay nadie y nos quedan dos horas de almuerzo”, sonreí morbosamente aprovechando el momento para agarrar esas nalgas que tanto había deseado.
Me agarró el miembro por encima del pantalón con tanta fuerza que pensé – me va a ser venir sin metérselo-. Ocurrió que en menos de lo creíble estábamos besándonos muy apasionadamente quitándonos la ropa de manera salvaje, debajo de su blusa tenia un sostén de color morado intenso que aceleró mi pulso, al quitar su pantalón encontré que la tanga que llevaba puesta era un hilo dental, que solo cubría su monte de venus, rasurado muy pulidamente para dejar solo una mínima porción de bellos exuberantes que producían mas erotismo en el ambiente.
Yo si era mas velludo porque mi experiencia sexual no era tan amplia, pues cuando me vio desnudo me miro de arriba abajo aterrada por el tamaño de mi joven miembro diciendo –wao que maravilla, eres todo un macho- no dije nada porque de inmediato se pego a chupar tanto como su boca le permitía hacerlo. Yo me senté en una silla plástica sin descansabrazos y sentía como si esta madura me estuviera poseyendo, me hizo correr un poco de semen, lo lamio y me dio el primer beso negro, como no estaba enseñado a esas emociones tan fuertes mi primera reacción fue retirarme un poco, pero era muy tarde porque su lengua genero en mi sensaciones extrañas. Lo mejor fue cuando ella se paró y yo sin mediar palabra ni mirada me arrodille para corresponder su buen sexo oral, la lamí, la chupé, le escupí su ano para pasar mi lengua a la par que metia mis dedos en su vagina mojada. La secretaria me dijo gimiendo con los ojos cerrados guiando mi cabeza hacia su gran chocha ven que es mi turno, pase de nuevo mi lengua cuando sentí como me eyaculaba a chorros, pensé “esta vieja se orino”; pero por sus gritos de placer interpreté que también había llegado al punto máximo del orgasmo.
Después de penetrarla en diferentes posiciones logre mi primera gran eyaculación abrazado de frente a ella sentados en la silla, se paro, descansamos un instante y de inmediato se agarró a chuparme el pene para levantar el animo; yo me puse de pie y colocándola contra el escritorio se la clave por el culo, ella gritaba del placer y dolor tratando de retirarlo pero no la deje hasta que me corrí por segunda vez dentro de su culo, nos besamos escuchando solo la respiración de ambos.
Estábamos ya vestidos cuando muy arrebatadamente me bajo el pantalón y me lo comenzó a mamar de nuevo, bastante sensible por la faena me corri de nuevo en su boca y una gota de semen cayo por fuera en su cachete, se marcho hacia la puerta de la bodega y limpiándose la gota de semen con sus dedos y lengua me dijo: para tu edad me sorprendes que seas tan macho, aquí te esperan grandes cosas, por eso yo quería ser la primera. No entendí solo hasta que ocho días después ocurrió otro incidente con una vendedora.