
Compartir en:
Hola, mi nombre es “Alejandro” y les voy a contar una de las historias que he vivido como manoseador en transmilenio (Bogotá, Colombia).
Mi atracción hacia la idea de manosear en el transporte público surgió gracias a la atracción que me generan las mujeres naturalmente y la curiosidad de probar algo nuevo. Sin embargo, esta experiencia no la concrete sino hasta entrar a la universidad ya que empecé a viajar a diario por el sistema transmilenio.
Luego de varias casi experiencias me di cuenta que arrimarme a las mujeres por detrás no era lo mío, es demasiado obvio y de las veces que lo he hecho no han sido de mis favoritas. Una cuestión aparte es tocarlas, este hecho si lo disfruto y en algunos casos más de lo esperado.
Lo que les voy a contar sucedió mucho tiempo después de haber encontrado el gusto por esta actividad, cuando me mude de casa y empecé a tomar una ruta diferente, las que en transmilenio llaman expresos. Lo interesante de estas rutas es que van bastante llenas y cuando logras situarte adecuadamente disfrutas por mucho tiempo. Ese día me levante temprano y llegue a la estación, la cual estaba llena (como esperaba), al pararme a esperar el transmilenio me di cuenta de que habían bastantes mujeres lindas, sin embargo, se encontraban lejos de mí lo cual me desanimo un poco debido a que me subiría en el siguiente bus que pasara para cumplir con mis compromisos del día.
Me subí empujando un poco y me ubique iniciando el pasillo que comunica la parte de adelante del transmilenio con el acordeón, ahí me quede esperando que alguna chica se ubicara detrás de mí para manosearla con mis manos dirigidas hacia atrás. En ese momento me encontré en una situación desagradable, debido a que ninguna chica quedo atrás mío y ya me estaba resignando.
En la siguiente estación se subieron bastantes personas lo que hizo que todos se reubicaran y una mujer quedara con su cola justo contra la mía, luego de acomodarme un poco, empecé a tocarla con las palmas hacia atrás. Primero lo hice con la palma de la mano izquierda y algunos dedos, y a medida que avanzaba el recorrido fui aumentando la intensidad. En un momento, luego de subir un puente, la toque por error de forma evidente y me dio mucho miedo, sin embargo ella no hizo nada y se juntó un poco más a mí, a lo cual yo respondí tocándola más fuerte y con la mano totalmente abierta sobre su cola.
Le tocaba solo la nalga derecha y por momentos intentaba sentir la zona media además de su ano, mientras el transmilenio se movía de un lado a otro debido a las múltiples curvas que tomaba esquivando los huecos en la vía. Luego de un rato y de haber sentido bien sus dos nalguitas decidí ir un poco más allá apretando sus nalgas (algo que jamás había hecho), al comienzo me sentía inseguro, pero luego de ver la confianza con que ella se dejaba tocar; lo intente. Primero puse mi mano sobre su nalga derecha totalmente abierta y apreté un poco, con lo cual sentí tanto placer que me temblaban las piernas, para ese momento ya se me empezaba a notar la erección en mi pantalón, enseguida (tras una curva) apreté su nalga izquierda de la misma forma, con lo cual me puse a mil, de nuevo toque su nalga derecha esta vez me di cuenta que ella estaba extrañada y cuando apreté un poco más fuerte, ella giró.
Decirles que casi me da un paro cardiaco es poco, me paso un escalofrío por todo el cuerpo y me estire un poco, del miedo supongo. No paso a mayores, ya que ella no dijo nada y por supuesto yo moví mi mano rápido, la sensación que sentí fue extraña porque como les digo me asuste muchísimo aunque la sensación de su trasero paradito, caliente, suave y redondo, fue increíble.
El transmilenio paro en la siguiente estación y ella se bajó, momento en el que pude verla, aunque fue solo unos segundos. Era una mujer un poco mayor que yo (30 años), de estatura media (1,60m), bonita, con una cola bien formadita pero no demasiado grande, llevaba un pantalón sin bolsillos de color café muy ajustado (como de ejecutiva), lo cual explico mis sensaciones.
Para cuando todo paso, me di cuenta que algunas personas sospechaban que algo había pasado y yo por mi parte estaba sudando, yo creo que aquella mujer se voltio porque pensó que había dos hombres tocándola o sentir como la apretaba fue demasiado para ella, no creo poder solucionar esa incógnita, incluso porque dudo que la reconozca en este momento.
Pese a todo fue una experiencia inolvidable, es la única vez que le he apretado las nalgas a una mujer en transmilenio y déjenme decirles que la sensación es increíble. Ese día aprendí algo importante cuando estas tocando a una mujer ella tiene control total sobre ti durante ese momento, y es ella la que decide que pasa luego.
Espero les haya gustado la historia y dejen comentarios, escríbanme que opinan sobre el tema y si quieren que suba más relatos. Me gustaría contactar mujeres mayores de 25 años para tener este tipo de experiencias y otras más interesantes.
Chao.