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CUÑADOS CON LA MISMA TRANCA

Era la primera vez que lo tenía tan cerca. En bóxer, vulnerablemente dormido, con un tufillo mezclado de deliciosa loción masculina y licor. El hermoso novio de mi hermana, el padre de su primera hija, el ingeniero industrial, el macho velludo, barbado, el jugador de fútbol de barrio, el chacotero, el bacán, el macho, dormido profundamente conmigo, en mi cama; situación nacida de la casualidad, de las circunstancias que se confabularon para dejarlo al deleite de mi vista y... al tacto, deseando desesperadamente deleitar mi sentido del gusto. Esa noche había habido fiesta en mi casa, era de madrugada y Andrés estaba demasiado lejos de su casa y muy bebido para irse y tampoco se le permitía dormir en la misma habitación con mi hermana. ¡Benditos mis padres y benditos códigos morales que han permitido que el calor de su cuerpo dormido me encienda en arrechera! 

Su respiración es profunda y pesada, su leve ronquido me dice que puedo acercarme más de lo permitido. Está de lado, dándome su espalda ancha y su culo duro. Huelo sus cabellos, su nuca... esa loción tan masculina. Me levanto un poco para verlo bien. Su cuerpo no es musculoso en extremo pero está bien tonificado. El vello que cubre su atractivo pecho y su abdomen es corto y liso y se pierde entre su ropa interior negra. Lo pienso dos, tres y hasta 10 veces antes de atreverme a tocarlo. Paso muy suavemente mi mano por su pecho, atento a cualquier reacción. Siento el calor de su piel y la suave textura de su vello corporal. Mi erección va desgarrar mis pantaloncillos. Quisiera pegar mi cuerpo junto al suyo, pero sería demasiado.

Sigo bajando mi mano por su vientre y siento escalofrío cuando deja de roncar y su respiración se suavisa. Si me acomodo nuevamente se despierta, si me volteo también, estoy muy cerca y su rostro se ve tan bien así sereno, dormido. Vuelvo a colocar mi mano sobre su abdomen jugando un poco con sus pelos que me transmiten todo tipo de pensamientos lujuriosos, pero mi desfachatez me es cobrada y su mano detiene la mía tan fuerte que no puedo escaparme. Sus ojos se abren para encontrar los míos aterrados. Mi cara de tonto contrasta con mi erección, la misma que él siente al darse la vuelta para quedar boca arriba. Así de cerca estaba mi cuerpo del suyo. No me suelta la mano y su cara de sorpresa lo dice todo. Estoy perdido, en evidencia con mi cuñado, mi hermana y quizá el resto de mi familia. Andrés se pasa su otra mano por los ojos para despejarse mejor el sueño y me mira de arriba abajo: "Si no le dices a tu hermana, yo tampoco se lo digo". Fueron sus palabras que me llegaron con un maravilloso aliento alicorado, y acto seguido metió mi mano cautiva dentro de su bóxer para que yo sintiera su erección en crecimiento.

Se tapó los ojos y parte del rostro con un brazo, quizá no se sentía del todo deshinibido y de repente supe que ahora yo tenia al `toro por el cuerno`... y qué cuerno. La suertuda de mi hermana se mandaba a la muela y al coño un miembro capaz de satisfacer a una vaca. La piel de su estaca era extremadamente suave pero su cuerpo era grueso, duro, venoso. Sin sacarlo aún de su prisón de tela retiré la piel de su prepusio para encontrar un glande bastante lubricado. Usé sus jugos para estimular su cabeza y sus pequeños gemidos y un "sí" susurrante y largo me dieron permiso de hacer más. 

Lo saqué, lo masturbé, y deleité mi vista con el falo de mi cuñado, mientras él extendía su mano para masturbar el mío. Sus ojos me decían que quería más. Pasé mi lengua por su glande y dejé que el sabor agridulce de su líquido inundara mis papilas. Él abrió las piernas y levantó la cadera en señal inequívoca de que quería una mamada profunda. Engullí su gruesa verga hasta la profundidad de mi garganta y el surrón me agarró de los cabellos tan fuerte que dolió. Chupé su pene como si nunca más lo volviera a tener en mi boca, como mi hermana jamás se lo mamaría, como un puto golozo que necesita ser amamantado. Su carne trémula llenaba mi boca y su sabor delicioso me hacía delirar. Mis manos recorrían sus piernas tensas, su abdomen, su pecho y las suyas pasaban de mis cabellos a mi cara repetidas veces. Un oral que pasaba de lo matizado a lo violento en cuestión de segundos. Jamás, por mucho que me había mastubado en el pasado por Andrés, podría imaginármelo como lo veía en ese momento: en extremo lujurioso, lascivo, delirante de placer, morboso y pervertido. Quería hacerle muchas cosas más, pero evidentemente el heteroflexible casi-marido de mi hermana no deseaba más que una mamada. Penetrar o ser penetrado estaban fuera del menú. 

Por momentos él tomaba su miembro y lo restregaba en mi rostro mientras me dedicaba miradas llenas de morbo y luego lo volvía a introducir a mi boca. No suelo ser sumiso ni nada de esas carajadas, pero vamos, me estoy chupando al marido rico de mi hermana, si él quiere jugar al macho dominante, que lo haga esta vez. Yo me jalaba la tripa y disfrutaba de todo ello pensando en hacerlo venir y ver su cara de orgasmo: "Si parce, así, siga así que me vengo"; me dijo jadeante con cara de estar sufriendo por placer. Con una mano en sus huevos y la otra en su porrón, el oral que le hice para que se viniera fue intenso. Se estremeció, se contorsionó, gimió, se mordió la boca para no gritar, levantó su cadera y estiró sus piernas. Su verga palpitaba dentro de mi boca mientras se derramaba a chorros. Su leche... deliciosamente caliente.

En cada reunión familiar, en el hospital donde nació mi sobrina, cada vez que nuestras miradas se cruzaban, yo pensaba en su enorme falo, su leche caliente y su mirada lujuriosa. 

alexanderurrea

Soy hombre homosexual

visitas: 1684
Categoria: Bisexuales
Fecha de Publicación: 2014-01-12 14:42:32
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2 Comentarios

Rico, yo lo disfrute mucho y se que hay muchso hombres que aunque heterosexualses, lo chuparian, yo me esxite, lo disfruto com besos, caricias y in 69 delicioso.

2017-10-18 20:53:11

Interesante relato. Mi esposo y yo somos bisexuales y sé lo bueno que es encontrar esa pareja que sea cómplice de esa necesidad que tenemos algunos y algunas de deleitarnos con ambos sexos. Muchos no se atreven por miedo o prejuicios, pero por dentro están que arden en deseos. Gracias por compartir este relato. Bien redactado, ortografía impecable. Trasmites mucho. Da gusto leer.

2014-01-12 15:07:49