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Placer, Dolor Y éxtasis. (primera Parte)

Buen día comunidad.

Quiero aprovechar la oportunidad de mi primer relato, para manifestar algo que ha asaltado mi atención en el poco tiempo que llevo frecuentando la página. Quiero de ante mano pedir disculpas si alguien se siento aludido u ofendido, pero quiero dejar algo en claro antes de comenzar. Los motivos por los que me motivé a escribir este relato, comienzan al ver la forma en que las distintas experiencias personales de los miembros de esta comunidad exponen sus historias. A riesgo de caer en un esnobismo fuera de lugar, me es muy deprimente encontrar que muchos de los relatos publicados diariamente, fallan en lograr su objetivo, que en lo personal, considero que debe servir para estimular la imaginación, agrandar las fantasías intimas y alimentar un sentimiento voyerismo interno, presente en cualquier persona,  cuando se lee una pieza de texto escrita por alguien más. La razón de esto se la atribuyo, no a la falta de experiencias, imaginación, o intensidad en los encuentros relatados, sino a algo muy simple pero que afecta en gran medida la experiencia de lectura. La ausencia de normas básicas de ortografía y gramática.  No quiero pretender tampoco pasar por crítico literario en un sitio cuyo máximo atributo es el amateurismo de los relatos, pero sí dar mi opinión ante algo que veo y que estoy seguro muchas personas comparten conmigo. Siento que un relato se engrandece y se alimenta cuando es agradable para el lector. Y lastimosamente la ortografía muchas veces no ayuda en disfrutar relatos que de otra forma serían muy interesantes y atractivos. Así que solo un consejo de un lector promedio, tómense la molestia de revisar su ortografía y redacción antes de comenzar. Su relato, y los que esperamos disfrutar con él, se lo agradeceremos.  

Sin más preámbulo, comenzaré.            

El dicho popular afirma que los hombres solo buscamos una cosa de las mujeres. Esta expresión si bien es cierto que posee cierto grado de verdad. Es demasiado amplia y puede abarcar una variedad de aspectos. Hay hombres que buscan mujeres solo para satisfacer sus deseos primarios mediante el coito, utilizando distintos tipos de estrategias que no siempre son exitosas. Hay hombres que por el contrario buscan mujeres para amarlas y tener una relación seria, sopesada y a largo plazo, y seamos sinceros, también algo de amor físico entre cada cosa. Hay hombres que ni siquiera buscan a las mujeres, sino a otros hombres, etc. Podría extenderme todo el día en los tipos de formas, fetiches y variaciones de como, por qué y para que los hombres buscan a las mujeres. Yo por lo menos, quiero algo muy específico.

Cuando estoy con una mujer, me gusta sentir sus besos, su piel rozando la mía, sentir como sus manos toman mi espalda en un abrazo pasional y sus dedos dibujan con fuerza rojos caminos de dolor y placer en mi espalda. Me gusta sentir en una mujer la forma en que sus labios se posan sobre los míos, mientras nuestras lenguas exploran nuestras bocas, uniendo nuestro aliento y, de vez en cuando, morder su labio inferior mientras la atraigo hacia mí con fuerza. Me encanta tomar a una mujer, desvestirla con mi boca, probar sus pechos como pruebo de su boca y recorrer con mis dedos cada centímetro de su piel hasta que no haya parte de su intimidad que desconozca mis juegos.  A ti, mi querido lector, probablemente no te parezca nada del otro mundo lo que acabo de describir, pero así como me gusta tomar las caderas de una mujer y probar de lo que su placer genera entre sus piernas, hasta que su espalda y sus piernas se contorsionen y se tensionen en una fervorosa danza individual de éxtasis, también encuentro, que muchas veces hay momentos en los que todo esto es insuficiente, y se necesita algo más. Una chispa de creatividad, pasión, imaginación y algo más de … dolor y placer.

Era una habitación de un Motel en Chapinero. Yo ya había decidido dar el paso hacia adelante en mi experimentación sexual, pero quería que fuera una sorpresa para ella. Antes de entrar, mientras nos bajábamos del taxi, sus piernas temblaban. Era la primera vez que entraba a un lugar de estos, y en algún lugar de su cabeza pensaba que se trataba de un sitio sucio y desaseado. Su sorpresa fue mayúscula al encontrarse que la habitación a la que habíamos entrado no tenía nada que envidiarle a un hotel decente, y ya más tranquila, pagué la habitación y cerré la puerta dejándonos solos en la habitación.

Mientras nos besábamos apasionadamente y nuestras ropas caían en el piso una a una. Tomé su cuerpo desnudo y lo dejé sobre la cama. Besandola por su piel, mientras sus manos tomaban mi pelo, tantee con mis manos la ropa que estaba en el suelo y tome mi bufanda. Me acerque a su boca y con beso largo en donde nuestras lenguas se encontraron y danzaron entre sí, tomé su rostro y amarrando la prenda sobre su cabeza tape sus ojos. proseguí ahora a deleitarme enteramente con su cuello. Ella no sabía lo que estaba haciendo, pero hacía mucho tiempo que la humedad en su entrepierna delataba que le gustaba. Con el compás de sus cosquillas producidas por mis besos largos y húmedos en su cuello, me acerqué a mi maleta, abrí la cremallera, y de ahí saqué un par de trozos  largos de seda negra que había comprado en una tienda con antelación. Ella naturalmente no veía lo que yo estaba haciendo, y mientras me acerqué a su cuerpo aún tumbado en la cama, mordí su labio inferior mientras tomaba sus manos con las mías y las ubicaba por encima de nuestras cabezas. Su cuello y su espalda se movían del dolor, pero lo disfrutaba mientras su cadera sin ella darse cuenta se apretaba con deseo contra mí. Todavía no, pensaba, todavía no llegaré ahí. Con fuerza tomé el trozo de seda y amarre sus manos mientras mis dientes todavía apretaban sus labios y ya comenzaba mi boca a adivinar el sutil sabor metálico de unas pequeñas gotas de sangre salían de su delicada piel. Tomé sus manos aprisionadas y las amarré contra la cama, sus piernas rodeaban mi cintura y mientras me deslice por encima de su cuerpo bajé hacia sus pechos los tomé con fuerza y los besé, los besé con tanta fuerza y pasión como un náufrago toma las primeras gotas de agua dulce en años. Mi lengua recorría sus pezones y mientras dibujaba pequeños círculos en su aureola, los apretaba cada vez más fuerte con mis labios.

Su respiración agitada poco a poco fue convirtiéndose en pequeños gemidos. Que aumentaban en frecuencia y volumen cada vez que decidía apretar más y más fuerte. Desprendí mi boca de sus pechos y sus pezones apuntaban hacia las alturas, tan erguidos como mi miembro entre mis piernas. Decidí bajar por su cintura dejando un rastro de pequeños besos, mordiscos hasta llegar a sus piernas.

Con mis manos las separé con fuerza y apretando con mis dedos la acaricié con fuerza hacia sus caderas. Su aroma era cautivador y su húmeda y rosada flor se abría para mi. Ya mi mente no razonaba, solo quería una cosa y era lo que se mostraba ante mí entre sus piernas. Con mis dedos acaricié despacio sus pequeños y húmedos labios inferiores. Acaricié su clítoris y su cuerpo se arqueo hacía mi antecedido de un gemido delicioso y musical. Mis dedos juguetearon con él, al compás del movimiento de sus caderas. Hasta que decidí adentrarme en ella. Mi indicé busco suavemente y lo introduje adentro. Sentí su humedad en mi dedo, y moviéndolo hacia adentro, como si estuviera buscando el tesoro de su placer, mis movimientos se hacían cada vez más rápido, hasta que sus piernas, moviéndose con fuerza me apretaban. Miré hacia arriba, ella mordía sus labios, y con cada movimiento de mis dedos contenía la respiración hasta que exhalaba con suspiros.

La imagen de su cuerpo ante mí me era irresistible, me entregué completamente a su sexo y con mi boca comencé a probar de lo que su éxtasis estaba formando. Con mi lengua recorrí de arriba abajo su pequeña abertura, exploré y sentí y probé. Su sabor me embriagaba, su intimidad me pertenecía y yo bebía de ella sediento de su placer. Mis labios buscaron su clítoris y lo besaron. Su cuerpo ya no aguantaba más, sus manos buscando escapar de mis cadenas de seda se movían incesantemente buscando libertad, pero la vulnerabilidad de su cuerpo hacía que las sensaciones se incrementaran para los dos. Con lengua haciendo círculos jugué con su vulva. Y cuando los gemidos se hicieron más largos vi como su cadera se estremecía y se apretaba contra mi rostro. Con un pequeño y agudo grito ahogado de su boca vi como su pecho se movía cada vez más lento. Su voz temblaba como si hubiera corrido una carrera, pero su cuerpo había permanecido en la cama todo este tiempo. Vi como una sonrisa se dibujaba en su rostro y sus manos se relajaban del aprisionamiento, su respiración descansó y su cuerpo se relajó, pero yo con mi torso entre sus piernas la miré fijamente a sus ojos cubiertos por mi bufanda, sabiendo en el fondo que hasta ahora la tarde era joven, y esto solo estaba comenzando.

Este ha sido mi primer relato. De acuerdo a sus respuestas y opiniones lo continuaré en los próximos días. Así que espero que hayan disfrutado tanto como yo lo hice al escribirlo. 

alejoramos21

Soy hombre heterosexual

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Categoria: Sadomasoquismo
Fecha de Publicación: 2014-02-04 19:52:40
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