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De camino a la oficina
Lo que relatare sucedió el pasado lunes 3 de febrero en horas de la tarde, cerca de mi oficina ubicada en el barrio Normandía de Bogotá, era casi el medio día así que me dispuse a salir a almorzar, estaba solo pues mis compañeros de trabajo se encontraban en distintas partes de la ciudad atendiendo sus propias labores.
Decidí ir a almorzar a otro sitio diferente del acostumbrado, algo retirado de la oficina, por lo cual me demore algo así como 40 minutos en ir hasta allá, comer y devolverme, una vez de regreso me acorde que debía hacer una diligencia y pasar por el banco, entonces me dirigí rápido al lugar de trabajo por el documento que necesitaba, fui al banco y afortunadamente no estaba congestionado. De salida, casi corriendo a unos cuantos edificios de donde es mi lugar de trabajo vi como venía un carro vinotinto, vi a lo lejos que los manejaba un hombre, ya cuando paso en frente mío note como el hombre disminuyo la velocidad, yo volteé a mirarlo y le alcé la ceja, el hombre prosiguió y cuando fue a girar note que encendió las estacionarias, en ese momento me torne nervioso , no entendía si el hombre me estaba haciendo una señal para que fuera donde él estaba, o simplemente él se estaba parqueando.
Decidí lanzarme e ir donde él estaba, note que cuando me fui acercando el bajo la ventana del copiloto, me agache un poco y lo salude, le pregunte, como estaba?, y hacia donde se dirigía?, el me contesto que iba para su casa.
De nuevo le pregunte que si quería hablar con más tranquilidad y me dijo que esta algo apurado pues debía ir a su casa y luego salir a atender una cita, que debía ir a su casa a cambiarse de ropa, en ese momento me percate de un gorro blanco de porte militar que tenía en la silla delantera y que movió a la parte de atrás, él me pregunto si lo acompañaba a la casa, a lo que yo interpuse que donde quedaba?. Me dijo que tan solo a unas cuadras, en mi mente estaba nervioso, y a la vez preocupado porque no sabía si mis compañeros y jefe regresarían a la oficina en cualquier momento y no me encontrarían, pero ¡qué diablos!!, acepte la invitación de este desconocido.
Me subí a su vehículo, y con voz algo temblorosa le pregunte como se llama, Carlos, me respondió, me presente y le comente que era lo que hacía por el sector, a que me dedicaba y otras cosas más, igual, el camino a su casa fue muy corto.
Mi sorpresa fue cuando me percate bien de su atuendo, era un uniforme de la Armada, lo distinguí por las insignias y el sombrero que me había llamado la atención, no supe distinguir el rango que tenía, pues eran emblemas que no había visto antes, propios del tema Naval, en el camino me comento que era casado y tenía un hijo, me había percatado de ello, por la argolla en su mano.
Con más nervios que cualquier otra cosa llegamos a su apartamento, me invito a entrar y no sabía que iba a suceder, he salido con hombres casados, pero nunca he estado con uno en su propia casa. Su esposa se encontraba trabajando así que no era inconveniente, además Carlos debía salir pronto a su cita, así que tal vez no pasaría nada.
Entré a su habitación matrimonial, y allí él me pregunto, ¿ me ayudas a cambiarme?, sin dudarlo lo tome de la cintura y le desabroche los pantalones, se los baje hasta la mitad mientras seguía con su saco y su camisa. Carlos quedo en bóxer y medias, yo querían quitarle todo, y de un manotazo le baje su bóxer, su tranca quedo rebotando, era delgada y cabezona, me la mande a la boca, sin preguntar, sin dudar, le di unas buenas lengüetadas y de una a mamar como ternero. Me sentía como un poseído, su verga estaba limpia, con olor de piel, no olía a orín ni a semen, olía a limpio, lo cual me prendió más, me la engullía con tal frenesí que sentí ya en la noche algo de vergüenza (jaja). Carlos no hacia ningún gesto ni murmullo, solo aferraba mis manos en sus nalgas.
Yo por mi parte no aguantaba y quería que me clavara, en la cama de su mujer o en el piso, no me importaba donde, quería que me partiera, le pedí que me dejara ir al baño , para revisar que estuviera limpio y poder dar culo, lamentablemente tenia sorpresitas listas para salir, así que salí un poco aburrido del baño por eso, pero también salí con ganas de querérmelo engullir, sin mediar palabra, me mande de nuevo su tranca y se la iba pajeando, el sentado en el borde de la cama, y yo arrodillado sumisamente ante ese militar, me rogaba que le se la mamara más duro y rápido , ya que estaba tarde para su cita y quería venirse, así lo hice, me la metía en la garganta lo más profundo que podía y cuando estuvo a punto de venirse, se rego en mi cara, cinco chorros de semen cálido de militar me bañaron, él, de un modo silencioso, casi que mezquino solo me acaricio el cuello con su mano.
Pase rápidamente a su baño y me lave, el terminaba de cambiarse, salimos del apartamento y me acerco a mi oficina, intercambiamos números, baje de su auto y el prosiguió su ruta mientras yo caminaba unos pasos a mi oficina.
Han pasado pocos dias despues de aquello, me gustaria llamarlo y concluir, pero no lo hare, pues mi experiencia con los casados es que siempre van a preferir estar con su familia a pesar de cualquier ataque de arrechera, tampoco espero que me llame, pero si se llega a presentar de nuevo la oportunidad, pueden estar seguros que le demostrare como un hombre sabe mover su culo, cosa que quede con ganas de mas, y obvio debo dejar buenas referencias, para que invite a sus amigos de trabajo.
En los últimos semanas me he hecho cuatro levantes en este sector, con dos tipos hemos estado hablando y saliendo, pues han sido unos bacanes, con otros dos he tenido sexo delicioso, sin nada de compromisos, pero ninguno de ellos reside en Normandía, trabajan o estaban de paso cuando nos encontramos. Desde hacía bastante tiempo quería hacerme un levante por el sector con un residente, y esta vez por fin me toco, pero confirmo que por allá solo vive gente de familia, poco soltero, o si lo es, vive con sus padres, o demás familiares, quienes viven o trabajan por allí sabrán que a pesar de ser un sector residencial, es también sitio de muchas oficinas, de niños bonitos y hombres deliciosos. Seguiré saliendo más a menudo a caminar en mis ratos de ocio a ver que encuentro.
Un abrazo.