…¡QUE MUJERON!, LA CONOCÍ EN LA WEB

Me gusta inscribirme a algunas páginas sociales que se encuentran en internet, una de las que más visito es guiacereza, una página donde consigues desde una amiga hasta una amante o complacer a alguna pareja cuyo macho está decidido en ver que otro hombre se coma a su mujer.

Un domingo entré a ésta página y al abrirla encontré en los titulares un Nick que me llamó la atención, era “dulcepaloma”, empecé a ver su perfil y noté que era diferente al de las demás, no tenía mucha información en cuanto a ella, me fijé que buscaba una mujer, sin embargo decidí enviarle un mensaje que decía: “soy negro y cubano…sé que buscas una mujer pero me interesa conocerte y charlar contigo…sólo busco mujer inteligente para conversar”. Cómo observan no mencioné en ningún aparte la palabra sexo. Eso le encanta a algunas mujeres.

Inmediatamente me contestó el mensaje y me decía que la agregara a whatsapp indicándome su número de celular. Así lo hice y empezamos a enviarnos mensajes inmediatamente. Inicialmente me dijo que ella me indicaba cuando le podía escribir pues era una mujer casada, con una hija, profesional y empresaria. Eso me llamó mucho la atención, parecía una mujer muy preparada y muy seria, además que en las fotos se veía muy bella.

Mensaje iba y mensaje venía y así nos fuimos conociendo. Luego lo hicimos por skype y ahí si pude ver lo hermosa que era ésta mujer. Yo mido 1.70 metros y ella media como 10 o 15 centímetros más. Era muy alta, voluptuosa y de rostro angelical. Siempre se conectaba desde su oficina o su empresa (es dueña de una empresa de logística), siempre procurando que no la observaran, era una mujer muy reservada.

Le gustaba que le hablara de sexo, de experiencias mías y sobretodo tenía una obsesión tremenda por la forma como me masturbaba yo y de cómo lo hacía ella. La masturbación era su tema preferido. Una tarde, conectado desde mi oficina, le narré una historia de masturbación sacada de mi imaginación de tal forma que la hice hacerse una rica paja en su oficina. Vi como se contorsionaba y me mostro por la cam los dedos con una espesa babita. Me dijo que ya quería que nos conociéramos en persona y acordamos hacerlo al día siguiente.

Esa tarde mi carro tenía pico y placa, por lo tanto estaba “prisionero” en mi trabajo, en la universidad. Me llamó alrededor de las 12 y 30 del dúa y me dijo: - Negro, dónde estás…-, le contesté: - En la U…y tú? -, replicó: - Tengo que hacer una diligencia en la calle, pero nos podemos ver un rato hacía las 2 y 30 de la tarde -, le contesté: - Acuérdate que tengo pico y placa y que debo estar en la U nuevamente a las 5 y 30 de la tarde -. Quedamos en que ella pasaba en su carro por mí. Había entre los dos ya mucha confianza y muchos deseos de culiarnos mutuamente.

Llegó a la U hacía las 2 y 40 de la tarde, salí al encuentro y encontré en ese carro azul una mujer muy hermosa, más hermosa de cómo se veía por la cam. Me monté al carro y la saludé muy afectuosamente con un beso en la boca, sólo fue un pico. Ella estaba nerviosa, obvio, no estaba acostumbrada a éste tipo de encuentros. La halagué por su belleza y me dijo: - Dónde vamos?, no puedo dar papaya -, le dije: - Yo te guío, vamos para un motel -. En el trayecto de casi 20 minutos, hablamos mucho de las cosas de ellas y las mías. La palabra sexo aún no aparecía, pero se le veía las ganas por probar una verga negra.

Llegamos a un motel en el sur de la ciudad, descendimos del carro y ahí si pude ver el mejor espectáculo del mundo. Era mucho más alta que yo, elegante, bonita, debajo de la blusa blanca se le veían unas tetas grandes con los pezones erectos y llevaba un pantalón ajustado, pude observar un gran culo, un culazo, era una mujer espectacular. Estaba nerviosa y la tomé de la mano para subir al ascensor e ingresar a la habitación.

En la habitación se relajó, se quitó los zapatos y se acostó en la cama. Me le abalancé, la besé suavemente y me respondió con un beso delicioso. Tenía los labios delgados y dulces. Me dijo: - Baila para mí -. Busqué un reggaetón en la emisora y empecé a bailarle, ella me miraba fijamente y se fue quitando la blusa, luego el brassier y dejó ver sus grandes tetas. Las frotaba y se chupaba ella misma una de ellas. Me dijo: - No te quites nada, yo quiero hacerlo -. Seguí bailando y continuó con el pantalón que llevaba puesto, luego la tanguita blanca y así quedó completamente desnuda tirada sobre la cama.

Se levantó de la cama y empezó a desvestirme. Lo hacía delicadamente acomodando cada pieza en su lugar. Me dejó en bóxer. Observaba morbosamente la forma como se notaba mi pinga. Encima del bóxer empezó a morderla, no se contuvo más y bajó con fuerza el bóxer, empezó a meterse solo la cabecita, gemía como si me la estuviera culiando, me decía: - Negro, siento que me como una gran barra de chocolate -. Siguió chupándola, mordiéndola, se la pasaba por toda la cara como si fuera un rito. Me dijo: - Quiero esa leche calientica en mi boca -, le dije: - Te la tomarás toda? -, me contestó: - Sí…-.

La chupaba como una diosa, gemía mucho y pensé que gritaría cuando se metiera mi pinga. Pensé en no avisarle cuando fuera a llegar para ver que hacía con la leche. Así fue, llegué con gran presión, lo único que hizo fue sacarla un poco de la boca, cerrar los ojos y dejarla caer sobre su cara, luego la metió a su boca nuevamente y la succionó toda. Tenía leche hasta en el cabello, toda su cara estaba enlechada, ella seguía gimiendo y diciendo incoherencias, estaba demasiado arrecha.

Me sacó toda la leche, noté que mi pinga seguía parada como si nada y le dije: – Mariana, ahora siéntate en el borde de la cama, me toca a mí -, ella obediente, después de haberse lavado la cara se sentó. Le dije: - Abre las piernas y masturbate…quiero verte -, sabía que a ella le encantaba ese tema y mucho más que la vieran masturbarse. Quería volverla loquita en esa habitación.

Tenía un estilo único. Con una mano se abría la chochita peladita y con un dedo de la otra se tocaba el clítoris en círculos, me miraba y me decía: - Negro, quiero llegar a chorros…hace rato no lo hago -, le dije: - No te desconcentres, sigue así -. Mientras tanto yo me masturbaba, ella me miraba. Tenía la pinga inmensa, había crecido mucho a pesar de haberme venido ya, la miraba y pasaba su lengua por su boca. Ella seguía en lo suyo, ahora metía uno, dos, tres dedos adentro, era experta en hacerlo, estaba muy mojada, por los lados se le salía un líquido blancuzco. Me dijo: - Quiero llegar en tu boca, yo te aviso -.

Siguió dándose dedo y noté que volteo los ojos, estaba a punto de llegar. Fui hasta ella, me incliné, abrí su vagina con mis dedos y empecé a lamer suavemente su clítoris. Tomó entre sus manos mi cabeza rapada y empezó a guiarla hacía donde quería más énfasis. Sentí en mi boca una ráfaga de un líquido caliente, después escuché un grito de ella, siguieron más chorros, estaba imparable, no hablaba, simplemente gritaba.

Después de derramarse en mi boca me dijo: - Grité mucho? -, le dije: - Lo normal…pero me encanta que grites -. Le mentí, sí gritó mucho, pero en verdad me encantan las mujeres gritonas, eso me pone más caliente. Le dije: - Quiero ver tu cara de arrecha cuando te esté clavando, móntate encima de mí -. Me colocó el condón, me acosté y pude contemplar los muslos anchos y el gran culo que tenía, se dio cuenta que la miraba y me lanzó una mirada y dijo: - Siéntete afortunado, es la primera vez que se la hago a mi marido -.

Se montó encima de mí, se metió la verga y se veía perfecta cabalgando sobre mí, halagaba mi pinga diciendo que estaba grande, gruesa, perfecta para su cuca. A pesar de ser tan voluptuosa, tenía una cuca pequeña. Se movía rápido y lento, sentí que llegó a chorros varias veces y noté que lo hacía cuando manipulaba sus tetas. Cada vez que le apretaba las tetas y mordía sus pezones llegaba. Ya le tenía la medida, llegó muchas veces, no sé cuántas.

Dijo: - Viste, soy multiorgasmica -, yo le dije: - Más bien eres una culiona de miedo -. Sabía que le gustaba que la tratara como a una perra. Me pedía que le dijera que era una puta en la cama, eso la arrechaba al 100%. Le dije: - Donde quieres la leche? -, y me contestó: - Quiero que me la eches en mis nalgas -. Eso me alteró, un culo grande me mata, vi en el espejo del frente ese gran culo redondo y grande. Mi piel negra y su piel blanca contrastaban en la cama.

La puse en cuatro, le lamí la vagina y luego el culito, estaba muy rico, penetré su vagina por detrás y le daba nalgadas. Agarraba su larga cabellera con fuerza, a ella le gustaba todo eso. Me decía: - Clávame duro negro -, le hice caso , me puse de pie y así entro toda mi pinga en su cuca, la hice llegar nuevamente y gritaba duro, tan duro que sentí que golpeaban la pared desde otro lado, no le paré bolas y seguí clavándola con fuerza. Cuando sentí que iba a llegar, me quité el condón y empecé a rociar sus nalgas, abrí su culito con mis dedos y lo rellené con leche, gritaba mucho mientras ella se tocaba el clítoris

Extenuados y sudados quedamos tirados en la cama, me dijo: - Negro, mi esposo nunca me ha culeado así, tú has sabido volverme loquita -, le contesté con una sonrisa y un beso en la boca. Sintió mi pinga dura nuevamente, la apretó entre sus manos, le dio un beso y me dijo: - Ya nos vamos…tenemos cosas pendientes -. Nos bañamos, nos vestimos y salimos de la alcoba. En los pasillos y el parqueadero nos miraban los empleados, creo que todo el mundo la escuchó. Además era todo un mujerón.

De nuevo me llevó donde me recogió, me tocaba trabajar toda la noche, hablamos poco en el camino. Nos despedimos con un largo beso. Seguimos charlando por skype y un día me comentó que no la buscara más porque el marido se había dado cuenta de nuestras conversaciones por whatsapp. Le hice caso y no volví a buscarla.

Hace rato que no sé algo de ella y siempre vivirá en la sombra dado su estatus. Así fue que me comí a una mujer deliciosa, voluptuosa e inteligente. Gracias guiacereza.