Esta situación se me presentó hace unos cuatro años, una tarde de domingo en la tarde, solo en el apartamento a eso de las 2:00 pm, ya que mi esposa se encontraba visitando a mi suegra, sin mucho que hacer, lo cual me llevo a entrar a Internet y revisar mi correo, en el cual encontré una propaganda de las muchas que suelen llegar a los correos personales, pero esta era diferente, promocionaba un sauna – bar para hombres. Desde muy joven como lo comente en otra historia, me gustan también los hombres, lo cual me hace un bisexual muy a gusto con mi sexualidad.

Aprovechando el momento no lo pensé mucho y me dispuse a visitar el lugar, siempre había deseado poder compartir con varios hombres a la vez, no estaba seguro de que iba suceder pero deseaba poder tener entre mi boca por lo menos una rica verga dura, ojala de un hombre maduro que me gozará tanto como yo a él.

Llegue algo nerviosos al lugar, ubicado en un barrio céntrico de Bogotá, estaba más bien medio camuflado entre dos avenidas principales, una casa antigua, bien mantenida, lo cual me dio más tranquilidad de no ser visto. Me recibió en una especie de cabina un hombre de unos treinta años, me preguntó que si era mi primera vez, a lo cual asentí, entonces me dio las indicaciones, el cover era más bien económico, recorrimos el lugar encontrando en el primer piso la zona de lockers/vestieres, un pequeño bar, jacuzzi, sauna y duchas abiertas. El segundo piso tenía dos salas de video, una hetero y la otra gay, unos mini alcobas ¨Privados¨ (Cuartos muy pequeños, con una colchoneta sobre una pequeña tarima), una sala de turco y baños. El sitio no era el mejor del mundo pero se veía remodelada y mantenía cierto gusto e higiene. Durante el recorrido pude observar más hombres de los que creía encontrar una tarde de domingo, aproximadamente unas cinco personas por área y más maduros que jóvenes, lo cual me animo aún más.

Procedí a ingresar al vestier, me dieron unas pantuflas y una pequeña toalla, al mismo momento se encontraba un joven de unos 27 años, cambiándose, nos mirábamos de reojo y pude ver que se desnudó pero se dejó unos pantis negros, tipo tanga y de encaje de flores puestos bajo su toalla, no intercambiamos palabra alguna, se dirigió al sauna y yo al segundo piso a la zona de video hetero, me encanta ver a una mujer sexy siendo clavada por un macho con buen cuerpo y ojala un pene grande, venoso, cabezón y que derrame mucha leche.

Llegue a la sala y se encontraba recostado en una silla asoleadora, un hombre de unos 45 años, contextura media, velludo, trigueño, en general de buena facha, observando una película en la que una rubia y una morena le daban una mamada a un hombre moreno. El hombre se masturbaba bajo la toalla mientras veía, yo me ubique estratégicamente de manera diagonal y atrás de él, esto me permitía ver las imágenes calientes y su manera de pajearse, su verga salía de la toalla, era más bien delgada, algo torcida a un lado, rosada y la cabeza roja, estaba húmeda de la excitación de ese macho. En algún momento se percató que lo observaba y de manera esporádica me lanzaba una mirada fija como queriéndome invitar a ayudarle en su labor, yo no me atrevía hasta que él me hizo una seña para que me acercará, me arrodille a su lado y mande mi mano a su miembro erecto, efectivamente estaba húmedo debido a su líquido seminal que salía en cantidad, era obvia su arrechera. Seguí masajeando suavemente ese trozo de carne, de arriba abajo, en algunos momentos mirábamos como las hembras de la película besaban al tiempo la verga del moreno y entrelazaban sus lenguas, ambas en ligueros y con las tetas por fuera.

Estando acurrucado a su lado él se volteó y me dio un beso en mi boca, yo me deje llevar por el momento, siempre me han gustado los besos de los hombres porque somos más lanzados, mandamos la lengua entre la humedad de las bocas sin ningún aspaviento, esta no era la excepción, yo seguía dándole su trabajo manual y él se medió retorcía de placer y salía un leve gemido de su boca cuando yo bajaba mi mano desde la cabeza hasta sus güevas, se sentía muy dura y resbalaba entre la palma de mi mano debido a lo mojada que estaba, esto facilitaba la tarea. Luego de un rato me pidió ponerme de pie, por lo que quedo mi pelvis a la altura de su cara, allí procedió a levantarme la toalla y meterse mi miembro en su boca, me encontraba ya excitado, mi verga estaba empalmada y fue deliciosos sentir como me besaba la cabeza, resbalaba su lengua hasta mis bolas, las besaba y chupaba, mientras acariciaba mis nalgas de manera suave y a veces apretándolas fuertemente, luego se metió mi pene haciéndome sentir la calidez de su boca, lo sacaba y metía lentamente, me daba mordisquitos pequeños en mi glande, lo cual me tenía a mil, yo también botaba bastante líquido seminal, nos encontrábamos en esa tarea deliciosa cuando entró el muchacho que yo había visto en los vestieres, él solo se limitó a observarnos desde una distancia prudente, en algunos momentos nos mirábamos fijamente pero yo estaba concentrado en la deliciosa mamada que me estaba dando ese macho.

Luego el hombre se puso de pie, me hablo al oído pidiéndome que fuéramos a un privado, a lo cual respondí con un rotundo sí, pero que debíamos tener preservativo, él dijo que bajaría al bar a traerlos, le asentí diciéndole que lo esperaría allí, entre tanto pude ver que al joven se le veía un delicioso bulto bajo la toalla y él se tocaba esporádicamente, me le acerqué y le dije que si quería jugar con nosotros dos, me dijo que no tenía problema, al llegar el macho nos encontró hablando y le dije lo que estaba pasando, él se rió y me dijo que claro, que todos podíamos participar. Ingresamos los tres al privado, yo me senté en la colchoneta frente a los dos y procedía quitarles al toalla, mi macho mantenía su deliciosa erección y el joven estaba en panties, bajo los cuales le salía su pene de tamaño regular, pero bastante grueso, procedí a acariciarlos mientras ellos se besaban, cuando los sentí bien duros los empecé a mamar al tiempo, chupaba, besaba, acariciaba bolas, nalgas, metía mi dedo por el ano del uno y del otro, me encontraba  con los dedos de alguno de los dos que hacían lo mismo y se calentaban sus culitos, me daban embestidas que me atragantaban y me tocaba sacarlos de mi boca, ellos se acariciaban, besaban, tocaban y lamian sus tetillas, era un espectáculo lleno de calentura sensual y atrevida, tome dos condones y se los puse y seguí lamiendo esas ricuras.

Ya no mi macho, sino nuestro macho,  le pidió al chico que se pusiera en cuatro en la cama y se arrodillo para lamerle el culo corriendo su panti, yo quede acostado frente al joven y procedió a ponerme el preservativo y darme una chupada deliciosa, mientras lo escuchaba gemir de placer mientras le daban lengüita por el ano, yo jadeaba y escuchaba como gemían mis hermosos y calientes acompañantes, en algún momento el macho se puso de pie e inicio la penetración al muchacho, que me miraba desde allí con carita de placer y algo de dolor, pero se notaba que tenía experiencia porque lo penetró rápido y hasta el fondo, se oía el chasquido de la pelvis contra las nalgas,  me acomode de tal forma que quede bajo el chico quien aún tenia su panti puesto y corrido hacia un lado, entre la delicada tela podía ver la gran verga llena de venas gruesas penetrándolo, un gran espectáculo, y al mismo tiempo yo mamaba el pene y acariciaba las bolas del macho, nuestro hombre se movía rápidamente hasta que tuvo su orgasmo, él dio un gemido fuerte de placer y empezó a meterlo y sacarlo más lentamente, hasta que se movió hacia atrás, yo podía ver la gran cantidad de semen  que dejo en el preservativo. Nos agradeció a ambos mientras se limpiaba con papel higiénico y se fue del privado, dejándonos solos a los dos, bien arrechos y aún empalmados.

Pero esta segunda parte será motivo de otra historia, siempre y cuando reciba retro alimentación de esta vivencia. Por favor califiquen y dejen su opinión, esto me animará a seguir escribiendo mis vivencias.

 PD: Nuevamente pidó disculpas por mis errores de dicción, ortografía y demás, no soy escritor, solamente deseo compartir con gente afín lo que viví y sentí en un algunos momentos calientes de mi vida.