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Mi Primera Cita

Estaba super-nerviosa. Era mi primera vez con alguien tan mayor. Y era mi primera vez con el tema del dinero de por medio. Parecia que fuera mi primera vez en todo.

Me baje del bellisimo Audi deportivo, sonriendo y con cara de susto, que yo trataba infructuosamente de disimular. El lucia igual. O peor, creo yo.

-“eh ave maria… no se imagina Alejandra lo nervioso que estoy… aun yo no me la creo… entrando aca con usted a mi lado“, me dijo Don Alberto, confirmando mis femeninas sospechas.

Me rei nerviosa, dandole a entender, erróneamente, que yo estaba fresca y tranquila.

Entramos a la suite y me di cuenta que era de las costosas. Una amplisima y comoda cama con sabanas blancas y logos del motel. A su derecha un bellisimo puff azul junto a una generosa barra con licores, gaseosas, papas fritas y una pequeña nevera. A la izquierda la entrada al baño era gigantesca, bien iluminada y se veia el lujo y alla medio escondida la entrada al jacuzzi. Y justo sobre la cama un hermoso cuadro donde una joven y bella rubia se fundia en un erotico abrazo con un hombre que parecia de mayor edad.

Don Alberto, nervioso, se saco las llaves del carro de su bolsillo, las puso en la mesa de noche, adornada con flores de plastico y tomo el control del TV, encendiendolo inmediatamente y dejando entrever que las escenas de porno barato que se veian eran la apertura de una tarde de locura para los dos.

-“Estas nerviosa tambien?”, me pregunto el acercandose a mi y colocando sus dudosas y experimentadas manos en mi cadera. Me senti rara, incomoda, pero sabia que debia dejarlo. Don Alberto, a sus 46 años, amigo cercano de mi papa y un exitoso hombre de negocios, dueño de un conocido restaurante del sector de El Poblado, en Medellin, dejo escurrir nerviosamente sus manos y por primera vez me acaricio el trasero, algo que el siempre lo habia deseado.

-“no.. para nada”, le respondi volteandome hacia el y cerrando mis ojos. El, sin dudarlo se acerco a mi y los dos nos fundimos en un extraño, incomodo, inesperado, pero apasionado beso. Mientras su lengua se entorchaba con la mia y los dos nos empezabamos a relajar, me sentia extraña al saber que uno de los amigos de mi papa empezaba a hacer sus sueños realidad. Sus gruesas, veteranas y curtidas manos me acariciaban las nalgas generosamente y recorrian a paso lento mi bien parado y moldeado trasero paisa. A mis 22 años, en un motel de Envigado, estaba a solo minutos de compartir mi juvenil sexo con un hombre 24 años mayor que yo, y de paso, amigo cercano de mi papa.

No se como paso, pero su veterania de hombre empezo a mostrarme sus atributos rapidamente.

En esos dos minutos en que nuestras lenguas y nuestros labios, apartados por tanto años de diferencia, se trenzaban en una desigual batalla, mi bien corta y sexy minifalda negra cayo al piso y sus manos, agiles y fuertes, me despojaron de mi blusa blanca.

-“No se imagina Alejandra cuanto tiempo llevaba soñando con este momento”, me dijo el, rompiendo intempestivo ese beso apasionado que tanto me gusto.

-“Lo dices por el beso?”, le pregunte tontamente abrazandolo como niña consentida.

-“si…. Uno, por el beso… Dos, porque llevaba años deseando putamente acariciarle ese culazo de reina tan divino el suyo y Tres, porque estoy a punto de consentirla como usted tanto se lo merece mi reina”, respondio el tomandome delicadamente de la mano e invitandome a la cama.

-“Me das ese honor Alejandra?”, pregunto el mirando embelezado como mi brassier media copa dejaba al descubierto mis pequeños y no muy abultados senos juveniles, asi como el con su mirada hacia abajo veia como la diminuta y coqueta tanga negra ocultaba mis tesoros.

Le sonrie y le di la espalda sin decirle nada.

De inmediato sus veteranas manos me desabrocharon el brassier y tontamente apenada coloque mis manos en mis pechos como tratando de ocultar la desnudez de mis delicados senos ante un hombre mayor, y de paso, amigo cercano de mi papa.

Luego me paso una lenta sensación de frio por todo el cuerpo. Sus manos se posaron sobre mi cadera y lentamente senti como mi fina y coqueta tanga negra caia al piso.

-“ay diosito… miren esta hermosura…. Ergghhh… virgencita… yo sabia que en medio de este trasero de diosa suyo se ocultaba esta belleza”, dijo el arrodillandose y dandome un tierno beso en cada nalga.

Con brusquedad y un poco de desespero, senti como sus dos manos abrieron un poco mis bien paradas nalgas y sin esperarmelo, su aspera lengua empezo a lamerme con dificultad mis gruesos labios vaginales. Me senti rara y extraña de nuevo, pero esta vez mi cuerpo reacciono de forma diferente.

A medida que Don Alberto empezo a disfrutar de mi sexo en silencio con su avida lengua madura, estando yo aun de pie y ya completamente desnuda al lado de la amplia cama de la suite del motel, empeze a sentir como sus años de experiencia me convertian en la reina que el queria. Me relaje y pense de inmediato en mi amiga Claudia y sus sabias palabras:

“… agregas a tu Facebook a los amigos de tu papa o tu mami, o los profes de la Universidad, o los clientes de tu papa… e instalas la aplicación que muestra quien es la persona que mas visita tu album de fotos de Facebook…. Te lo garantizo que los dos primeros nombres de esa lista son hombres que te tienen muchas ganas y estan dispuestos a todo contigo… asi hice yo… me los converse… les di confianza y les ofreci una noche a cambio de dinero… todo con absoluta discreción…”

No se cuanto tiempo paso, pero todo ese nerviosismo de la ultima media hora se acabo. Sentir como su aspera lengua lamia incansable mis tiernos labios vaginales, mientras que me chupaba mi joven, robusto y colgante clítoris, y de paso magistralmente uno de sus dedos me estimulaba ese coqueto asterisco del ano, objeto de tantas pasiones masculinas, me convirtieron en una entregada amante, asi que me relaje y deje que mi cuerpo se acomodara en cuatro, sobre la cama, asi como lo habia hecho el Sabado pasado cuando en el apartamento de Mauricio, mi novio, y con el cual llevaba una relacion estable los pasados 5 meses.

-“que cuquita tan rica la suya Alejandra…. Mamasota, desde que usted cumplio los 17 años y su papa me invito a su fiesta, jamas se me olvidara ese vestido verde claro apretadito que usted tenia puesto ese dia… como le envidie esa noche a ese noviecito que usted tenia… no me imagino lo rico que paso ese pelado al ponerle las manos en ese vestido, bajarle esa cremallera, ponerla en cuatro y montarsela para clavarle esa belleza de culito por detrás toda la noche… no me imagino la derramada que se pego ese noviecito suyo alla adentro de esa cuquita…”, dijo el.

Me rei inocente y no me quize voltear a mirarlo, Senti como su pesada correa cayo estrepitosa sobre el piso, dandome a entender que estaba a punto de coronarme, mientras el se despojaba de su costosa ropa de empresario.

-“Alejandrita… mamasota divina… llevaba 5 años soñando con este momento”, me dijo el.

En ese momento senti como me cambiaba el rumbo de mi vida. Con mucho placer senti como sus manos abrieron mis moldeadas nalgas de mujer paisa y su veterana verga, con 24 años mas de experiencia que mi juvenil y delicado sexo, se empezo a abrir paso en medio de mi estrecho tesoro.

Me la hundio como un rey, como un experto amante, como un experimentado veterano de mil batallas. Lento, pausado y con mucho cuidado me la acomodo hasta el fondo. Yo me queria morir de placer al sentir como las bien estrechas y jóvenes paredes de mi tierna vagina se abrian lentamente al paso de esa cosota madura y bien recorrida de Don Alberto. Gemi y me queje de lo lindo, mientras que el empezo a mover y a sacudir su cadera, dejando que esa cosota de verga entrara y saliera de mi teroso.

Bastaron solo 5 minutos. Brusco, impaciente y demostrando cuanto me deseaba, Don Alberto me sacudio con firmeza su madura verga, mientras yo, con mis ojos cerrados, empezaba a caer fundida por el placer de ese varonil miembro machacando, cadenciosamente sin piedad, y rozando deliciosamente mi grueso y colgante clítoris. Me aferre fuerte a las sabanas tan pronto esa exquisita y franca sensación de frio me estremecio el cuerpo, desde la punta de mis finos dedos de los pies hasta la punta de mi cabello, y luego lo grite a moco tendido…

“arghhhhhhhhhh….. que ricoooooo….”

Mientras mi fresco, femenino y violento orgasmo me hacia flotar como si estuviera drogada sobre esa amplia cama del motel, su grito de pasion su unio al mio:

“Alejandra… aleja… mamasitaaaaaaa….”, grito el con respiración entrecortada.

Sus cadenciosos y freneticos movimientos de pronto se detuvieron, y con torpeza y brusquedad senti como Don Alberto se aferro con firmeza a mi delgada y estilizada cadera y me empujo aun mas con torpeza su verga.

Pense de inmediato en Mauricio, mi novio, con quien habia tenido sexo el Sabado pasado en su apartamento de El Poblado. Hacia menos de un mes habia empezado a usar pastillas anticonceptivas, para asi darle gusto a Mauro en el dia de su cumpleaños, ya que me habia pedido que me lo hicieramos sin condon. Esa tarde con Mauro me senti diferente. Igual lo sintio el. Senti a pleno esa derramada despampanante y en menos de 1 minuto mi estrecha vagina regurgitaba de calor mientras la verga de mi novio vomitaba sin compasión su espeso chorro de fresco e hirviente semen. Me senti supermojada y parecia que la rica verga de Mauro no paraba de bombear esa poderosa carga de leche masculina.

Ahora, 5 dias después, desnuda y acomodada en cuatro como Don Alberto siempre lo deseo, una madura y veterana verga con muchos años de experiencia vivia lo mismo, atrapada en mis estrechas entrañas de joven mujer paisa. Y el no paraba de gritar mi nombre y dandole gracias a su virgencita dejaba que sus contracciones orgasmicas recorrieran su obeso cuerpo, mientras yo con los ojos cerrados disfrutaba de mi juvenil y salvaje orgasmo, al mismo tiempo que sus dos pesadas, arrugadas y veteranas guevas bombeaban a chorros su madura y espesa leche.

Durante esas dos horas, tirada en esa cama como una exclusiva prepago, le entregue mi sexo a Don Alberto y deje que me consintiera como siempre lo quizo hacer conmigo en una cama. Jugando con mi desnudo cuerpo y cambiandolo de posición sobre la amplia cama, Don Alberto parecia vivir un sueño realidad, algo que siempre quizo hacer conmigo desde aquella fiesta de mis 17 años cuando mi delicado y juvenil cuerpo de jovencita se parecia mas a un digno regalo para un verdadero hombre que me deseara. Un obsequio solo para su verga. Un obsequio por el cual el espero casi 5 años y que ahora era solo suyo. Esa tarde, luego de dos horas de sexo, me levante de la cama del motel, cansada, exhausta y sumamente complacida. En mi dilatada y juvenil vagina yacian 4 bombazos de fresco esperma de uno de los hombres que en los pasados 5 años siempre me deseo. Y en mi bolso, ese dinero extra que tanto necesitaba para comprarme mis bobadas y adular mi vanidad femenina.

Hoy no me arrepiento para nada de eso. Tengo muy en claro lo que quiero y se que la vida hay que gozarla porque vida no hay sino una, dicen por ahi. Y ahora si entiendo a aquellos que se la disfrutan al maximo. Como debe ser.

julio08

Somos pareja swinger

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Categoria: Sexo con maduros
Fecha de Publicación: 2014-03-16 07:57:54
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1 Comentario

Me gusto tu relato...

2014-03-17 15:45:37