Mi pre-adolescencia fue algo diferente a la de otras compañeras.  Vivía en la casa de mis tíos con dos primos en su pleno despertar sexual que desfogaban conmigo todos sus sucios deseos y estaba en 7°. Mi primera vez fue con los dos al tiempo como lo narré en el relato anterior. Casi siempre lo hacíamos los tres,  pero cuando faltaba uno el otro no tenía reparo en manosearme el culito y penetrarme por todas partes, lo hacíamos varias veces al día: tres, cuatro o más.

Una tarde llegaron con un amigo, ellos estaban en 10° y seguramente se jactaban con alguno de sus compañeros de haber iniciado y tener una vida sexual activa, pero sobretodo de tener su juguete sexual en casa a toda hora y a total disposición. “Prima venga”, yo ya conocía el tono de su voz cuando íbamos tener un buen rato de sexo, “mire, es ella”, le dijeron al muchacho que estaba con ellos “Si ve que no era cuento”. Inmediatamente me subieron el vestido y a tocar la kukita delante de él, en un momento me vi sin calzones y sobre nuestro sofá, uno de mis primos me cogió las manos y el otro me abrió las piernas, “¡a ver, haga lo que dijo en el colegio, a ver si es capaz”, le dijeron a su amigo, que era como de su edad; él al ver mis piernas abiertas y a mis primos sosteniéndome, cambió la expresión de su rostro, miró a los dos y de una hundió su cabeza en medio de mis piernas, lamía y chupaba mi clítoris casi con desespero, yo gemía y me sacudía, “tranquila prima que él es de confianza y no nos creía que usted nos daba esa chochita”.

El tipo duró un buen rato comiéndose mi cosita, luego uno de mis primos dijo “mire esto”, se bajó en pantalón y se sentó en el sofá, con la mirada me dio a entender que me tocaba mamársela. Mi otro primo hizo lo mismo y yo empecé a turnarme sus penes. “Hágale de una”, le dijeron a su amigo, y él en un instante también estaba con los pantaloncillos en las rodilla y sentado en nuestro sofá; entonces tuve que repartir mi boca para tres penes cargados de semen, su amigo se vino muy rápido, mis primos ya tenían más práctica.

Cuando su amigo terminó en mi boca uno de mis primos se cuadró detrás de mí, yo ya sabía que me iba a penetrar, pero no por dónde, empezó por la kukita. Él me penetraba y yo seguía comiéndome el pene de mi otro primo y de su amigo de colegio, “listo le tocó”, le dijo mi primo mayor al invitado, él no se hizo rogar y saltó del sofá a reemplazar a mi primo, se empezó a mover con desespero, me penetraba y me apretaba el culito con más desespero. “Dele por el culo”, lo invitó mi primo el mayor, “échele hartas babas y métasela”; claro, el invitado no se hizo repetir y penetró mi trasero, sentí un poco de ardor, pero no era nada nuevo para mí.

Esa tarde los tres estuvieron en mi boca, kukita y trasero dos o tres veces cada uno, quedé como hubiera corrido por todo el barrio varias veces. “Bueno, ya sabe”, me dijo mi primo mayor cuando terminaron, eso significaba “no diga nada”.

Nunca volví a ver a su amigo, pero ahora me pregunto qué pensará de lo que hizo esa tarde con sus amigos del colegio, ¿se masturbará cuando lo recuerda? ¿Se lo habrá contado a alguien? ¿Estará arrepentido o querrá más? ¿Qué pensará de mí?