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LA MESERA DEL BAR SWINGER

LA MESERA DEL BAR SW

Era una noche de viernes, por medio de la página de Guía Cereza supe de la existencia de un bar swinger en Fontibón, decidí ir con un amigo ya que nos encontrábamos sin programa alguno. Era un sitio limpio, agradable, el dueño nos atendió personalmente y nos ubicó una mesa cercana a la pista. Había dos parejas mujer-hombre, nosotros solo íbamos a observar, por diversión.

Sentí una dulce voz femenina que nos dijo: - que les traigo caballeros….-. Era una chica de unos 23 años, cabello rubio, buen cuerpo, tetas prominentes. La analicé de pies a cabeza y ella se dio cuenta. Tenía puesto un pantalón corto de jean, muy cortico por cierto y un top negro. Después de hacer el pedido se fue y me quedé haciendo comentarios de ella con mi amigo. La noche fue avanzando, llegaron más parejas, mujeres solas, sin embargo era un lugar agradable, con poca gente. Todos sentados alrededor de la pista.

Me fascina bailar y lo hice con la mujer de un tipo cincuentón, era una flaca muy simpática, con un traje ajustado corto y sin interiores, eso lo comprobé porque ella me llevó mi mano hasta su vagina para que le metiera el dedo mientras bailábamos. Luego bailó mi amigo con ella y terminaron en un sillón culiando delante de todos mientras el marido veía y se masturbaba. Yo tenía claro lo que quería, solo quería observar y alimentar el voyerista que llevo por dentro.

La mesera iba y venía con los pedidos, yo la miraba mucho a los ojos y ella siempre correspondía con una sonrisa. No cruzamos palabra, solo miradas. Las parejas entraban y salían de los cuartos. Mi amigo parecía un loco desenfrenado culiando con cuanta mujer se le aparecía. Yo era el único hombre negro del lugar, por lo tanto todas las miradas estaban encima de mí. Recibí invitaciones de varias mesas, bailé con algunas mujeres y hasta tuve una propuesta para estar con una señora de 65 años que estaba con el esposo. Tengo un lema: “solo me culeo la que me gusta”.

Hacía la una de la mañana llegó el marido de la mesera, era un tipo de unos cincuenta años, obeso, rubio. Inmediatamente ella suspendió sus actividades y se sentó junto a él. Hablaban y se besaban mucho, sin embargo ella no dejaba de mirarme. Noté que le susurraba al oído y me miraban. Muchas parejas y tríos se dirigieron hacía los cuartos. Ella, la mesera, se dirigió a mí y me dijo: -…bailamos….-, acepté su propuesta y empezamos a bailar apretado. Sentí sus tetas contra mi pecho y mi pinga crecía al contacto con su cosita. Me dijo que se llamaba Andrea, que era universitaria y que su marido era socio del dueño del negocio. Le dije que estaba muy bella, que era la mejor mujer de ese lugar y que me gustaba mucho. Ella dijo que se había dado cuenta por mis miradas pero que ella no se metía con clientes.

Nos sentamos nuevamente y me invitaron a unirme a ellos mientras mi amigo estaba encerrado en un cuarto con la señora veterana y el marido. El tipo me dijo de una que Andrea quería estar conmigo y que él aprobaba eso siempre y cuando él nos mirara, pues no quería que estuviera a solas conmigo. Le dije que sí y nos dirigimos hacía un cuartico cerca de la entrada principal que estaba con llaves. En él había un sofácama rojo y un sillón del mismo color. Desde que entramos, Andrea se me abalanzó y empezó a besarme, me decía que le fascinaba mi boca por los labios gruesos, el tipo se quedó un momento afuera buscando los condones y ella aprovechó para besarme en la boca. Le correspondí igual y empecé a desnudarla.

Cuando llegó el tipo la encontró completamente desnuda. Yo estaba sin camisa y con el jean puesto aún. Él le preguntó: -…que quieres mami….-, y ella respondió: -…quiero probar esa boca en mi cosita….-. Se colocó en el borde del sillón y empecé a chupar esa cosita mojadita. Era dulce como miel, un clítoris mediano que creció mucho al contacto de mi lengua, empezó a gemir y el tipo le decía: -…eso era lo que querías perra…-. Ella no podía hablar y se retorcía. Empecé a meter mi lengua carrasposa en su cosita y la hice llegar. El líquido blanco le mojó sus dos piernas. El tipo nos miraba y solo decía: -…eso negro, dele duro, hágala llegar muchas veces…-. Yo no le paraba bolas, estaba en mi cuento.

Me desnudé completamente y al ver mi verga erecta empezó a tocarla, a pajearla. El tipo le dio un condón para que me lo pusiera pero ella lo tiró nuevamente al sofacama sin abrirlo, quería chuparlo así. Se lo metió a la boca por pedacitos. Me lamía la cabeza y me daba mordisquitos. El tipo nos miraba intensamente, no pronunciaba palabra. Ella, se lo metía a la boca, luego lo sacaba, me miraba fijamente a los ojos mientras con una mano se tocaba su cosita húmeda. El tipo dijo (parecía enojado): -…listo negro, quiero que se la coma ya….-. Ella soltó la verga, se acomodó en el sofácama, abrió las piernas, me coloqué el condón y empecé a metérselo suavemente, entró toda de una y empecé a moverme fuertemente, se escuchaba el sonido de esa cosita supermojada y mi verga negra y grande entrando y saliendo. El tipo se nos acercó más y le acariciaba el cabello. Ella gritaba fuerte, como loca. La gente empezó a aglomerarse para ver qué pasaba. El tipo cerró la puerta. Sin duda estaba muy excitada. La coloque en cuatro y dejó ver ese culazo que mostraba en el bar, me lo quería comer. Le metí un dedito en el culo y se retorció. El marido no aprobó eso y entonces empecé a darle dedito. Estaba muy mojada. Me susurró al oído en el momento en q se levantó el marido: -…negro, me gustas demasiado…mi marido nunca me ha hecho sentir esto…-. La penetré nuevamente, el tipo decía cosas alabando mi faena. La gente murmuraba afuera. Ella gritaba cada vez más. Me excita mucho ver un gran culo desde atrás, así es que estaba extasiado mirando eso. La tomé fuerte por el pelo, ella me miró, no podía hablar, le empecé a dar duro. Mi verga dura entraba y salía con fuerza. Me dijo: -…negro, derrámate en mi cara…-, no pidió permiso al marido, no vi la cara que hizo. Iba a llegar, se lo saqué, me quité el condón y empecé a derramar toda esa leche calientica en su cara, mientras el marido tenía cara de asombro y excitación. Que venida más rica.

Al salir de ese pequeño cuarto me dijo mi amigo: -…Te comiste a la mujer más rica del lugar….pero le estabas pegando o que?...-, refiriéndose a los gritos. Me despedí de ella con un beso en la boca y de su marido con un apretón de manos. Logré obtener el número de celular de ella. Días después la llamé, ya no se encontraba en la ciudad, me comentó que nunca ha olvidado esa cogida, que se masturba mucho cuando la recuerda y que el marido ese día quería chupármela y le decía que era una verga negra hermosa.

negrocubano

Soy hombre heterosexual

visitas: 3911
Categoria: Interracial
Fecha de Publicación: 2015-01-12 17:34:05
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1 Comentario

Amigo me puedes decir donde queda ese sitio,  gracias 

2015-01-12 18:59:12