Guía Cereza
Publicado hace 10 años Categoría: Hetero: General 1K Vistas
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CHOCOLATE CALIENTE…

La conocí por una página de internet de esas en la que te relacionas con todo tipo de gente. Buscando entre personas cercanas encontré a Kora, así se hacía llamar, nombre de princesa de tribu africana. La cité por primera vez para invitarla a almorzar en un centro comercial. Solo la conocía en fotos, tenía una voz deliciosa ya que es chocoana criada en Medellín, una paisita negra. Soy negro y siempre me han gustado mis negras, ojalá más oscuras que yo. La vi venir y era bella: labios gruesos, ojos grandes, cuerpo delgado, no muy caderona, alta y elegante. Era una tarde de jueves, almorzamos y hablamos un buen rato. El objetivo era conocernos, le gustó mi caballerosidad y que no le hablé de sexo. Quedamos en vernos en otra oportunidad para hacer algo diferente.

Seguimos conversando por celular y un  viernes en la mañana me llamó y me dijo que la invitara a tomar algo, enseguida le dije que nos viéramos en la tarde en un lugar de Chapinero, punto equidistante entre ella y yo. Llegó un poco retrasada, apurada y apenada. La tranquilicé con dos cervezas y conversamos. Le pregunté que quería hacer y me respondió: -….acuérdate que tienes una clase conmigo pendiente, vas a enseñarme algo?…-. Sí, en efecto, se me había olvidado, siempre estuvo interesada en un Club de Masturbación que dirigí alguna vez, le gustaba mucho las anécdotas que le contaba de ese lugar. Le dije: -…quieres que te enseñe técnicas de masturbación?...._, a lo que ella contestó: -…sí, pero sin penetración, solo quiero masturbarme…-.

Por la cabeza se me pasaron muchas cosas, desde meter mis deditos en su cosita hasta penetrarla duro por ese culazo que tenía. Nos dirigimos hacía un motel no sin antes comprar una botella de vino, a petición de ella, dijo encantarle el vino. Ya sabía cuales iban a ser las consecuencias de la ingesta de ese vino. Llegamos a la habitación, era bastante cómoda, empezamos a charlar y tomar vino a pico de botella. Era una negra hermosa, muy alta, parecía modelo. Yo estaba con mi camisa desabotonada y ella en un topcito blanco y jean.

Después de varios vinos me dijo: -….bueno pues, dime por donde empiezo…-. Le dije que necesitaba que estuviera completamente desnuda. Así lo hizo, mientras yo me quité la camisa y me quedaba en el jean y descalzo. Se le veía excitada. No le había hablado nada de sexo. Esa es la mejor estrategia para tenerla. Le dije que se sentara en el borde de la cama, abriera un poco las piernas y me dejara ver su clítoris. Aún no la tocaba. Ese juego la tenía muy arrecha. Esa paisita hablaba y me volvía loco. Solo me miraba con ojos de mujer ardiente. Analicé esa cosita. La tenía mojadita. Tenía un clítoris grande. Parecía una fresa incrustada en un helado de chocolate. Estaba rojita y los pliegues de los labios los tenía un poco salidos. Le dije: -….Moja uno de tus dedos con tu boca y tócate suavemente el clítoris….-.

Empezó a hacerlo. Me miraba y gemía suavemente. Cerraba los ojos y se echaba hacía atrás. Noté que intentaba meterse uno de los dedos y la detuve, le dije: -…negra, yo te doy las órdenes y tú obedeces…aún no hagas eso….-. Quería excitarla al máximo y volverla loquita. Entonces abrió más las piernas y se mojaba el dedo y lo pasaba en círculos por su clítoris. Noté que éste aumentó de tamaño, parecía un pene en miniatura. Me decía que la dejara meterse un dedito, le decía que aún no. Bueno, era hora de actuar, ya estaba muy erecto y no quise que ella viera mi pinga erecta y dura. Le dije: -…te ayudo…?-, a lo que ella contestó: -…sí, enséñame como se hace de verdad…-.

Me pidió que me desnudara y lo hice suavemente. Ella no apartaba la mirada de mi pinga. Estaba grande, negra, brillante, dura. No dejaba de mirarla y presumí lo que quería. Me le acerqué, empecé a masturbarla con uno de mis dedos, luego la penetré con dos dedos y esos gemidos cálidos y suaves se convirtieron en jadeos de gran poder. Estaba incontrolable. La eché hacía atrás completamente y empecé a lamer su clítoris, mordía los pliegues de los labios y agarraba duro sus tetas, eso la puso mucho más arrecha y el resultado fue un rico orgasmo de ella. Me mojó toda la cara, soltó un chorro de un líquido trasparente y saladito. Me pidió disculpas porque se sentía apenada por el chorro que había dejado escapar. Le dije que tranquila, que era algo delicioso. Dijo que era la primera vez que le sucedía de esa forma.

Tomó mi verga y empezó a chuparla. La besaba, la mordía por los lados, se la metía toda a la boca, mientras jadeaba. Estaba demasiado arrecha. Tenía experiencia al mamarlo, se le notaba. Yo la miraba y le decía vulgaridades, a ella le encantaba, le gustaba que le dijera que era la más puta que me había comido. Me decía: -…Papi, quien es la más puta de todas?…-, a lo que yo contestaba: -…Tú, negra…eres una perra….-. Le dije que quería clavarla a ella en cuatro, ya se había rotos todos los protocolos. Quería ver ese culo desde atrás. Eran unas nalgas negras, de gran tamaño. Me pidió que no la penetrara por el culo a lo que no le respondí. Me coloqué el condón y empecé a chuparle nuevamente su cosita y el culito, eso hizo que se dilatara, se lo escupía y hacía que se pusiera muy arrecha. Ya no jadeaba, daba griticos de placer a intervalos de tiempo. Que negra más deliciosa.

La clavé y empecé a darle duro por su cosita. Estaba muy húmeda. Mi verga negra entraba y salía mientras con un dedo penetraba su culito. Cuando sentí que se fue todo el dedo le pregunté: -…aún quieres que no te lo meta por el culito?...-. No contestó y presumí que ese era su mayor deseo. Lo saqué de su vagina y lo metí de una en el culo, gritó fuerte, me miró con los ojos muy abiertos, abrió más sus piernas y colocó su cabeza en la almohada para que le entrara mejor. Duré como cinco minutos dándole sin parar. Vi nuevamente los chorros de ella caer sobre sus piernas, estaba teniendo un rico orgasmo. Cuando yo iba a llegar, lo saque, me quité el condón y le eché toda la leche en las nalgas. Me dijo que le tomara una foto, que quería ver mi leche blanca encima de su piel negra. Se la tomé y la compartí con ella en el celular. Quedamos extasiados, agotados y terminamos de tomarnos la botella de vino. Me dijo que hacía rato no la arrechaba tanto un hombre y lo noté en los dos orgasmos que tuvo, fueron como cascadas, unos chorros inmensos llenos de placer, sexo y ganas.

No la he vuelto a ver, pues cada uno anda en sus ocupaciones, hablamos mucho por celular y mensajes de wathsapp. Me recuerda cada rato que cuando es la segunda clase. La he escuchado masturbarse por celular, yo la voy guiando y ella hace lo que le digo. Espero que la segunda clase sea más intensa que la primera.

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