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COMO ME LO HAGAS A MÍ SE LO HAGO A ELLA

Su boca húmeda y cálida fue deslizándose lentamente sobre el cuerpo carnoso y venoso de mi pene duro a través del cual sentía su lengua, su paladar y su garganta… su garganta abrazó mi glande cuando ya no podía entrar más y la sensación fue estremecedora. Lo hacía bien y lo hacía con ganas.  Además de su garganta y su lengua, sentía su mano firme acariciar mis huevos y la otra mi perna. Por momentos mi cuerpo se estremecía con el roce de su barba excelentemente cuidada sobre mi verga y mis huevos.

Fue cuando la vi venir, en tacones, muy sensual, únicamente cubierta  con un body en malla que cubría y no cubría su cuerpo, dejándolo y no dejándolo completamente desnudo. Un golpe para los sentidos… todo a excepción de su zona genital sin malla. Sus curvas definían un cuerpo trabajado, esbelto, de pechos perfectamente trabajados por el cirujano y pezones deliciosamente erectos. Ella se acercó, levantó su perfecta pierna sobre mi cabeza y se acomodó a horcajadas sobre mi rostro frente a su esposo para observarlo bien, dejando sobre mí una húmeda, rosada y completamente depilada concha dispuesta a recibir lo prometido, aquello con lo que su marido se había comprometido y trabajaba esmeradamente para trasmitir a través de mí lo que quería que ella recibiera… o al menos a eso estábamos jugando. Cuándo su esposo chupaba con ímpetu y frenesí, yo hacía lo mismo con mi lengua sobre su labios y clítoris. Cuando él le imprimía profundidad a su felación, yo la penetraba con mi lengua en un cunnilingus profundo. Cuando él apretaba con su boca succionando mi verga, yo hacía lo propio con mis labios sobre su carnoso clítoris. Cuando su arrecho cónyuge, pasaba por mi ingle, huevos hasta el ano, yo hacía lo propio con toda la zona erógena de la dama que se estremecía y gemía como una guarra que contorsionaba su cintura con movimientos que yo seguía con mis manos sobre sus nalgas enmalladas sintiendo la malla y su piel al tiempo.

Su esposo lamía mi ano con frenesí, rodeando con su lengua mi anillo, penetrándolo suavemente, dejando que esa barba que lo hacía ver tan guapetón y masculino friccionara mis nalgas y hasta el propio ano dejando saber que quería que yo hiciera lo propio con el delicado ojete de su esposa. Ahora quién movía la pelvis era yo pidiendo con el movimiento de mi cintura más de lo que ese hombre me hacía. Ella se inclinó hacia mi verga sin apartar su cuca que me comía con ganas. Su boca abrazó mi miembro y sentí estallar en ardor y delirio percibiendo al tiempo a su hombre en mi ojete. Pene y ano, ano y pene, la sensación se cruzaba en todas mis terminaciones nerviosas y mi mente enloquecía con el sabor de su chocha. Entonces estallé. Fue mi primer orgasmo de la noche.   

alexanderurrea

Soy hombre homosexual

visitas: 1012
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2015-01-18 09:52:11
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1 Comentario

Excelente el relato, quiero leer más de esto

2015-01-20 00:15:39

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