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Los Calzones De Mi Cuñada (Segunda Parte)

Han pasado dos semanas desde que estuve en el apartamento de mi cuñada y pude deleitarme con tranquilidad con sus calzones. Hoy lunes, recibo una llamada angustiosa de mi cuñada: el carro no le prendía. Parece que dejó el radio prendido y se descargó la batería. Ella había llamado a la compañía de seguros para que enviaran un mecánico pero debía salir a cumplir una cita y no alcanzaba a esperarlo. Me preguntó si yo podía atender al mecánico. Yo no había salido aún para la oficina porque tenía pico y placa, así que le dije que si.

Vivimos  apenas a una cuadra de distancia así que llegué enseguida. Además, la sola ilusión de quedarme solo en su apartamento me alborotaba el deseo. Ella estaba como siempre muy hermosa y elegante.

  • Que pena molestar pero esta cita es inaplazable y no tengo a quien más acudir.
  • No se preocupe. Hoy tengo pico y placa y los comités los comienzo a las 9. ¿Y las llaves?
  • Aquí están – y me las entregó- ¡Muchas gracias!
  • Con gusto. Vaya tranquila. Le dejo las llaves en el bifé.

Nunca nos tuteábamos. Y rara vez nos saludábamos de beso. Escasamente para las fechas especiales. Era una manera personal de mantener distancia y más con ella, que me encantaba y atraía demasiado. Sonó el citofono anunciando la llegada del taxi. La despedí en la puerta del apartamento y esperé a que tomara el ascensor. Ya solo, me asomé a la cocina para ver si en el tendedero de ropa habían calzones colgados. ¡Y si! Habían cinco calzones. Busqué la canasta de ropa sucia y descubrí dos. Ahora lo que tenía era que buscar un sitio adecuado para iniciar mi ritual degustativo. Pensé en su alcoba, pero quedaba muy lejos de la cocina y en caso de que ella llegara sorpresivamente no tendría como explicar mi presencia allí.

Vi el comedor. El portátil y algunas hojas estaban sobre la mesa. Seguramente había estado trabajando. Excitado me moví hacia el comedor para abrir espacio y acomodar allí las diminutas prendas. El portátil tenía conectado el mouse así que tuve que moverlo con el equipo. Inmediatamente apareció en la pantalla lo que ella había estado escribiendo. No estaba bloqueado. Me llenó la curiosidad y lo que leí me dejo asombrado. Saqué mi usb y copié ese archivo. Lo transcribo tal cual:

Querida amiga:

Estoy atorada con algo que me sucedió. No sé qué hacer. Acudo a ti para contarte pues eres mi amiga y confidente de toda la vida y conoces mis intimidades y secretos. Así pues, esta es una carta llena de confesiones.

Siempre has sabido que mi cuñado me encanta. No olvido la cara de asombro que pusiste cuando de lo conté. Igual a ti el tipo te pareció muy interesante. También sabes que el respeto y amor a mi hermana, han sido suficientes para impedir cualquier tipo de acercamiento o insinuación de mi parte. Sin embargo, a veces creo que hay entre los dos un click especial. Y por eso creo que mantenemos una obligada distancia: jamás han habido insinuaciones, coqueteos, nada. Con decirte que ni siquiera nos saludamos de beso ni nos tuteamos.

Así que podrás adivinar que me he limitado a fantasear con él, convirtiéndolo en el eje central de mis masturbaciones, sin importar si yo tenía novio y algún tiempo después, esposo. Entonces, ha estado presente en mi mente morbosa, dispuesto a satisfacer mis necesidades y fantasías más recónditas. Ha sido mi amor platónico.

Debo confesar que en secreto me propongo complacerlo. Si se que le gusta un perfume o un vestido o un jean de tal marca, los uso para él. Como si el se fuera a dar cuenta. Incluso, la ropa interior que uso, empecé a usarla gracias a él. Y eso el no lo sabe. El primer panty hilo dental que compré lo escogí  pensando en él. Jajaja, recuerdo que era un diminuto calzón  de color azul oscuro, con encaje adelante.

Si bien ese panty lo disfrutó  mi novio de ese momento, cuando me lo coloqué por vez primera, definitivamente era  a Germán  a quien iban dirigidos mis contoneos mientras me movía frente al espejo, para verificar como me quedaba la diminuta tanga. Y de alguna manera pensaba siempre en él cuando seguí comprando mi ropa interior, inclusive estando casada.

Todo esto te lo cuento para ambientarte y me ayudes a saber que hacer. Resulta que hace unos días se dañó el calentador de mi apartamento y mi papá le pidió a mi cuñado que se encargara de su arreglo o compra de uno nuevo. Muy diligente, el coordinó los técnicos y mientras yo estaba en mi trabajo, acompañó la instalación del aparato.

Preciso ese día por el daño del calentador me demoré en mi arreglo personal y tuve que salir deprisa sin haber recogido la ropa sucia ni haber tendido la cama. Por eso le pedí a Germán que cuidara que los instaladores no hicieran mucho desorden y que no entraran a mi alcoba. No me sentía cómoda con unos tipos viendo la cama sin tender y mi ropa sucia tirada en el suelo.  El me dijo que me despreocupara del tema y así lo hice.

Llegué sobre las 3 de la tarde al apartamento. Sabiendo por mi cuñado que el trabajo fue terminado antes del mediodía y que estoy sola, me voy desabotonando blusa y pantalón camino a mi alcoba. Vi la puerta entreabierta y escuché la voz de Germán que pronunciaba mi nombre con exclamaciones soeces acompañadas de gemidos intensos.

- Mi amor divino, yo lo he sabido siempre mi hermosísima Diana –exclamaba él excitado. ­–Puros calzones de puta tienes. Y como hueles. ¡¡Mmmmm!!

Me detuve abruptamente sorprendida y asustada. Lo primero que se me vino a la mente fue que mi cuñado se había traído una amiguita para comérsela en mi apartamento y en mi cama. Pero, ¿y mi nombre? Con cuidado me ubiqué para poder ver que sucedía aprovechando que la puerta me permitía algo de vista hacia el interior. Y pude ver a Germán acostado boca arriba en mi cama oliendo con sumo deleite una de mis tangas blancas y sobándose el pene por encima del pantalón. ¿Puedes creerlo?

La primera sensación mía fue de sincera indignación seguida de repulsión y de asco. Fijé mi mirada en los panties que mi cuñado estaba oliendo con deleite y mi corazón dio un vuelco al reconocer que eran los calzones sucios, los usados el día anterior.  Enseguida me invadió una sensación de vergüenza que sentí por el rubor y el calor en mi cara.

Y me sentí más avergonzada cuando recordé todo lo excitada que había estado el día anterior, precisamente porque pasé la tarde  en casa de mi hermana viendo películas pues al Mono,  le tocó trabajar el fin de semana.  Germán estuvo todo el tiempo sentado a mi lado. Amiga, confieso que su sola cercanía siempre bastó para excitarme y al  llegar a mi apartamento me masturbé con los calzones puestos. Por ende, debían estar bastante… sucios, olorosos y hasta mojados esos panties que el estaba oliendo.

No entendí cómo se le ocurría oler los calzones usados de una mujer. Yo soy muy escrupulosa con mi aseo íntimo pero por más que sea, la ropa interior recibe todos nuestro rastros de sudor, humedad… Sin embargo, para el nada de esto parecía importarle. Seguía expresando abiertamente el placer que esto le producía.

-Puro olor de hembra arrecha. Y como sabes de rico – decía. Pero además de oler, sacaba la lengua y lamía la parte interna de la prenda. Amiga, ¡este hombre no solo estaba oliendo, sino que literalmente estaba saboreando mi panty sucio!  Vieras como hacia todo esto. Como si fuera un ritual magnifico, sublime, casi sagrado. Paseaba mi ropa interior alrededor de su rostro con lentitud, oliendo cada centímetro de tela para después besarlo y lamerlo, saboreando cada parte de la tanguita. Su cara reflejaba el gusto que hacer esto le producía.

Luego extendió la tanga sobre su cara y pude ver su cadera elevándose y su lengua esforzándose por traspasar la delgada tela intima. Una de sus manos sobaba su pene por encima del pantalón. De pronto se detuvo y se bajó la cremallera del pantalón. Con agilidad sacó su pene erecto. A pesar de la ropa, sobresalía en una erección considerable, casi diría que extraordinaria. Amiga, ¡este hombre tiene un pene enorme y grueso como nunca había visto! Yo estaba anonadada viendo semejante tronco, pero además, muy consciente de lo que le provocaba a mi cuñado Germán. Y eso era una sorpresa demasiado agradable.

De la vergüenza inicial pasé rápidamente a la excitación. Una sensación morbosa e inquietante se apoderó de mi y sentí como mi tanga se empapó sin que yo pudiera hacer nada al respecto. Y me sentí culpable por estar así de excitada. Para completar mi pérdida de control, me invadió un deseo intenso por poner mi boca sobre ese miembro viril y mamarlo deliciosamente. Te confieso que no pude evitar imaginarme arrodillada ante él, adorando su verga, deleitándome en hacerla entrar y salir de mi boca hambrienta.

Y así, con mi panty sucio cubriendo su rostro, aspirando cada centímetro del diminuto triángulo de tela, mi cuñado comenzó a pajearse con energía. Estaba atenta al chorro de semen que debería salir, pero se detuvo tan abruptamente como empezó. Dejó la tanga sucia a un lado y pude ver como tenía extendidos sobre mi cama, mis panties limpios.

Una a una desdobló cada diminuta tanga y una a una, con una delicadeza deliciosa, las pasó por su nariz, por su cara y las lamió. El gesto de su rostro me indicaba el gran placer que estaba sintiendo. Después, con cada prenda se envolvió el pene y con cada una se masturbó. Creo que se contenía para no venirse,  porque después cada panty se lo pasaba por el glande húmedo teniendo cuidado que el triángulo delantero y la tirita que separa las nalgas, quedaran mojadas con el líquido blanco que cubría la ancha cabezota de su poste inmenso.

Para cada prenda había un comentario, una expresión. Conté 10 tangas limpias y con cada una se masturbó y secó su miembro. Las dobló con cuidado y las guardó en mi cajón de ropa interior en el closet.

- Mañana, con cualquiera de los calzones que te pongas, llevarás mi excitación contigo. Se mezclarán tu humedad y la mía – dijo.

Me quedé mirándolo unos segundos y pude apreciar mejor su pene erecto y recio que sobresalía por la bragueta abierta. Levantó los panties sucios y los olió y lamió de nuevo a la vez que iniciaba una paja vigorosa.

-Esta leche es por ti y para ti –dijo tensionado su cuerpo y colocando la tanga frente a su pene. –Eres mi puta

Expulsó sendos chorros de semen que fueron a parar en la diminuta prenda. Yo estaba sencillamente extasiada y muy excitada pasando saliva. Viendo como se desocupaba ese regio instrumento sobre mi tanga, no pude evitar pensar en que me hubiera gustado recibir esa descarga. Me encanta sentir el semen en mi cara, en mi boca, entre mis pechos, en mi vientre,  en mis muslos…Esa sensación del semen caliente es deliciosa. Y sentí envidia de mis calzones. Cómo no sentirla si cuando me masturbo pensando en mi cuñado siempre me vengo imaginando su semen inundando mis orificios o mis senos, o mis nalgas, o la parte interna de mis muslos, o mi pubis… Germán utilizó la cabezota de su pene para esparcir por toda la prenda el semen y la dejó en el suelo, tapadita  con el resto de la ropa sucia.

Me moví ágilmente a la alcoba de enfrente y esperé a que saliera del apartamento. Entré a mi habitación y me desnudé. Levanté el panty sucio del suelo con el ánimo de descubrir manchas blancas de semen todavía fresco y cálido resaltando en la tela. Germán había esparcido su descarga por toda la prenda y su rastro brillaba maravillosamente, cubriendo el triángulo delantero y la tira trasera. La venida fue abundante porque la tanga estaba demasiado mojada.

Casi sin pensarlo me la llevé a la cara desesperada y la moví, como si estuviera esparciendo una  venida directa de su verga en mi rostro. Mi boca se abrió para que mi lengua lamiera la tela  intentado recoger toda la humedad impregnada allí. ¡Que delicia! Su sabor me encantó y lamí con desesperación. Aspiré con fuerza intentado recuperar el olor del semen. Besé la prenda y jugué con ella en mis labios como si fuera el pene de ese amante lejano que ahora sentía más cerca y real.

Estaba absolutamente empapada y el olor a sexo pronto inundó la habitación. Estaba sorprendida por mi reacción. Siendo yo una mujer normalmente asquienta, estaba actuando de una manera que no me esperaba. Me estaba dejando llevar por mi instinto más primario  y por la dicha de saber el deseo que le despertaba a Germán. Decidida a masturbarme para calmar mi incontrolable deseo, se me ocurrió que había que hacerlo oliendo uno de los panties limpios y con la tanga sucia puesta.

La idea me hizo sonreír por lo extraño del asunto. En condiciones normales nunca hubiera hecho eso. Me coloqué la tanga sucia impregnada con la venida de el. Cuando me la acomodé sentí la humedad de la tela pegarse a la piel de mi sexo lampiño y empapado.

Era una sensación rara pero placentera. La humedad era por el semen del hombre que más he deseado en mi vida y la tenía contra mi sexo. Pegada a mí. Mezclándose con mis intimidades como si fuéramos uno solo. No lo creía. Mi deseo sexual estaba al tope  y me acosté en la cama boca arriba. Mis manos instintivamente se movieron sobre mi cuerpo y me masturbé con locura. Tuve un orgasmo deliciosamente intenso y sus réplicas me hicieron temblar  todo el cuerpo.

Con la calma que viene después de una venida como la que tuve, me quedé pensando. La expectativa por lo que vendría me tenía emocionada pero también muy angustiada. Llegaron atropelladamente a mi mente muchas preguntas que debía responderme. Y por eso te escribo: para que me ayudes a responderlas. Necesito más que nunca de tus consejos.

¿Qué hago con mi hermana?

¿Es mejor hacer como si nada hubiera pasado?

¿Qué pasará cuando lo vuelva a ver?

¿Cómo debo actuar frente a él?

¿Sabiendo que le gusto, debo insinuármele un poco, mucho o nada?

Amiga, tengo un cargo de conciencia tremendo. El deseo que he sentido por mi cuñado se ha multiplicado por mil gracias a este día. Tengo claro que si decido tener algo con él, puedo poner en riesgo la estabilidad familiar. Lo más indicado por mi fuerte formación familiar y religiosa es no pensar más en el asunto. Hacer de cuenta que no vi nada,  que no pasó nada. Pero no puedo.

¡HELP ME, PLEASE!

Escríbeme pronto.

exploradororal

Soy hombre heterosexual

visitas: 10618
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2015-03-15 01:15:33
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1 Comentario

que buen relato, espero la continuacion de la historia

2015-03-15 16:44:22