Estaba en la u y ya había terminado clase, espere a que mi esposo me llamara y estuvimos hablando un rato, rato que terminó en una ardua discusión, la verdad mis ánimos estaban en el piso y no me apetecía nada más. Terminé clases y fui al baño a retocar mi maquillaje y demás cosas que hacemos las chicas, pero algo no me tenía mu6y a gusto ... saber que llegaría a casa a no saber si pelear más con mi esposo, o reconciliarnos y acostarnos en cucharita, todo eso pensaba mientras iba en el taxi.

Ya me dirigía a casa, abrí la puerta y me encontré con la mirada más excitante que había sentido y hasta casi dejo caer mis libros, pero me dispuse a dejarlos en el sofá junto con mi bolso. Yo llevaba un vestido de rayas discreto pero que en su momento llegaba a ser sexy, a él maravillosamente vestido de negro lo miraba con mucha expectativa sabiendo que estábamos molestos, cuando cerré la puerta me dirigía hacia él para saludarlo, le di un beso casto en los labios y le dije hola; a lo que él respondió -hola mi amor- y me empujó hacia la pared arrinconándome y yo estaba demasiado arrecha, la situación me encantaba y ya me imaginaba que iba a pasar.

Besaba mi cuello y apretaba mis pezones por encima del vestido mientras yo me sostenía de sus hombros gimiendo, en mi éxtasis empecé a desabotonarle su camisa manga larga negra como toda una puta, el bajaba el cierre de mi vestido que segundos después terminó en el piso dejando ver mi conjunto de encaje blanco, me volteó y me bajó los pantis de un tirón y yo me quité el brasier a mis espaldas mi esposo desabrochando su pantalón y como escuchaba que caía al piso. 

Se acercó a mí y puso la punta de su verga mojada en mis nalgas y yo estaba igual o más húmeda que él deseando que entrara esa verga y el solo tocaba mis senos y bajaba a mi sensible cuquita y así. Tenía las manos en la pared y me dijo que parara la colita y separara las piernas y lentamente sentía como entraba esa verga caliente, cuando estuvo toda adentro gemí como nunca, la sacó y la metió duro, que gritos que yo daba junto con su nombre, mi cuerpo se empezaba a estremecerse, el placer era intenso, muy intenso.

Le dije -derrámate amor, derrámate, házlo conmigo, nuestros cuerpos se tensaron juntos, el olor a sexo era dulce, delicioso. Tocábamos el cielo junto y fluidos por todos lados, el orgasmo nos azotó como nunca y como siempre muy rico.

Le deseo ahora y siempre.