Guía Cereza
Publica tu Experiencia

Relatos & Experiencias

El Despertar De Mi Esposa

Es nuestro primer relato, espero sea del agrado de todos. Iniciamos por describirnos. “Ella”, mi esposa, la única mujer que amo y amaré, es una mujer hermosa de 30 años de edad, ardiente, “arrecha”, multiorgásmica y según me dice, por entre sus piernas solo ha pasado un hombre en su vida, yo. 1.68 de estatura, medidas 83-60-90, unos Senos pequeños de pezón grande y color cereza, los cuales disfruto y saboreo sin dudarlo, cabellera larga y abundante. “Ella” tiene un culo espectacular, grande y perfecto, el cual no me canso de castigar (con mis manos y mi lengua) y morder. Por mi parte “El” un hombre normal, 30 años de edad, ni gordo ni flaco, con un pene normal de unos 16 cm y, diferente a mi esposa, un pasado de varias relaciones sexuales, que me han dejado gran experiencia sexual y creo que me convierten en un pervertido en potencia. Mi esposa y yo nos conocimos hace muchos años y llevamos más de 8 años de casado y una hermosa hija.

Entrando en materia, les cuento que por un amigo conocí esta página, a la cual me convertí en seguidor silencioso. Leía relatos, observaba las fotos, mientras pensaba en lo rutinaria que se estaba convirtiendo nuestra vida de casados. Ella, un poco celosa, siempre se metía películas en su cabeza de infidelidades y traiciones. Por mi parte, yo, aprendí a madurar con esta página y logré diferenciar entre tener sexo (placer) y hacer el amor (hacer el amor).

Fue de esta manera (y pensando en que mi esposa viviera más tranquila y relajada, pero teniendo en cuenta su poco historial sexual), que decidí dejar salir el ser pervertido que moraba dentro de mí. Un día le dije: - Soñé que estábamos haciendo el amor y que sacabas un pepino de tu almohada, el más grande que nunca haya visto, y te lo metías hasta el fondo de tus entrañas. En el sueño lo disfrutaste mucho, no te gustaría comprar un pepino y deleitar a tu esposo con esa escena de lujuria, perversión y placer? Añadí yo. Para mi total tranquilidad, ella respondió: -Experimentemos, salgamos de la rutina, qué tan malo puede ser vivir a plenitud mi sexualidad junto a mi esposo?. Estas palabras me dejaron anonadado, pero con la mente ya puesta en el momento que ese pepino afortunado, traspasara la cavidad vaginal de mi esposa, esa cavidad majestuosa y húmeda, que solo ha sido penetrada por mi pene, mis dedos y mi lengua (En nuestro perfil hay fotos de ese afortunado vegetal y será objeto de otro relato). Compramos también un par de juguetes, una bala vibradora, dos vibradores, varios disfraces (en el perfil están las fotos), aceites y demás líquidos lujuriosos.

Mi esposa es abierta al sexo conmigo. Le encanta chuparme el pene, mis testículos y mi ano. No tiene problema en tragarse mi semen, que me descargue en su cara o dejarme penetrarla por ese culito hermoso (aunque dice que es para momentos especiales y cuando yo me lo gane). Aunque es tan abierta en la intimidad conmigo, es demasiado reservada ante el mundo, lo que sabía yo, dilataría mi idea de pervertirla y convertirla en mi puta, esa puta que se yo estaba dormida y que requería de quien la liberará y la acompañara sin juzgarla en ese proceso.

Luego de tantos juguetes, más lecturas de guiacereza, entender el alto grado comprensión y confianza que alcanzan las parejas, un día que estaba de viaje, lejos de mi hogar y con la calentura a flor de piel, sin dudarlo ni un instante le dije a mi esposa: - Mi amor quiero hacer un trio. Ella no se lo esperaba, solo atinó a responder: - “Como así”. Tuvimos una charla larga por el whatsapp y terminó preguntándome:  - Y cómo sería la cosa?. En medio del baldado de agua fría que le había soltado, ella quería saber de mis planes. Yo respondí: -Busquemos con quien hacer un trío. Ella, de manera celosa diría yo, preguntó: - Sería con otro hombre o con otra mujer. Pensaría ella para sus adentros que lo que este ser pervertido que está escribiendo este relato quería, era comerse otra vieja, pero autorizado y fiscalizado por ella. Inmediatamente, respondí el whatsapp como pude, soltando el teclado del celular solo para darle un par de saludos fuertes a mi amigo de batallas, que dentro del bóxer, ya empezaba a inquietarse: Quiero un trio con un hombre y con una mujer, escoja usted el orden. A usted no hay algún hombre que le guste y que podamos invitarlo para que iniciemos cuanto antes?. Su respuesta, no sé si por su inocencia, su decencia, su inexperiencia, por miedo a que yo le estuviera poniendo una trampa para descubrir si me era infiel, sus tabú, la religión, el enredo que debía tener en su mente ante tan inesperada propuesta, qué se yo, fue una negativa rotunda: -No. A mí solo me gusta mi esposo. Y añadió: A usted le gustaría ver como otro hombre se lo mete a su esposa?. Sin dudar un instante respondí: - Mi amor, tenemos que experimentar, no será una infidelidad, será solo placer, será una fantasía de pareja. Y sí, me gustaría verte que otro hombre te meta el “chimbo” (como lo llamamos vulgarmente cuando hacemos el amor, para aumentar la libido), uno grande y grueso, porque de nada serviría una del mismo tamaño mío. Alguien que te haga gritar de la emoción mientras yo tomo fotos y grabo un video, para luego entrar en acción. Me imagino sentado viendo como bajas su cremallera y sacas ese pene, lo chupas, lo saboreas, lo disfrutas, mientras con tu mirada profunda y de puta volteas a mirarme, como preguntándome, Te gusta lo que hago?. Ver ese momento donde te sientes por primera vez en otro pene, en un tronco grande y grueso de carne. Verlo desaparecer en tu vagina, verte torcer los ojos de la emoción, que pierdas el control, los prejuicios y te entregues al placer. Ver ese momento en que en realidad iniciemos nuestra vida sexual y de casados, nuestra vida de cómplices alcahuetas que quieren devorarse el mundo. Ese día ya no serás solo mía, pero ese día empezaremos a ser en realidad el uno para el otro, para siempre. Y finalicé contrapreguntando: - Mi amor, usted que nunca ha estado con otro hombre, no le gustaría saber que se siente tener otro pene adentro? Respondió: –Tal vez si me gustaría (me alegre mucho)… O tal vez no (ahhhh, pensé para mis adentros). Quizás, solo por experimentar, me atreva a chuparle el pene a otro hombre, en cuatro y usted me lo mete por atrás, y eso que lo haría solo por complacerte ya que me confesaste que la idea te excita mucho. Luego me increpó: - Y si es con una mujer el trio, usted se lo metería a ella, o es solo para que juguemos ella y yo? Yo respondí: Usted qué quiere que yo haga?. Dijo: Yo no dejaría que usted se lo metiera, cuando más se lo chuparíamos entre las dos y ya usted se queda viendo como nosotras jugamos. Me sorprendió lo desinhibida que estaba y me excitaba aún más la idea.

Recuerdo que esta charla término en Skype, masturbándonos deliciosamente y con una frase escrita por parte de ella, que me dio algo de susto: -Amor, tenemos que hablar seriamente de esto.

Siguieron los días y buscando yo pervertir su comportamiento, le enviaba fotos de trios HMH, MHM, fotos de hombre vergones, preguntándole que cuál de esos “chimbos” le parecía mejor para el trío. Así nos pasamos días madurando la idea y fantaseando. Hacíamos el amor y sacábamos uno de los vibradores. Mientras yo la penetraba en cualquier posición, ella chupaba el vibrador y los masturbaba (yo excitado a más no poder, pensaba que era el chimbo de otra persona –Tocará preguntarle a ella, qué pensaba en ese momento-), lo ponía en su clítoris, se daba nalgadas con el, hasta que explotábamos en placer.

Luego, no recuerdo el por qué, quedamos disgustados un par de días. Dormíamos espalda con espalda, a veces en camas separadas, y nos dirigíamos la palabra solo para lo necesario. Hasta que un día, al medio día, haciendo la siesta, y cansada ya de pelear, me dijo: -Amor, anoche soñé que estábamos vos y yo con otra pareja, en la misma habitación, desnudos, teniendo sexo. Yo con un hombre alto, fornido, espectacular y tú, con una mujer hermosa, senos grandes, lindas curvas, rostro hermoso. Tú, en una cama, con esa mujer espectacular haciéndole de todo lo conocido y no conocido, mientras yo veía. Y yo, al lado, en otra cama, recibiendo las embestidas de ese hombre hermoso, que tenía una verga grande y gruesa como tú me has dicho que quieres para mi en el trio, mientras tú también me mirabas con cara de satisfacción. Fue espectacular, amanecí con las tangas mojadísimas, como nunca me había pasado, quiero que tengamos esa fantasía lo más pronto posible. Ya mi amigo de tantas batallas había empezado a ponerse duro, por fin, mi amada esposa, después de tanto tiempo, por iniciativa propia, me hablaba sin ningún pudor de que se sintió plena penetrada por ese hombre de su sueño. Y añadió: -Por mi trabajo, en estos días conocí una compañera muy linda, con unos senos espectaculares (luego me mostró una foto donde estaba con un  hombre –mi esposa me dice que constantemente aparece con hombres diferentes y bien parecidos- y si, la vieja es bastante atractiva, aparte de tener una cara de niña mala que delata sus andanzas mundanas), nos tomamos un café mientras hablábamos de nuestras vidas, quedé con su WhatsApp y días después comencé a ver comentarios extraños en su estado, fotos de mujeres desnudas, de stripper. Me ganó la curiosidad y le pregunté a qué se debían esos estados y las fotos, me dijo que ella “tenía un lugar muy especial en Medellín donde propiciaba encuentros sexuales. Es en esta parte donde mi esposa le manifiesta las ganas que teníamos de hacer un trío y que hace días veníamos buscando la oportunidad. Su amiga le dijo que nos podría colaborar con eso.

No aguante más y me abalancé sobre mi esposa, la pelea que traíamos pasó a un segundo lugar e inicié a quitarle la ropa. Descubrí esos senos hermosos de pezón grande y chupé y chupé, como si nunca lo hubiese hecho o como si fuera la última vez, mientras tanto, ella comenzaba a ruborizarse y yo a descubrir lo arrecha que estaba, mando su mando a mi pene, su “chimbo”, y empezó a apretarlo fuerte por encima del pantalón. No aguante más y quité rápidamente su pantalón sus tangas, y empecé a disfrutar de ese diluvio libidinoso que brotaba de sus entrañas (No se si estaba tan abundante por los días que llevábamos sin hacer el amor, o de solo recordar ese sueño estaba excitada). Metía mi lengua lo más profundo que podía, halaba sus grandes y frondosos labios mayores y menores, los mordía, succioné su clítoris, hasta que estalló en un fantástico orgasmo. Hábilmente, ella también me quito el pantalón, los bóxer y empezó a chupar su “chimbo”, ese “chimbo” que era el amo y señor de su cavidad vaginal, ese “chimbo” que pronto dejará de ser el único que la penetra y la lleva al éxtasis. Me decía: -Me encanta este chimbo, me encanta chupártelo. Mientras tanto yo la empujaba de la cabeza para que se le fuera a lo más profundo de la garganta. Lo chupó, la pajió y cuando el desespero se apoderó de ella, de un solo brindo saltó a mi pelvis y se penetró salvajemente una y otra vez, arriba y abajo, repetidamente, mientras su cuerpo reposaba en cuclillas en la cama, y yo, “enmarihuanado del éxtasis”, palmoteaba ese gran culo mientras le decía lo puta y perra que era y lo PUTA y PERRA en la que la iba a convertir. Para ese entonces, ya movimientos circulares “mareaban” mi amigo de batallas y veía llegar ya mi orgasmo. Cambié rápidamente de posición y me puse de rodillas en la cama, la invité a que se hiciera de espaldas, arrodillada, delante de mí y se penetrará a su ritmo, a su gusto, como su arrechera se lo pidiese. Fue en ese momento, en esa posición que tanto disfrutamos ambos, cuando vino a mi retorcida mente, el sueño que me acababa de confesar. Mientras ella llevaba su majestuoso culo adelante y atrás, para penetrarse frenéticamente, le pregunté: -Y en tu sueño el hombre era conocido. Me dijo que no. Continué increpándola: - Y cómo se llamaba ese hombre de tu sueño. Me dijo que no tenía nombre. Le dije que le pusiera uno, no quería. Insistí tanto que le puso el nombre de Jerónimo.

Empezamos un juego fantasioso, le hice cerrar los ojos, mientras continuábamos arrodillados. Yo echado un poco hacia atrás con mis manos en el colchón, mientras ella iba y venía con su hermoso culo hacía su “chimbo”, mientras al mismo tiempo se agarraba los senos desesperadamente. Me aseguré que tuviera los ojos cerrados, me acerqué a su oreja, la mordí, la chupé, metí mi lengua en ella y luego le dije con voz entrecortada, producto de la excitación: -Haz de cuenta que yo soy Jerónimo, disfrútalo, dime que te coma sin contemplaciones. Al momento, como si fuese una orden de vida o muerte me dijo entre jadeos: -“ Ay, ay, metémelo Jerónimo. Más duro Jerónimo, más duro. Jerónimo hasta el fondo”. Ninguno de los dos pudo contenerse en ese momento y sentí como, con la efervescencia del momento, mi pene era forzado a salir de esa vagina, por un torrencial líquido cálido que emanaba de sus entrañas. Mojamos a más no poder mi pene mis testículos, mis piernas, sus piernas y nuestro testigo silencioso de nuestro amor, nuestro colchón.

Caímos rendidos uno al lado del otro, abrazados, agitados, amándonos más, siendo cómplices de nuestros más oscuros deseos, ya sin Jerónimo y lejos de nuestras fantasías, pero orgullosos del deber cumplido.

Hoy, mientras escribo este relato, pienso: -Será que el hombre y la mujer del sueño de mi esposa hermosa, serán los mismos de la foto que me mostró de su amiga la pervertida? ...

ellayel

Somos pareja swinger

visitas: 7236
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2015-06-18 14:58:27
Más Relatos Por ellayel
Compartir en:

2 Comentarios

Buen reñlato. Deberia haber continuacion.....

2017-05-11 02:27:06

Wow!!! excelente relato, bien redactado, bien detallado... hace mucho tiempo no leía un buen relato escrito por un hombre. Saludos y ojalá puedan cumplir esa fantasía.

2015-06-18 15:45:35