Dulce infidelidad parte I

Quiero iniciar contándoles que tengo muchas historias ricas para contarles y muchas cosas por hacer, pero es complicado encontrar las personas correctas.

Todo comenzó hace unos 6 meses; vivo en el norte de Bogotá y laboro en el centro, lo que me obliga a tomar el transporte más rápido por el tema de los trancones, es decir transmilenio, habitualmente  a la misma hora, lugar y ruta. Era normal ver aquella dama, alta, elegante muy ejecutiva, bien vestida, hermosa, ella es blanca de ojos grises, mona natural, unas caderas súper pronunciadas, senos wow, grandes, que por demás al verla me hacía imaginarme mil cosas, labios rosados y carnosos, muy sexy, unas piernas divinas y piel blanca, en ocasiones se vestía con pantalones muy ajustados, lo que dejaba notar su raja, se marcaba muy muy bien y rico invita a que uno se imaginara estar allí chupando y lamiendo ese manjar, su elixir sexual, yo me imaginaba una gran vagina, carnosa y rosadita y muy humeda.

Todos los días nos mirábamos y queríamos comernos con la mirada, pero nunca me atreví a decir algo, ella en ocasiones buscaba la manera de quedar cerca de mí y unir su grandes nalgas en mi medio día, (entre pierna), sabia como menearse y hacer que mi verga se pusiera muy dura, yo siempre con temores porque recuerden que en ese sistema de transportes se han presentado muchos inconvenientes por acoso a las mujeres y yo no quería ser uno más involucrado de forma injusta.

 Así pasaban los días, todas las mañanas llegaba a la estación del transmilenio y si ella no estaba yo la esperaba y si yo no estaba ella me esperaba, era algo sincronizado, como si nos  pusiéramos de acuerdo, ingresábamos al bus, o más bien nos ingresaba la gente ya saben ustedes como es ese tema en transmilenio y hacíamos nuestra rutina de roce sexual con ropa.

Qué pena, les pido disculpas, he sido interrumpido por ella en este preciso instante que estoy compartiendo mi relato, luego continuare contándoles más detalles. Debo cumplir con mi culiadita de medio día.