Guía Cereza
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Infiel

Hasta ahora lo había visto sólo una vez en mi vida. Me contactó por Guía y nos conocimos. Habíamos intercambiado unos cuantos besos, pero nada más.

El celular me temblaba en las manos cuando leí su propuesta, sin embargo no dudé cuando le di mi respuesta. Él me recogería y luego nos iríamos a algún lugar de la ciudad donde nadie pudiera encontrarnos.

Iba a hacerlo. En realidad le iba a ser infiel a mi marido.

Llevábamos apenas dos años de vivir juntos y ya todo había cambiado. Hacía meses había dejado de sentirme pasional y deseada, había dejado de sentir la lujuria y el placer de la anticipación. Sus infidelidades habían hecho mella en mí, y ya no era la misma. Ahora estaba atrapada en un limbo de nada que me había hecho perder mi identidad como mujer. Y, si él le prodigaba sus atenciones a otras mujeres, yo no iba a esperar eternamente a que se acordara de mi existencia.

Acomodé la liga que me puse en la pierna izquierda, revisé mi atuendo por última vez y salí de la casa.

Él es un hombre atractivo, de mandíbula fuerte y varonil, una barba deliciosa y el cabello ondulado que llevaba hasta los hombros en ese tiempo. Me sonrió enigmático cuando me subí al auto y el camino fue tranquilo, conversamos de muchas cosas. Finalmente cuando parqueó me miró serio y me preguntó si estaba segura. Yo le sonreí.

Nunca había hecho una cosa semejante en mi vida, pero estaba completamente segura de querer hacerlo.

La habitación tenía una luz tenue. Escuché la puerta cerrarse a mis espaldas y lo escuché a él soltar sus cosas en una mesa cercana. En el espacio de un latido sus manos se envolvieron en mi cintura y mis labios se encontraron con los suyos, húmedos y hambrientos.

Él sabía perfectamente cómo besarme, con esa combinación de lujuria y pasión que me sabía a aire, a vida. El calor subió por mi cuerpo de forma automática, y casi al instante en el que sentí sus manos acariciarme despacio pude sentir que revivía de nuevo, pude sentir esa pasión tan natural, húmeda y cálida que siempre había tenido. Desde ese momento fue fácil olvidarme de todo lo demás y concentrarme en el deseo líquido que se acumulaba entre mis piernas.

Tropezamos con la cama y caí sobre él. Los besos cada vez más calurosos comenzaron a recorrer piel, su barba se sentía deliciosa en mis labios y mi lengua. Sus manos me apretaban fuerte y los jadeos eran todo lo que se escuchaba en la habitación.

Baje despacio mordiendo aquí y allá sintiéndome traviesa. Él desabrochó sus pantalones y yo me encargué del resto.

Me deleité con su erección entre mis manos, era caliente y dura. Pasé primero mi lengua despacio y él gimió suave. Lo miré directo a los ojos, él me miraba de vuelta, y lo metí por completo en mi boca. Él sabía muy bien, a sexo y a deseo.

Comencé a hacerle oral con todas las ganas que sentía en ese momento, con todo el deseo que se había vuelto a despertar en mí y que ahora rugía con potencia.

Me encanta dar placer y ver cómo lo recibe la otra persona, por lo que verlo jadear, retorcerse y dejarse llevar por lo que le estaba haciendo fue casi tan placentero como lo estaba sintiendo él.

Me dijo que iba a venirse y yo continué más rápido, con ganas de sentirlo.

Cuando lo hizo pude sentir su sabor caliente y líquido deslizarse por mi garganta, mientras él se desplomaba en la cama respirando agitado. Yo me levanté con una sonrisa y me fui a su lado. Me reclamó con un gesto casi infantil que no era justo, que apenas estábamos empezando.

Yo me reí y me acosté en la cama. Me sentía vibrante, viva de nuevo. Había despertado de un letargo y era yo otra vez, la mujer seductora, deseosa y pasional que siempre había sido.

Hablamos un poco de todo y de nada, me halagó por mis habilidades orales y yo me regocijé en sus palabras.

Luego de un rato comenzamos a besarnos de nuevo y él comenzó a acariciarme despacio en los puntos exactos, el calor surgió de nuevo y fue casi un alivio sentir su boca en mis senos, sus labios succionando con fuerza, su lengua jugando a dibujar caminos en mi piel. Se deshizo de mi pantalón y sus dedos acariciaron mi excitación de una manera que no sentía hacía mucho tiempo. Me masturbó por un momento a un ritmo que en poco tiempo me tuvo jadeando y casi a punto de estallar. Me sonrió y bajó despacio con sus labios hasta que pude sentir su lengua en medio de mi humedad acariciando mi clítoris casi como en una tortura, a un ritmo lento que me hacía mover las caderas y desear más.

Enterré mis manos en su cabello, deseándolo, mientras él seguía su juego. Finalmente se levantó, se puso un preservativo y me penetró rápido y duro, justo como yo lo quería.

Los dos estábamos agitados y calientes, la lujuria casi podía respirarse en el aire. Los dos nos movíamos rápido, nos besábamos, nos acariciábamos. Yo sentía la excitación como un nudo apretado y firme dentro de mí, listo para romperse en cualquier momento.

Nos detuvimos un instante y yo me puse sobre mis rodillas en una de mis posiciones favoritas. Él me penetró duro y rápido de nuevo pero comenzó a moverse despacio haciendo que mi excitación subiera. Yo estaba casi al borde, al límite, y comencé a masturbarme mientras me penetraba. Se sentía maravilloso, su erección dura dentro de mí, mi vagina empapada y mis dedos acariciándome en el punto exacto…

Y entonces comenzó a hablarme, sus palabras como aire caliente envolviéndome, incitándome a que me acariciara más. Se quedó quieto un momento dejándome sentirlo por completo adentro, y luego comenzó a moverse de nuevo, rápido, haciéndome subir cada vez más alto. Entonces sentí una nalgada rápida y dura y el nudo dentro de mí se rompió. Grité y me deslicé en un orgasmo intenso y maravilloso.

Caí a la cama y él se acostó a mi lado con una sonrisa de satisfacción. Definitivamente era tan buen amante como sus besos lo habían prometido.

No sé cuánto tiempo estuvimos acostados, relajados en un silencio confortable. Disfrutamos del silencio, de la luz tenue, de la simple sensación de tener un cuerpo cálido al lado. Nos acariciamos despacio, sintiendo piel, sintiendo compañía.

Hablamos un poco más, nos besamos otro tanto. Era rico estar así. Los besos dejaron de ser suaves y el calor me invadió de nuevo. Su boca era como una chispa que me traía de regreso a la vida.

Nos besamos, nos acariciamos, nos excitamos de nuevo. Él se arrodilló entre mis piernas, comenzó a tocarse y me pidió que me masturbara para él. Yo le sonreí y mis manos viajaron al sur.

Ya estaba húmeda y cuando comencé a acariciarme me di cuenta de que estaba más excitada de lo que pensaba. Él me miraba fijamente, a veces mis ojos, a veces el punto caliente entre mis piernas, mientras se daba placer a sí mismo. Era una visión erótica y estimulante para mí, un hombre excitado al verme, su mirada casi líquida y penetrante llenándome de placer y deseo.

Bajó una mano y con dos de sus dedos comenzó a acariciarme también, despacio, hasta tenerlos por completo dentro de mí. Yo seguí masturbándome mientras él los movía tocando puntos exactos que ni siquiera sabía que tenía, excitándome desde adentro, llevándome al borde.

Él me miró a los ojos y me pidió terminar para él. De repente sus palabras, el verme abierta y expuesta a él, sus dedos dentro de mí y yo con mi propio placer, todo fue demasiado. Me vine fuerte, un orgasmo arrollador que me hizo retorcerme de físico placer ante sus ojos. Él continuó masturbándose cada vez más rápido y yo lo miraba lamiéndome los labios, aún con las piernas temblorosas.

Finalmente gimió fuerte y se vino en mi abdomen y mis senos, su semen caliente bañándome.

Dejé que se secara en mi piel.

Esa tarde cuando me bajé del auto y me despedí de él, me sentí viva de nuevo. Había vuelto a ser una mujer, con la pasión y el deseo a flor de piel, la mujer deseada y seductora de mente abierta que había estado dormida. Había vuelto a ser yo.

blacklips

Soy hombre heterosexual

visitas: 2351
Categoria: Hetero: Infidelidad
Fecha de Publicación: 2015-07-17 10:16:03
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1 Comentario

Que bien escribes. Me alegra ser el primero en comentar tu relato, tu momento de vida. Trasmites una sensacion emocionante. Casi podria decir que empiesas a enamorar con leerte. Que bueno.

2015-07-17 11:05:20