Guía Cereza
Publica tu Experiencia

Relatos & Experiencias

“! Auxilio!, Llegó La Policía!” (Segunda Parte).

Al terminar de subir las escaleras con mi amiga, desembocamos en un pasillo largo, con habitaciones a ambos lados, más una habitación que se veía al fondo del pasillo, y de la cual salía una luz tenue que se filtraba por debajo de la puerta, mi amiga me señaló esa habitación, y con voz melodiosa y cómplice me dijo: “ Allá está tu “Isla de la Fantasía”, y está la sirena esperando por ti, para que tú, mi querido tiburoncito te la “comas” y “devores!”, ve a cumplir con el deber sagrado, y yo veré no?, échate el primero por mí, y haz cantar a esa sirena bien fuerte y duro!, yo le sonreí y le dije: Como tu ordenes mi querida amiga, y encaminé mis pasos hacia la habitación. Jajaja!

Al llegar a la puerta golpee con suavidad, y al momento escuché su voz diciendo, Siigueeee!, al momento de entrar la panorámica que se ofreció a mis ojos, fue la de un cuarto dividido en dos, el de la entrada, hacía las veces como de sala de estar o estudio, en él había contra una pared, un escritorio grande y totalmente cubierto o tapado por el frente, (Gracias a Dios!, porque ese escritorio así, cubierto y tapado por el frente, creo yo, que eso fue en últimas lo que me salvó la vida, jajaja!), acompañando a ese escritorio, por detrás, estaba un sillón grande y giratorio, y por el lado del frente del escritorio, dos sillas auxiliares, de esas donde se sienta la gente que es recibida en algún despacho u oficina.

Y en el cuarto del fondo estaba el cuarto nupcial en sí, con la cama, el tocador, y sus mesitas de noche, precisamente de allí había surgido la voz que me había hecho pasar, y la cual ahora me decía, “Espérame un segundito que me estoy arreglando un poco”,---- No te preocupes!, respondí, mientras tanto me dediqué a curiosear, y observé que encima del escritorio habían varios casquillos de bala de fusil, estilo artesanía, que habían sido trabajados y decorados de tal forma que parecían cohetes espaciales, mientras que otros parecían misiles con ruedas como los que se ven en los desfiles o paradas militares.

Estaba en esas observaciones, cuando ella salió del cuarto, y sin mediar palabra, sin ningún preludio, ni nada parecido, avanzó hacia mí, me echó los brazos al cuello, y me besó en la boca, aunque me sorprendió al principio un poco por su audacia, le devolví el beso, y ahí empezamos un beso largo, pero lo que se dice largo, largo, e interminable!.

Nuestras lenguas iban y venían, se entrelazaban, lamían , buceaban en las encías, por encima, por los lados, por arriba, por abajo, buscaban la profundidad de las gargantas, eran dos lenguas en plena cópula, no hubo resquicio dentro de nuestras bocas que no fuera explorado, a la vez que nuestros dientes mordían esas mismas lenguas, y los labios de cada uno, el intercambio de fluidos salivares, era tal!, que la inundación que estaba sucediendo arriba, mucho más abajo estaba convertida en un completo maremoto!. Jajaja!

De un momento a otro ella me desapuntó el saco, y a su vez empezó a soltarme la correa, y a desabotonarme el pantalón a la vez que me decía: “Muestre a ver mi amor que culebra peligrosa guarda ahí, para esta encantadora de serpientes!, yo no salía de mi asombro al escuchar semejantes palabras, y diciendo y haciendo, ella bajó mis pantalones hasta los tobillos, y acto seguido, también bajó mis bóxers, y como diría el culebrero para convencer incautos en alguna plaza o parque de alguna ciudad: ”Señoras y Señores: Atrás!, Cuidado!, Que la serpiente “Picaculo” ha quedado libre!, Jajaja!

Ella sin dejarme recuperar de mi asombro, se arrodilló, y empezó a contemplar mi pene erecto, lo miraba y lo contemplaba con una emoción, una fascinación, un embelesamiento, y un arrobamiento, que a veces le bizqueaban los ojos. Saben, ahora que ha pasado el tiempo, caigo en cuenta de una cosa que en su momento no noté, y ahora que estoy escribiendo estas líneas casi que podría asegurar que Diana era ninfómana, y si no lo era, le faltaba muy poquito para recibir ése diploma o el carnet de acreditación como tal!.

Si yo no hubiera sabido y tenido la certeza y seguridad que era casada, perfectamente hubiera podido decir al ver su expresión, y la forma en que miraba mi “unicornio”, que lo que pasaba era que ella en ése momento estaba contemplando por primera vez en su vida, un “espécimen” de ésta naturaleza!, y créanme mis queridas y queridos lectores que mi “espécimen” no es que tenga nada de espectacular, o sea del otro mundo, o que qué bruto!, o como dirían las queridas damas antiguas de alta alcurnia, ¡Está ”Chirriadísimo!”, no!, para nada!, solo un poquito por encima del común , pero nada más!, normalito, normalito! Jajaja!.

Ella se lamió los labios al mismo tiempo que lo miraba, y muy cerca de la cabeza de mi ciclope,y como susurrándole a un oído que mi unicornio no tenía, exclamó: “Eres una ricura!, ñam!, ñam!, ñam!, para enseguida darle un beso tierno y delicado en su tensa y altiva frente, luego se incorporó como cambiando de opinión, y colocándome el dedo índice en el pecho me dijo: “Sabes que mi caramelito, más bien siéntate en el sillón del escritorio para que quedes bien comodito, y a su vez yo también quede bien comodita, para poderme degustar a mis anchas éste manjar tan apetitoso!”.

Y con el índice de su mano en mi pecho, me fue empujando lentamente haciéndome retroceder hasta el sillón, mientras yo arrastraba los pies con alguna dificultad, con los pantalones y los bóxers enredados en mis tobillos, mi pene al aire, y totalmente expuesto y erecto y, y con el saco, la camisa, y la corbata puestos, mejor dicho!, como para una toma estilo película porno de quinta categoría, Que postal! Jajaja!.

Cuando quedé completamente sentado en el sillón ella se arrodilló y se metió entre mis piernas, y empezó su concierto de trombón, lo lamía, lo mordía, lo besaba, lo chupaba, lo ensalivaba, para luego masturbarlo con una mano, mientras con la otra acariciaba mis “génovas”, para luego empezar también a lamerlas, chuparlas y morderlas delicadamente, a veces se lo engullía de un solo tirón hasta el fondo de la garganta hasta casi producirse arcadas, para luego sacarlo , y empezar con él a golpearse las mejillas, los labios , la frente, se lo restregaba por toda su cara, lo saboreaba, lo degustaba, lo tragaba, lo metía por el interior de sus encías y de sus mejillas y lo restregaba como quien está tocando una dulzaina.

Para no alargarme más en detalles, solo les puedo decir que un sexólogo en sus términos científicos diría que era una “fellatio “increíble, una persona normal y caballerosa hubiera dicho que me estaban practicando un sexo oral de fantasía, pero en palabras castizas y sin tantas arandelas, ni florituras, y con el permiso y el perdón de ustedes, yo en ese momento sentía que lo que esa mujer me estaba realizando era un ¡Mamadononón Monumental! Jajaja!

Yo me sentía en el Cielo!, así debía ser el paraíso!, en un nirvana físico imposible de describir, con mis ojos entrecerrados, y sintiendo mil y una sensaciones, ya las esclusas y las compuertas de mi represa interior estaban a punto de abrirse, para dar paso a la explosión y al caudal del torrente enloquecido de mis entrañas, cuando de pronto de allá del final de las escaleras e inicio del pasillo, llegó hasta nuestros oídos una voz varonil que decía: “Dianis, mi amor, donde estás?, llegué yoooo!”.

El infierno se me presentó, e hizo su aparición en toda su dimensión y esplendor, Diana rápidamente se sacó mi pene de su boca, y con una velocidad impresionante se arregló, y se alisó el cabello, se paró, y quedó frente al escritorio, y me dijo: “Mete bien el cuerpo con todo y sillón, hasta el fondo del escritorio, recuesta tus codos sobre el escritorio, y colócate las manos sobre tu nariz como si te fueras a sonar, y pase lo que pase no te vayas a mover, ni a hablar nada!.

Para luego a su vez sentarse en una de las silla auxiliares, y exclamar con voz fuerte “Aquí estoy mi amor!, en el cuarto!, y cuando sintió que la puerta del cuarto se estaba abriendo, con una tranquilidad, una pasmosidad , una serenidad, y una frialdad inconcebibles, que yo nunca, y jamás había visto en un ser humano, me preguntó en voz alta, como para que la oyera el marido que se había quedado parado y estático en la puerta: “Y a usted le dan muy seguido estas crisis?.

Para luego inmediatamente voltearse, levantarse, y caminar hacia él, abrazarlo y darle un beso en la boca mientras le decía: Hola mi amor!, ayyy! que rico verte, y eso?, menos mal que llegaste, porque ayyy! estaba más aburrida en la fiesta, y como restándome importancia, me señaló con un ademán de su cabeza y le dijo: “Mira mi amor él es el hermano de mi amiga, vinieron a la fiesta, como te parece que él es diabético, y hace como 10 minutos le dio una crisis allá abajo en la sala, y casi se nos desmaya, ¡que susto el que nos pegamos!...

Y yo para que estuviera cómodo y tranquilo, y se pueda relajar, porque imagínate allá abajo con esa bulla y ése relajo ni modos!, y para que pueda respirar bien mientras se le pasa la crisis, le dije a él y a su hermana que mejor se subiera, y se quedara aquí en el cuarto mientras se recupera!.

El señor dentro de su uniforme de sargento de la policía, me miró, y luego la miró a ella, y como reponiéndose de la sorpresa inicial, viendo que yo estaba sentado detrás del escritorio, y como solo lograba ver la mitad superior de mi cuerpo, con mi saco, mi camisa y mi corbata puestos, con mis codos apoyados en el escritorio, y con mis manos en la nariz en actitud de oración o de sonarme, y además que como al abrir la puerta había visto que Diana estaba sentada frente a mí, por el frente del escritorio en una de las sillas auxiliares, solo dio un pequeño suspiro y dijo:

“Hola mija!, si!, pues como te parece que afortunadamente también está de turno el Sargento Sánchez, y le comenté lo de la fiesta, y de paso le pedí el favor que si me reemplazaba un ratico en la guardia mientras yo venía, porque pues mija ,está bien que hayamos prestado la casa para la fiesta, pero pensé que sería bueno también traerle un detalle, un regalito a la niña de la primera comunión!.

Diana cogiéndolo del brazo y recostándose en su hombro le dijo: Ah! ése es mi hombre!, siempre tan detallista!, por esas cosas es que me enamoré de ti!, el sargento a su vez encaminó sus pasos hacia mí, hacia el escritorio donde yo estaba sentado, y me di cuenta que venía a saludarme, y a estrecharme la mano………

Aquí hago un paréntesis, ya que les he contado cual fue la reacción de Diana, y cual la reacción de su marido el sargento, pero no les he contado que sentía yo en esos instantes.

Yo estaba helado, frío, mustio, me sudaba todo, hasta el pelo!, por mi frente resbalaban gruesas gotas de sudor, estaba lívido, demacrado, demudado, descompuesto, con una palidez cadavérica, mi cuerpo temblaba, y metido mi cuerpo de la cintura para abajo , lo que más que podía dentro del hueco del escritorio, y con mis codos sobre él, y mis manos sobre la nariz, en ese momento aparte de todas esas sensaciones, me sentía frágil, indefenso, totalmente vulnerable con mis pantalones y mis bóxers en los tobillos,, y en mi cabeza como miles de aguijones que me picaban, y se clavaban una y otra vez en mi cerebro, solo se repetía una frase: “Soy un hombre muerto!...Soy un hombre muerto!....Soy un hombre muerto!......Jajaja!

De un momento a otro en mi cerebro todo empezó a suceder como en cámara lenta, era como una película surrealista, yo sólo miraba a Diana y a su marido, pero no alcanzaba a escuchar muy bien todo lo que decían, estaba totalmente bloqueado, solo vine a salir de ese estado de sopor cuando el sargento encamino sus pasos hacía mí en actitud de saludo…..

Estiré mi brazo lo más que pude por encima del escritorio, procurando no levantarme ni un centímetro del sillón, y le dije al estrechar su mano, “Discúlpeme que no me levante a saludarlo, pero es que cuando me dan estas crisis quedo con unaaa debilidad……!

Me respondió: “No hombre!, no se preocupe!, ni más faltaba!, quédese sentado!, y al sentir mi mano totalmente sudorosa entre la suya, la retiró rápidamente a la vez que me miraba y veía mi cara, y agregaba, “Es que se le nota lo maluco que está!,----Oiga mija, y que es ese descuido, Ah?-----Como así papi?, porque lo dices?-----Y mi sargento para parecer amable conmigo, y supongo que pensando en distraerme por un momento de mi “Maluquera”, se dirigió a Diana con estas palabras: “Tráigale un vaso de agua aquí al civil, y rapidito!, es una orden! Arrrr! Jajaja!.

Claro Mi general!, como usted ordene!! Contestó Diana sonriendo, ya se lo traigo!, y diciendo esto salió del cuarto, mientras el sargento sonriendo, y yo como humanamente podía, le correspondía a la sonrisa por la broma que había acabado de hacerle a su mujer, se desabrochaba su correa de la cintura, colocaba la pistola de dotación encima del escritorio, y se sentaba en una de las sillas auxiliares frente a mí……Empezaba mi purgatorio, o yo no sabía si tenía un pie en el infierno, y el otro en el cementerio…….!Que calvario tan H.P!

El sargento vio que yo miraba la pistola, y me dijo: Oiga amigo y a usted le gustan las armas?----No!, no señor!, yo más bien soy una persona muy pacífica, y las armas no es que vayan conmigo, y como para parecer cordial y agradable agregué: “ Yo la última vez que tuve una pistola en mis manos, de eso ya hace muchos años, y fue una pistola de agua que me regaló una tía para unas navidades, y de los cuchillos, pues únicamente los uso cuando voy a cortar un pedazo de carne para comérmela…..jJajaja!

Y mi sargento me respondió: “Pues ya ve amigo, a mí las armas si me encantan, y vea, las armas no son peligrosas, el peligroso es el que la carga y no la sabe usar!, le cuento que yo cuando a veces vamos a hacer polígono y a practicar, soy uno de los que más tengo puntería de los compañeros de la estación, y cogiendo el arma , le quitó el seguro, sacó el proveedor, y la bala que quedaba en la recámara, y me la tendió diciéndome: “Mírela, siéntala, y me dice que opina….

Aunque suspiré un poco al ver que había descargado el arma, , la tomé en mis manos, la miré, lo miré a él, y pensé: “Dios mío!, tengo al frente a mi verdugo, y en mis manos tengo el arma homicida!.

Y en ese momento no sé porque, me acordé de Gabo, de nuestro querido premio Nobel, que alguna vez en una entrevista le habían preguntado que si el pudiera escoger la forma de morir ,cual escogería?, y él había respondido que le gustaría morir a manos de un marido engañado, y me dije para mis adentros: “Ja! guevón!, si sintiera y pasara, por lo que yo estoy sintiendo y pasando en éste momento no se hubiera puesto a decir esa mierda!,…. y Diana, nada que llegaba con el vaso de agua!.....Jajaja!

vinividivinci

Soy hombre heterosexual

visitas: 864
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2015-07-24 12:41:55
Más Relatos Por ViniVidiVinci
Compartir en:

1 Comentario

jejejejej muy chévere

2015-07-24 17:41:05