Guía Cereza
Publicado hace 9 años Categoría: Gay 3K Vistas
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Por cosas de la vida, y una promoción de un almacén de cadena, me decidí a cambiar el piso de mi habitación. Una vez con los materiales en mi casa, llamé a agendar la cita para que fueran a instalarlo, la señorita me dijo que ese trabajo lo realizaba una persona y que por lo general tomaba tomaba dos días el trabajo. 

Llegó la fecha, un sábado, y muy puntuales me llamaron de la portería que habían llegado a poner el piso. Cual fue mi sorpresa cuando veo no solo que vienen dos personas sino que uno de ellos se me hacía muy conocido. Claro está que lo primero que les pregunté era porque llegaban dos en vez de uno como me habían dicho. Me explicaron que venían dos porque querían terminar mi trabajo en un día para no tener que regresar el lunes a terminar. La historia me convenció, ya que traían toda la indumentaria de la empresa, y la verdad con lo chimbas que estaban no reparé mucho en dejarlos entrar.

Y es que no se los he descrito, porque estaba una chimba los dos. Llamémoslos el alto y el bajito. El bajito, quien era el que se me hacía conocido, tenía pelo crespo era blanco y delgadito. El alto por otro lado era uno de esos animales de hombres, encima de su estatura era super agarrado con unos brazos impresionantes, bien lampiño y remataba con un color trigueño oscuro de esos bien chimbas.

En fin los dejé entrar y les mostré el sitio de trabajo. Empezaron a organizar las cosas y el pequeño mandó al grande a que buscara unos materiales que faltaban a una ferretería cercana.

Cuando nos quedamos solos no pude con las ganas y le pregunté al man:

„oiga yo como que siento que a usted lo conozco"

A lo que el man me contestó „cierto que si, yo siento igual, pero no sé de donde“ 

A lo que le dije para ver si estaba en lo cierto: „depronto lo conosco de internet?“ a lo que el me contestó.

„si marica, a mi se me hace que lo conozco de ahí también“, con una sonrisa picara. Hablamos un poco más y nos identificamos bien. En efecto habíamos tenido cuento por una pagina de citas, nos habíamos mandado fotos y usado la cam pero nunca llegamos a más y perdimos el contacto. Así de chiquito es el mundo que la vida me trajo a un man al que le había hecho el viaje.

„uy pero usted está más chimba en la vida real“ le dije echándole los perros de frente „y ese acompañante que se consiguió es severo veneno parce“

„jaja, gracias“ me dijo, „este man es mi pareja, llevamos buen tiempo y la verdad por eso nos vinimos hoy juntos pa salir de acá a una fiesta que tenemos“

a esto le dije „ahhh no pues poderoso parce“ y añadí como siempre bien puta: „si necesitan un tercero pues a la orden no“,

y el me contestó: „no paila parce, este man es re celoso porque ya nos estamos formalizando y todo“ sin embargo con una sonrisa picará añadió „aunque ya veré si le puedo agendar un campito“

Al poco tiempo volvió la pareja de este man y se pusieron a trabajar en el piso. Cosa que hicieron hasta entrada la noche hasta que finalmente lograron terminar el trabajo en un solo día como habían dicho. Mientras se terminaban de alistar para irse se me acercó el bajito y me dijo:

„Venga le queremos pedir un favor, a ver si podemos dejar las herramientas y la ropa de trabajo acá que tenemos una fiesta y pues para ir a la casa a guardarlas nos queda muy lejos“. Claramente que no tuve problema. Así que dejaron sus cosas, en un maletín, me agradecieron y se fueron.

Llegó el domingo pasado el medio día. Yo estaba un poco enguayabado cuando sentí sonar el timbre otra vez. Que otra vez los del piso. Yo abrí como ha regañadientes cuando de repente se me alegró el día a ver que solamente venía el bajito. Nos saludamos casualmente y lo dejé seguir. 

Una vez adentro le pregunté por la pareja y me dijo:

„nada parce se quedó en la casa descansando que estaba bien agotado“

a lo que le dije: „uy no pero entonces la fiesta de anoche debió estar muy chimba“

„uy no marica usted no sabe, en la fiesta duramos poco, al ratico nos fuimos para la casa que mi pareja estaba re arrecha y eso me dio puya toda la noche“

acercándomele le dije „uff parce, me imagino como lo habrán dejado“

el man se acercó más a mí y me dijo „pues si quiere ver no es sino que diga“

Dicho esto y nos pegamos en una rumbiada muy chimba, este man tenía una lengua muy bandida y un sabor entre trago sexo y cigarro. Ahí mismo nos empezamos a desnudar y por fin tuve en mis manos este mancito tan delicioso. El man tenía buena verga pero la verdad que lo suyo era el culo, era perfecto, redondito y re firme como un buen flaco aguantador. Nos tendimos en el piso y mientras el me mamaba la verga yo me hundía en ese culo de placer. Era verdad lo que había dicho, ese culo estaba recién usado, encima de estar rosadito, abiertico y floreado todavía estaba lubricado de la noche anterior. Olía a puro semen de las preñadas de su pareja y se notaba que le había dado puya hasta más no poder. Pero para un buen pasivo no hay limites y yo viendo ese espectáculo de culo que no necesitaba más dilatación fui a mi habitación por un condón y se lo clavé encima del mismo piso que él y el novio habían puesto el día anterior.

Y que culo, entró de una casi con la suavidad de una cuca, estaba una delicia este man, a pesar de estar supremamente suave, dilatado y lubricado, no perdía la firmeza que diferencia entre un  culo con recorrido y una cuca. El man en sí era un pasivo de oro, pedía verga en forma y gritaba que la quería más adentro y lo más duro posible. Yo lo cogí en perrito y me puse a darle puya como maquina de coser, ese man estaba en el cielo, gritaba de pasión mientras yo gozaba con cada embestida. El man siguió gritando que „más duro“ hasta que empezó a gritar como si lo partieran en dos, contrajo un poco el culo y empezó llenar el piso de una mezcla entre orin y semen. Se notaba que tuvo un orgasmo bien chimba, yo lo saqué me quité el condón y le dejé mis hijos en la espalda. 

Duramos un rato en el piso enjuagados en nuestros fluidos disfrutando lo ultimo del folle. Luego se levantó y los dos empeloto nos pusimos a limpiar el piso donde lo habíamos hecho por eso de que „hay que cuidar bien la madera“. Hecho esto se lavó y se puso de nuevo su ropa. Antes de irse intercambiamos números, aunque con poca esperanza ya que me dijo que el novio lo celaba mucho y que vivíamos muy lejos para perdérsele por tanto rato. Poco me imaginé yo que en menos de dos meses los tendría juntos en mi cama, pero eso ya se los contaré en la segunda parte.

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