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Mi Vibrador Favorito

Cuando mis dedos se deslizaron por debajo de mi ropa interior ya estaba bastante húmeda. Mi respiración era pesada e irregular; abrí mis piernas y dejé que mis dedos comenzaran a recorrer los puntos que sabía que me llenarían de placer en pocos minutos.

Sus labios estaban cerca de los míos, sólo a un par de milímetros. Quería probarlos, quería buscar su lengua con la mía y dejarme llevar por uno de esos besos pecaminosos que él sabía darme.

Me mordí los labios y comencé a acariciar en círculos mi clítoris, podía sentir el aire frío contra toda mi piel húmeda. Era excitante.

No supe muy bien cuándo había sucedido, pero de repente mi boca estaba sobre la suya y sus manos estaban sobre mí, él acariciaba mi pezón izquierdo suavemente, lo retorcía, y yo gemía de placer. Era imposible negarse a su tacto.

Abrí la boca y un gemido lento y ronco se me escapó. Me sentía caliente, me sentía necesitada. Seguí masturbándome más rápidamente y deslicé mi otra mano hacia abajo, jugando con uno de mis dedos en mi entrada.

Su boca se deslizó hacia abajo por mi cuello y se cerró sobre mi pezón derecho, comenzó a humedecerlo con su lengua en movimientos circulares, envolviéndolo, dejándome sentirlo. Su mano se deslizó hacia el sur y acarició mis muslos despacio, subiendo lentamente. Yo ya estaba muy húmeda, y sus dedos se entretuvieron en jugar alrededor.

Abrí los ojos y sus dientes atraparon mi pezón y su lengua jugueteaba con él. Podía ver los rastros de saliva en mi piel, podía ver cómo los lamía y succionaba fuertemente. Ésa imagen se grabó en mi retina. Casi por inercia, abrí mis piernas.

No era suficiente. Mis manos no eran suficientes. Quería más.

Tomé el vibrador que tanto me gusta y comencé a pasarlo despacio por toda mi humedad, dejándome sentir el delicioso zumbido sobre mi vulva. Mi interior palpitaba de ganas y casi me tuve que contener de venirme de inmediato. No aún, yo quería más.

Deslicé el vibrador hacia abajo y lo sustituí con mis dedos nuevamente mientras lo introducía despacio. Gemí fuerte cuando lo tuve adentro por completo, era delicioso sentir cómo me llenaba, era delicioso imaginarme que era él.

Sus labios volvieron a  los míos y acallaron un poco mis gemidos. Sus dedos dentro de mí se movían constantes haciéndome subir poco a poco hacia la cima. Él tenía los dedos y la palma llenos de mi humedad y, como siempre, parecía querer más. Podía sentir el orgasmo cerca, él sabía exactamente cómo tocarme.

Me arrodillé y él siguió con su trabajo, yo le sonreí y comencé a masturbar mi clítoris. En ese momento estaba excitada y a punto de venirme, no me importaba lo que hacía o cómo me veía. Estaba arrodillada desnuda frente a él, masturbándome con sus dedos dentro de mí. Eso era suficiente para llevarme al límite. Sus ojos buscaron mi sexo y se quedaron allí con una mirada oscura.

Me vine fuertemente, gimiendo y dejando que mi cuerpo se estremeciera de placer. Sus ojos no se apartaron de mí en ningún momento, su mirada era intensa, casi líquida, llena de lujuria.

Aumenté la velocidad de mis dedos. Mis gemidos eran altos y constantes, sin importarme si algún vecino me escuchaba. Apreté los ojos con fuerza y comencé a masturbarme más rápido; el vibrador se deslizaba dentro y fuera de mí con facilidad y un sonido húmedo pecaminoso. Podía sentir el nudo condensarse en mi vientre, estaba a punto de venirme.

Con el cuerpo aun temblando de placer me deslicé hacia abajo. Él se desabrochó el pantalón y yo lo deslicé hacia abajo apenas lo suficiente. Su erección apareció ante mis ojos y me lamí los labios antes de dejar que entrara en mi boca por completo.

Él gimió al instante y dejó caer su cabeza hacia atrás. Esto iba a ser excitante y rápido. Comencé a mover mi cabeza arriba y abajo, sintiendo su tamaño y su sabor, jugueteando con mi lengua, sintiendo cómo se retorcía de placer y escuchando sus gemidos. Murmuró que iba a venirse y yo me excité de nuevo, comencé a moverme más rápido y a deslizar más mi lengua contra su piel, quería su orgasmo y su placer.

Él gimió duro, me pidió que siguiera, y casi al instante pude sentir su sabor en mi boca, cálido y placentero deslizándose por mi garganta.

Giré la cabeza y mordí la almohada gimiendo fuerte. El recuerdo de ése calor y la sensación de tenerlo en mi boca fue todo lo que necesité.

Estallé en un orgasmo delicioso y sonoro, levantando mis caderas y meneándolas al compás del placer que me llenó de repente. Sentí mi cuerpo temblar y la lujuria arremolinarse dentro de mí. Delicioso.

Pasó un rato antes de que mi respiración regresara a la normalidad y de que el recuerdo se desvaneciera de mi mente. Para cuando abrí los ojos mi interior ya había dejado de palpitar.

Me di cuenta de que tenía los muslos empapados y que, de hecho, había mojado bastante la sábana. Sonreí y me incorporé, necesitaba cambiarla y ducharme para que cuando mi esposo llegara a casa no notase nada extraño

blacklips

Soy hombre heterosexual

visitas: 1280
Categoria: Autosatisfacción
Fecha de Publicación: 2015-07-31 10:53:31
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1 Comentario

Bueno. Bien escrito. Una buena mezcla de imaginacion y realidad. Erotico. En donde aprendiste a escribir? De todas,maneras.  .sigue heciendolo.

2016-05-10 21:27:46