Y además de las palabras enigmáticas que me dijera la hermosa, sensual y bella mujer con la cual había decidido terminar la noche y amanecer en aquél lugar, sobre el cuidado, la calma, y la paciencia que iba a tener conmigo por saber que iba a ser mi primera vez haciendo “el balancín”, decidí que lo mejor era relajarme, tomarme mis tragos tranquilito, disfrutar de lo que quedara de la noche, no preguntar nada que delatara mi curiosidad, no permitir que vieran mi “culillo” para que se burlaran más de mí, y ya cuando llegara la hora de pasar al “tablero” o al “paredón”, y averiguara de que se trataba la cosa, ahí vería que hacía!.

El primero que desfiló hacia los pisos superiores que era donde estaban ubicadas las habitaciones, y en las cuales estas bellas meretrices atendían a sus clientes, fue el amigo de mi cuñado, y al ir subiendo hacia allí, me volteó a mirar y con una risa alcohólica fruto de su estado de alicoramiento y sosteniéndose en los brazos de su compañera de turno me dijo: Eche! “cachaco” vamos a ver de qué fibra estás hecho, y de todos modos no te preocupes que el hospital del pueblo cuenta con muy buenos servicios y atenciones, y si te tienen que enyesar la “mondá”, allá te la dejan como nueva!!!

(Aclaro para algunos que no lo sepan, que el término “mondá”, lo usan los costeños de manera coloquial para referirse al pene).

Cuando dijo esto, soltó la carcajada, la cual fue acompañada por la risa estruendosa de mi cuñado, y las risotadas de las otras mujeres que estaban en el lugar, incluida la que estaba conmigo.

Hospital? Enyesada? Mondà?, mierda! cuando mi cerebro captó, y analizó esas tres palabras, el resultado de ellas, fue que la respuesta llegó inmediatamente a mi “pajarito” ubicado en la mitad de las piernas, y a pesar del calor que hacía, sentí que se recogió, arrugó y enconchó mucho más, y casi que se quiso esconder, y buscar refugio en su propio nido, o sea dentro de mis queridas y amadas guevas. jajaja!

A continuación el que decidió subir fue mi cuñado, y al ir a hacerlo, a pesar de los tragos que tenía, puso una cara de velorio muy solemne, y de manera transcendental le dijo a la chica con la que yo estaba:! “Bueno mamita, ahí le dejo a mi cuñado en sus manos, yo veré, trátemelo bien, y con mucho cuidado, pero si algo pasa, pues va hasta el cuarto donde yo estoy, y me llama de inmediato”!.

La chica le siguió la corriente y en tono muy serio le contestó: O.K no te preocupes, y mi cuñado empezó a subir por las escaleras con su chica, pero como quien ha olvidado algo, paró de repente, me volteó a mirar y con voz en cuello me dijo: “Cuñado vamos a ver si mereces ser de la familia, aunque no creo que seas capaz, Ah! y te cuento que la marca está en 2.50 metros!”, soltó una carcajada y desapareció por las escaleras con su chica.

Marca?, que marca?, ya a esas alturas como dicen, yo ya me había pasmado, estaba casi en sano juicio, muy alerta ,a la defensiva, y muy cabreado con todo lo que había oído y me habían dicho.

La chica lo notó, y muy dulcemente me dijo: “No les pares bolas, te están asustando, y tomando el pelo, la cosa no es tan grave, sabes, si quieres no lo hacemos, y yo no se lo cuento a nadie, ni te hago quedar mal, es tu decisión”!.

En ese momento sentí mi orgullo de hombre vulnerado, pero sobre todo el de macho herido, y más viendo que semejante trozo de mujer, y de hembra, me estaba diciendo que tranquilo, que si quería no lo hacíamos, y que ella me guardaba el secreto, me sentí humillado y abochornado, y haciendo acopio de una decisión, voluntad, verraquera, audacia y osadía que no tenía, le dije :Mi amor para lo que sea!, En mi amada tierra del Valle dicen: ¡Hombre flojo, no goza mujer bonita!, o sea que camine a ver!

Me cogió de la mano, y empezamos a subir las escaleras, mis piernas con cada escalón que subíamos se querían devolver, pero afortunadamente ella iba subiendo adelante, y a la vista de su culo de diosa, soberbio, prieto, monumental, arrogante, desafiante, retador, meneándose y contoneándose con cada escalón que subía, eso me ayudó, y me dio las fuerzas que mis piernas se negaban a darme.

Entramos al cuarto, muy bien decorado, con gusto, se notaba que en el sitio no habían ahorrado, ni descuidado detalle en la decoración, el piso alfombrado, las paredes con papel de colgadura con motivos eróticos muy sobrios y elegantes, una mesita de noche, una silla sencilla Luis xv, baño, pero al yo observar todo el alrededor, fue inevitable hacerle y hacerme la pregunta: Y donde está la cama?

Una casa de citas o prostíbulo sin camas? es como imaginarse uno, unas residencias, ò un motel sin camas ,ella sonriendo me dijo: Aquí no hay camas, le dije: como así? Y si no hay camas entonc… Com…? mi pregunta se fue quedando en el aire, ya que cuando estaba acabando de hacerla, ella se dirigió hacia una esquina lejana de la habitación y adivinen qué? De una de las esquinas y donde estaba empotrada una argolla metálica en la pared empezó a descolgar: Una hamaca!

Cuando me repuse de la sorpresa, así mismo empecé a atar cabos, dije: Ah! la cosa aquí es pero en hamaca, y empecé a recordar, y la verdad yo jamás había tirado en una hamaca, la he usado para otros menesteres, mejor dicho para lo que todo el mundo normalmente la usa o, ha usado, para descansar, darse brisa, dormir, mecerse, de pronto hasta para “arruncharse” con la novia o la mujer.

Por amigos costeños muy queridos ,sé que en la costa, y aún en poblaciones de clima cálido, la hamaca es muy usada para estos menesteres sexuales, y hay gran variedad de poses que se pueden hacer, ya que en esos lugares, para algunas personas la hamaca es su segunda cama, cuando no la primera, pero yo, para tirar si no la había usado, y mucho menos imaginaba que hubiera una casa de citas o prostíbulo en el mundo donde este artículo reemplazara las camas ,y mucho menos, que ofrecieran el tipo de atención o servicio que allí daban.

Y ahí empecé a pensar, bueno y cómo será el tal “balancín”?, la chica antes de empezar el preludio amoroso y la experiencia como tal, me dijo: Primero tengo que enseñarte la parte teórica y me dijo: Párate en la mitad del cuarto totalmente firme y derecho para tomar la medida, medida? dije yo, como así?, cual medida?, entonces trajo de la esquina la hamaca, y la puso a la altura de mi pene, calculando además el peso de ella misma estando sentada en la hamaca, y luego de estar segura de sus cálculos, procedió a tensar la hamaca en la otra esquina del cuarto.

Luego me dijo: Hay varias reglas o condiciones para hacer “el balancín”, de la manera que es, o si no, no vale, cuando estemos haciendo el amor, tú te tienes que quedar parado y totalmente quieto, estático e inmóvil en el centro del cuarto, sin nunca irte a mover, yo a su vez, voy a estar sentada con las piernas totalmente abiertas a los lados y en el borde de la hamaca, pero sin nunca poner ningún pie en el piso, cuando me penetres por primera vez, tu eres el que vas a controlar el ritmo o vaivén. Ahí entendí el famoso término “el balancín”.

Para mis adentros dije:” Esto es como el juego de dardos de tiro al blanco, aquí la diferencia es que el blanco es que va al dardo”!, jajaja; Y ella continuó con su clase teórica.

Cuando me hayas penetrado por primera vez, me empiezas a balancear lentamente despegándome de ti, al principio los balanceos deben ser muy lentos, suaves y cortos, mientras te acostumbras al golpe, y siempre cogiéndome por los hombros, de ahí de los hombros, es de donde siempre me vas a impulsar cada vez que yo, “Vaya y Venga”.

Y, volvió y me repitió: Bajo ningún concepto te vayas a mover del sitio donde quedas, ni para los lados, ni para adelante, ni para atrás, porque las consecuencias pueden ser muy dolorosas, acuérdate lo que te dijo el amigo de tu cuñado de la “enyesada”, y soltó la risa, jajaja!

Me dijo luego: Y para que la experiencia sea como es, y debe ser, y se debe hacer, cuando vayas a eyacular, no me puedes frenar, ni parar la hamaca para eyacular dentro de mí, no sabemos si vas a empezar a eyacular en alguna, o varias de nuestras penetradas, ò si un poquito dentro de mí y otro poco al aire, o todo en el aire. jajjajaa!

Y para rematar me dijo: Tú decides la distancia, hasta que tan lejos me empujas, recuerda que entre más lejos me empujes, el golpe de tu pubis o montecito contra el mío va a ser más fuerte, la velocidad mayor y la penetración también más profunda y fuerte, y volvió y me repitió: Te tienes, y me tienes que esperar llegando a ti en cada impulso, totalmente inmóvil y quieto! Que tu verga sea la única que me reciba!

Y de manera risueña me dijo: Te acuerdas que tu cuñado te dijo que la marca está en 2.50 metros?, por eso es que tú ves que aquí los cuartos son angostos pero largos, y luego agregó: Te animas? Jajajaja! .

Luego de recibir la teoría de parte de ella, yo era que no podía de la risa, era todo como tan raro, chistoso, peculiar, extraño, pero a su vez peligroso, y podía ser sumamente doloroso también, pero mirándola a ella, su belleza, su donaire, la forma en que me había dado la clasecita teórica, y también porque no, pensé en el recuerdo que iba a tener de esa experiencia tan especial le dije, Hagámoslo!

Como aquí supongo que a los lectores no les interesa leer los preludios amorosos que tuvimos con ella, para ponernos en forma a realizar nuestra práctica, solo les diré que después de una sesión de caricias muy prolongada, y por último de sexo oral por parte de los dos de manera mutua quedamos listos y comenzamos!

Ella procedió a aplicar en mis muslos, pene, y pubis, un aceite perfumado de un aroma exquisito y lo mismo aplicó en sus senos , pecho, estómago, vagina y muslos, del mismo aceite.

Me paré totalmente quieto y derecho en el piso y al centro de la hamaca, ella a su vez se sentó en el centro de la hamaca y con sus piernas abiertas encima de la hamaca y sus pies colgando en el aire. Una vez que la hamaca quedó totalmente quieta, la penetré muy suavemente, y la cogí de sus hombros, mientras ella a su vez con sus manos se sujetaba de los cordeles de la hamaca.

Y empecé el vaivén muy, pero muy suavemente cogiendo sus hombros con mis manos, hubiera podido quedarme parado ahí haciendo ese leve y corto movimiento, y así haber hecho el amor con ella, pero las reglas de “el balancín”, eran las reglas!, y pues si yo me había metido en este baile, pues las iba a cumplir!, ya se había convertido en un reto para conmigo mismo, y además quería y tenía que probarle a la chica que si era capaz!

Empecé a separarla cada vez más lejitos de mí, cuando “iba y venía”, había en ese momento no solo la penetración y encuentro entre su vagina y mi pene, el choque entre mi pubis y el de ella, sino que también sus piernas al estar abiertas, y yo estando con mis piernas cerradas, sus muslos por su parte interna rozaban y restregaban mis piernas por la parte de afuera a la altura de mis caderas, haciendo como una pinza o tenaza fugaz en cada “ida y venida”.

Era tal la concentración y la inmovilidad, en que yo estaba, parado en el centro de la habitación, que sentía absolutamente todas las caricias, roces y contactos de nuestros cuerpos, había instantes cuando ella venia hacia mí, que ella arqueaba su pecho hacia adelante, y yo recibía el golpe de la punta de los pezones de sus hermosos senos en la parte superior de mi estómago.

Cuando ya cogí confianza, mi pene estaba en su punto máximo de erección, y mi pubis estaba ya algo adormecido por los impactos, la empecé a balancear y empujar cada vez más lejos, no sé qué tanto la empujé en cuanto a distancia, aunque les garantizo que jamás los 2.50 metros de los que hablaban de la famosa marca. Jajaja!

Y llegó el instante crucial, ella mirándome a los ojos y viendo que ya mi pene iba a explotar, me dijo con voz sensual, ronca por el deseo, pero también como autoritaria: Papito, papito!, no me vayas a frenar!, ni vayas a parar la hamaca!, !Aguanta hasta el final!, ¡Tú puedes!

Que les digo! en una de sus llegadas mi pene explotó!, solo la alcancé a empujar una sola vez más, y ella por su experiencia, sabía que yo no la iba a volver a empujar, ni a devolver cuando ella regresara, y me gritó: ¡No Te Muevas!, ¡No Te Muevas!!.

Y cuando llegó a mí, apoyó sus manos en mi estómago, y se devolvió impulsándose ella misma ,mi semen explotó otra parte en el aire, y cuando ella volvió a llegar a mí, otra parte quedó dentro de sus entrañas, no sé cuántas “idas y devueltas” de ella fueron, mientras yo eyaculaba, pero cuando terminé quedé exhausto, las piernas me temblaban, y ella muy suavemente me cogió de la cintura, empezó muy suavecito a balancear la hamaca con mi pene en su interior, y esperó a que cada gotica que me quedara, quedara dentro de ella, y que mi pene se durmiera en sus entrañas .

Esos instantes entre sus idas y venidas cuando exploté y empecé a eyacular eran eternos, se congelaba el tiempo, supe lo que era el valor de cada segundo, anhelando la llegada de su vagina entrando en mi pene en plena eyaculación, para al instante y en fracción de segundo volverse a retirar, diré como dijo mi cuñado en su jerga: Que polvo!

Luego nos abrazamos, nos acostamos en la hamaca y nos quedamos dormidos, nos despertaron el sonido de las chicharras y el calor, ya para venirme, me hizo el amor en la hamaca a manera de despedida, pero ya de una forma muy cómoda, y muy normal para ella, experta en estas lides.

Me hizo sentar al puro borde de la hamaca con mis pies tocando el piso y mis piernas juntas, ella a su vez parada en el piso, pero de espaldas a mí, con sus piernas bien abiertas, y empezó a subir y bajar flexionando sus piernas mientras se hundía mi pene en sus entrañas, sosteniéndose con sus manos de los bordes de la hamaca, fue como se diría, como la "ñapa" o “encime” para este pobre “cachaco” inexperto en esas lides. Pero nunca olvidaré ese término: “El Balancín”, ni olvidaré ese lugar, ni a esa dama, mujer, y hembra, tampoco!.

Solo les puedo decir que duré como 3 días con un dolor insoportable en el pubis, pero creo que valió la pena, ustedes que creen? Jajaja!