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Para los que no me conocen o no me recuerdan, vivo en la Cali una bella ciudad de Colombia. Tengo 33 años, y a todo momento estoy sediento de placer. Si hay algo que me puede sacar del planeta, de generar en mí los más ardientes y fogosos pensamientos es una mujer con unas nalgas bien formadas. La redondez, la tersura de la piel, los bellos monos, la piel erizada, su sabor, su forma, su movimiento… Me matan. Tengo una novia unos cuantos años menor que yo, muy bonita y de cuerpo deseosa, operada de sus senos, diría yo una talla 36-38. Delgada y apetecible. Pero no voy a hablar de ella sino de un monumento de mujer como su hermana.
Érica, la llamaré así en este relato, es una mujer que deja a todos los hombres boquiabiertos. Sin importar la edad, raza o creencia, ella se encuentra en los deseos más fervientes de los hombres. Ella es de estatura baja, unos 1,68m y se ha cuidado bien con unas cuantas cirugías que se ha hecho: busto 38 más o menos, lipo escultura con lo que le quedó un culo bellamente redondo, perfecto, unas piernas gruesas pero esbeltas, una cara de sexo que con sus ojos saltones te invitan a recorrerla con la mirada, su cabello es negro azabache hasta la mitad de su plana espalda… es una mujer de impacto… solo de recordarla me excito de nuevo. Desde hace algún tiempo, mis deseos sexuales corren alrededor de ella, tanto que he llegado a pensar en ella cuando estoy haciéndole el amor a mi novia, haciendo que me desespere y la bombeé como salvaje. Desde esos días he tratado de darle, disimuladamente, los besos de saludo y despedida lo más cerca a la boca para ver su reacción, pero solo encontraba miradas picaronas.
Todo comenzó con un viaje a una finca fuera de la ciudad, claro, yo iba con mi novia. Tíos, abuelos y demás familiares de ellas fueron con nosotros, lo cual parecía un paseo sin ningún tipo de encanto y muy normal. Llegamos, después de 1 hora de recorrido, a una casa de pueblo, no era una finca campestre, era más bien como una casa en el pueblo, lo que me hacía pensar en cómo nos íbamos a acomodar y me incomodaba, con solo pensarlo, que me tocara dormir con alguna tía o con los abuelos de mi novia. Me mostraron la casa, pisos de madera, habitaciones que denotaban el pasar de los años sin ser feas, una piscina a pesar del clima frio del pueblo, cocina, un kiosco afuera… estaba bien para mi gusto. Efectivamente, como nunca me dejarían dormir con mi novia, me acomodaron en la pieza del abuelo… mmmmm tocará, pensé. Esa misma mañana después de acomodar todo, nos dispusimos a darnos un chapuzón en la piscina, ya que estaba el sol picante como mi mirada hacia ella.
Érica siempre ha sabido lo que tiene y como utilizarlo… su ropa es insinuante y deja poco a la imaginación, pero nunca la había visto en vestido de baño. Estábamos en la piscina mi novia y yo, cuando por la puerta veo una silueta esbelta acercarse, era Érica… aaahhh que mujerrrrr, su bikini solo tapaba lo necesario, tanto que su abuelo le dijo que porque se ponía eso. A mí me tocó tirarme al agua para disimular un poco lo que se venía creando en mi pantalón. Tanguita entre su hermoso culo, que se la tragaba como hilo en un pastel. Sus senos estallaban, sus pezones erguidos se notaban en la tela azul de su vestido. Estaba metido en la piscina con mi novia, Érica y el primo de ellas mientras jugábamos y nos echábamos agua.
Entre esos movimientos, mis sentidos, todos mis sentidos, estaban en mis brazos los cuales con suavidad y disimulo, tocaban y rozaban la piel de mi cuñada. Cada vez que esto pasaba ella me tiraba miradas fijas a mis ojos pero disimulando a ratos. Mi pene salía de mi pantaloneta, mi glande, rojo y sensible, solamente podía ponérselo a mi novia en su culo y ella asombrada y deseosa me preguntaba que porque lo tenía así… por ti mi amorrrr por quien más… Mi calentura era gigante, tanto que me saqué mi pene, mi venoso pene, y se lo puse entre el culo de mi novia, ella trataba de decirme que no por toda la familia que estaba ahí pero a mí no me importaba, además creía que no se notaría.
Mi grueso pene se fue abriendo camino por la tanga de mi novia hasta empezar a rozar su clítoris. Ella no podía ya hablar y a veces se entrecortaba su voz, sacando como excusa el frío del agua. Érica me miraba como raro, de vez en cuando hundía su cabeza en el agua, que para mojarse el cabello, lo cual me pareció raro cuando empezó a hacerlo más seguidamente. Jugamos otro rato y mi cuñada se aburrió saliéndose de la piscina no sin antes mostrar su voluptuoso culo moviéndose al salir por las escaleras. Yo estaba atónito, deseoso, temblando de placer.
No podía hacer nada con mi novia porque pues toda su familia abarcaba toda la finca y no había rato ni lugar donde desfogar todos los deseos que me hacía brotar su hermana Érica. Poco a poco, cerveza tras cerveza, picadas y comidas, entre miradas y tocadas llegó la noche. Pues a esa hora, y por el lugar, nos reunimos al lado de la piscina a tomarnos unas copas y a realizar un BBQ. Hablamos, bailamos y no perdí tiempo de rozar mi cuerpo con el de Érica. Bailamos y hablábamos mientras lo hacíamos, nos reíamos y cada vez mi brazo la apretaba más y más hacia mi cuerpo. Mi piel se erizaba, sus pezones también, mi respiración se agitaba y mi pene empezaba a coger su forma habitual. Claro, no podía dejar tan olvidada a mi novia, pero mis pensamientos iban hacia Érica. Sentir los pezones duros, sus senos gigantes contra mi pecho, su movimiento sensual de caderas rozando su pequeño short a mi pene me excitaba de forma sin igual.
Se empezó a hacer más tarde, y el licor se empezó a notar en sus familiares. Dormidos quedaban unos y a dormir se iban otros. Nosotros ya entonados por el alcohol, también nos fuimos a dormir. Cuando llegué a mi habitación me encontré con la mala sorpresa que en mi cama estaba una tía de ellas que había caído en los brazos del alcohol… ¿y yo? Me entró una pereza pensar en dormir esa noche incómodo en un sillón. Sin embargo me enteré por mi suegra que en la habitación que dormiría mi cuñada había una camita desocupada. ¿Se pueden imaginar el sentimiento? Pues haciendo “mala cara” me despedí de mi novia y sus padres y me fui a dormir en la camita al lado de mi cuñada.
Nos acostamos, cada uno en su cama, nos acomodamos, apagamos la luz no sin antes ver su pijama con shorts y camisetica suelta sin nada debajo… pero estaba incómodo, estaba inquieto y daba muchas vueltas. Érica hablo: “que te pasa, ¿no puedes dormir?”, “no, no tengo sueño ¿y tú?”, “no, tampoco, ¿hablamos un rato?”, “dale”, “pero muy suave porque podemos despertar a mi familia”, “ok”. No parecía nada de lo que habría querido pero bueno. Empezamos a hablar, a contarnos más sobre nuestras vidas, novios y novias, gustos, el trabajo, etc, mientras yo, me acariciaba mi pene, como una paja muy suave con su voz. Pero al poco tiempo pasó alguien, tal vez la mamá de ellas, y nos pidió más silencio, con lo cual pensé que todo terminaría. Me dio un poco de desconcierto cuando Érica me dijo que le hiciera campito para pasarse a mi cama para que habláramos mejor y más suave. Imagínense, cama pequeña, un culo grande y bien formado, un pene erguido y caliente… yo no me hice rogar y me corrí contra la pared abriendo un campo para su cuerpo.
Ella se acostó dándome la cara, mirándome a los ojos, sentía su aliento en mi boca, sus piernas tocando las mías. Seguimos hablando y pues como se sabe se llega al tema del sexo. Tocando ese tema, mi verga no podía mas, ella contándome de lo que le gustaba y lo que le gustaría, yo contándole lo que sueño y como me gustan, bla, bla, bla. Ahhh que delicia hablar de eso con Érica. Cada vez parecía que estábamos más cerca pero ninguno lanzaba una buena carnada para medir las ganas, o supuestas ganas, del otro.
Al rato ya nos quedábamos callados por algunos minutos, solo viéndonos lo poco que la tenue luz nos dejaba, sintiéndonos la piel, la respiración, adormecidos por el cansancio y el alcohol, pero enfurecidos por el deseo, o por lo menos yo. Érica dijo que tenía ya sueño y que se dormiría, pero no se levantó, solo se giró quedando de espaldas a mí, acomodándose en la misma cama. Mi pene pudo sentir, por primera vez, la redondez de su culo. El roce era tan tenue, tan suave, casi imperceptible, pero eso bastaba para ponerlo palpitante. Mi respiración se agitaba y se sentía cada vez más fuerte y quería que ella lo notara poniendo lo más cerca posible de su oreja, mi nariz. Mientras le respiraba en su oído, mientras trataba que mi pene pudiera abarcar la mayor área de su trasero, yo sentía como se estremecía sin mostrarlo mucho.
Mis labios podían empezar a rozar su orejita, mi respiración ya por mi boca, se hacía sentir más, ya no era respiración sino jadeos suaves y cálidos… ella sonreía. Era tan excitante que en esa pose, yo podría haber tenido un orgasmo por su eléctrico cuerpo. Suavemente, puse mi mano izquierda sobre sus caderas, haciendo círculos con mis dedos y siguiendo con mi respiración. Érica, volteaba su cabeza hacia la mía suave, todo era suave, milímetro tras milímetro. Mis labios bajaron por su mejilla en busca de un refugio caliente como su boca. Besitos, círculos, respiración y excitación, sentimientos y miedos, nuestros labios se unieron.
Un beso tan apasionado, tan caliente, lleno de lujuria y de malos pensamientos. No más círculos en sus caderas, mis manos directo a sus senos. Hhuuummmmmm que sentencia de muerte erótica tenía, la redondez y gigantismo de sus senos, sus pezones erectos un centímetro, sus caderas con movimientos adelante y atrás, nuestros labios chupándose y lamiéndose. Besitos por el cuello, gemidos callados por mordiscos, manos inquietas apretando, amasando.
Érica se volteó quedando ante mí una mirada brillante, unos labios bañados en humedad, unos pezones deseosos de ser chupados… Seguimos besándonos, probándonos, pero éramos interrumpidos por ruidos en el exterior de la alcoba. Aaahh más interesante y excitante. Mis manos no se podía separar de su cuerpo, sus senos, su culo era como el de ninguna, estaba desesperado por ponerla encima mío. Nuestras bocas babeaban mucho, eran lagunas.
Seguimos en el manoseo mutuo, ella entretenida con mi gran pene erecto, venoso y húmedo, y yo con su trasero, sus senos y su húmeda y caliente concha. SSiiiiiiii, aahhhiiiiiiii, sigue, me decía Érica cuando movía mis dedos en su concha… aahhhhh, uuummmm, rriiicccooooooo, me susurraba guiando mi cabeza a sus senos. Ella me masturbaba genialmente, desde la base hasta la punta, me besaba el cuello. Me quitó la camisa y bajó por mi pecho hasta mi verga. Lo miraba y me miraba mientras lo movía y se mordía un labio. Empezó a darle besos suaves, mi pene palpitaba, nos alumbraba la penumbra. Su lengua jugaba con mi glande haciéndome estremecer.
Su boca caliente fue cueva de mi humilde verga hinchada, circundada de venas gordas llenas de erotismo y deseo. Slluupppp, ssshhllll, aaahhhhhh, deliciosa me decía la condenada, mi cuñada, mi ardiente cuñada. Yo solo podía mover su cabeza al va y ven del ritmo que yo quería. Ahhhhhh, uuummmmmmmm, para, para, paraaaaaaa. Érica paró y se recostó a mi lado de nuevo. Le quité su camisetica para erizarme con sus pechos, con sus pezones grandes y aureola mediana. Uuummmm la deseaba tantoooooo. Mi cabeza se perdía entre sus senos, ella los apretaba para hacerme ahogar entre ellos. AAAhhhhh que deliciaaaa me decía.
Mi lengua bajaba por su pecho, su vientre, su ombligo, por donde pasaba mi lengua, quedaba rastro de un río de delicia… su olor cada vez más fuerte, ese olor a hembra en celo, ese olor a sexo, a erotismo, a mujer experta con un súbdito a sus órdenes, me embriagaba. Besé su concha por encima de sus shorts, húmedos de sus fluidos, transparentados por su aroma. Un Ahh, muy corto salió de su boca. Yo paré para decirle con mi mirada que se calle o nos descubrirían. Bajé con intriga sus shorts mientras besaba su piel por donde ellos pasaban, sus piernas. Tenía contracciones, Aaahh. Su vulva era perfecta, húmeda y gordita, labios gordos y lisos, cierre perfecto.
Empecé a besar y chupar sus pies, sus dedos, mi lengua jugaba con cada dedito y cosquillas en sus plantas. Érica se masajeaba sus senos y apretaba sus pezones con los ojos cerrados y su lengua mojándose sus labios. Yo bajé por sus piernas, pantorrillas y muslos, besando, lamiendo y mordiendo su parte interna, la más sensible. Llegaba a sus pliegues, donde se une su concha y sus piernotas y mi boca ahí se detenía. Mordía sus labios vaginales pero no su clítoris, mordía sus muslos pero no su clítoris, mis manos en sus senos pero no en su clítoris, mi lengua en el inicio de su concha pero sin tocar su clítoris… pero Érica me apretaba para que lo hiciera. Sus líquidos brotaban en finas gotas hasta la cama. Ella se estremecía y temblaba con cada mordisco que le proporcionaba. Aahhhhh, metemeloooohhhh, dale, ¿siii? Por faaaaaa… ummm, me gustaba verla y oírla así. En ese mismo momento, la punta de mi lengua tocó, sutilmente, su clítoris, haciéndola saltar, Aaaahhhhhhhhhh, nnnoooooo. Mi pene estaba a estallar pero no más que mi mente. Otro toque en su puntito de placer y otro salto. Daaaalllleee, nnno parresss, mi boca se hundió en su vulva como nunca lo había hecho, ella se arqueaba y seguía con sus pezones.
Mi cabeza se movía como diciendo “no” para mover su clítoris, mi lengua fuera de mi boca con otro movimiento, y mis dedos empezaron a entrar…tres movimientos un solo placer…. Su concha tiraba chorros que me inundaban mi boca, mi mano estaba totalmente mojada y su clítoris estaba tan hinchado como un dedito. Me encantaaaaaaaaaa, meeetemellaaaaaaaaaa, decía Érica.
Yo me arrodillé frente a ella, entre sus piernas y con mi verga, mi excitada verga, le tocaba y frotaba su clítoris… Noo seasss mallloooo, metelllaaaa y sus piernas me atraparon. Verla desde esa posición era muy placentero. Me acosté sobre ella, y se lo metí suave, lentamente, para sentir los cambios de temperatura de su vagina… Hirviendooooooo. La metí completamente y ella gimió ahhhhhh, ssiiii esto es dellliiiciiiooososooooo. Empecé un movimiento de penetración constante pero esa cama vieja hacía mucho ruido, así que cambiamos… ella arriba. Imagínense esto: una mujer que la has deseado desde hace mucho tiempo, con unos senos gigantes y redondos, una figura esculpida por el mejor cincel, con cara de deseo, encima de ti, cogiendo la verga grande y gorda para dirigirla a su entrada más preciada… uuummmmmm que delicia.
Empezó a cabalgarme y frotaba su clítoris en mi piel… mmeee vasss a hacerrr veniiirrrr decía… no importaaaa dallleeee que quierrroo sssentir cooommmoo meee mojjaassss… ella con eso me apretaba mi pecho y hacía caras de loca… aahhhh, sssiiiii, meme vengooooo, ah, aa, haa, haaaa, aaahh, y que chorro. Yo la giré, todavía sobre mí, para ver su tremendo culo de frente y la hice que se recostara en mí.
En esta pose, mientras seguía temblando y estremeciéndose de placer, yo podía coger sus senos, mientras me movía desde abajo… mi pene podía tocar su punto G más fácil. Empecé a moverme, fugaz, le dije que se masturbara mientras le daba por esa concha tan buenaaaa. Érica se moría del placer y yo ni se diga.
Érica se daba dedo, se tocaba su clítoris, yo le bombeaba para venirme, le amasaba sus senos y le susurraba al oído… aaahhhh, mmmmeeeee vennngoooo, ella al oír esto cerró más sus piernas y agilizó su labor manual.. aahhh, dddaaalllleeeeeee, yyyaaaaaaaa, seguí concentrado para no hacer ruido y cuando me iba a venir, saqué mi verga brillante para venirme encima de ella…. Aaahhhhhh, sssssiiiii, aaa, aaa, aaa, a, a, a, mi semen cayó en su vientre y parte en sus senos, el cual fue retirado con su propia lengua…
Nos vestimos y sin hablar de lo ocurrido, nos dormimos. Al otro día, con un poco de remordimiento, desayunamos con la familia y no hablamos del tema. Sin embargo veo miradas insinuantes a veces en su casa… Será otra historia.
Espero les haya gustado.
Chao
Autor: maniconcoco
PD: Publicado hace algunos años en otra página por mi. Ahora se los traigo a Ustedes.