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Noche De Barra Libre III

Ellos dos se habían ido, estoy algo decepcionada quería compañía, pero una compañía un poco más larga; sin embargo confieso que ha sido divertido.

Me levanto y voy caminando sin rumbo, creo que voy a casa pero no decido el camino. En un punto me doy cuenta que he elegido seguramente un mal camino; en una esquina veo un par de prostitutas que me miran con agresividad, sonrío al pensar que me creen una competencia que invade su territorio, también pasan a mi lado un par de habitantes de calle que dejan un aroma fétido y pesado.

Siento miedo, es un miedo que primero me paraliza, mis pensamientos desafortunadamente quedan congelados y sesgados al temor y las desesperación; escucho los ruidos de la calle, y solo reacciono cuando un taxi choca a una camioneta, el estruendo me distrae, los pequeños vidrios a mis pies, los gritos de la gente. Levanto la mirada, giro hacia mi derecha y puedo ver un bar lleno de gente.

No lo pienso dos veces, y casi por instinto percibo que es un lugar seguro, o por lo menos más seguro que la calle. Al entrar me doy cuenta que en realidad es una tienda, de aquellas que en el día son panadería; en un primer vistazo llegue a la conclusión que la persona más joven tendría alrededor de 57 años.

Un señor se me acerca, me invita a que lo acompañe, tiene un acento extraño que no logro identificar. Pone una cerveza frente a mi, y mi primer pensamiento es rechazarla, pero pienso en la calle y en llegar a casa, por lo tanto la acepto; no es un hombre agradable, pero me siento segura junto a él, y eso es más que suficiente por el momento.

Bueno segura ante otros peligros, pero ciertamente no segura de él mismo. Es un hombre grande, con bigote y barba a medio canar, sus manos son grandes y ásperas como de toda una vida de trabajo con las manos; me dice que es conductor, camisa abierta y muy velludo.

No tuvo que esforzarse mucho, en menos de una hora ya estaba desnuda en la cama de un motel. Se quito su cinturón, y con él ato firmemente mis manos a la cama, no puedo moverme, su pene esta duro, mojado en la punta cuando roza mis pezones, lo hace suavemente, luego sube y restriega su verga en mi rostro.

Sus manos ásperas empiezan a tocarme, las piernas, los senos, el rostro, mi vagina. Abre mis piernas y con firmeza pone su palma contra mi vagina, mueve su mano haciendo que su mano y mi vagina entren en una fricción humeda, no pongo resistencia.

Se arrodilla frente a mi, y sube, haciendo encima de mi pecho apoyando sus rodillas en la cama.

-abra la boca y mamelo- me dice agresivamente.

Enseguida la abro y sin esperar mete su pene en mi boca; lentamente lo saca y lo mete de nuevo, lo masajeo con mi lengua, y puedo ver sus expresiones de un placer negado durante años.

-que rico lo mama- dijo, lo saco, retrocedió disponiéndose a penetrarme.

Se dejo caer pesadamente sobre mi, y me penetro rápidamente; me beso mientras lo metía y sacaba con firmeza, lentamente, lo deja adentro un momento, lo va sacando lentamente y rápidamente una envestida violenta, gimo y grito, eso le encanta.

-quiero dejarla preñada- me dice, nos miramos a los ojos, lo saca, y lo me lo mete violentamente; no respondo, solo lo miro y grito cada vez mas fuerte siempre que me penetra.

-yo respondo- dice al tiempo que me lo mete violentamente de nuevo.

No puedo moverme, me duelen mis muñecas, trato de decirle que las afloje, pero ignora mi petición, apaga mi voz con una nueva envestida. Me lastima, pero mi cuerpo extrañamente se apega más a él. La cama rechina, la cabecera de la cama golpea contra la pared.

Una nueva envestida, mi cuerpo comienza a restregarse contra el suyo, su ritmo cambia, ahora es rápido y profundo, tan intenso y tan profundo que pronto llega mi primer orgasmo, él se percata, acelera su ritmo y llena mi vagina de su semen.

Se incorpora, de nuevo de rodillas en la cama frente a mi, puedo ver como contempla mi vagina; a continuación inicia a frotar mi clítoris con intensidad, con la otra mano busca meter un dedo en mi culo...y lo hace fácilmente.

La sensación es demasiado para mi, si intensidad, no puedo hacer nada para impedirlo y viene sin aviso la explosión que deja empapada su cara, quedo exhausta en la cama; él sigue buscándome, se acuesta a mi lado, busca mi vagina de nuevo con sus manos, me frota con intensidad... cada vez mas rápido, percibo que mi rostro esta caliente y rojo, mas rojo que nunca.

-todavía sale más- dice con una gran sonrisa en su rostro.

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agave

Soy mujer heterosexual

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Categoria: Sexo con maduros
Fecha de Publicación: 2016-03-01 01:14:22
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