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Andrea La Prepago: POLVO EN CUCHARITA

Fue un fin de semana bastante productivo en Villavicencio, me había probado que era capaz de camellar en este cuento, el dinero que había hecho en esos dos días era suficiente para pagar las deudas más importantes y me sobraba lo suficiente para irme de compras con mi mama y mi hijo.

Raúl me recogió en el “chochal” a la hora que acordamos para llevarme al terminal, antes de irme la despedida fue bastante emotiva con carolina, aunque suene raro fue con quien hice una relación de amistad bastante fuerte en ese fin de semana:

-malparida loca, la voy a extrañar putamente! Parcera yo he conocido muchas peladas novatas, pero usted tiene algo especial, si es juiciosa se va a parar rápido, vuelva cuando quiera ud sabe que conmigo es pa’ las que sea, además esta pendiente que salgamos a farria con todos los juguetes. Cuídese maricona!

-me llama cuando vaya a Bogotá para que vayamos a un sitio donde venden el pescado mas delicioso, y fresca que allá también nos pegamos una farriada con unos pelos que están como quieren.

¡Caro, gracias por ayudarme y por darme moral marica! ¡Nunca la voy a olvidar, y si algún día tengo que ir al infierno iría con usted!

Raúl interrumpió pitando y manoteando desde el taxi, nos dimos otro abrazo y caro me despidió diciendo:

-cuídese tostada, en este trabajo los hombres son unos hijueputas y las viejas siempre la van a querer voltear, no de papaya!

En el taxi y de camino al terminal, Raúl me pregunto:

-bueno pelada, como le fue? ¿Se va luquiada?

-parce, la verdad me fue bien. Villavo es buena plaza. Le conteste.

-flaca y eso que no estuvo camellando con los amigos de Sofía, esos manes sí que botan las lucas.

Me quede pensando como seria estar con esos manes, si me había ido bien en el chuzo, igual iba contenta porque llevaba lo mío.

Esa noche Bogotá me recibió con una llovizna fina que hacía ver triste la noche, ya de camino a mi casa el taxi en donde iba se metió por la zona de tolerancia y por primera vez me fije detenidamente en las peladas que camellaban en la calle, me fijaba en la forma que caminaban, la ropa que usaban y hasta en la forma en que se paraban contra la pared. En ese momento el taxista me dijo:

-muy duro camelar en la calle como esas peladas, debe ser una vida muy jodida.

-más duro es no tener que darle de comer a los hijos. Le conteste.

No sé si mis palabras sonaron con rabia, pero el taxista no volvió a hablar durante todo e recorrido.

Cando llegue al apartamento, mi mama me estaba esperando con mi comida favorita, me recibió con un fuerte abrazo y con muchas preguntas de cómo me había ido por el llano

Mientras cenaba, le conté a mi mama como me había ido por Villavicencio, ella solo ponía atención y me interrumpía muy de vez en cuando a preguntarme términos que no entendía.

Al terminar la cena, mi mama me invito a tomarnos un tinto en la sala, allí la conversación fue más sólida:

-Laura, la próxima semana me devuelvo para Ibagué, el frio de esta ciudad me tiene fregada.

-como así mama? Si se siente mal vamos al médico, no sé, vamos a algún lado, pero como se va ir en este momento.

-hija entiéndame, ud sabe que a mi Bogotá no me gusta, además recuerde que yo vine fue de vacaciones y ya llevo 6 meses aquí.

Me quede en silencio pensando la noticia que me acababa de soltar, pensaba en cómo iba a hacer para seguir en lo que me había propuesto, como me iba a organizar con el niño, en fin; pensaba mil cosas a la vez.

-Laura hija, si ud quiere yo me llevo a Sebastián para Ibagué, acuérdese que yo la apoyo en este asunto.

Era una decisión difícil separarme de mi hijo que estaba muy pequeño, sería la primera vez que lo haría, pero también debía ser consiente que lo que me ofrecía era una buena alternativa.

Esa noche nos pusimos de acuerdo las dos de cómo iban a ser las cosas a partir de ese momento.

Esa semana paso normal, pague deudas, compre mil cosas para mi familia y el apto, fue una semana muy alegre, pero resulta que la plata en este negocio, así como llega, así se va.

Después despedir a mi mama y a mi hijo en el terminal, me devolví para el apartamento pensando en donde iba a camellar esa semana, y la verdad no me gustaría patear en un local, recordé las peladas que vi desde el taxi el día que regrese de villavo y dentro de mí me animaba diciendo:

-noooo, ni por el hijueputas me voy a putear en la calle.

Llegué al apartamento y empecé a averiguar por internet como operaba una mujer prepago, después de eso puse varios anuncios en páginas de servicios eróticos, puse varias fotos mías de cuerpo entero y unas de mi cola, ya que es la parte de mi cuerpo que más le gusta a los hombres y de la que mejores comentarios he recibido. La primera llamada la recibí a los 20 minutos.

-alo?

-alo, ¿cuánto vale el polvo? Contestaron de la otra línea.

La verdad esperaba que la gente fuera más delicada al preguntar por un servicio, pero no me deje intimidar, a la final hay gente que va a lo que va.

-depende de lo que busques. Le conteste.

-quiero sexo anal, y que me lo mame bien rico. Respondió

Nunca había tenido sexo anal, así que este cliente debía dejarlo pasar y de la manera más natural le conteste.

-la verdad no hago sexo anal.

-entonces pa’ que hijueputas pone un anuncio malparida. Grito el hombre bastante alterado y colgó.

Me quede viendo el teléfono, mientras pensaba en qué clase de loco me hubiese tocado.

A los 5 minutos son nuevamente el teléfono:

-alo

-hola Andrea buenos días, te habla Antonio llamo por el anuncio que publicaste en internet.

-Hola, claro que sí, que deseas saber.

-dame tus tarifas y dime si tienes sitio.

Sitio? Pensé para mi… como así que sitio, no sabía que contestar, pero en este negocio el que piensa pierde, así que contesté que sí.

-listo, me sirven tus precios. Te llamo mañana y cuadramos el resto.

Se despidió de manera muy cortes y colgó.

Apenas colgó, llame a Sofía porque no sabía que mierdas era lo del tal sitio.

-hola Sofía, la saludé de afán y sin dejarla hablar le dije: marica un man me llamo, me pregunto si tenía sitio, y por no dejarlo ir le dije que si… marica que eso del tal sitio.

Sofía estallo en una fuerte carcajada y me dijo:

-maricona, como te pones a ofrecer cosas que no conoces.

-marica yo no ofrecí nada, ese man fue el que me salió con el cuento del tal sitio.

-fresca Laura, el man lo que quiere saber es que si tienes algún lugar en donde lo atiendas, normalmente el sitio es un apartamento o un sitio que sea reservado y no despierte sospechas si al cliente lo ven por ahí.

-ahhhh marica, ya entendí, pero que le digo al man, quedo de llamarme mañana.

-fresca, dile que vas a estar ocupada

-no marica, necesito camellar, ya ando corta de plata.

-entonces Laura la única es que lo atiendas en tu apartamento.

Sofía me explico cómo era el asunto de atender un cliente en el apartamento, las precauciones que había que tener, en fin, me dio una clase magistral de atención al cliente.

Después de colgar me puse a organizar la polvera porque algo me decía que Antonio iba a llamar. Cuadre bien el apartamento lo deje bonito para atender a mi primer cliente, revise la ropa interior en busca de la más sexy.

Durante la tarde yo creo que me llamaron al menos unos 50 tipos, todos con diferentes formas de plantear el negocio, pero había una pregunta que era reiterativa. ¿Tienes sitio?

En ese momento entendí que tenía todo para prosperar, estaba la materia prima que era este cuerpazo y disponía del sitio. Así que no veía la necesidad de irme a callejear.

Al otro día Antonio llamo como prometió, la charla fluyo mejor que el día anterior, cuadramos el precio y dentro de las exigencias estaba que tenía que hacerlo con él en tacones. No le puse tiza al asunto ya que no me parecía relevante. Después de hablar Antonio cuadre dos servicios más. el día prometía ser productivo así que me apresure a organizarme para atender a mi primer cliente en sitio.

Antonio llego a la hora acordada, era un tipo simpático y de charla amena. Nos sentamos en la sala hablamos dos o tres cosas tribales y de un momento a otro me corto diciendo:

-Andrea, vengo con el tiempo contado, que te parece si empezamos.

-claro que sí, sigue por aquí.

Lo tome de la mano y lo lleve hacia la habitación, al entrar se quitó la chaqueta y empezó a besarme mientras los dos nos desnudábamos.

-por favor no te quites los tacones

Lo hicimos en diferentes posiciones y en todas debían verse los tacones, Antonio culeaba rico y la verdad lo disfrutaba, me sentía cómoda tirándome un man en mi apartamento. Curiosamente durante una de las poses estando encima de él y al intentar cambiar de pose le raye la piel de la pierna izquierda con la punta del tacón, Antonio por la excitación no dijo nada, pero me dio tentación de risa al imaginar a este man explicándole como se había hecho ese rayón, ya que era en el muslo muy cerca del pene.

El servicio con Antonio estuvo bien, fue un buen tipo, bastante cariñoso y al despedirnos m beso con la promesa de volver a vernos porque le había gustado mucho estar conmigo.

-gracias Andrea, el pase delicioso, tienes una forma especial de tratar a los hombres.

Esa tarde atendí a mis otros dos clientes sin ningún tipo de novedad, fueron manes atentos y casualmente salieron muy contentos con la forma que los atendí.

Esa noche me puse a pensar en lo que me dijeron esos dos clientes y comprendí que trabajar en mi casa me daba cierta comodidad y confianza que en un motel no se tiene. Mientras me tomaba una cerveza en mi cama entro una llamada al teléfono “corporativo”.

La voz era como de una persona joven preguntando por un servicio, pero esta vez quería que fuera domicilio y mejor si lo atendía al otro día a las 8 de la mañana. Qué más da culear a las 8 am o a las 8 pm, plata es plata y si este man quiere un mañanero entonces será complacerlo.

Cuadramos la tarifa, me dio la dirección y colgamos.

Al otro día me fui para donde el tipo, iba super divina, con un jean apretado, una blusita al cuerpo azul celeste con un escote que permitía ver muy bien mis senos, botas y chaqueta negra. Mi cliente vivía en un barrio cerca a la 80, cuando llegué al conjunto me anuncié en la portería y el vigilante me hizo pasar, al llegar a la casa me abrió un señor de unos 55 años:

-buenos días.

-sígue Andrea. Me contesto.

El tipo que abría la puerta difería mucho de la imagen que me había hecho en la mente con la voz que escuché por teléfono la noche anterior.

El tipo era bajito, de andar pausado, medio calvo, su parecido físico era como a un duende, al entrar a la casa me causo impresión porque todo parecía que se había detenido en el tiempo, muchas cosas viejas hacían parte de la decoración, era como ir al mercado las pulgas de la 7 con 26, el olor de la casa era distinto a cualquier casa, era una mezcla entre guardado, sucio, eucalipto, naftalina y humedad. Me invito a sentarme y me ofreció algo de tomar, le conteste que no y me apresure a romper el hielo para atenderlo.

-no gracias te lo agradezco, pero acabo de desayunar, pero más bien cuéntame que te gustaría que hiciéramos.

-bueno Andrea, te agradezco por llegar a tiempo, valoro eso mucho en una mujer me contesto mientras se levantaba y me invitaba a que lo siguiera a la habitación.

Cuando entramos, era una habitación bastante extraña, estaba adornada por muchos objetos antiguos, algunos que no entendía para que servían, la cama era amplia con un cubre lecho tejido en lana que a primera vista se notaba que había sido remendado muchas veces.

Oscar se desnudó y se acostó en la cama, yo hice lo mismo, pero cuando estaba en ropa interior, me interrumpió diciéndome:

-no te desnudes toda, déjate así y acuéstate aquí.

No puedo negar que la atmosfera de esa casa y mi extraño cliente me intimidaban sintiendo un poco de miedo.

Me acosté a su lado con cierta precaución pendiente de algún movimiento extraño por parte de este particular cliente. Andaba como paniquiada pensando a que hora este hijueputa me deja encerrada y no me deja salir de aquí, me sentía como en la película de Psicosis de Alfred Hitchcock, al principio sentí pánico por lo que este hombre pudiera hacerme, así que me relajé para que no se diera cuenta de mi estado.

Empezamos a tocarnos y cuando tuvo la erección le coloqué el preservativo y me senté encima de él, empecé a tirármelo a buen ritmo, pero más o menos a los 5 minutos sentir que perdió la erección. Al darse cuenta que lo tenía flácido, me pidió que me bajara mientras me decía:

-por favor acuéstate en cucharita, la mano izquierda ponla en mi cabeza y con la mano derecha dame palma en la cola, cuando te pida que me mandes beso lo haces. (haciendo el sonido con los labios)

No entendí para que carajos quería que hiciera eso, pero al final de cuentas no me pareció nada del otro mundo hacerlo, así que lo complací.

Cuando él se acostó, empezó a masturbarse, me pedía beso y yo se lo daba haciendo únicamente el sonido, le palmoteaba el culo, le hacía “piojotos” en la cabeza, el tipo estaba super excitado y la verdad no entendía cuál era el placer que yo le daba, me animaba diciéndome:

-dale así, no pares, lo estás haciendo muy bien, nalguéame más duro, y otro poco de guevonadas que en ocasiones tenía que morderme los labios para no cagarme de la risa. Así estuvimos tal vez por casi 1 hora.

Jueputa, estaba ya tullida de estar en esa posición, me dolían los labios de mandarle picos a este marica sus hijueputas besos, tanto así que estuve a punto de parar el servicio.

Me sentía como una muñeca inflable, pensando en que en ese mundo hay gente muy loca y tostada, en ningún momento el tipo me toco, ni siquiera los senos, que es lo que más manosean los hombres, tampoco intento penetrarme, solo estaba concentrado en masturbarse.

Ya cansada de esa pose y de sentirme ridícula con lo estaba haciendo, pensé en parame de ahí y decirle que el polvo se había acabado, pero antes que terminara de pensarlo, este loco me hablo:

-Andrea mándame besos más rápido que siento que me voy a venir.

¡Qué maravilla, por fin! Así que me volví loca mandándole una mandé una ráfaga de besos para que este man terminar rápido, parecía una metralleta boleando besos pa’ todos lados, eso sí me dolía la boca como un putas, la mandíbula ya casi ni la sentía, pero me aguantaba con tal que este duendecillo se viniera lo más rápido.

Por fin el man se vino y quedo tendido en la cama, mientras resollaba como un loco, así que aproveché y muy rápido me vestí. Mientras lo hacía me decía que la había pasado muy bien conmigo, ninguna nena lo había atendido como yo lo había hecho, que era el mejor polvo que se había echado. El man quedo tan tramado que quería una hora más de servicio.

¡Pero nooooo la chimba!

yo que más horas ni que nada, lo único que quería era sacar mi lindo culito de esa casa del terror antes que por una puerta entraran Charlie Manson agarrado de la mano de la marioneta de Jig Saw.

Le saque el culo diciéndole que no podía, que me estaban esperando afuera del conjunto.

Salí bastante agobiada de esa casa, y mientras caminaba a la estación Transmilenio iba pensando.

-hijueputa, porque me metí a esta mierda!

Aun sentía el olor de esa casa en mi ropa y en mi cabello, y recordaba una y otra vez la escena de ver a este siniestro personaje acostado masturbarse mientras me pedía besos.

Esa sensación me duro más o menos 20 minutos, después de ese tiempo me puse a pensar que yo parecía boba, que debía tomarlo como un cliente más y que posiblemente esto era algo a lo que debía acostumbrarme porque cada servicio iba a ser diferente, cada cliente es un mundo distinto. Además, iba luquiada pa mi casa y pensando en el billete y como me lo iba a gastar se me paso la pendejada, es que a final de cuentas MALUCO TAMBIEN ES BUENO.

villavo69

Somos pareja swinger

visitas: 3917
Categoria: Fetichismo
Fecha de Publicación: 2016-03-01 01:43:57
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1 Comentario

negocios son negocios no? jajajjajja

2016-03-01 02:58:49