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El Habito No Hace Al Monje

-estoy en la entrada C del centro comercial, sentado al lado de un puesto de dulces, tengo tal ropa…

Colgué y salí a encontrarme con él. cuando llegué lo reconocí por las señas que me dio.

Nos saludamos, la verdad fue muy cortes, pero desde que lo vi no daba con el perfil; en este trabajo con el tiempo nos volvemos muy analíticas y por la forma de vestir podemos concluir a que se dedican o profesión, si son o no casados, nivel socio económico, etc. Pero este tipo era diferente, su edad era de unos 35 años, no vestía de forma moderna, por el contrario, era muy conservador. Vestía saco de rombos, camisa de un solo tono, pantalón de lino, zapatos tipo mocasín y un maletín de cuero negro.

Parecía más a un maestro de colegio o tal vez un vendedor de libros, en fin; la forma de vestir es lo de menos, pero lo que era claro es que el tipo era bastante educado.

Llegamos al apartamento y hablamos un rato, tenía una charla bastante amena, no nos enfocábamos en ningún tema en particular, simplemente hablábamos como por romper el hielo.

Al cabo de un rato le dije que si quería pasáramos a la habitación, me contesto que sí y nos fuimos besándonos.

Ya en la habitación nos besamos mucho, empezó a tocarme muy despacio desnudándome a la vez, me besaba todo el cuerpo y se fijaba mucho en mi piel, eso me hacía sentir bien por qué no estaba buscando penetrarme de una vez al menos se tomaba su tiempo para disfrutarme.

Estando en la cama desnudos le empecé a hacer oral, tenía un verga rica, era del tamaño que a mí me gustan, lo que hacía que disfrutara lo que estaba haciendo, mientras la chupaba veía su cara de placer mientras con sus manos me tomaba del pelo para acariciarlo, así estuve un buen rato dándole oral, hasta que me pidió que parara porque sentía que se iba a venir.

Me acosté a su lado y nos besamos nuevamente, lo hacía de forma muy pasional, me tocaba los senos, los besaba, con una de sus manos separaba mis piernas para masturbarme con sus dedos, era muy callado pero muy entregado en lo que hacía, por momentos pensaba que estaba con un virgen por la forma en que veía mi cuerpo, se notaba que le encantaban mis senos por la forma en que los besaba y acariciaba.

El momento fue tomando intensidad así que me senté sobre el para cabalgarlo, lo hice de espalda que es una de las poses que más me gusta, sentía como poco a poco me iba entrando, hasta que la tuve toda adentro, me movía lentamente para que el sintiera lo rico de ese movimiento, hasta que lo escuche decirme:

-tienes un culo hermoso.

-te gusta?

-sí, desde aquí se ve delicioso, cuanto me cobras con anal…

Me di la vuelta para verle la cara, al tiempo que seguía cabalgándolo mientras cuadrábamos las nuevas condiciones. Normalmente los clientes que quieren servicio con anal lo piden al comienzo, pero no tenía ninguna relevancia que él lo pidiera sobre la marcha, de hecho, no regateo el nuevo precio y estuvo de acuerdo.

Organizado el asunto volví a darle la espalda, pero esta vez con el tronco hacia adelante para que se abrieran un poco las nalgas y dejarle ver el culito. Comérmelo así hizo que se excitara mucho más, no dejaba de tocarme las nalgas y con uno de sus dedos exploraba mi culito, sentía que con saliva me lo lubricaba para meterme el dedo despacio y con algo de timidez, lo que yo disfrutaba porque lo hacía con mucho cuidado.

-quiero comerte el culito

-quieres alguna pose en especial?

-sí, acuéstate boca arriba y sostén las piernas con tus manos, quiero verte la cuquita mientras te lo meto.

Me acosté como me lo pidió, aplique lubricante al preservativo y en mi culito un poco de crema para dilatar. No dejaba de mirarme esperando el momento en que le dijera que estaba lista.

Cuando lo estuve, me puso su verga frente al culito y empezó a metérmela lentamente.

-ufff que rico se siente, me encanta sentir esta sensación, así apretadito. Me decia

-es todo tuyo, comételo.

No tardó mucho en meterlo todo, me pidió que abriera más las piernas y que mientras me lo metía me masturbara.

Empezó a clavarme lento pero profundo, me quito las manos de las piernas y ahora él era quien las dominaba, al tiempo yo me masturbaba con uno de los vibradores que tenía, era delicioso sentirlo, verlo con los ojos cerrados mientras mordía sus labios.

Cambiamos de posición, esta vez la escogida fue la clásica de perrito o en cuatro como algunos la llaman, fricciono su verga contra mi cuquita como tratando de buscar meterla, pero no lo lograba, así que lo ayude con mi mano poniéndola directamente en la entrada de mi culito, la metió lentamente y empezó el movimiento, me agarraba fuerte de la cadera, escuchaba su respiración fuerte y constante, cada vez me penetraba más duro, en ocasiones me daba nalgadas, la verdad que era un buen sexo anal el que estábamos teniendo, con mis gemidos lograba que se le escaparan algunas palabras de placer.

En ese momento tan delicioso, tome el consolador y me lo empecé a meter por mi cuquita, lo que hacía que sintiera aún más intensa su verga cuando me penetraba, sus manos tomaron mi cadera para darme duro, cada vez más duro hasta que se vino, sentía como su verga palpitaba en mi culito al momento de venirse y como iba perdiendo toda su erección.

Lo saco con cuidado, me beso en la espalda y se tendió sobre la cama con los ojos cerrados, al rato se incorporó para ducharse, seguía muy callado, le pregunte que como se había sentido y me contesto con un breve muy bien.

Al salir de la ducha se vistió y mientras lo hacía no pude dejar de preguntarle:

-a que te dedicas?

Se quedó mirándome y sonrió.

-por qué quieres saber a qué me dedico, es importante para ti?

-solo es curiosidad, pero no hay problema si no me quieres decir.

Se quedó callado y solo atinó a decir que tenía el tiempo justo para llegar al seminario, me imagine que seguro estaba en alguna capacitación o algo por el estilo y por eso tenía algo de afán.

Lo acompañe hasta la puerta y antes de despedirnos me dijo:

-no te has dado cuenta a que me dedico?

-no, no hay problema si no me quieres decir, no le des tanta mente al asunto.

Me dio las gracias y me beso en la frente, se quedó mirándome y me dijo:

-soy cura…

-perdón?

-a eso me dedico, soy sacerdote.

Quede con la boca abierta, me pasaron mil cosas por la cabeza, me sentí la más pecadora de todas, no sabía que decir, si reírme, llorar, pedirle perdón… quede paralizada.

-como así cura, luego ustedes… (en ese momento me interrumpió)

-no vine a que me juzgaras, tu insististe en saberlo.

Me explico rápidamente que estaba en la ciudad por una licencia o algo así que le habían dado, la verdad no recuerdo que fue lo que me dijo.

Me deseo buena tarde dio la vuelta y se fue…

Ese resto de tarde para mí fue de muchas preguntas, me sentía algo perpleja por la situación, pecadora, como quien comete un delito, si lo hubiese hecho caer en la tentación, pero había algo que me sacaba de la culpa.

No fui yo quien lo busco, el vino a mí.

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villavo69

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Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2016-04-22 12:55:30
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