Mi fetiche por las pantimedias, particularmente por las de color piel o natural se remonta a mi primera infancia mientras vivía en Bogotá. Mis tías, amigas de la familia y mujeres en edad adolescente las usaban, generalmente acompañadas de faldas, zapatos de tacón y algunas con baletas. Me excitaba verlas lucir con esa prenda. Trataba de aprovechar mi edad para acercarme “inocentemente”, fingiendo tropezar, sin malicia aparente tratando de rozarlas con mis manos; me encantaba su textura e incluso en ocasiones, mientras hacían la siesta con ellas puestas, pude acercarme y sentir su olor; me encantaba. Igual que me encantaba encontrarlas en la canasta de la ropa sucia para tocarlas, sentirlas, olerlas. Me encantaba husmear por las aberturas de las faldas, por las piernas cruzadas, tratando de observar morbosamente lo mas alto de sus muslos. 

Así, fueron pasando los años, pero jamás, hasta ahora, a mis 46 años, he dejado de sentir esa atracción por las pantimedias, hasta hoy siguen siendo mi fetiche.

De las parejas que he tenido, la primera tenía por costumbre utilizar las medias y con ella pude compartir mi fetiche y no tenía problema en complacerme. Las usaba para mí con frecuencia; sabia como enloquecerme. Sabía que me encantaba empezar a acariciarla, desvestirla poco a poco y tocarla, aprovechando que con su complicidad no usaba pantys bajo las medias; después de muchas caricias, después de besar sus pies, acariciar cada centímetro de sus piernas, disfrutar de sus muslos, acariciar su hermoso culo y su sexo cubierto por el nylon de las pantimedias, continuaba rompiéndolas en la entrepierna haciendo un agujero que me permitía penetrarla sin quitar las medias; si, con ellas puestas; mientras que la penetraba en todas las posiciones posibles, no dejaba de acariciarla, de acariciar y besar sus pies, de disfrutarla.

Me esforzaba en comprar las mejores medias para ella; eran parte de nuestra canasta familiar; ella nunca dejo de darme gusto mientras vivió. Después de su deceso, apresurado, inesperado y temprano, no he dejado de extrañarle, de extrañar mis mejores años de sexo y fetichismo a su lado.

Espero seguirles contando acerca de mis vivencias posteriores respecto de mi fetiche; ya han pasado 10 años de su muerte, y han pasado cosas espectaculares en mi vida sexual fetichista que espero poder contarles una tras otra.

Mientras tanto, si alguien comparte mi fetiche y mi gusto por las pantimedias y medias veladas, no dejen de escribirme y por que no, tal vez logremos un encuentro de amantes de estas bellas prendas.