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Un Motel De Lujo

La expresión "gorilas" siempre resulto curiosa y divertida para mí, creo que tiene que ver con que me remite al Planeta de los Simios o al gran gorila de Gorilas en la Niebla; sin embargo estos dos se ganan ese titulo a pulso... realmente son un par de gorilas, y ahora que lo pienso mejor es una expresión común en las películas para designar a los guardaespaldas  y agentes de seguridad de alguien, usualmente de un mafioso.

Si debes contratar guardaespaldas o eres una persona muy importante/popular o tienes muchos enemigos, seguramente son ambas cosas a la vez. Cada uno de ellos lleva un revolver bajo el saco, pude verlos al subir a la camioneta y no puede decidirme si sentirme segura o por el contrario inquieta.

Es un hombre casado, pero eso no lo define, hay muchos hombres casados pero éste intimida; puedo imaginarme una esposa en sus cuarentas subyugada... sin valor en su palabra, y unos hijos seguramente exitosos, no lo pregunte y no pretendo hacerlo. Es un hombre de familia, y para un hombre de familia la imagen lo es todo, y sus "gorilas" se les paga para cuidar esa imagen... además de su vida claro esta.

Ellos me miran, pero como mirando al sol, al cual solo se le mira un par de segundos, no me hablan como si no existiera, para ellos solo existe él, lo curioso es que para él solo existo yo, y en eso hoy estoy de acuerdo con él.

Le gusta el lujo, tiene un gusto impecable no lo niego, los dos guardias no se separan de nosotros; por un momento he considerado que tal vez estén también al lado de la cama... cuidándonos o más bien cuidándolo. Es una idea tonta, pero en el momento no lo es tanto, sin embargo pongo especial atención a ellos a penas llegamos a la habitación, ellos nos siguen, pero se quedan en la puerta, y él la cierra susurrándoles algo que no puedo distinguir, tal vez le sugirió que descansaran o que lo esperaran un par de horas.

No me sorprende que le guste ponerme en cuatro, un hombre dominante lo suele hacer, lo hace sentir cómodo. Pero me sorprende la manera casi tierna de tratarme, esperaba otra cosa, no me decepciona, me agrada, sin duda tiene experiencia en darle placer a una mujer.

Luego en el jacuzzi mientras lo cabalgo lentamente comienza ha hablarme, tal vez no habla íntimamente con nadie, no puede hacerlo o así lo ha decidido por alguna razón que no comprendo. Me mira a los ojos con intensidad:

-Quiero que nos sigamos viendo- dijo enfáticamente, como si en ese mismo instante tomara esa decisión.

-Si nos gusta no veo porque no- conteste luego de un corto silencio incomodo.

-Tengo un apartamento, podrías vivir allí- dijo fantasiosamente.

No dije nada, entendí rápidamente su estilo, y una deuda así de grande sin duda vendría con cobros igualmente desproporcionados si me permiten decirlo así. Pero decir "no" lo sentí poco amable para el momento.

Volvimos a la cama, se hizo encima de mi, me penetro lento y con fuerza.

-No me respondiste- y me beso con pasión.

-Me gusta mi apartamento- le dije sinceramente y sin dudar.

-El mio te gustara más- comenzó a moverse rápidamente buscando (pensé eso) en venirse.

-No lo dudo- le dije mirándolo a los ojos, tome su cabello con ambas manos.

No le tomo mucho tiempo venirse, se recostó en mi pecho y empezó a jugar delicadamente con mis pezones, apretándolos delicadamente.

-Solo dime cuando te ayudo con el trasteo- 

-Por el momento quiero más de ti esta noche- fue mi forma sutil de decir "jamas lo diré".

https://pensamientoslibidinosos.blogspot.com.co/

agave

Soy mujer heterosexual

visitas: 2022
Categoria: Sexo con maduros
Fecha de Publicación: 2016-10-26 19:00:36
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2 Comentarios

muy bien balanceado, como todos tus relatos...

2017-07-15 21:44:06

Flor de relato!

2016-10-30 11:13:29