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De Celoso Empedernido A Cornudo Virtual

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Nuestra bandeja de entrada rebosaba de correos electrónicos de personas interesadas en conocernos, en concretar una cita, en salir a tomar algo, en tener sexo. Así que decidimos que yo (el), escogería unos cuantos pretendientes que dejaron sus números telefónicos para que ella los agregara al Whatsapp y morboseara con ellos.

Ya les conté en correos anteriores que he sido el único hombre con el cual mi esposa ha tenido sexo. Razón por la cual creía yo que interactuar con otro hombre, así fuese por whatsapp, sería complicado.

En fin, luego de muchos días de seguirlo hablando, de materializar la idea, de buscar contactos, escogí 5 candidatos. Le pase  los números telefónicos. Ella los agregó e inició su primera aventura extramatrimonial y mi primera sesión de cornudo. Algunos de ellos demasiado pervertidos. El primer saludo fue: “Hola cuando nos vemos”. “Me encantaría que culiemos los tres”. “Escápatele a tu marido y nos vemos solo los dos”. Enviaban fotos, videos masturbándose y mi esposa feliz de sentirse deseada, de saber que aún levantaba miradas (ella no creía que podía ser objeto de deseo de otro hombre), y comparando penes, sus texturas, formas, tamaños, portes, entre otros. Igual, terminó por bloquearlos a todos y eliminar todo ese material, debido a su falta de tacto para tratar a una mujer.

Días después, no recuerdo de dónde, conseguí un nuevo contacto. Un hombre alto, acuerpado, de buenas nalgas (ese es su lado flaco) y de bello rostro, apareció para nuestro deleite Carlos.

Hicieron muy buena empatía. Es un hombre cordial, serio, caballeroso y prudente, con esa mezcla de perversión que bien medida y en el momento indicado, seduce y derrite a las mujeres.

Mi esposa animada por el galán que le había conseguido,  inició a soltarse y hablar con él de diversos temas, incluido el tema sexual, sobre nuestra fantasía de un trío.

Mi esposa me mantenía al tanto de lo que hablaban Carlos y ella. Me enviaba al whatsapp a través de pantallazos la evidencia de lo que hablaban. Carlos le decía que había visto las fotos de nuestro perfil en guiacereza una y otra vez. La manifestaba estar loco por sus enormes y perfectas nalgas, que quería besar esa vagina y disfrutar de sus rosados labios, que quería devorar ese clítoris rojo que asoma tras su capullo, que quería “romperle el culo”, mientras yo la ponía a mamar, que quería ponerla arrodillada en el suelo, para que bajando su cremallera descubriera las ganas que le llevaba, que la pondría a “chupar” sin consideración hasta derramarse en su boca.

Una noche, mientras estaba en casa con mi esposa y luego de tantas charlas y confianza entre ellos, Carlos le dice que quiere una foto de su vagina. Mi esposa me muestra el mensaje y me pregunta: -Qué hago amor. Yo le respondo: - Pues envíasela. Ella me dice: -No tengo una foto de mi vagina en mi cel, solo tengo las de guiacereza. Tómame una buena foto entonces para enviársela.

Si señores y señoras, ahí estaba yo, un tipo egoísta, machista, que celaba a mi esposa por todo y con todos, tomándole una foto a la vagina de mi esposa para que ella se la enviara a su amante cibernético. Y ahí estaba ella, una mujer católica, de costumbres antiguas, acostada en la cama hablando por celular con su amante, al lado de sus esposo, posando de miles maneras para que su esposo le tomará una foto y poder satisfacer los deseos perversos de un hombre que aún no conocía en persona. Las vueltas que da la vida. Un hombre celoso compulsivo y una mujer casí monja, alcahueteándose tal situación para satisfacer sus más oscuras fantasías.

Le tomé unas 20 fotos, escogimos las dos mejores y se las enviamos. Mi esposa le pregunta: - Qué tal te parecieron?.  La respuesta tras el celular fue: -Estás deliciosa. Quiero tenerte ya penetrada, fuerte y violento, sin ningún tipo de compasión.  Quiero pegarme de esa vagina hasta que me pidas que pare porque no puedes resistir más.

Volteo a mirar a mi esposa y veo su rostro algo sonrojado. No supe en ese momento interpretar lo que pasaba; acaso sintió vergüenza por lo que acababa de hacer?  Estaría en un momento de excitación?.  Ella voltea a verme y yo ya tenía mi pene en la mano masturbándome. Sin dejar de ver o soltar su celular, extendió su mano derecha hasta su “verga” (así la llama), y empezó a masturbarme sin quitar la mirada del celular.  Esperaba que de nuevo llegara un mensaje y en el fondo yo también lo esperaba. Estaba disfrutando como Carlos la calentaba desde la distancia, para que yo más adelante terminara junto a ella, en una noche deliciosa de sexo.

-Por favor envíame un video donde te estés tocando o donde tu esposo te esté penetrando. Escribió él. Ella respondió: - No señor. Ahora es tu turno. Envíame una foto donde se vea tu verga, quiero saber qué es lo que tienes, cómo  lo tienes, ya no quiero seguir imaginándomelo, ya quiero saber a ciencia cierta qué es lo que me voy a comer. Pasaron algunos segundos y se escucha llegar un mensaje. Eran varias fotos y un video (pediremos permiso para publicarlas luego). A mi esposa le gustó lo que vio. No sacaba los ojos de la pantalla de su celular y empezó a masturbarme más fuertemente y seguido. De repente veo que aleja las manos de mi pene, que estaba ya a reventar del morbo que producía el momento., le da play al video y me dice: -No es tan grande, es como el tuyo, pero si es un poquito más ancho. Increíble, mi esposa, la niña de la casa, la niña que no quebraba un plato, la niña criada con la moral de que la mujer es para su esposo, ya opinaba a cerca de otros penes. Así  se fue yendo la noche, nos agarra la emoción acumulada, se despide de su amante y este servidor paga los platos rotos.

Mando la mano a su pijama corta. Lo que toco me gusta. Veo que estaba fascinada con la charla que acaba de tener, pues su humedad traspasó la tanga y su pijama. Le quito esta de un solo tirón y deposito mi lengua en esos jugos delicioso, en ese manjar de dioses que solo el esposo complaciente sabe disfrutar. Mientras mi lengua juega con su clítoris, por cierto ya algo hinchado, le pregunto si le gustó lo que acaba de hacer. Entre jadeos responde: -No preguntes lo obvio, ya ves como quedé. Le digo que cierre los ojos, que piense que es Carlos quien está ahí, posando su lengua, sus labios, en esa cavidad húmeda y viscosa. Ella obediente cierra los ojos y me dice: - Si Carlos, sigue así, méteme esa lengua más adentro. Mientras contonea sus caderas para hacer mejor presión a las envestidas que le doy. – Carlos, ven, penétrame por favor. Quiero esa verga deliciosa mientras mi esposo nos ve. Me dijo a mi poseída por la pasión. – Ven, que mi esposo se haga en aquella silla y tú ven y métemelo, pero rápido que no aguanto más. Verdaderamente estaba poseída por la adonis del sexo. Sin reproche alguno tomo el papel estelar, el papel protagónico de Carlos y de un solo empujón se lo mando sin piedad. Ella continúa con sus ojos cerrados y de repente solo se escucha en la habitación, entre gemidos, una voz que dice: - Dame, dame, dame más … más duro. La agarro de su cara con fuerza y determinación y le pregunto si le gusta: - Me encanta, no pares. Méteme toda esa verga hasta que me salga por la boca. La agarro con más fuerza de su rostro y le volteo la cara para que mire la silla donde estaba su esposo. Le digo: -Mira perra, mira a tu esposo., esto es lo que querías?. –Si, esto es lo que queríamos.

Entramos en un trance final, no podemos aguantar más la emoción. Mi pene a reventar. Su vagina llena de efluvios deliciosos producía un sonido a gloria. Inicio mi envestida final. En un acto acrobático me desdoblo. Con mi boca chupo su pezón derecho, con mi mano izquierda agarro fuerte su otro seno.  Mi mano derecha va a mi boca, humedezco mi dedo más largo y lo llevo directo a su ano. Mi pene sigue adentro de su vagina, saliendo y entrando, a veces fuerte, a veces lento, a veces suave, en ocasiones rápido. Ella inicia su propia penetración con un movimiento circular envolvente. Nos sincronizamos totalmente y producto de la emoción y de las embestidas abismales, mi esposa logró sentir un orgasmo, un orgasmo provocado en honor a otro hombre.

Quedamos rendidos, respiramos fuerte. Yo le digo: -Muchas gracias señora, fue un excelente polvo. Ella responde: - Gracias Carlos. Espero que se repita. La próxima vez quiero que sea real, tu verga en mi vagina y la de mi esposo que me parta el culo.

ellayel

Somos pareja swinger

visitas: 1909
Categoria: Hetero: Infidelidad
Fecha de Publicación: 2016-11-05 20:28:42
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1 Comentario

Que rico, es de las cosas que más excita. 

2016-11-05 22:37:37