Guía Cereza
Publica tu Experiencia

Relatos & Experiencias

Final De Semestre: Una Fiesta Para No Olvidar.

Fui a comprar un cigarrillo y otra cerveza; lo encendí y la destapé, hablé un rato con los compañeros. Cuando estaba algo prendido, se me acercó una mujer, me habló (no recuerdo de qué) yo le dije que era gay, y ella empezó a reír; luego bailamos. No hubo besos, no hubo caricias, no hubo más que palabras y palabras, luego solo se fue.

La fiesta en la Universidad se acababa con una orden de desalojo. Una pelea finiquitó todo lo que se había comenzado unas horas atrás; la fiesta siguió en la casa de un compañero que vivía cerca y estaba solo. Allá resulté, no sé cómo,no sé por qué, pero estuve tomando otro rato con unos compañeros y unas mujeres que no conocía.

Encontré un cigarrillo y salí a fumar al balcón del apto., fue una sorpresa cuando se acercó la misma mujer con la que había hablado en la facultad y me puso conversa. Le hice una sola pregunta -¿sirvió de antesala la conversación que tuvimos en la Universidad para evitar las palabras acá y actuar más?- Ella no me respondió y me dijo : - Compruébelo- No quise besarla en la boca, solo pensé en bajar su blusa para ver sus senos. Se lo bajé, ella no  reprochó, y como no lo hizo, los besé; bese primero uno de sus senos, tenía un pezón rico, mediano, rosado; pasé rápidamente a su otro pecho, mordía suavemente sus pezones, uno a uno; sentía cómo crecía mi pene lentamente. Ella, solo tenía cerrados sus ojos, sus manos abajo, mis manos, una con un cigarrillo y la otra, se preparaba para "entrar".

Me detuve, sus senos aún estaban desnudos, y le advertí - si quieres continuar no te podrás arrepentir más adelante, me gustan las cosas que muchas de las nenas de su edad no hacen, si no le importa vámonos de acá- Ella asintió con la cabeza y pensé que estaba dispuesta a hacer de todo, que ese día, yo iba a acabar con ella. Salimos de ahí, cogimos un taxi y nos dirigimos a mi casa, creo que el taxista debió haberse masturbado de cuenta de nosotros, pues volví a bajar su escote y desnudé sus pechos, le besé los labios y me ubiqué de tal modo que el taxista los pudiera ver por el retrovisor. Él lo hizo en varias ocasiones. Desabroché su pantalón y comprobé que tan mojada estaba, se me deslizaron los dedos dentro de su vagina, mi lengua entraba a su boca buscando la de ella, seguía con su cuello, sus orejas, movía su cabello. Llegamos a mi casa, abrí la puerta pero antes de entrar le bajé el pantalón, le corrí su ropa interior  y se lo metí con algo de fuerza. Sus piernas no podían mantenerse, temblaban; sus ojos estaban cerrados, sus labios los mordía, y yo, besaba su cuello, agarraba sus senos y con mi pelvis la empujaba hacia dentro de la casa.  La puerta seguía abierta, y yo le daba, en palabras de Bukowski, unos buenos y fuertes caderasos, unas ricas embestidas.

Me gusta el sexo en la calle, lo disfrutaba mucho, sentía que la gente que vive al frente me veía. Sin sacarlo de su vagina cruzamos ya la puerta, recuerdo fielmente que yo estando detrás la empujaba con mi pelvis  hasta que cerré la puerta y en la sala continuó el juego. Primero fue en el mueble, ella se puso en cuatro, se echó el cabello a un lado y empezó a gemir mientras se lo metía, parecía que lo disfrutaba y yo, solo pensaba en acabar con ella. Al cabo de unos minutos, me dijo que la dejara tomar el control, me pidió que me sentara, y tal cual orden militar, la obedecí; ella se sentó dándome la espalda y empezó a subir y a bajar; luego siguió sentada pero sus pechos tocaban el mío. Le paré, la cargué por las piernas, la llevé a una pared y le se lo metí como nunca antes le había penetrado a una mujer, ella era una desconocida, era la oportunidad perfecta para hacer lo que no le hacemos a nuestras novias. La lleve cargada a la habitación y la tiré a la cama, me miraba y yo la miraba, tenía su cara embadurnada de sudor, cogí mi pene y le pegué con él en un cachete, ella se rió, lo cogió y se lo metió a la boca; cuando sentí que iba a eyacular, la puse boca abajo, la alcé de sus caderas, abrí sus nalgas y se lo metí.

Fue la mejor experiencia anal que he tenido. Me decía que su dolor era placentero, me pidió que le pagara, que le jalara en cabello, que le diera una cachetada, que le escupiera en la cara o en su boca. Fueron órdenes para mí. Eyaculé en su culo y seguí, antes que cayera la erección, le pegué en el culo, le jalé el cabello, la puse boca arriba, le escupí la cara y me acosté a descansar.  A unas cuantas horas ella me despertó, me pidió los pasajes para ir a su casa, yo, con una erección de guayabo, la volví a penetrar hasta eyacular. Me paré, le di los pasajes y me volví a acostar.

inexorable

Soy hombre heterosexual

visitas: 886
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2016-11-15 17:36:01
Más Relatos Por inexorable
Compartir en:

1 Comentario

Parcero muy bacano el relato, me excito .

2016-11-19 06:50:46