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La Diosa De ébano

Walter llegó con su esposa Jane a la espaciosa hacienda, era una inmensa propiedad cultivada con cañaduzales, la pareja llegaba de Europa para vivir en suelo americano, Walter era colombiano pero su esposa  había nacido en Suecia, era una rubia espigada , su cuerpo longilineo era bien proporcionado, unas cadera angostas, un trasero pequeño pero firme y una cara preciosa enmarcada en una melena rubia y larga.  Walter reunió el personal de la hacienda y les presentó su esposa, era la nueva ama de casa y sus órdenes debían ser obedecidas sin ninguna vacilación. Después de un recorrido por la casa de la hacienda Jane conoció sus habitaciones, era una alcoba espaciosa y muy iluminada, la alcoba tenía un baño  moderno  pero la tina de baño era de las antiguas, nada comparable con los modernos jacuzzis, la cama era grande y estaba protegida con un gran mosquitero para protegerse de los zancudos y otros insectos. Jane empezó a desempacar su ropa, estaba en esa tarea cuando tocaron a la puerta, se asomó y se encontró de frente con una joven morena  que sonriendo se puso a sus órdenes, era la chica que Walter le había  escogido para que fuera su ayudante en todas  sus actividades. Jane quedó impresionada, era una morena de cuerpo escultural, una cara bonita adornada con una sonrisa espectacular donde sus blancos dientes eran su principal atractivo, era bastante alta, sus caderas amplias y su trasero grande y firme, sus senos eran de pronto un poco pequeños para semejante cuerpo pero aun así su figura era de una venus de ébano. Jane preguntó por su nombre y ella le contestó que Carmela… sin preguntar nada se ofreció para ordenar su ropa en el viejo armario. Colocando la fina  ropa de Jane en el viejo mueble Carmela no dejaba de admirar las magníficas prendas de su ama. Quizás lo que  más llamó su atención fue la lencería de Jane, sus pantys eran diminutas prendas adornadas  con blondas y encajes, recordó que ella llevaba unos calzones en tela burda ajustados con un caucho barato , no podía imaginar tratar de meterse en esos pantys tan diminutos, se jactaba de su trasero y sabía que su pubis prominente no podía taparse con semejantes tiras de tela. Jane la observaba en silencio, todavía estaba admirando la esbelta figura de su ayudante sobre todo ese trasero formado por esas magníficas nalgas firmes y grandes, realmente era  un trasero grande pero muy proporcionado, trató de imaginarla desnuda y se estremeció. Era la hora del almuerzo y ambas pasaron al comedor, allí las esperaba Walter que estaba poniéndose al día con las cuentas y las actividades de la hacienda. Después del almuerzo Jane se dirigió a su alcoba seguida de Carmela, en un español  un poco  enredado Jane le pidió a Carmela que la ayudara a desvestirse pues quería tomar un baño y reclinarse a descansar. Allí empezó un ritual al que Jane debía acostumbrarse, Carmela con un cubo empezó a llenar la tina, cuando alcanzó el nivel adecuado trajo unas esencias y las  vertió en la tina, una fragancia muy agradable llenó la estancia, después trajo una esponja que serviría para jabonar a Jane, la rubia que estaba extasiada mirando todos estos preparativos empezó a desnudarse, Carmela atenta admiró el cuerpo de su ama, era blanca ,sus piernas y brazos largos y estilizados , su trasero  pequeño pero firme , el pubis adornado con un corte de pelo artístico era de un color dorado y le daba un toque elegante y a la vez provocativo. Jane se metió en la tina, Carmela empezó con una vasija a derramar agua por el cuerpo de Jane, con la esponja empezó a refregar suavemente la delicada piel de Jane, cuando la esponja humedeció todo su torso aplicó una delgada capa de un jabón especial y   empezó a esparcir la espuma del jabón, las manos de Carmela se desplazaban por la espalda de Jane con una suavidad que acariciaba, Jane se sintió relajada. La esponja ahora se dirigió hacia sus senos, las manos de Carmela pasaron rozando los pezones erectos de Jane, la rubia sintió una oleada de calor, cogió sus bellos senos y los frotó con fuerza, cuando las manos de Carmela se volvieron a posar en la superficie de sus senos Jane apretó sus manos y la obligó a acariciar sus pezones que ya estaban erguidos al máximo, Carmela se sobresaltó pero no se cansó de admirar esos pezones rojos grandes y erectos. Carmela deslizó la esponja hacia el bajo vientre y Jane sintió que su  vagina se llenaba de excitación, nuevamente tomando las manos de Carmela entre las suyas direccionó la esponja hacia su sexo que aunque estaba bajo el agua estaba que hervía de deseos. De pronto unos leves toques en la puerta las volvieron a la realidad, era Walter que la afanaba pues la necesitaba para ir a recorrer otra parte de la finca. Carmela le pasó la toalla y Jane se secó rápidamente, se puso una bata y salió a vestirse. Jane y Walter regresaron tarde, Carmela se había retirado a su  alcoba que estaba al otro extremo del cuarto de los amos, era un pequeño recinto dotado de una cama sencilla , una mesa de  noche  un pequeño armario y un  pedazo de espejo que  había recogido y tratado de arreglar. Se quitó la ropa de trabajo, no tenía brasier pero para mantener sus senos erguidos no lo necesitaba, sus pezones eran oscuros y sus areolas grandes le daban un tono oscuro. Se quitó sus burdos calzones y quedó desnuda, observó con orgullo su cuerpo, el prominente pubis estaba adornado de una mata de pelo ensortijada de rizos negros y brillantes, acarició su clítoris grande y erecto, era otra cosa de la cual se jactaba, lo había descubierto por casualidad cuando se bañaba y el contacto de sus dedos con ese pequeño rubí la hacía estremecer.

Se acostó y sin querer se acordó de su ama, el breve contacto de sus manos con esos senos blancos y sus pezones como fresas la excitaron, sus manos buscaron su sexo, estaba empezando a humedecerse, sabía que debía acariciarse con sus dedos para mitigar esa pasión reprimida,  sabía que entre sus piernas tenía un volcán a punto de estallar, sólo faltaba ese detonador para explotar, sin embargo no sabía de donde vendría. Pensando en esto se quedó dormida.

Al otro día muy temprano Carmela le llevó el desayuno a Jane a la alcoba, la rubia todavía estaba adormilada en su cama, la verdad no había podido dormir, por un lado el zumbido de los mosquitos la había molestado pero su mayor insomnio fue en pensar en Carmela, esa morena la había impactado, sin querer la había devuelto a un pasado que creía haber superado. Nadie lo sabía pero de joven en el colegio había tenido algunos roces lésbicos con sus compañeras… tratando de conocer el despertar sexual había incursionado en el sexo oral, sus labios habían recorrido las vaginas ávidas de emoción de sus compañeras y había también recibido caricias orales que la habían hecho conocer el  clímax del orgasmo, todas esa emociones volvieron a surgir como fantasmas del pasado al conocer a Carmela. Jane había dormido desnuda, solo se arropaba con una sábana que cubría parte de sus piernas, cuando Carmela llegó abrió de par en par el mosquitero, encogió sus piernas sobre su abdomen y luego las abrió en un amplio compás, Carmela estaba de espaldas  arreglando en una bandeja las viandas del desayuno, cuando dio la media vuelta para dirigirse a la cama  se encontró de frente con ese sexo abierto de Jane en una posición que dejaba ver toda la intimidad de su preciosa vagina, sus labios  se abrían como pétalos alrededor de la entrada de esa gruta de placer, Carmela casi suelta el vaso, Jane se dio cuenta  y  una sonrisa cubrió su rostro, desayunó y luego  se bajó de la cama.  le dijo a Carmela que se desnudara para que se probara una ropa que tenía de una hermana, en efecto le pasó unas tangas blancas, Carmela se las acomodó como pudo, era consciente que le quedaban un poco pequeñas pero las deseaba, Jane la observó, esa mujer definitivamente era una bomba erótica, sus nalgas prominentes eran un monumento a la lascivia, Jane tocó esos hermosos glúteos  eran pura fibra, le dio la vuelta y se  deleitó viendo ese Monte de Venus prominente, Jane le regaló otros pantis y unas minifaldas de su hermana, le pidió llevar la loza a la cocina, que alistara su baño y que le avisaba la hora de iniciar el ritual , Jane bajó a buscar a Walter y él adelantándose le comunicó que saldría para otra parte de la hacienda un poco más lejana, posiblemente se quedaría por fuera y le encargó que le diera instrucciones a Carmela para que la acompañara en su alcoba. Jane quedó encantada con la noticia, no lo podía creer…tendría toda una noche para pasarla al lado de Carmela…era algo maravilloso…aplazó su baño y se dedicó a preparar el equipaje de su esposo cuidando con mucho detalle que no fuera a olvidar nada, Carmela no sabía del cambio de planes y estaba triste pues deseaba ver nuevamente  a Jane en la tina y poder acariciarla simulando que la enjabonaba. Walter salió por la tarde y Jane muy feliz fue a la sala, buscó dos botellas de champaña y se las llevó para el cuarto. Acto seguido llamó a Carmela y aparentando un don de mando ordenó preparar su baño.

Carmela respiró profundo y en lo más íntimo de su ser dio gracias a Dios, fue a su cuarto y se puso unas tangas bien ajustadas, sus nalgas se veían apretadas y excitantes, la delgada  tira de la tanga  se metía en su sexo delineando la entrada con una exactitud milimétrica, se colocó una minifalda y encima su ropa de trabajo , luego una blusa trasparente y encima el camisón holgado…tomó esas precauciones para que nadie la viera en ese atuendo tan sexy.  Jane la estaba esperando, sentada en el tocador frente al espejo se peinaba su rubia cabellera, Carmela apenas entró a la habitación se quitó la ropa de trabajo quedando con su blusa transparente y su minifalda, orgullosa caminó por la habitación para que Jane la mirara, la rubia no dejaba de sorprenderse por su escultural figura, Carmela dejó caer algo al piso y se agachó a recogerlo, era un movimiento predeterminado para que al agacharse Jane pudiera apreciar esa tanga que se metía entre sus nalgas haciendo más llamativas sus voluminosas glúteos. Jane suspiró profundo y con voz de mando le ordenó que se quedara en ropa interior mientras la bañaba, Carmela obedeció y pronto empezó a humedecer el cuerpo de su ama, la esponja en sus manos empezó a acariciar ese cuerpo rubio, las manos de Carmela bajaron por la espalda casi hasta llegar a la cintura, de ahí pasaron al cuello y se deslizaron suavemente por los senos de Jane, se detuvieron para masajear esos pezones que ya estaban erectos, los acarició con una lentitud premeditada, Jane sentía como su excitación empezaba a galopar por su cuerpo,  la esponja en manos de la morena bajaron hacia su entrepierna, Jane no se aguantó más y le dijo a Carmela que se desnudara y se metiera a la tina  Carmela obedeció y se sentó frente a Jane, la rubia mujer cogió con sus dos manos la cara de Carmela, la aproximó como pudo y empezó a besarla, su lengua buscó en la boca de Carmela las sensaciones de un beso apasionado, Carmela devolvió el beso con la intensidad de una mujer sedienta de placer, sus brazos atenazaron a Jane contra su cuerpo para sentir a plenitud el contacto con sus senos, Jane tomó la cara de Carmela y la direccionó hacia sus senos, Carmela en forma frenética empezó a besar los turgentes senos de Jane y luego a chupar con avidez los erectos pezones, jane sentía como su sexo se humedecía, sentía la necesidad de ser acariciada en su parte más erógena, su vagina ardía con una calentura morbosa, se paró y  se sentó en el borde de la tina, abrió sus piernas lo más que pudo y metió la cabeza de Carmela entre sus piernas, Carmela se encontró frente a ese pubis hermoso, el Monte de Venus era una colina que predominaba desafiante, su rubia pubescencia era un manto dorado que adornaba una gruta que se abría de par en par, la lengua de Carmela penetró por ese laberinto y con caricias largas empezó a recorrer sus paredes internas, Jane se retorcía de placer, Carmela subió su lengua por toda la vagina y se posicionó en el clítoris de Jane, empezó a acariciarlo con su lengua muy quedamente, con movimientos circulares lo arropó de caricias despertando un volcán de lujuria en Jane, la rubia empezó a retorcerse de placer mientras su manos empujaban más y más la boca de Carmela hacia su sexo…la lengua de Carmela seguía lamiendo un clítoris a punto de estallar, la morena decidió meter sus dedos en la vagina de Jane, estaba encharcada en sus jugos vaginales, sacó sus dedos y los chupó con frenesí,  los efluvios actuaron como un catalizador que avivó el deseo de Carmela, como una loca empezó a meter y sacar sus dedos  mientras simultáneamente lamía el clítoris, los rápidos movimientos provocaron en Jane un orgasmo violento, el clímax del deseo llegó a ella como una explosión de muchos megatones, una lluvia de estrellas multicolores pasaron por su mente y luego un descanso…una quietud…un silencio augusto…pero Carmela estaba empezando el ascenso al clímax de su orgasmo, ahora fue ella quien se sentó en el borde la tina, abrió sus piernas y su sexo provocativo quedó a disposición de la rubia, si el Monte de Venus era una colina el de Carmela parecía una montaña empinada, los rizos negros de su pubescencia formaban un entramado tupido negro y brillante, era difícil encontrar le entrada en esa hermosa vagina, Carmela como adivinando la situación abrió al máximo sus piernas y con sus manos separó con cuidados sus labios vaginales dejando el descubierto la entrada de esa gruta, la lengua de Jane empezó a colmarla de caricias, sus labios chupaban los entornos de su vagina y su lengua recorría todos los caminos posibles, Carmela empezó a retorcerse de placer, por un momento apartó la boca ansiosa de Jane, con los índices de sus manos separó las  pequeñas paredes que escondían su clítoris, éste emergió  como un pequeño pene, era relativamente grande y de un díámetro ostensible, Jane empezó a chuparlo suavemente pero esa caricia enardeció a Carmela, la morena empezó a retorcerse y a emitir pequeños gritos que a veces se convertían en aullidos, por último llegó el orgasmo, fue violento y salvaje, el cuerpo de Carmela fue presa de una excitación tremenda….habían obtenido algo que deseaban con ansias extremas…habían descubierto sus cuerpos con todos sus  secretos, habían puesto todas las cartas sobre la mesa y ahora que descansaban se miraban calladas pensando en nuevas posibilidades.

Salieron de la tina y se acostaron, Jane destapó una botella de champaña, llenaron dos copas y brindaron por ese encuentro. El licor quitó momentáneamente la sed que las consumía pero avivó nuevos deseos, Jane metió un pezón de Carmela  en su copa, luego empezó a chupar ,Carmela sintió nuevamente una fuerte excitación, se acostó y se acomodó para chupar esa vagina blanca, Jane empezó a sentir nuevamente llamaradas de lujuria en  su sexo, miró hacia abajo y vio el impresionante culo de Carmela, sintió la necesidad de acariciar ese tesoro, apartó la cara de Carmela y bajando hasta su culo decidió ponerse a admirar esa obra de arte, las dos nalgas por lo prominentes se unían formando una esfera perfecta, con sus manos Jane apartó los carnosos glúteos y se solazó con la vista de un ano espléndido, era un anillo perfecto herméticamente cerrado, Jane se sintió atraída por ese culito… había oído del “beso negro” y un deseo de meter su lengua en ese orificio se apoderó de ella…apartó las nalgas de Carmela y empezó con su lengua a acariciar el pequeño orificio…sabía que era una tarea quijotesca que requería de paciencia y tiempo…pero eso le sobraba a ella y empezó con su lengua a tratar de penetrar esa infranqueable puerta…el movimiento repetitivo de su lengua le hizo dar sed…paró y sirviendo otras dos copas las degustaron rápidamente…Carmela estaba callada…no esperaba esa caricia…para ella era impensable sin embargo le estaba gustando y decidió ayudar un poco…pero antes decidió servir más campaña, ambas tomaron la deliciosa bebida, jane volvió a su labor interrumpida y encontró con sorpresa que el esfínter anal ya no estaba tan cerrado, tal vez la saliva más el efecto relajante de la champaña empezaban a relajar la pequeña puerta ,esto la animó y empujó con más fuerza su lengua…de pronto llego una  ayuda  adicional…las manos de Carmela abrieron las nalgas fuertemente con lo cual el diámetro de ese culito se amplió, su lengua se metió rauda y se coló por fin…Carmela se sintió extasiada…era una caricia sublime…un roce que la llenaba de vivencias raras pero emocionantes, separó más sus nalgas y la lengua penetró un poco más. Carmela estaba muy excitada y su vagina era una fuente inagotable de efluvios, apartó las manos de sus nalgas y metió sus dedos en su vagina, humedeció bien sus dedos y con ellos lubricó su culito… Jane emocionada también lubricó sus dedos y con suavidad extrema penetró el culo de la morena, una sensación de dolor al principio, una excitación nueva, un placer inédito combinado con un pequeño escozor la hizo estremecer…Jane sacó sus dedos. Nuevamente los lubricó y de nuevo penetró ese esfínter…los dedos ya entraron con más celeridad y menos dolor…Jane empezó a moverlos en pequeños movimientos giratorios y Carmela empezó a sentir escalofríos, el dedo de Jane hacía estragos en su recto, todas las terminaciones nerviosas de su clítoris estaban activadas desde su recto y se sintió morir de la emoción, fue el orgasmo más impresionante…Carmela quiso devolver esa tremenda  caricia y después de tomar más champaña empezó a devolver favores…con Jane fue más fácil… los gruesos dedos de Carmela empezaron con sus movimientos giratorios a despertar las emociones más recónditas…y el orgasmo llegó con facetas desconocidas, Jane fue presa de movimientos convulsivos repetitivos, esa penetración anal generó en ella una reacción multiorgásmica que la hizo volver loca, para colmo de males el comportamiento de Jane excitó a Carmela que con movimientos desenfrenados revolvía sus dedos de la mano derecha en el recto de Jane mientras con su mano izquierda se masturbaba frenéticamente, Marcela coincidió con el último orgasmo de Jane y ambas lograron un orgasmo simultáneo…fue increíble…

Se levantaron por un momento…bebieron mucha champaña…y luego el cansancio y el efecto del licor consumido las venció …quedaron desnudas abrazándose …era apenas el inició de una relación intensa entre una patrona y su obediente sierva…

Walter llegó con su esposa Jane a la espaciosa hacienda, era una inmensa propiedad cultivada con cañaduzales, la pareja llegaba de Europa para vivir en suelo americano, Walter era colombiano pero su esposa  había nacido en Suecia, era una rubia espigada , su cuerpo longilineo era bien proporcionado, unas cadera angostas, un trasero pequeño pero firme y una cara preciosa enmarcada en una melena rubia y larga.  Walter reunió el personal de la hacienda y les presentó su esposa, era la nueva ama de casa y sus órdenes debían ser obedecidas sin ninguna vacilación. Después de un recorrido por la casa de la hacienda Jane conoció sus habitaciones, era una alcoba espaciosa y muy iluminada, la alcoba tenía un baño  moderno  pero la tina de baño era de las antiguas, nada comparable con los modernos jacuzzis, la cama era grande y estaba protegida con un gran mosquitero para protegerse de los zancudos y otros insectos. Jane empezó a desempacar su ropa, estaba en esa tarea cuando tocaron a la puerta, se asomó y se encontró de frente con una joven morena  que sonriendo se puso a sus órdenes, era la chica que Walter le había  escogido para que fuera su ayudante en todas  sus actividades. Jane quedó impresionada, era una morena de cuerpo escultural, una cara bonita adornada con una sonrisa espectacular donde sus blancos dientes eran su principal atractivo, era bastante alta, sus caderas amplias y su trasero grande y firme, sus senos eran de pronto un poco pequeños para semejante cuerpo pero aun así su figura era de una venus de ébano. Jane preguntó por su nombre y ella le contestó que Carmela… sin preguntar nada se ofreció para ordenar su ropa en el viejo armario. Colocando la fina  ropa de Jane en el viejo mueble Carmela no dejaba de admirar las magníficas prendas de su ama. Quizás lo que  más llamó su atención fue la lencería de Jane, sus pantys eran diminutas prendas adornadas  con blondas y encajes, recordó que ella llevaba unos calzones en tela burda ajustados con un caucho barato , no podía imaginar tratar de meterse en esos pantys tan diminutos, se jactaba de su trasero y sabía que su pubis prominente no podía taparse con semejantes tiras de tela. Jane la observaba en silencio, todavía estaba admirando la esbelta figura de su ayudante sobre todo ese trasero formado por esas magníficas nalgas firmes y grandes, realmente era  un trasero grande pero muy proporcionado, trató de imaginarla desnuda y se estremeció. Era la hora del almuerzo y ambas pasaron al comedor, allí las esperaba Walter que estaba poniéndose al día con las cuentas y las actividades de la hacienda. Después del almuerzo Jane se dirigió a su alcoba seguida de Carmela, en un español  un poco  enredado Jane le pidió a Carmela que la ayudara a desvestirse pues quería tomar un baño y reclinarse a descansar. Allí empezó un ritual al que Jane debía acostumbrarse, Carmela con un cubo empezó a llenar la tina, cuando alcanzó el nivel adecuado trajo unas esencias y las  vertió en la tina, una fragancia muy agradable llenó la estancia, después trajo una esponja que serviría para jabonar a Jane, la rubia que estaba extasiada mirando todos estos preparativos empezó a desnudarse, Carmela atenta admiró el cuerpo de su ama, era blanca ,sus piernas y brazos largos y estilizados , su trasero  pequeño pero firme , el pubis adornado con un corte de pelo artístico era de un color dorado y le daba un toque elegante y a la vez provocativo. Jane se metió en la tina, Carmela empezó con una vasija a derramar agua por el cuerpo de Jane, con la esponja empezó a refregar suavemente la delicada piel de Jane, cuando la esponja humedeció todo su torso aplicó una delgada capa de un jabón especial y   empezó a esparcir la espuma del jabón, las manos de Carmela se desplazaban por la espalda de Jane con una suavidad que acariciaba, Jane se sintió relajada. La esponja ahora se dirigió hacia sus senos, las manos de Carmela pasaron rozando los pezones erectos de Jane, la rubia sintió una oleada de calor, cogió sus bellos senos y los frotó con fuerza, cuando las manos de Carmela se volvieron a posar en la superficie de sus senos Jane apretó sus manos y la obligó a acariciar sus pezones que ya estaban erguidos al máximo, Carmela se sobresaltó pero no se cansó de admirar esos pezones rojos grandes y erectos. Carmela deslizó la esponja hacia el bajo vientre y Jane sintió que su  vagina se llenaba de excitación, nuevamente tomando las manos de Carmela entre las suyas direccionó la esponja hacia su sexo que aunque estaba bajo el agua estaba que hervía de deseos. De pronto unos leves toques en la puerta las volvieron a la realidad, era Walter que la afanaba pues la necesitaba para ir a recorrer otra parte de la finca. Carmela le pasó la toalla y Jane se secó rápidamente, se puso una bata y salió a vestirse. Jane y Walter regresaron tarde, Carmela se había retirado a su  alcoba que estaba al otro extremo del cuarto de los amos, era un pequeño recinto dotado de una cama sencilla , una mesa de  noche  un pequeño armario y un  pedazo de espejo que  había recogido y tratado de arreglar. Se quitó la ropa de trabajo, no tenía brasier pero para mantener sus senos erguidos no lo necesitaba, sus pezones eran oscuros y sus areolas grandes le daban un tono oscuro. Se quitó sus burdos calzones y quedó desnuda, observó con orgullo su cuerpo, el prominente pubis estaba adornado de una mata de pelo ensortijada de rizos negros y brillantes, acarició su clítoris grande y erecto, era otra cosa de la cual se jactaba, lo había descubierto por casualidad cuando se bañaba y el contacto de sus dedos con ese pequeño rubí la hacía estremecer.

Se acostó y sin querer se acordó de su ama, el breve contacto de sus manos con esos senos blancos y sus pezones como fresas la excitaron, sus manos buscaron su sexo, estaba empezando a humedecerse, sabía que debía acariciarse con sus dedos para mitigar esa pasión reprimida,  sabía que entre sus piernas tenía un volcán a punto de estallar, sólo faltaba ese detonador para explotar, sin embargo no sabía de donde vendría. Pensando en esto se quedó dormida.

Al otro día muy temprano Carmela le llevó el desayuno a Jane a la alcoba, la rubia todavía estaba adormilada en su cama, la verdad no había podido dormir, por un lado el zumbido de los mosquitos la había molestado pero su mayor insomnio fue en pensar en Carmela, esa morena la había impactado, sin querer la había devuelto a un pasado que creía haber superado. Nadie lo sabía pero de joven en el colegio había tenido algunos roces lésbicos con sus compañeras… tratando de conocer el despertar sexual había incursionado en el sexo oral, sus labios habían recorrido las vaginas ávidas de emoción de sus compañeras y había también recibido caricias orales que la habían hecho conocer el  clímax del orgasmo, todas esa emociones volvieron a surgir como fantasmas del pasado al conocer a Carmela. Jane había dormido desnuda, solo se arropaba con una sábana que cubría parte de sus piernas, cuando Carmela llegó abrió de par en par el mosquitero, encogió sus piernas sobre su abdomen y luego las abrió en un amplio compás, Carmela estaba de espaldas  arreglando en una bandeja las viandas del desayuno, cuando dio la media vuelta para dirigirse a la cama  se encontró de frente con ese sexo abierto de Jane en una posición que dejaba ver toda la intimidad de su preciosa vagina, sus labios  se abrían como pétalos alrededor de la entrada de esa gruta de placer, Carmela casi suelta el vaso, Jane se dio cuenta  y  una sonrisa cubrió su rostro, desayunó y luego  se bajó de la cama.  le dijo a Carmela que se desnudara para que se probara una ropa que tenía de una hermana, en efecto le pasó unas tangas blancas, Carmela se las acomodó como pudo, era consciente que le quedaban un poco pequeñas pero las deseaba, Jane la observó, esa mujer definitivamente era una bomba erótica, sus nalgas prominentes eran un monumento a la lascivia, Jane tocó esos hermosos glúteos  eran pura fibra, le dio la vuelta y se  deleitó viendo ese Monte de Venus prominente, Jane le regaló otros pantis y unas minifaldas de su hermana, le pidió llevar la loza a la cocina, que alistara su baño y que le avisaba la hora de iniciar el ritual , Jane bajó a buscar a Walter y él adelantándose le comunicó que saldría para otra parte de la hacienda un poco más lejana, posiblemente se quedaría por fuera y le encargó que le diera instrucciones a Carmela para que la acompañara en su alcoba. Jane quedó encantada con la noticia, no lo podía creer…tendría toda una noche para pasarla al lado de Carmela…era algo maravilloso…aplazó su baño y se dedicó a preparar el equipaje de su esposo cuidando con mucho detalle que no fuera a olvidar nada, Carmela no sabía del cambio de planes y estaba triste pues deseaba ver nuevamente  a Jane en la tina y poder acariciarla simulando que la enjabonaba. Walter salió por la tarde y Jane muy feliz fue a la sala, buscó dos botellas de champaña y se las llevó para el cuarto. Acto seguido llamó a Carmela y aparentando un don de mando ordenó preparar su baño.

Carmela respiró profundo y en lo más íntimo de su ser dio gracias a Dios, fue a su cuarto y se puso unas tangas bien ajustadas, sus nalgas se veían apretadas y excitantes, la delgada  tira de la tanga  se metía en su sexo delineando la entrada con una exactitud milimétrica, se colocó una minifalda y encima su ropa de trabajo , luego una blusa trasparente y encima el camisón holgado…tomó esas precauciones para que nadie la viera en ese atuendo tan sexy.  Jane la estaba esperando, sentada en el tocador frente al espejo se peinaba su rubia cabellera, Carmela apenas entró a la habitación se quitó la ropa de trabajo quedando con su blusa transparente y su minifalda, orgullosa caminó por la habitación para que Jane la mirara, la rubia no dejaba de sorprenderse por su escultural figura, Carmela dejó caer algo al piso y se agachó a recogerlo, era un movimiento predeterminado para que al agacharse Jane pudiera apreciar esa tanga que se metía entre sus nalgas haciendo más llamativas sus voluminosas glúteos. Jane suspiró profundo y con voz de mando le ordenó que se quedara en ropa interior mientras la bañaba, Carmela obedeció y pronto empezó a humedecer el cuerpo de su ama, la esponja en sus manos empezó a acariciar ese cuerpo rubio, las manos de Carmela bajaron por la espalda casi hasta llegar a la cintura, de ahí pasaron al cuello y se deslizaron suavemente por los senos de Jane, se detuvieron para masajear esos pezones que ya estaban erectos, los acarició con una lentitud premeditada, Jane sentía como su excitación empezaba a galopar por su cuerpo,  la esponja en manos de la morena bajaron hacia su entrepierna, Jane no se aguantó más y le dijo a Carmela que se desnudara y se metiera a la tina  Carmela obedeció y se sentó frente a Jane, la rubia mujer cogió con sus dos manos la cara de Carmela, la aproximó como pudo y empezó a besarla, su lengua buscó en la boca de Carmela las sensaciones de un beso apasionado, Carmela devolvió el beso con la intensidad de una mujer sedienta de placer, sus brazos atenazaron a Jane contra su cuerpo para sentir a plenitud el contacto con sus senos, Jane tomó la cara de Carmela y la direccionó hacia sus senos, Carmela en forma frenética empezó a besar los turgentes senos de Jane y luego a chupar con avidez los erectos pezones, jane sentía como su sexo se humedecía, sentía la necesidad de ser acariciada en su parte más erógena, su vagina ardía con una calentura morbosa, se paró y  se sentó en el borde de la tina, abrió sus piernas lo más que pudo y metió la cabeza de Carmela entre sus piernas, Carmela se encontró frente a ese pubis hermoso, el Monte de Venus era una colina que predominaba desafiante, su rubia pubescencia era un manto dorado que adornaba una gruta que se abría de par en par, la lengua de Carmela penetró por ese laberinto y con caricias largas empezó a recorrer sus paredes internas, Jane se retorcía de placer, Carmela subió su lengua por toda la vagina y se posicionó en el clítoris de Jane, empezó a acariciarlo con su lengua muy quedamente, con movimientos circulares lo arropó de caricias despertando un volcán de lujuria en Jane, la rubia empezó a retorcerse de placer mientras su manos empujaban más y más la boca de Carmela hacia su sexo…la lengua de Carmela seguía lamiendo un clítoris a punto de estallar, la morena decidió meter sus dedos en la vagina de Jane, estaba encharcada en sus jugos vaginales, sacó sus dedos y los chupó con frenesí,  los efluvios actuaron como un catalizador que avivó el deseo de Carmela, como una loca empezó a meter y sacar sus dedos  mientras simultáneamente lamía el clítoris, los rápidos movimientos provocaron en Jane un orgasmo violento, el clímax del deseo llegó a ella como una explosión de muchos megatones, una lluvia de estrellas multicolores pasaron por su mente y luego un descanso…una quietud…un silencio augusto…pero Carmela estaba empezando el ascenso al clímax de su orgasmo, ahora fue ella quien se sentó en el borde la tina, abrió sus piernas y su sexo provocativo quedó a disposición de la rubia, si el Monte de Venus era una colina el de Carmela parecía una montaña empinada, los rizos negros de su pubescencia formaban un entramado tupido negro y brillante, era difícil encontrar le entrada en esa hermosa vagina, Carmela como adivinando la situación abrió al máximo sus piernas y con sus manos separó con cuidados sus labios vaginales dejando el descubierto la entrada de esa gruta, la lengua de Jane empezó a colmarla de caricias, sus labios chupaban los entornos de su vagina y su lengua recorría todos los caminos posibles, Carmela empezó a retorcerse de placer, por un momento apartó la boca ansiosa de Jane, con los índices de sus manos separó las  pequeñas paredes que escondían su clítoris, éste emergió  como un pequeño pene, era relativamente grande y de un díámetro ostensible, Jane empezó a chuparlo suavemente pero esa caricia enardeció a Carmela, la morena empezó a retorcerse y a emitir pequeños gritos que a veces se convertían en aullidos, por último llegó el orgasmo, fue violento y salvaje, el cuerpo de Carmela fue presa de una excitación tremenda….habían obtenido algo que deseaban con ansias extremas…habían descubierto sus cuerpos con todos sus  secretos, habían puesto todas las cartas sobre la mesa y ahora que descansaban se miraban calladas pensando en nuevas posibilidades.

Salieron de la tina y se acostaron, Jane destapó una botella de champaña, llenaron dos copas y brindaron por ese encuentro. El licor quitó momentáneamente la sed que las consumía pero avivó nuevos deseos, Jane metió un pezón de Carmela  en su copa, luego empezó a chupar ,Carmela sintió nuevamente una fuerte excitación, se acostó y se acomodó para chupar esa vagina blanca, Jane empezó a sentir nuevamente llamaradas de lujuria en  su sexo, miró hacia abajo y vio el impresionante culo de Carmela, sintió la necesidad de acariciar ese tesoro, apartó la cara de Carmela y bajando hasta su culo decidió ponerse a admirar esa obra de arte, las dos nalgas por lo prominentes se unían formando una esfera perfecta, con sus manos Jane apartó los carnosos glúteos y se solazó con la vista de un ano espléndido, era un anillo perfecto herméticamente cerrado, Jane se sintió atraída por ese culito… había oído del “beso negro” y un deseo de meter su lengua en ese orificio se apoderó de ella…apartó las nalgas de Carmela y empezó con su lengua a acariciar el pequeño orificio…sabía que era una tarea quijotesca que requería de paciencia y tiempo…pero eso le sobraba a ella y empezó con su lengua a tratar de penetrar esa infranqueable puerta…el movimiento repetitivo de su lengua le hizo dar sed…paró y sirviendo otras dos copas las degustaron rápidamente…Carmela estaba callada…no esperaba esa caricia…para ella era impensable sin embargo le estaba gustando y decidió ayudar un poco…pero antes decidió servir más campaña, ambas tomaron la deliciosa bebida, jane volvió a su labor interrumpida y encontró con sorpresa que el esfínter anal ya no estaba tan cerrado, tal vez la saliva más el efecto relajante de la champaña empezaban a relajar la pequeña puerta ,esto la animó y empujó con más fuerza su lengua…de pronto llego una  ayuda  adicional…las manos de Carmela abrieron las nalgas fuertemente con lo cual el diámetro de ese culito se amplió, su lengua se metió rauda y se coló por fin…Carmela se sintió extasiada…era una caricia sublime…un roce que la llenaba de vivencias raras pero emocionantes, separó más sus nalgas y la lengua penetró un poco más. Carmela estaba muy excitada y su vagina era una fuente inagotable de efluvios, apartó las manos de sus nalgas y metió sus dedos en su vagina, humedeció bien sus dedos y con ellos lubricó su culito… Jane emocionada también lubricó sus dedos y con suavidad extrema penetró el culo de la morena, una sensación de dolor al principio, una excitación nueva, un placer inédito combinado con un pequeño escozor la hizo estremecer…Jane sacó sus dedos. Nuevamente los lubricó y de nuevo penetró ese esfínter…los dedos ya entraron con más celeridad y menos dolor…Jane empezó a moverlos en pequeños movimientos giratorios y Carmela empezó a sentir escalofríos, el dedo de Jane hacía estragos en su recto, todas las terminaciones nerviosas de su clítoris estaban activadas desde su recto y se sintió morir de la emoción, fue el orgasmo más impresionante…Carmela quiso devolver esa tremenda  caricia y después de tomar más champaña empezó a devolver favores…con Jane fue más fácil… los gruesos dedos de Carmela empezaron con sus movimientos giratorios a despertar las emociones más recónditas…y el orgasmo llegó con facetas desconocidas, Jane fue presa de movimientos convulsivos repetitivos, esa penetración anal generó en ella una reacción multiorgásmica que la hizo volver loca, para colmo de males el comportamiento de Jane excitó a Carmela que con movimientos desenfrenados revolvía sus dedos de la mano derecha en el recto de Jane mientras con su mano izquierda se masturbaba frenéticamente, Marcela coincidió con el último orgasmo de Jane y ambas lograron un orgasmo simultáneo…fue increíble…

Se levantaron por un momento…bebieron mucha champaña…y luego el cansancio y el efecto del licor consumido las venció …quedaron desnudas abrazándose …era apenas el inició de una relación intensa entre una patrona y su obediente sierva…

oscar-eduardo

Soy hombre heterosexual

visitas: 537
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2017-01-25 04:12:39
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2 Comentarios

genial , es un escrito adorable.

2018-07-24 17:45:52

Que tedio leer este MACRO RELATO!!!

2017-01-26 02:05:30